Escondrijo

El sufijo –ijo deriva la raíz semántica por derroteros diminutivos, las más de las veces despectivos como sucede con canijo o amasijo. Con todo, algo tiene la terminación que hace simpática la palabra asunto relacionado precisamente con la pequeñez que causa placer a la mente consciente de la misma, cosa que la tranquiliza al no apreciar en ello la sombra de amenaza, motivo por el cual, es más grato al oído de la especie las voces agudas que las graves o que los niños provoquen en los adultos tiernos sentimientos que se disipan en cuanto dan el estirón.

Ahora bien, no todas las voces acabadas en –ijo son simpáticas y mucho menos bellas. Por ejemplo, el mismo término sufijo o prefijo, fijo, hijo, rijo…no tienen la menor gracia. Es necesario que el lexema al que acompaña posea por si mismo algo que en la conjunción demuestre que el Todo es mayor que la suma de sus partes, porque aquí, no estamos para demostrar que una palabra bella lo sigue siendo con sufijo, cosa que por lo demás raramente ocurre, para entendernos, que una palabra bella como lapislázuli, complicado lo tiene para acrecentar o conservar su belleza si se le añade algo sea prefijo o sufijo. Aunque para toda hay excepciones.

Obsérvese como “escondite” aún siendo simpática por su significado, no podríamos darle cabida en el Diccionario de Bellas Palabras y sin embargo, su derivada “Escondrijo” si cumple condiciones objetivas para ello, pues además de ser una voz simpática, despierta un regusto connotativo que hace salivar de sólo pensar en ella. Atendamos un ejemplo de cómo funciona en nuestra psique su presencia en la frase:
a) Mientras la policía estuvo en la zona, el ladrón se mantuvo oculto en su escondite.
b) Mientras la policía estuvo en la zona, el ladrón se mantuvo oculto en su escondrijo.
Hay que ser muy cazurro para no apreciar la gracia del segundo enunciado respecto al primero. Con todo, el uso de una palabra tan sutil como “Escondrijo” demanda del redactor un estilo en su escrito acorde a su presencia en el texto, cosa que las más de las veces se echa en falta. Si se fuera a pronunciar la palabra escondrijo, lo adecuado hubiera sido reescribir el enunciado del siguiente modo:

c) Mientras la benemérita merodeaba por las inmediaciones, el ladronzuelo se mantuvo agazapado en su escondrijo.

Así es como debería transmitirse las noticias en prensa, radio y televisión, pues una cosa es, que la realidad sea desagradable y otra muy distinta, que también lo sea el lenguaje de su comunicación.

No obstante, todavía queda explicar qué de bello hay en “Escondrijo” para que sea esta la elegida para entrar en el DBP y no otras como mijo, pijo, botijo…Como sería harto aburrido ir una por una, diremos sencillamente que una palabra como botijo queda fuera por esa B que de entrada abomba su porte estético como era menester hiciera para que el significante fuera acorde con el significado casi como un caligrama.

La voz escondrijo además de la terminación –ijo posee una entrada líquida y siseante con S y una preciosa traba suave –dr- Como sabemos, la presencia de una r retrotrae la mente, motivo por el cual, todo lo que vuelve se dice con r como repetir, retraer, recoger, retomar, revolver, rollos, rulos, remolinos o los recuerdos remotos del ayer.

Pero en escondrijo, la r se encuentra ensordecida por la antelación de una d cuya función siempre es inversa a la dental T. Obsérvese lo fea que queda la palabra con una t Escontrijo. Al operar este cambio apreciamos por sorpresa que la presencia de la d no sólo rebaja la r que también amortigua sonidos brusqueantes como la k y jaspeantes como la j. El contraste s+d con k+j transmite ocultos placeres a la conciencia que escucha o pronuncia la palabra, cosa que también sucede aunque en menor medida con acertijo y regocijo, quedando la trisílaba cortijo muy lejos de ser bella.

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