Me iba a abstener de realizar comentario alguno sobre el Debate del estado de la Nación, por no dar pábulo a la farsa que sólo sirve para pasar vergüenza ajena entre cuantos echamos en falta algo de sinceridad en los discursos emanados de la casta parasitaria, que con la edad, uno se va haciendo conformista y lo de la inteligencia argumental como que me parece un lujo fuera del alcance en la España de los recortes. Pero el Gran Circo Parlamentario, cuya anodina función televisada garantizaba el fiel cumplimiento de mis votos de silencio, ha querido no perder cuota de pantalla, recurriendo, esta vez, a una de sus mejores tretas para llamar la atención del respetable, cuál es, desvelarnos a qué se dedican sus Señorías mientras ocupan sus escaños.
En el pleno más relevante del año, durante la intervención más importante, cuál es, la del Presidente del Gobierno, la Vicepresidente Primera del Congreso de los Diputados, Celia Villalobos, en sustitución de Jesús Posadas, ocupando el punto más significativo de la Cámara, para entendernos, la Tribuna desde donde se dirige la buena marcha de las intervenciones, se ha puesto a jugar con su IPad al popular Candy Crush, brindándonos así, la mejor estampa para ilustrar el auténtico estado de la Nación, sin necesidad de atender los soporíferos soliloquios compartidos, ni al recuento de votaciones o las pagadas encuestitas sobre quién ha ganado el rifi-rafe, como si el resultado fuera distinto a Criminales 1 Ciudadanos O, por si no bastara ver en el telediario a Bárcenas de vacaciones en la misma estación donde va a esquiar la Familia Real, para averiguar lo bien que va el país, más allá de la descripción gubernamental de los mundos de ¡Yupy! en que parece habitar Rajoy y todo su séquito.
Dado que esto acontece en momento tan crucial, en lugar tan destacado, sabiendo todas las autoridades allí congregadas el alto seguimiento que el acto tiene dentro y fuera de nuestras fronteras, preocupados como están de la imagen internacional que los medios de comunicación proyectamos al exterior por cuanto repercute en los sensibles mercados nuestras críticas, supongo, que debe ser práctica habitual entre los máximos representantes del Estado, entretenerse con algo mientras atienden las largas sesiones del Parlamento, no tanto como se sospecha por falta de respeto o responsabilidad hacia su cometido, cuanto por resolver en la práctica la metafísica paradoja definición que san Agustín propusiera del tiempo, a saber: El tiempo es lo que pasa, cuando no pasa nada.
Porque, el tiempo dedicado al Debate sobre el estado de la Nación, hoy por hoy, es menos útil al ciudadano que el prestado tras los telediarios al tiempo meteorológico. En consecuencia, me parecería muy disculpable que una persona inteligente como lo es la intercepta, vea más oportuno matar su tiempo juntando gominolas de colores en su Ipad que prestar atención al pleno del Congreso como si estuviera escuchándolo por la radio en su casa haciendo calceta, si no fuera, porque su conducta comportaría algún tipo de falta en la administración de tratarse de un funcionario; llevaría aparejada una apertura de expediente por parte de la empresa de haber acontecido durante la jornada laboral de algún oficinista, supondría alguna sanción del centro docente de ocurrir a un profesor en el aula, ¡ipso facto! sería motivo de expulsión del alumno de acontecer la escena en clase; el apartamiento de su carrera a un médico o enfermera mientras está de guardia, seguramente varios días de calabozo de ser sorprendido un Guardia Civil de servicio en su coche patrulla, una multa de tratarse de un conductor de autobús… Pero, Celia Villalobos pertenece a la casta del régimen y goza de ciertos privilegios entre los que se encuentra poder jugar a las gominolas durante su trabajo, sin miedo a ninguna represalia laboral ni perjuicio económico porque, su comportamiento que en otros ámbitos podría ser peligroso para la sociedad, en su caso es inocuo, dado que durante el tiempo dedicado al estado de la Nación, no pasa nada y es preciso rellenarlo.
Huyssss, «…en su casa haciendo calceta».
Que resbalón más discriminatorio y despreciativo contra la mujer.
Menos mal que no eres alcalde, como el del ascensor.
Saludos
Amigo custodia, mi intención era haber puesto «Haciéndose una paja» pero me autocensuré para que los medios que me publican accedieran a su edición.