Hasta la coronilla

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No ganamos para pleitos. El Estado español, debería plantearse muy seriamente en esta época de recortes, la conveniencia económica de mantener una Casa Real que cuando no anda metida en pleitos para defender su honor, lo es para esclarecer la legitimidad de sus negocios. Porque sabido es que, indistintamente de como terminen los juicios en los tribunales, a la Corona le sale gratis, mientras a nosotros, los ciudadanos, perdemos siempre, pues como sucediera en mi caso, saliendo yo ileso de la acción de la Injusticia que sobre mi se cebaba acusado como estaba por el mismo delito del que ahora ha sido condenado el genial Coronel Martínez Inglés, además de no repararme nadie moralmente por haber padecido la pena de banquillo, ni retribuirme los daños ocasionados por las molestias de haberme visto obligado a desplazar hasta la ciudad del oso y el madroño en varias ocasiones, resulta que, parte de mis impuestos fueron dedicados a sufragar las minutas nada diminutas que un proceso de varios años supongo se endosarían a cargo de las Arcas públicas y por consiguiente, aún inocente, acabé pagando las consecuencias de la Injusticia española.
Por eso, mientras el vulgo trae y lleva entre dites y diretes acerca de la Corona y la Corina, yo exclamo estar ¡hasta la coronilla! cada vez que me entero que la Fiscalía actúa de oficio contra ciudadanos que muestran su malestar contra una Institución que deja mucho que desear a todos los niveles, como ahora acabamos de enterarnos de que el Coronel Martínez Inglés ha sido condenado a una multa de 6.480 euros por un delito de injurias graves a la Corona. Así consta en una sentencia notificada el pasado Jueves por el magistrado Vázquez Honrubia.
Martínez Inglés, publicó un artículo inspirado de opinión el 12 de diciembre de 2011 en el periódico digital ‘Canarias semanal’ con el título ‘¿Por qué te callas ahora?’. Al calor de la reflexión, mientras cuestionaba la actuación del Monarca ante las actividades imputadas a su yerno, señaló que don Juan Carlos creía «provenir del testículo derecho del emperador Carlomagno» cuando en realidad lo hace «de la pérfida bocamanga del genocida Franco» aseverando que es el «último representante en España de la banda vagos y maleantes que a lo largo de los siglos han conformado la foránea estirpe real borbónica» (…) «a todo cerdo le llega su San Martín». «A ti, y a toda tu familia y parentela más o menos cercana de enchufados, de toda laya, parece ser que está a punto de llegaros» entre otros improperios que el buen gusto me invita a no reproducir.

El Coronel, adelantó que, recurriría al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, en la confianza de que «con toda seguridad» le dará la razón. Además señaló que «En ese artículo ni injurio ni calumnio al Rey. El Rey se calumnia e injuria solito. Yo lo único que cuento son las cosas que ha hecho el Rey y las cosas que están en la calle que lo sabe todo el mundo por los medios de comunicación».
Sin entrar a valorar la sentencia ni el contenido artístico del texto, tarea que dejo para el lector, por cuanto mi corazón se encuentra dividido entre el agradecimiento eterno debido al mismo juez que me absolvió y un militar hacia el que siento devoción intelectual, creo llegado el momento por parte del Gobierno del PP de indicarle a la Corona que sea ella y no el Estado la que se defienda de cuantos ataques contra su imagen, oprobios contra su figura, ofensas contra sus miembros, injurias, insultos, chistes, rumores, bulos y demás males crean ser objeto por los tontos súbditos que les mantienen, como hemos de hacer el resto de contribuyentes. Estoy convencido que de tomarse esta medida, se apreciarán mejor que nunca los provechosos efectos de la introducción de tasas en la Justicia por parte del Ministro Gallardón.

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