Gracias a lo acontecido en la industria del Automóvil que un poco más y pasa a denominarse del Autoinmóvil debido al súbito parón de la demanda acontecido en lo que llevamos de ejercicio en el que los concesionarios han estado más vacíos que los confesionarios pero a la vista de todos cuantos aguardaban como agua de Mayo una nueva tromba de millones en forma de Plan para ricos que se hacía de rogar para cambiar de utilitario, he comprendido algo mejor en qué consiste la Ley de la Oferta y la Demanda y cuál es el camino para reactivar nuestra particular economía de bolsillo.
Resulta que, como quiera que los automovilistas se dieran cuenta de que ante la caída de ventas de vehículos la industria del ramo presiona al Ejecutivo de turno al objeto que anime su consumo mediante ingentes subvenciones para la adquisición de utilitarios, los actuales potenciales clientes han sabido esperar a que este gobierno incitara de nuevo su compra por medio de otro Plan para ricos que en esta ocasión se llama Programa de Incentivo al Vehículo Eficiente (PIVE), con ánimo de ahorrarse el correspondiente desembolso de la subvención del gobierno y el descuento que añaden las propias casas comerciales, cantidad que en conjunto supera los 5.000 euros por adquisición y en su totalidad ronda los 75 millones de euros salidos de nuestros impuestos, de momento. En Principio ello podría ser malo para el resto de ciudadanos que no adquirimos un coche. Pero según han comentado los expertos del Ministerio y los de la Industria, el Estado recibirá 3 euros por cada euro invertido en el Plan, gracias al consiguiente aumento de la facturación, gastos de matriculación, consumo de gasolina, etc, de modo que, lejos de hundir aún más al país en la deuda, le ayudará a salir de ella a la vez que reactivará el consumo, el consumo reactivará el mercado, el mercado reactivará el empleo, el empleo reactivará el gasto, el gasto reactivará las ganas de vivir de la gente, la alegría, la felicidad y hasta la democracia que se está perdiendo con tanto recorte.
Así, al menos, lo promete el impacto del Programa que en los quince primeros días de su implantación, ha generado un incremento del 150 % de los pedidos y un volumen de visitas a los concesionarios de casi 70.000 personas, cifras que no se conocían desde comienzos de la crisis.
Y si esto es así, si verdaderamente es así…¿A qué esperamos los consumidores de los demás sectores para contenernos en el gasto con la mirada puesta en que suceda la misma secuencia de acontecimientos? Ya veo a las empresas presionando al gobierno para que lance planes, ya me imagino al Ministerio frotándose las manos porque por cada euro invertido en planes Renove de vestido, muebles, o electrodomésticos, recaudará el triple de lo puesto y en todos los ramos se activará la demanda y con ello la actividad industrial se disparará por las nubes, bajará la deuda, bajará la prima de riesgo, mejorará el nivel de vida del ciudadano y a Rajoy le nominarán para el Premio Nobel de Economía, de la Paz y hasta el de Matemáticas.
Yo mismo, ya he dejado de ir a las librerías con la esperanza de que las editoriales bajen los precios de los volúmenes de Metafísica.