Causas Segundas

http://www.youtube.com/watch?v=bUIElvJRyNU

Desde que durante los Noventa apareciera la nueva versión oficial del Catecismo de la Iglesia Católica bajo los auspicios de Su Santidad Juan pablo II, donde por primera vez en casi dos mil años se ponía reparos explícitos al siempre grato Tiranicidio, no he dejado de cavilar sobre la escurridiza cuestión de, si acaso, ello, no supuso un serio retroceso moral para la especie, por cuanto la salvaguarda de un individuo gobernante no debería anteponerse a la seguridad de muchos ciudadanos que bajo su yugo padecen toda suerte de calamidades, cuando no sin esfuerzo la voluntad de un Dios Bueno y Misericordioso podría cumplirse a través de lo que en Teología se conoce como “Causas Segundas” que a este menester no faltarían, contándome yo entre los prestos a convertirme en su brazo ejecutor, toda vez escuchara la voz interior para dar cuenta de la víctima con cuya sangre, más que redimirnos como Comunidad, nos congraciará con la armonía deseable para toda Sociedad, cuál es, que todo sea en la Tierra como en el cielo.

Pero, cada vez que planteo la cuestión públicamente, cosecho un clamoroso abucheo – si bien decreciente – por parte de la manada civil embotada de ñoño pacifismo rechazando cualquier tipo de violencia salvo la que hay que suprimir, esgrimiendo el Mandamiento “¡No matarás!” para sostener absurdos como que al Mal no se le debe combatir con el mal, moraleja falaz de masas administrada, puede que por “La Guerra de las Galaxias”, mas no por los Evangelios y mucho menos por el Antiguo Testamento donde se pone de manifiesto que Dios sólo ayuda al que lucha, de ahí que abandonara a su suerte humana a su propio hijo, cuando éste, evidentemente equivocado, optó confiado por no defenderse cuando iba a ser apresado pese a ir bien armado su séquito apostólico en un episodio recogido por los cuatro Evangelistas, tanto como para que el muy infeliz, en su total incomprensión clamara desde la cruz “¡Padre! ¡Padre! ¿Por qué me has abandonado?”. ¿Por qué iba a ser? Para que aprendiera la lección de que no es lo mismo aguantar que resistir, pues por encima de las decenas de Mandatos contenidos en la Biblia, del Decálogo de Moisés y de los dos añadidos por Jesús durante el “Sermón de la Montaña”, hay uno, que este exegeta les brinda conocer implícito en todos ellos, a saber “No harás nada ¡En vano!” bajo cuya Luz han de interpretarse todos los demás, de modo que, el famoso Quinto Mandamiento, en vez de expresarse con la contraproducente fórmula conocida, en verdad dice “No matarás ¡En vano!”que se comprende sin reservas, pues por definición no puede haber nada malo en eliminar el Mal.

Con todo, soy de la opinión, de que el Bien no ha de imponerse a una Sociedad inmadura para recibirlo como tal, pues lo contemplaría como Mal, embistiendo contra él con la virulencia ahorrada para con cualquier Tiranía antecedente por ser esta la mejor amoldada a su naturaleza del todo envilecida, plebeya y esclava, y en consecuencia, lo suyo es dejar hacer al gobernante criminal como le plazca hasta que por pura supervivencia el Pueblo se levante en armas, siendo entonces, ¡Sí! demasiado tarde para ejecutar al Tirano de modo divino o al menos de forma cívica-democrática, que es la que yo propongo, dejando al caos y el azar dirigir los entresijos de la historia y no a la Razón ilustrada.

Por contra, el Tirano no tiene reparos en dar perfecto cumplimiento de la voluntad del Maligno cuyas consecuencias sufrimos todos como caídas del cielo, casi merecidas, por nuestras muchas culpas asumidas gracias al Telediario en el que nos vemos retratados como sujetos capaces de generar accidentes de tráfico, perecer en el trabajo, agrandar el agujero de ozono, el hambre en el mundo…pasándosenos desapercibidas aquellas también “Causas Segundas” verbigracia, los denominados recortes, que evidentemente actúan desde el lado oscuro para que acontezcan desgracias como la intoxicación y muerte de toda una familia que vivía sin empleo, desahuciada por el banco, comiendo de las sobras de los contenedores y sin la debida asistencia sanitaria.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *