Durante décadas, los engreídos mandatarios europeos desmemoriados de su pasado despótico imperialista colonial, se permitieron la desfachatez de cantar las alabanzas de la democracia formal legitimadora, dando lecciones de buena gobernabilidad a tiranos y dictadores tercermundistas, llenándoseles la boca de libertad, paz, división de poderes, distribución equitativa de la riqueza, progreso social, desarrollo sostenible, respeto a los Derechos Humanos, dignidad de las personas, soberanía de los pueblos, Estado de derecho y de Bienestar…dando a entender, que la elevada posición de la que gozaba Occidente a nivel internacional en foros como la ONU, la OTAN, el BM, el FMI, etc, no era tanto debida a su poderío económico-militar, cuanto a su superioridad moral, discurso del todo incoherente con la historia y lógica palmaria de los hechos que nunca pasó desapercibida para sus interlocutores que incrédulos al conjunto de disparates que proferían al no sustentarse en el mejor de los argumentos, cuál es, el propio ejemplo, no sólo hicieron oídos sordos a esos cantos de sirena, que por el contrario, si alguna vez fabularon la posibilidad de erguirse en un Solón de Atenas, rápidamente viraron hacia el Licurgo de Esparta.
Pues bien, resulta que se han vuelto las tornas; Mientras los pueblos de los países musulmanes, con la vista puesta en nuestras constituciones, reclaman en las calles mayores cotas de participación ciudadana en sus instituciones, nuestros representantes que han de empezar a gobernar contra sus electores, a lo mejor por su falta de costumbre, necesitarían aprender de aquellos a quienes en su día se pretendía convertir, al objeto de tomar buena nota de cómo reprimir al propio pueblo que se opone a la imperiosa aplicación de las recetas económicas del FMI, experiencia sumamente enriquecedora de la que podría impartir buenos seminarios, cualquier presidente africano.
En consecuencia, debemos estar emocionalmente preparados para que en cualquier momento aterricen emisarios de antiguas dictaduras latinoamericanas para incorporarse como asesores a los equipos de gobierno de países como Grecia, Portugal Italia o España, con el propósito de elaborar informes que ayuden a combatir la insurgencia interna y quién sabe si a crear institutos de formación para la seguridad y vigilancia de la población potencialmente sospechosa de albergar elementos Antisistema y alguna que otra estrella de la mano férrea en ejercicio como Obiang para explicarnos la diferencia reageniana entre un régimen autoritario y otro totalitario, dicotomía inspirada en la sabia distinción pinochetista entre Dictadura y Dictablanda que hicieron el culo gaseosa a la Dama de Hierro Margarita Pajera, de modo que a falta de obtener en economía la tan apreciada AAA otorgada por las agencias financieras, buena es la otra Triple A para frenar la contestación ciudadana contra las inminentes medidas que se van a tomar en su contra.
Pero hemos aquí, que en nuestro caso no va a ser nada fácil para los servicios de Inteligencia española y europea cosechar los excelentes resultados que en su día obtuviera el Plan Cóndor en América Latina, o los Escuadrones de la Muerte y ejércitos paramilitares que CocaColean por el planeta apagando la chispa de la vida digna allí donde nace una voz que se rebela contra la injusticia y la explotación. Y no por falta de medios del Estado de Extorsión, preparación de las fuerzas represivas, escrúpulos de las almas verduguescas que anidan en todo gobernante…sino de cabezas visibles políticas, sindicales, intelectuales o sociales en las que escarmentar al resto, pues casi me atrevería a apostar por el contento general de anunciarse las repentinas desapariciones de Cándido Mendez y Fernández Toxo entre otros. La visita de Zapatero al Club Bilderberg, hace ya dos años, fue un buen paso en esta dirección que augura una revolución politológica que a buen seguro hará evolucionar el concepto de democracia hasta la definición de “sistema en el que los electores escogen el tirano que ha de reprimirlos mientras gobierna en contra del Bien General.
Hola,
He leído muy de pasada un artículo suyo en un periódico.
Tengo que comer fuerte para leerlo a fondo. Y además, casi necesitaría saber de usted para darle forma.
No me cuadra mucho ¿sabe?
Sí que es usted polémico, sí….
Y es que…perdone…que me leo su advertencia y no estoy ni acá ni allá….