Del Estupendismo

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Cuando el pasado Miércoles durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso, la líder de UPyD, Rosa Diez, instó al Presidente a dejar de quejarse por la herencia recibida, Don Marrano Rajoy, además de recordarle finamente que fue ella quien le preguntó en el Pleno por la herencia recibida, le espetó con su característica ironía «Da la sensación de que todos somos muy malos; Pero menos mal que la tenemos a usted, que es estupenda. Debería ser un poco más modesta» cuya reacción trae a la memoria escenas más propias del patio de colegio que al temple que un político de su altura ha de mantener en tan ilustre foro, pues cualquiera diría que anda algo picado con que sea ella, aún suspendida, la político mejor valorada en las encuestas de opinión.
Porque, de cuantas voces hay para hablar bien de una persona aunque sea en tono irónico, nuestro querido Presidente fue a escoger precisamente esa voz susceptible de encolerizar a todo el feminismo, pues creo no ser el único en entender por “Estupenda” algo más que la acepción aportada por María Moliner de “Muy hermosa, muy buena o muy sorprendente”.
“Estupenda” es una de esas palabras que pronunciada varias veces empieza primero a perder su significado para de inmediato comenzar a sonar mal. ¡Hagan la prueba antes de seguir leyendo! Por ejemplo: el estupendo de Mariano al frente de su estupendo Gobierno se ha reunido con la estupenda Esperanza Aguirre y la no menos estupenda Ana Botella para ver el modo de introducir nuevos estupendos recortes para preservar el estupendo sistema de subvenciones a las estupendas grandes empresas por medio de estupendas privatizaciones de servicios públicos mientras se nacionalizan estupendos bancos en quiebra con nuestros estupendos impuestos…Supongo que a más de uno el término “estupendo” y “estupenda” ya se le asemeja a “estúpido” y “estúpida”. Son cosas de la fonética y de la etimología.
¡Así es! Como bien señala Ricardo Soca en su excelente obra “La fascinante historia de las palabras” el verbo latino stupeo, stupere denotaba ‘estar (o quedar) inmovilizado’, ‘paralizado’, ‘entorpecido’, ‘congelado’. Los autores clásicos latinos hicieron metáforas en las que el ‘entorpecimiento’ se convertía en admiración o encanto. “Ut terrae stupeant lucescere”, decía Virgilio, para expresar cómo ‘la tierra se admira de ver lucir’. Así el ‘atontamiento’ de stupeo de donde proviene “la estupidez y el estúpido” dejó su lugar al matiz de admiración que damos hoy a “estupendo”. Pero según mis propias averiguaciones podemos ir mucho más lejos ya que siguiendo las huellas de la formación “st” al inicio de palabra, damos con que su origen pre-indoeuropeo que bien pudiera enlazar con lo más rudimentario del ancestral lenguaje Neandertal, tiene que ver con la añorada quietud perdida o buscada del nómada que no quiere serlo como fue el caso de dicha especie ante la llegada del Cro Magnon – había tribus cazadoras-recolectoras que por el contrario detestaban el sedentarismo y la agricultura como quedó atestiguado en el bíblico combate entre Caín y Abel – de ahí que “estatua” hable de una figura inmóvil, el estampado queda ahí donde se pone, el “estudiante” haga su tarea sentado, la “estadística” fije en una “instantánea” los datos, el “Estado” sea “estático” y bien “establecido” cuanto el verbo “estar” lo pensemos quieto como lo están las “estrellas” en el cielo, o en inglés se dice stand para un espacio fijo y hasta el mismo Stop se ocupa de parar lo que anda en movimiento.
Pero la nueva “Rosa de España” es todo, menos un culo quieto. Será entonces que el estupendismo al que se refería Rajoy fuera ese otro del que se hace eco el diccionario LGTB para el cual la voz “estupenda” viene a significar “Lesbiana que tiene asumido que lo es sin hacer gala de ello, pero que tampoco lo esconde porque le da lo mismo que se le note o que no”. Eso, o ¡Mire usted! también puede aludir a esa práctica que raya con el esquí sin que haya más nieve que la que tenemos delante de nuestras narices. En cualquier caso, no estaría de más, si no una disculpa, al menos sí una aclaración por parte del Presidente del Gobierno, quien no por predecible es menos ambiguo en su intervención dirigiéndose como lo ha hecho, con la más apreciada de todas sus Señorías.

2 comentarios en «Del Estupendismo»

  1. No viene mal la digresión filológica en un momento en que la cultura clásica grecolatina se halla en horas bajas en nuestro maltrecho sistema educativo.

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