No se negocia con hambre

 

Nuestro quijotesco buen ciudadano que no merece Castro Urdiales, Jesús Domínguez se cuente entre sus vecinos, tras una semana en huelga de hambre en los soportales del Exmo. Ayto. ha dado por finalizada su protesta, toda vez, ha conseguido arrancar un compromiso del Alcalde Iván González para estudiar un “Plan de Empleo Municipal”, éxito que en principio sólo podría explicarme por la inexperiencia en el cargo del actual regidor al que posiblemente veremos evolucionar muy pronto en un galopante ninguneo de los viandantes conforme vayan pasando los años y las legislaturas, pues dónde se ha visto que porque un lugareño deje de comer cuatro bocadillos, todo un representante democrático se digne a recibirle y menos plegarse a su chantaje emocional no ya para satisfacer sus perentorias necesidades personales que bien pueden solventarse con un puesto a cargo del contribuyente para quitárnoslo de encima, sino para algo tan grave y enojoso como es solucionar los verdaderos problemas de la entera ciudadanía…pero que más adelante creo poder dar cuenta de modo más certero y convincente.

Todo empezó, cuando Jesús contempló como el nuevo consistorio desestimó recientemente una propuesta de reducción de los gastos políticos y sueldo de los concejales en unos tiempos de recortes para todos y en un municipio donde hay censadas más de 2.367 personas desempleadas. De haberse aprobado la medida, se hubieran ahorrado a lo largo del próximo ejercicio unos 480.000 euros con los que se podría haber ayudado a toda esa gente y sus familias que lo están pasando verdaderamente mal. Pero ¡No! A lo más que llegaron quienes hace unos meses prometieron velar por nuestros intereses y defender el Estado del Bienestar, fue a aprobar una medida que no supone ni 1.000 euros anuales de reducción en el presupuesto. Esto, que a cuantos conocemos la naturaleza humana sencillamente nos hubiera divertido – ¿A quién se le ocurre pedirle a la gente que se baje voluntariamente el sueldo? – a Jesús Domínguez, le indignó lo suficiente como para dejar de comer y vencer la vergüenza de salir en los medios de comunicación.

Así, ni corto ni perezoso, cargado de razones, no con menos emociones, muchísimas más intenciones, pero desprovisto de todo arma, si es que todavía la dignidad pasa por los controles sin ser detectada, apostose humildemente bajo el Consistorio, el pasado 26 de Agosto, para exigir a los grupos municipales que «piensen menos en subirse el sueldo o en pagar a los cargos de confianza, y más en la manera de ayudar a los parados a reinsertarse en el mercado laboral» pues en su opinión, los cursos ofrecidos por el almacén de parados, el INEM – la fábrica es la Universidad –son malos e insuficientes para una gente que ha entregado los mejores años de su vida a especializarse en su oficio sea este de la construcción, sea en la mar, y a los cincuenta ya no sabe hacer otra cosa que aquella para la que la sociedad le animó en su día dedicarse en cuerpo y alma.

En principio, Jesús declaró a los medios de comunicación, que no dejaría la huelga de hambre hasta tener garantías de que sus demandas se cumplen, pues aunque entendía que las cosas requieren de tiempo, necesitaba al menos, ver algo que le demostrara que se está trabajando en ello. En consecuencia, las mentes optimistas deducen de su retirada más feliz que una lombriz, que lo ha conseguido. Pero, no nos dejemos llevar por el comprensible anhelo de ver reeditada la hazaña de un David frente a un Goliat y detengámonos un momento a analizar lo sucedido.

Que yo sepa, “estudiar un Plan de Empleo Municipal” para luchar con eficacia contra el paro de la localidad, es algo que, desgraciadamente, ya está fuera del alcance de un Alcalde por muy buenos propósitos que este tenga, de no ser, que como en ciertos centros públicos doblemos las plazas de bedeles y ordenanzas para que entre dos hagan la labor de uno y logrado lo anterior, un tercero les ayude, un cuarto les supervise y así hasta lograr el pleno empleo. Y es posible que vaya por aquí la fórmula secreta del Rodaballo socialista para acabar con la crisis, aunque como el edil castreño es Popular, a lo mejor cuenta con la destreza de Fraga para acabar con el problema en tres días.

A mi me da, que la embestida cívica de un generoso Jesús Domínguez, ha sido elegantemente paseada por el ruedo mediático por el nuevo diestro de la plaza, que por delante le ha puesto el capote del grandilocuente “Plan municipal” al que ha entrado a trapo, cuando lo que estaba en juego eran aquellos 480.000 euros que de ahorrarse en sueldos a los concejales y altos cargos, podrían haberse dedicado a paliar la miseria de los ciudadanos castreños. Y si alguna lección podemos sacar de todo este episodio local, es que, si se emprende una huelga de hambre para llamar la atención sobre un problema tan serio como el planteado, lo mejor para defender la causa, primero, es escoger bien el emplazamiento, que los bajos del Ayuntamiento se encuentran rodeados de mesones y restaurantes y segundo, es que negocie otro con el estómago lleno en tu lugar, que con las tripas vacías, uno está dispuesto a creen en cualquier cosa, de ahí que todas las religiones alaben el ascetismo, recomienden el ayuno y las sectas impongan la dieta vegetariana a sus adeptos.

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