El Nobel de Economía (2001), Joseph Stiglitz, uno de mis autores preferidos en la materia, acudió el pasado Lunes por sorpresa a la Asamblea del Movimiento 15-M que los ciudadanos estábamos celebrando en el Parque madrileño del Retiro.
En su intervención, afirmó que las malas ideas que hoy imperan en el terreno económico mundial, deben ser sustituidas con diálogo y liderazgo, aunque reconoció que el proceso de cambio «va a ser difícil porque llevamos 30 años inmersos en otros debates cuando
el futuro de todos, pasa por la solidaridad”.
Durante su breve discurso, le dio tiempo a repasar algunos de los problemas de EEUU como su quiebra financiera o la suspensión de pagos, de Europa como el paro o la deuda pública, y de ámbito mundial como el calentamiento global y la pobreza, pese a los recursos existentes en el planeta.
Stiglitz, además de todo un Premio Nobel comprometido con los desfavorecidos, es conocido por su visión pesimista de la globalización, combatir desde su filokeynesismo los planteamientos de los neoliberales a quienes ha bautizado «fundamentalistas de libre mercado” por anteponer la macroeconomía de los índices bursátiles a la vida real de la gente y ser uno de los más acérrimos críticos de criminales instituciones internacionales de crédito como el FMI o el BM, es un excelente divulgador de su saber económico. Así, a parte de publicar numerosas obras bien masticaditas para que puedan ser digeridas sin mayor dificultad por los novatos en estas lides como “Caída libre” “La guerra de los tres billones de dólares” “Cómo hacer que funcione la globalización” “ Los felices 90” “El malestar en la globalización” en 2000 este infatigable activista de la buena economía, fundó la Iniciativa para el diálogo político, ubicado en la Universidad de Columbia, actual referente para la izquierda inteligente, como en su día lo fuera la gangsteril “Escuela de Chicago” para los neoliberales…de ahí, el enorme valor simbólico de su visita; Sus escasos quince minutos han sido un espaldarazo moral al Movimiento 15-M y una clara bofetada para cuantos han intentado desprestigiarlo llamándonos perro-flautas, que por cierto, aprovecho para confesar que vi ¡por fin! entre los miles de personas venidas de toda España, a un ejemplar representante de dicha especie, quien para más señas, era ingeniero de telecomunicaciones cuya tesis investigaba las posibilidades de aplicar los avances cosechados en el desarrollo de la Inteligencia Artificial en las tareas de gestión gubernamental, tema sugerente a la fantasía, pero de corto recorrido en la realidad, pues hablar de inteligencia referida a los gobernantes del momento, rechina tanto como la paradójica expresión “Inteligencia militar” a la que ya ha superado en estupidez, tanto como la corbata en vagancia a la chaqueta de un guardia.
Hace lustros que no festejo ninguna fiesta del calendario, ni hago esfuerzos por sentirme alegre esos días que se supone debería estarlo como cumpleaños, santos, etc; Para compensar, celebro por todo lo alto situaciones tan efervescentes como la experiencia vivida durante las tres jornadas de democracia directa que duró la Asamblea del 15-M con sus decenas de comisiones en las que participamos miles de ciudadanos, de economía, política, medio ambiente, cultura, educación…donde se abordaron problemas como los desahucios, el futuro de la sanidad, pensiones, e infinidad de asuntos que preocupan a la gente, todo ello realizado al aire libre, entre los árboles del Retiro, con gran civismo entre personas que no nos conocíamos de nada, votando a mano alzada, coordinados por moderadores espontáneos que nada tienen que envidiar a Bono, con sorprendente puntualidad, asombrosa capacidad de trabajo y no digo más halagos para evitar que piensen que exagero. El haber estado a un metro a la izquierda de mi admirado Stiglitz escuchándole ese inolvidable cuarto de hora, haber podido intercambiar dos frases con él y hacerme una foto a su lado, sólo ha sido la última caricia intelectual que hizo estremecer todo mi ser, experimentando uno de esos tan apreciados orgasmos mentales a los que personas de Fe decimos éxtasis místico,
Miles de ciudadanos, miles de comisiones, civismo, moderadores, votaciones, horas de trabajo, …, pero no haces ningna referencia a resultados y efectos prácticos.
Después de todo lo que citas, los inútiles siguen gobernando; y cuando se multipliquen por diez las comisiones, las votacions y el civismo, como mucho, habremos cambiado inútiles por ladrones.
Amigo Zipailu, el mero hecho de su posibilidad, ya es un milagro. Exigir resultados es propio de una mentalidad resultadista. ¿No os dais cuenta de que los resultados cuando llegan por si solos, son siempre mejores que cuando se persiguen?