Siempre he preferido al peor de los religiosos que al mejor de los políticos, más que nada, porque aquel sabe de su debilidad y al menos, se arrepiente de sus pecados. Por eso, me duele hablar de manos unidas refiriéndome a la bochornosa imagen ampliamente difundida por los medios de comunicación con ocasión del mal denominado “Pacto Social” que tiene que ver con la sociedad, tanto cuanto la también mal dicha “Guerra Civil” lo tuvo de civil. Porque ¡Manda huevos! –que diría Trillo- que los mismos que han trabajado codo con codo y hombro con hombro, para llevarnos a todos a la ruina, a saber: la Casta Política, los Sindicatos verticales y la Patronal, aparezcan ahora como nuestros salvadores uniendo sus manos, disimulando haberles costado mucho estrecharlas en público, mientras en privado, no han parado en hacer manitas y sobre todo lavándose las unas a las otras, al modo de las de Pilatos, como si no supieran que, mientras es muy complicado limpiarlo todo sin ensuciar nada, es muy sencillo ensuciarlo todo sin limpiar nada, que es lo que finalmente ha sucedido quedando ellos impolutos y nosotros llenos de su mierda.
Como el ciego que estampara el jarro de vino contra la cara del pobre Lazarillo que sólo buscaba saciar la sed agazapado entre sus piernas, para acto seguido ser él mismo quien le curase las terribles heridas causadas, así parecen gozarla todos cuantos el otro día concurrieron sonrientes en la foto, dando a entender que, ellos que nos han hundido en la miseria, serán quienes nos sacaran de ella. Pero, esas manos…¡Esas diestras y siniestras manos! ágiles en el cobro de comisiones, rápidas en la ocultación y evasión de capitales, veloces en el juego democrático, capaces de adoptar posturas egipcias a la vez que parecen implorar confianza…esas manos manipuladoras, jamás han trabajado para el bien común o el interés general, por lo que difícilmente lograrán hacerlo mejor que hasta ahora públicamente unidas, de lo que lo han hecho por separado, de igual manera que dos tontos no hacen un listo.
Cuanto me gustaría verles a todos ellos participar en el Juego de pelota Maya y que uno a uno fueran quedando vencedores…Pero a falta de tan ingenioso ardid para librarnos del mal que nos azota, a lo mejor podríamos probar suerte con la gastronomía y solicitar la ayuda de Adriá, Arzak, o Aguiriano, para que nos expliquen cómo podemos elaborar un plato típico español de manitas de cerdo.