Aunque como usted, yo también me siento reconfortado al saber por el Tontodiario de las desgracias ajenas que hacen mi cotidianidad algo más liviana, tampoco es que me quede con la conciencia muy tranquila, si al menos, no hago un comentario solidario a modo de suspiro.
Luis Miguel Santamaría de 52 años, hasta hace poco cocinero de profesión, se quedó en el paro. Agotados subsidio y prestación social de 420 euros –de los que no ahorró nada- se mudó con su hijo de 18 años a un Opel Astra sito junto a las dependencias de la Ertzantza en Sestao, en consonancia con su nueva situación económica indigente. El vehículo en cuestión, poseía todas las comodidades de un utilitario: asientos reclinables, sofá trasero, espejos, armario-maletero, con ventanas en sus cuatro puertas, bien ventilado…Todas las mañanas se levantaba temprano para asearse y desayunar en un bar cercano donde le permiten leer los periódicos en busca de algún hobby. Tras su paso por la hemeroteca, acostumbraba a darse largos paseos por las aceras de los municipios cercanos ofreciéndose a limpiar escaparates, sacar la basura y cosas por el estilo con tal de matar el tiempo y de paso el hambre, mientras su chico estudia en un instituto de Barakaldo formándose para el día de mañana. Sin embargo, esta vida bohemia, llegó a su fin el pasado Viernes 1 de Octubre, cuando una grúa desalmada, se llevó por sorpresa la que ha sido su acogedora morada durante casi tres meses.
El caso es tan sangrante, que una asociación como Berri-Otxoa, veterana en estas lides de denunciar situaciones como la narrada, parece dar la batalla por perdida y anima a los afectados a buscarse un banco dónde pasar las frías noches de invierno. Yo, antes de eso, prefiero darles esperanzas, y desde aquí les conmino a negociar con alguna sucursal de la BBK para poderse acoger al Plan ¡Un cajero para todos! que les permita dormir en sus instalaciones desde las 23:00 hasta las 5:00 del día siguiente, mientras abogados expertos en la Carta Magna consiguen modificar el pretencioso artículo 47 de la Constitución Española, al objeto de sustituir “Vivienda” por “Utilitario” y poder exigir ipso facto al Exmo. Ayto. de Sestao, la devolución y reubicación del susodicho vehículo, para que este buen hombre con su hijo, puedan vivir como lo han hecho durante todo el verano.
Serán que leen este manual, pero el caso es que acabó en un cajero en el centro de Barakaldo.
Posteriormente ha ido al Ayuntamiento barakaldés.
¿Encontrarán sitio en esta sociedad?