Justo en el mismo periodo en el que Alejandro Sanz se avergonzaba de cantar en español esforzándose por superar el inglés de Pitingo o Macaco con su “Looking for Paradise” el 80% de las empresas del Ibex 35 rendían tributo en paraísos fiscales mediante sociedades participadas, y su inversión en estos territorios experimentaba un «crecimiento vertiginoso», según denunció ayer la organización Intermón-Oxfam, responsable de la séptima edición de un estudio elaborado en colaboración con el Observatorio de la Responsabilidad Social Corporativa que ha escudriñado, no sin dificultad, la escasa y poco transparente información publicada por las empresas respecto a su responsabilidad social en el ejercicio 2009, en los ámbitos de políticas fiscales, medio ambiente, corrupción, derechos humanos o derechos del consumidor, entre otros. Según informó el Director del estudio, Carlos Cordero, Repsol, Banco Santander, BBVA y Ferrovial son las empresas españolas con mayor presencia en las denominadas «jurisdicciones poco cooperativas» subrayando el hecho de que mientras la recaudación por el impuesto de sociedades en España durante el periodo del informe 2009, cayó un alarmante 55% el beneficio de dichas empresas, sólo se vio reducido en un 14%, lo cual revela una indecente estrategia que busca su beneficio en detrimento de la sociedad en la que operan.
La verdad es que, esta información que los medios de incomunicación han procurado no presentar en primera plana ocultándola en el apartado de economía y dentro de esta sección antitrabajadora en la subsección de Bolsa, para no enojar a quienes pagan la publicidad…no vine sino a confirmar en economía nacional, lo que todos ya sabíamos, algo así como lo hecho por los papeles de Wikileaks respecto a la política internacional, pues que otra cosa podíamos esperar de los Campeones Olímpicos de la Bolsa, más que chupen subvenciones de nuestros impuestos, defrauden a Hacienda –recuerdo que somos todos- y encima reclamen constantemente nuestro cariño y aplauso en el mercado interior con el concurso cómplice de los medios, como hacen sus patrocinados en el deporte de élite –de tal palo tal astilla- que tras nutrirse bien del Plan ADO, luego cuando triunfan y llegan los contratos millonarios, resulta que en vez de devolver algo al país que les ha aupADO a lo más alto del podium, van y fijan su residencia en Andorra, Mónaco, San Marino o Lichtenstein.
Entre tanto Paraíso fiscal y deportivo, los buenos aficionados seguimos aplaudiendo a quienes nos roban, los buenos ciudadanos seguimos invirtiendo en cuantos nos arruinan y todo, porque los buenos feligreses que creemos en el Papa, hemos llegado a la conclusión de que si no hay Infierno, ni Limbo, ni Purgatorio, por ser todos ellos estados mentales que no espacios físicos, hemos dejado de buscar el Paraíso terrenal que prometía el Profeta Karl Marx. Y sin embargo, toda la población vive un auténtico infierno sometida a la espada de Damocles del paro, la inflación, la congelación de sueldos, la hipoteca, no llegar a fin de mes, recortes en pensiones, aumento de los años para la jubilación, aumento del IVA…
Es posible que la rueda de la fortuna gire, pero lo hace del peor modo Dantesco, pues no es justo que además de convertir nuestras vidas en un infierno y no quererse ganar el pan con el sudor de la frente como hace el resto de la humanidad, estos mortales ejecutables gocen de paz y tranquilidad por nuestras aceras, calles y plazas sin sentir nuestro aliento nietzscheano en sus nucas y en las de sus familiares sin la angustia kierkegardiana de desconocer que les aguarda al día siguiente o al salir de casa, como infinidad de padres duermen con la incertidumbre mecanicocuántica de no saber con qué van a alimentar a sus hijos al despertarse por la mañana gracias a la miseria bancaria que les pisa los talones, les cobra comisiones, les deniega créditos, les embarga pisos, etc.
Jesús no lo quiso así. Y la Iglesia tampoco. Por ello, siempre dan de comer al hambriento y de beber al sediento y consuelan al sufriente, refugian al perseguido hablándoles del amor y del perdón… Pero cuando no nos quedan mejillas que ofrecer ¿No son buenos mejillones? Pues algo habremos de hacer, a parte de rezar para que el Dios Padre les acoja pronto en su seno, que no hay mejor Paraíso nuestro que subirles todos al cielo.