Ni la famosa “Ley de protección del menor” que obliga a los medios a ocultar el rostro de los hijos de los famosos, ni la siempre problemática presencia de los niños en publicidad, ni la Proclamación Universal de los Derechos del Niño, ni la “Ley de protección de datos” que impide a los colegios hacer videos y reportajes fotográficos de sus alumnos…nada parece retraer a la Casa Real de utilizar de continuo ora por vacaciones, ora de vuelta de ellas, a los inocentes nietos de vuestro Rey, para caer simpática a una opinión pública cada vez más impermeable a las mentirosas encuestas que sitúan a dicha institución como la mejor valorada por los españoles, que aun imbéciles, tienen muy claro qué dinastía les ha traicionado y abandonado a su suerte en cuanto las cosas se ponían un poco difíciles en la historia. Así entiendo yo que, durante las noticias del jueves 16 salieran todos los nietos de Don Juan Carlos felicitándonos la navidad en unas fotografías donde se podían apreciar con todo lujo de detalles sus preciosas caritas y cuerpecitos como hacen las más depravadas marcas de ropa y alimentación al objeto ablandar nuestra lógica resistencia a su publicidad, sin importarles lo más mínimo que dichas imágenes capturadas y congeladas, puedan servir a la más sórdida manipulación -mejorando la presente- aquella propia de mentes enfermas depravadas capaces de gozar sexualmente con tan tiernas estampas que habrían de quedar en la cálida intimidad del seguro hogar paterno y no aireadas a los cuatro vientos sin el menor respeto por la ciudadanía ni por esas personitas que sufren una indecente indefensión sin que a nadie, salvo a mi, parezca importar lo más mínimo.
¿Dónde están las autoridades que han de velar por la seguridad de las infantas y grandes de España? ¿Qué hace Javier Zaragoza que dice ser Fiscal Jefe de la Audiencia Nacional? ¿ Qué pasa con UNICEF? Es vergonzoso que una institución antidemocrática como la Casa Real pueda hacer semejante alarde de explotación infantil, utilizando con descaro la imagen de Doña Leonor y de Doña Sofía, y las de sus primitos, cuya popularidad puede hacerles la vida imposible en sus entornos habituales, a parte de elevar aún más el riesgo de ser objetivo de atentados y secuestros por parte de las mafias organizadas por ser “hijos de” cuya identidad es revelada en cuanto tienen ocasión, por si no se les reconoce. Y me revuelve el estómago solo de pensar el majestuoso banquete que han ofrecido a la retorcida fantasía de toda clase de pervertidos que sin lugar a dudas se recrearán con ellas sin necesidad de viajar a Tailandia. Sólo falta que les hicieran posar en un calendario desplegable y que este se regalase con la revista “El Jueves” ¡Hummm! Quien sabe si dentro de unos añitos…