Bono, no es un chorizo

Es posible que muchos de ustedes tengan la convicción personal de que José Bono, el actual Presidente del Congreso, tercera autoridad del país, es un auténtico chorizo. Pero vivimos en un Estado Democrático y nuestras leyes garantizan la presunción de inocencia a todos los españoles, incluido él. En consecuencia, no se puede ir por ahí llamando chorizo a todo el que se nos antoje, menos aún, tratándose de personas tan perfumadas, enjabonadas y lustrosas como el aceitoso Señor Bono. Pero el daño ya está hecho. La incontinencia verbal de Willy Toledo profiriendo en mitad del Congreso de los Diputados ¡¡Chorizos!! motivó que el bien entrado en carnes Presidente del Congreso le enviara, ipso facto, detenido a los calabozos, decisión enérgica que los mal pensados de siempre, han atribuido a un acto reflejo defensivo de su rolliza persona al sentirse aludido, cuando lo cierto es que actuó purlonamente de oficio.

La defensa de Bono para demostrar que no es un chorizo, seguramente en su día requirió de infinidad de papeles, intervención de los mejores abogados, toda la comprensión de la fiscalía, el buen hacer de la Hacienda pública, siendo la mejor prueba de su inocencia que todo aquel grasiento asunto no pasó de la primera plana de algunos periódicos. También la NASA podría haber hablado en su favor con distintos experimentos trigonométricos y hasta la OTAN habría presentado pruebas irrefutables en la ONU de que España no esconde chorizo alguno en el Congreso. Sin embargo, no hay más ciego que el que no quiere ver, ni sordo que el que no quiere oír y ustedes serán muy libres de continuar viendo en Bono a todo un chorizo sin pruebas científicas ni financieras que les respalde, guiados únicamente por los maliciosos rumores que le atacan por declararse abiertamente católico en un momento de beligerante ateísmo y subversión relativista.

Y si lo que he dicho de Bono, es correcto ¿cuánto más no lo será, cuando se le llama chorizos indiscriminadamente a todos y cada uno de los Congresistas que estaban allí presentes condenando tibiamente lo sucedido en el Sahara? Como diría María Teresa Campos ¡¡no se puede generalizar!! Hasta para insultar hace falta un poco de cultura y educación…Es posible que para muchos de ustedes, Bono sea un chorizo, pero ¿es aplicable el término por igual al Leire Pajín? Evidentemente no. Lo apropiado en el caso de que quisiéramos emular a este actor de pacotilla, sería referirnos a los y las Congresistas como chorizos y morcillas, o si se prefiere salchichones y salchichas, chóped y mortadelas, jamones y jamonas…Mención especial merecerían las distintas variedades regionales con reconocida denominación de origen y representación parlamentaria como el chorizo de Pamplona, de Salamanca, de Guriezo o Cantimpalo, sin olvidarnos de la riqueza gastronómica nacionalista como la txistorra, la butifarra, etc.

De cualquier modo, lo que importa respecto a la cuestión aquí tratada, es lo que ha dicho el Tribunal Supremo, toda una autoridad en asuntos de charcutería y que en resumen, viene a dejar constancia judicial de que Bono, ¡no es un chorizo! Pues, en el auto remitido por EFE indica que, las consideraciones incluidas en la querella en relación al patrimonio familiar y personal del presidente del Congreso son opiniones personales del querellante que «carecen de indicio objetivo de comisión de delito y que no pueden justificar una investigación penal. Lo que me recuerda la canción de La Banda del tio Honorio ¡Qué se puede hacer con los chorizos del alcalde…

3 comentarios en «Bono, no es un chorizo»

  1. En mí también anidó la mala hierba de la calumnia y presté oídos a las informaciones de la Gaceta en las que se acusaba a Bono de enriquecimiento ilícito. Prometo arrepentirme y hacer propósito de enmienda.

    Creo, no obstante que el Presidente del Congreso debería explicarnos cómo duplicar un patrimonio honradamente. Podría escribir un libro, que sería muy útil en estos tiempos de crisis para que a todos se nos aguzase un poco el ingenio financiero. Además , es muy posible que editorial Planeta le adelantase otros setecientos mil euros del ala por derechos de autor ( no por mediar en concesiones televisivas, Dios me libre de pensar mal).

    Como desagravio, y para compensarle de los daños morales que esta campaña fascista haya podido ocasionarle, propongo que , mediante suscripción popular, se le envíe un amplio surtido de la rica y variada producción choricera nacional; el cual en estas fechas navideñas alegraría su casa junto a las cestas de navidad que sin duda, y desinteresadamente, por supuesto, le mandarán sus amigos constructores.

  2. En primer lugar, felicidades por el blog Nicola, es mejor de lo que me esperaba. En cuanto al tema del artículo, creo que José Bono es uno de los pocos personajes que existen hoy en día en la democracia española que trabaja por ayudar y por vocación. Me creería antes una acusación de corrupción a cualquier otro político que a él. Respecto al comentario anterior, no quiero pecar de «progre», pero creo que toda la información que venga de la Gaceta es de dudosa objetividad. Bono es un hombre con muchos años a sus espaldas, y si el tribunal supremo de justicia ha aclarado que en sus cuentas no hay signos de corrupción, yo no soy quien para dudar de la proveniencia de su patrimonio(por grande que sea).
    El señor Willy Toledo siempre ha sido un poco bocazas, y todavía me acuerdo de las declaraciones que dió en el programa Salvados, pero bueno, cada uno tiene derecho a decir lo que opina. Hoy en día está muy de moda decir que los políticos son vergonzosos y que solo se preocupan de su bolsillo. Es algo con lo que estoy parcialmente de acuerdo, pero creo que José Bono es uno de los pocos que, a mi juicio, se libra de esa etiqueta. En vez de tanta demagogia y crítica barata que se dedica a hacer la gente, basada siempre en tópicos repetitivos y cansinos, deberíamos pensar en que todos y cada uno de nosotros tenemos la culpa de que esto sea así, y no de otra manera, e intentar buscar soluciones para que esto no ocurra más.

  3. Amigos Ander y Jesus, veo que estamos demasiado de acuerdo, cosa altamente sospechosa, de no ser que, estemos diciendo cosas distintas con las mismas palabras.

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