El complejo de inferioridad de los hispanohablantes actual, es similar al que padecieron los oriundos de cualquier lugar que avergonzados de hablar sus propias lenguas locales ante un poder político-económico expresado en otro idioma, facilitaron con ello su casi por completa extinción bajo la cobertura moral para su cobarde comportamiento de la prohibición extranjera opresora, bla, bla, bla. Sólo que en esta ocasión, es mucho más bochornosa la actitud de genuflexión colectiva mostrada hacia la infección del inglés, por cuanto todavía el español no ha sido prohibido entre nosotros.
A la clásica mezcolanza reiteradamente denunciada que nos encamina a chapurrear spanglish enormemente potenciada por la dañina publicidad dirigida a deficientes lingüísticos…ahora, nuestras Instituciones, empresas, hoteles, colegios, y no me extrañaría nada que hasta el Instituto Cervantes, andan detrás de obtener, no sin poco sacrificio e inversión financiera, la famosa Q. Pero no la Q del Quijote o de Quevedo. ¡No! Se trata de la Q de Quality. ¡Qué vergüenza! He pensado para mis adentros cada vez que he visto tan magno despropósito lucido enmarcado en vestíbulos y recepciones de toda clase de negocios al modo como los malos médicos y abogados te dan con los títulos en las narices nada más entrar a sus consultas y despachos por si sus prácticas te dejan preocupado…
Pero, la vergüenza ajena que he pasado durante los últimos años desde que se puso de moda este identificador de fracasados, segundones y atajistas que no otra cosa son los que persiguen la Q en lugar de la calidad, ha quedado empequeñecida al lado de la que todos los que tienen asignada dicha Q habrán experimentado al enterarse a toda página en los periódicos de que participan de la misma credibilidad en su sector, sea este educativo, hostelero, alimentario, turismo…que la calidad de la carne ofrecida en sus hamburguesas por Mac Donalls, cuyos locales – me niego llamarles restaurantes, en todo caso, comedores sociales – desde ahora, podrán lucir como ellos la Q de su Quality.
La concesión a la repugnante cadena de hamburgueserías de este señuelo para incautos que es la Q, ha provocado distintas reacciones: a quienes se hayan esforzado en obtener este señuelo para tontos, les habrá dolido como una bofetada de vuelta y media; Al resto de la población, sólo les habrá pillado por sorpresa sin tiempo de digerirlo debidamente e incluso a más de uno se le habrá atragantado la comida evitando no echar la carcajada por creerlo una inocentada anticipada; Y a mi, que cometo tantas faltas de ortografía, me ha despertado curiosidad por saber si ya puedo escribir mierda con Q para decir QaQa.
Nunca he estado en un Mac Donalds y por lo tanto no puedo decir mucho sobre la calidad de sus productos. Pero lo de la Q de Qualityy ya pasa de castaño oscuro. Las minorías semicultas que nos gobiernan alcanzan nuevas cotas de sumisión ante la lengua del Imperio. Estamos estropeando el castellano y , de paso, también el Inglés, que es un idioma útil y muy respetable.
En esta especie de bobez que nos aqueja respecto al inglés, hemos llegado hasta el extremo de inventarnos palabras que ni tan siquiera existen el idioma de Shakespeare. Tal es el caso de footing (invento francés), puenting y lo que parece ser el último grito de la moda en nuestros hoteles playeros: el balconing. Aquí nos ha dado por poner a nuestros productos autóctonos el label vasco de calidad para hacerlos así más internacionales. Leer un manual de informática es todo un ejercicio práctico de espanglish. Y no me refiero al uso de palabras como software y hardware, que ya casi son de la familia, sino a términos como save (guardar), imput, flow chart, etc. En un libro venía una especie de refrán, de máxima de esta nueva era: el que sabe ,save. Se trata sin duda de un sabio consejo para ir guardando en el disco duro (hard drive) los escritos a medida que los vamos realizando.
Mucho me temo que este uso bobo del inglés está aquí para quedarse. Mientras tanto, me emociono con los match points de Rafa Nadal; tengo el corazón en vilo cada vez que Fernando Alonso entra en boxes, me sobresalto con las bajadas de los blue chips y los pkanes de outsourcing de las empresas. La crisis sigue, pero hay esperanzas. El futuro está en nuestras manos. Como ha dicho Obama: “Yes, we can”.
Guelcom may fren guiz lait pipol. If yu prifer espik ispanis, yu mast gou to ze Ansar Escul guer yu can estady a lot of vocabulary an so much texas acento. Bat, if you wont jaf gut inglis, zen is mor dificul bicous is imposibol espik midal lenguich only guors jau fuc of an similars.
Gud bay!