Despejando la X de la ciencia

http://www.youtube.com/watch?v=RIN2zdf_530

Contemplado su oscuro resplandor a mediados del siglo XX, la Ciencia, tenida hasta entonces únicamente por una entidad buena, parece haber madurado lo suficiente como para ser aupada al Olimpo de los dioses ambivalentes, que tan pronto ayudan como te hacen la puñeta. En consecuencia, vista cual Isis tras el velo, corre la misma suerte que el Dios Cristiano, desprovisto de todo reconocimiento, salvo el que le dispensen aquellos que todavía confíen en su aspecto positivo marcando esa vergonzante casilla a la que ha sido relegado socialmente.

Esto es lo que se desprende tanto del hachazo metido al presupuesto dedicado a la Ciencia por el desgobierno del Partido Popular, como de la iniciativa ciudadana emprendida por un prometedor físico-matemático soriano de 26 años, llamado Francisco J. Hernández, desde su blog “Resistencia Numantina”, dónde conmina al Ministro de Hacienda Cristóbal Montoro, a que inserte en la próxima Declaración de la Renta una nueva casilla que permita a los ciudadanos destinar parte de sus impuestos a la investigación científica, iniciativa que ya ha sido suscrita por más de 15.000 personas que, paradójicamente, han firmado a lo Pascal, es decir, más con el corazón que con la cabeza. Porque, aun comprendiendo los imperiosos motivos que han llevado a este joven científico a proponer tan desesperada medida reservada para eso de la caridad y hasta reconociendo su buena intención y la de cuantos se han sumado a su solicitud, no puedo estar más en desacuerdo con la medida que lo que lo estoy con el recorte habido en la partida presupuestaria dedicada a I+D+i.

Por descontado prefiero esta deshonra de marcar una x para que mis impuestos se empleen en Ciencia, a tener que ir por las calles, hucha en mano, pidiendo para un Acelerador de Partículas como hace la pobre Iglesia Católica para mantener las Misiones con el Domund, o convertirme en un Testigo de jehová e ir de puerta en puerta por comercios, empresas y particulares mendigando una ayuda para que puedan seguir investigando contra la diabetes que padece mi pobre hijita como ha tenido que hacer esa buena madre, Cristina Ponce, que ha reunido 7.000 euros en una colecta destinada a recontratar durante tres meses a una investigadora que recientemente había sido despedida junto a otros 114 compañeros del centro de investigación valenciano por falta de presupuesto en la misma Comunidad que con alegría se va a gastar los dineros en traer la Fórmula 1.

Pero es un error colocar a la Ciencia en la Cruz de San Andrés. De colocarse esta casilla seguramente el Estado del Malestar no dudará en contraponer la casilla de la Ciencia a la de la Iglesia reeditando falsas disyuntivas dieciochescas entre Fe y Razón, e incluso a las de las Oenegés, que indistintamente de lo que pensemos de una y otras, lo que es seguro es que en dicha contraposición no ganará nadie, pues de una parte lo concedido a la Ciencia se detraerá de prestaciones sociales y con el tiempo la Ciencia misma será tratada como la Iglesia Católica a la que olvidados los servicios prestados con anterioridad y aún hoy en día, se la dirá que se las apañe solita; Y que quieren que les diga…No sé qué me parece más indigno, si poner a nuestros Científicos a pedir por las esquinas o en las entradas del metro – lo de editar una revista científica al estilo “La Farola”, como que no lo veo – o marcarles pecho, espalda y culo como se hace con los deportistas con el nombre de los patrocinadores, porque ya sería la repanocha que una empresa como Coca Cola financiara la lucha contra la diabetes o Repsol combatiera el cáncer.

Lo que toca no es que nos crucifiquen en el IRPF; Esa medida sólo parece adecuada para el cristianismo. Si la Ciencia acepta el recorte y no contesta como merece al Gobierno poniéndole en su sitio, ¡es que esta Ciencia no vale! Yo estoy dispuesto a difundir el provecho social que de su trabajo se sigue para que en los presupuestos la Ciencia sea tratada como se merece y para evitar la lamentable continua fuga de cerebros. Pero para aceptar de buenas a primeras, como un sindicato vertical amarillo, que se mantenga el gasto en la adquisición de equipos militares y se derroche los impuestos en contratos millonarios de los clubes de fútbol mientras se recorta bruscamente las partidas para la investigación médica, de biotecnología, etc, no pienso mover un dedo. Al contrario: Acusaré a la casta Científica de docilidad a cambio de participar del festín en el desmantelamiento del Estado de Bienestar.

Porque si la Ciencia pasa de estar contemplada como merece en los presupuestos oficiales a depender de la voluntad de los españoles, además de correr un riesgo innecesario por lo que comentaré al final, mal ejemplo daría a la Sanidad y la Educación que también están en el punto de mira. ¿O es que ese es el camino a sembrar que como la Ciencia escuelas y hospitales han de buscarse la vida en la Declaración de la Renta mientras la Casa Real, las subvenciones a los Partidos y demás criminales bajo cuerda del BOE parecen blindados a estas eventualidades?

El entusiasmo con el que ha sido recibida esta propuesta, sólo se explica por la cobarde autoconfianza de los científicos de salir bien parados del envite, no por supuesto contra el Gobierno de Rajoy, sino contra la Iglesia Católica. Pero que no canten victoria tan pronto, que en cuanto el fútbol entre en liza en la disputa por los impuestos del españolito medio – incluidos los aficionados del Barca y el Athletic – lo que encontrarán en la casilla ya no será una x, sino el Principio de Incertidumbre de Heisenberg.

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