Sociólogos, psicólogos, Orientadores, pedagogos, y demás tropa adscrita al arte de la palabrería biensonante para camuflar lo que no es más que el ejercicio del sentido común, suelen coincidir tras concienzudas investigaciones de campo en que, los niños de hoy tienen hábitos poco saludables que les convierten en peligrosamente sedentarios, con todo lo que ello comporta de riesgo para la salud física y mental. Por supuesto, esta camarilla acaparada al sistema docente también hace migas en subrayar como causante del sedentarismo infantil a las tres horas diarias que de media, los más pequeños pasan absortos ante el televisor o frente a la pantalla del ordenador. Para tan corto y equivocado viaje, no hacía falta esas alforjas repletas de sueldos y subvenciones.
El primer factor a tener en cuenta a la hora de hablar de las causas que inciden en el indiscutible sedentarismo infantil, no hemos de buscarlo en el periodo de ocio y descanso de los menores, sino en el retrasado sistema lectivo del colegio y paralectivo de particulares, al que sometemos a la infancia casi desde que nacen, hasta que empiezan a apuntarse al paro. Evidentemente, de esto no se puede decir ni una palabra, porque pondríamos patasarriba todo el tinglado montado entre la irresponsabilidad paterna, el sadismo docente, la salvaguarda del control gubernamental y los intereses creados del mercado y la producción.
Los sofistas al servicio del Poder, se llevan las manos a la cabeza porque los niños se pasan dos, tres, y hasta cuatro horas de media viendo la tele al día, cuando todos sabemos que todos ellos sin excepción desde los cinco hasta los dieciséis años, se pasan como mínimo, seis, siete y ocho horas cada jornada lectiva, sentado, quieto y en silencio, en un cubículo muy inferior en metros cuadrados a los que se mete a un preso FIES, porque a mi no me parece mal que en España haya personas privadas de libertad a las que se les tenga encerrados en zulos de dos metros, a oscuras y régimen de aislamiento total durante cinco, diez y hasta veinte años seguidos, porque eso es democracia penal, pero qué delito han cometido vuestros hijos para que les castiguéis así, a parte como diría Segismundo en su célebre monólogo de “La vida es sueño” el delito de nacer…
En buena lógica, si la variable que de modo más tangible afecta al problema del sedentarismo infantil no es otra que la dilatada presencia empupitrada de los niños en la escuela-prisión, será por aquí, por donde con mayor acierto se ha de empezar a atajar el problema. Pero no por ello la segunda cuestión a abordar sería aquella de la que tanto se les llena la boca…porque en cuanto un niño tiene la opción de disfrutar fuera de casa, lo hace, y antes de discutir sus preferencia aparentes de ocio, habría si a caso, les queda otra, porque no creo yo que vuestros retoños, tengan posibilidades en nuestras grandes urbes de elegir entre practicar el sedentarismo y el senderismo.