Nuestra disposición moral a ayudar al prójimo, es inversamente proporcional a su proximidad.
Autor: Nicola Lococo
Del Gusto. Ocurrencia
Nos gusta hacer, lo que podemos hacer, aunque no podamos hacerlo.
Amar al prójimo
Cruz Roja Española celebró el pasado Miércoles, el ‘Día de la Banderita’ bajo el lema “Ahora + que nunca”, cuya prevista recaudación cercana a los 30 millones de euros, como ha subrayado, Sanchez Espinosa, Subdirector de la campaña, irá íntegramente destinada por primera vez, no a ayudar a los pueblos de Ruanda o Etiopía como era costumbre desde que se iniciara este tipo de cuestaciones, sino a los ciudadanos españoles que se encuentran en situación de extrema vulnerabilidad.
Cruz Roja Española, no contenta con dedicar simbólicamente un día a pedir abiertamente por los pobres españoles ante la atónita mirada internacional que se habrá hecho eco del asunto dada la relevancia que el acto ha cosechado con la presencia de los miembros de la Casa Real, ha dado a conocer con ocasión del acto, el contenido de su Boletín anual sobre la Vulnerabilidad donde se retrata crudamente la realidad económica aparecida en varios diarios estadounidenses y tildada por nuestros mandatarios como exagerada y fuera de contexto, cuyo extracto puede resumirse en que, el 82% de las personas atendidas por Cruz Roja vive por debajo del umbral de la pobreza con menos de 627,78 euros al mes, con una tasa de paro que triplica el engañoso porcentaje reconocido en los Tontodiarios del 24%. La mitad lleva más de dos años sin ningún tipo de cobertura, abundando los casos de familias con todos sus miembros en paro, niños que padecen en extremo la pobreza de sus padres en cuanto a vestimenta, cuidado, higiene y alimentación, personas mayores desatendidas sin pensión, gente sin hogar cada vez más jóvenes, todos con dificultades serias para subsistir como lo demuestra el aumento alarmante de la pobreza energética, con un 43,2% de hogares que no puede poner la calefacción en invierno, mientras que el 26,2 por ciento no puede permitirse una comida con proteínas tres veces por semana, y un largo etcétera del que habrán tomado buena nota en el Financial Times y el Washington Post.
La medida sin precedentes en la historia de la Cruz Roja Española, – que ante mi le devuelve la dignidad perdida con el asunto de los objetores – es una bofetada en la cara de la casta política gobernante por si se les había enfriado el tortazo propinado por el Juez Pedraz con lo de “la decadencia”, por lo que como a aquel, no tardarán mucho en linchar mediáticamente, a los máximos responsables de la centenaria entidad por haberse atrevido a ofrecer tan mala imagen del país, saliendo huchas en mano a pedir para nuestros pobres, como si esto fuera el tercer mundo donde el Estado del Bienestar no tiene capacidad de hacerse cargo.
Pero en mi fuero interno y en el de otros muchos ciudadanos, hace tiempo que aguardaba lo que antaño hubiera temido, cuál es, ver realizada a lo grande y sin complejos, una iniciativa de este calado en cuanto a denuncia de la realidad existente ya comentada en los párrafos anteriores y de paso un revulsivo moral para la ciudadanía; me explico:
No se si ha sido culpa de la Iglesia como Institución, de los oficiantes de la Santa Misa, de quienes la escuchan de medio lado o sencillamente del eterno problema de la comunicación de masas donde el mensaje ni se envía ni se recibe, sino que se transforma, el caso es que, el episodio de Mt 22, 34-40 donde un representante de los Fariseos dirigiéndose a Jesús pregunta por ¿Cuál es el mayor Mandamiento de la Ley? A lo que nuestro Señor respondió “Amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y toda tu mente. Este es el mayor y el primer Mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos Mandamientos depende toda Ley y los Profetas”, hace tiempo que se entiende mal o cuando menos de modo muy parcial como se apreciará en lo que sigue.
Aparentemente, Dios y el prójimo han de ser los primeros referentes de nuestro amor. Mas, de prestar atención a la coletilla “como a ti mismo”, primero observamos que al prójimo se le ama en función del amor que uno siente para si y de inmediato, comprendemos que el mismo proceder opera para con Dios, pues difícilmente se puede proyectar la acción amorosa sobre otro sin antes haberse gestado en nuestro interior. Descubierto entonces que el amor a los demás empieza por uno mismo y que sólo cuando acaba en uno mismo hemos de considerarlo egoísmo, nada hay de malo en atender las propias necesidades del sujeto activo de la solidaridad si es que se desea estar en condiciones de socorrer a terceros que precisan de nuestra ayuda. Si además tenemos en cuenta que la palabra castellana “prójimo” deriva del latín “próximus” cuyo primer significado etimológico es “más cercano”, “próximo”, pronto advertimos lo acertado de la medida de la Cruz Roja.
Sin embargo, la feligresía guiada, quien sabe si por el caritativo “haz el bien y no mires a quien”, ha enviado cada vez más lejos al prójimo,, a Nicaragua, Mozambique o el Congo Belga, para poderlo ayudar cuando apetece ser bueno por Navidad y no cuando se nos necesita, evitándonos así las molestias propias de los pedigüeños a ras de acera o llamando a nuestra puerta cada vez que precisan de ayuda, tarea aliviatoria a la que se dedican en exclusiva las Oenegés.
Con todo, debo reconocer que lo de amar al prójimo, para ayudarle, socorrerle, sobornarle, taparle, encubrirle, disculparle, absolverle, esconderle, rescatarle… ¡sí! ha sido adecuadamente traducido por “semejante” entre los políticos, grandes empresarios, banqueros, estafadores, ladrones, criminales y cuantos nunca perdieron de vista en que consiste la verdadera solidaridad, sentimiento genuino espontáneo que únicamente surge entre iguales cuando perciben como propia la incertidumbre del destino colectivo que les puede situar de un plumazo de gente sin problemas, en necesitados. Por eso, me creo también lo que dice el informe de Cruz Roja, que pese ha haber aumentado peligrosamente el número de familias atendidas por la entidad en el último ejercicio, con la crisis, también se han visto incrementadas las donaciones y los voluntarios.
Jugar con los sentimientos
Mientras me paso el día frente al ordenador corrigiendo el borrador de mi próximo libro de Ajedrez, una noticia me ha excitado a destiempo, ahora que llevo dos años alejado de la docencia entregado a mis quehaceres editoriales. La cito tal cual ha emergido en la pantalla “Besar, abrazar, acariciar las piernas y dar palmadas en las nalgas no es considerado acoso sexual. Así lo decidió la Audiencia Provincial de Madrid”.
Nada más leer el titular, sentí como nunca la terrible lentitud de la justicia. Ustedes no saben lo difícil que es dar clase sobre “materia y la forma” a jovencitas bronceadas que vienen al aula en pantaloncitos cortos, con camiseta encogida enseñando el piercing del ombligo, sin que a uno se le pase por la cabeza la diferencia aristotélica entre potencia y acto, que es cuando mejor apreciamos que nos gusta hacer lo que podemos hacer, aunque no podamos hacerlo, de ahí que lo prohibido resulte irresistible como bien reflejara Nabokov. Y dispersa en elucubraciones paradisíacas de un mundo mucho más feliz que el descrito por Huxley, navegaba mi mente por Internet en busca de tan vanguardista legislación, por si aún teníamos oportunidad de recuperar el tiempo perdido a lo Indiana Jones por los ascensores, grandes superficies o el metro madrileño que es de lo mejor que hay para estos propósitos. Pero según iba leyendo con más detenimiento las distintas fuentes, comprobaba que el titular, como la propia sentencia, había jugado con mis más tiernos sentimientos.
Por lo visto, es cierto que la Audiencia Provincial de Madrid ha revocado una condena de tres meses de cárcel impuesta a un farmacéutico por “acoso sexual” cometido contra dos empleadas, al estimar que los hechos no se corresponden con la acusación. Según los magistrados, la sentencia impugnada que recogía como hechos probados que el acusado presionó a las víctimas para que mantuvieran una relación sentimental con él, llegándoles a entregar varias cartas y poemas amorosos; que a una de ellas le propinó dos palmadas en las nalgas; que besó en la boca a otra, que se rozaba de continuo con ellas en el ir y venir en el local de trabajo; y que les propuso acudir a un hotel a echar la siesta…no es suficiente para sustentar un fallo condenatorio por un delito de “acoso sexual” contemplado en el artículo 184 del Código Penal porque, como quiera que «Las conductas consistentes en dar palmadas en las nalgas, lamer la oreja, abrazar, dar un beso en los labios, acariciar la pierna o el pelo, rozar el cuerpo con el de otra persona, no implican la proposición de ninguna relación sexual, sino que suponen la realización de actos de contenido sexual, el hecho reconocido de que el hombre quisiera mantener una relación sentimental con las chicas, implicaría una proposición de un trato o relación sexual, ya que lo que vendría a haber propuesto el acusado es una relación amorosa” – de facto añadiría yo al entrecomillado sui generis que he hecho del extracto de la sentencia absolutoria.
Mas después de esta filigrana jurídica que ni escrita por un médico de su puño y letra podría ser más incomprensible para este profano de las leyes, a modo de disculpa, acto seguido confiesan abiertamente que «no pueden constituir el sustento fáctico de una condena por delitos de acoso sexual, sino, en su caso, podrían constituir el supuesto fáctico de una condena por delitos de abusos sexuales al suponer la imposición de actos de contenido sexual por las vías de hecho, sin contar con el consentimiento de la persona a la que se somete a tales conductas» y en consecuencia, entienden que los hechos pueden ser constitutivos de abuso sexual, si bien subrayan que no se plantea la posibilidad de condenarle por estos hechos.
Yo no sé ustedes, pero después de leer el despacho de la sentencia de Europa Press, casi lo único que me ha quedado claro es, que puedo ir dando azotitos en el culo a las chicas por la calle, meterlas mano en los autobuses, restregarme con ellas en los pasillos de la facultad y cuantas oportunidades se me brinden de mostrarles mi capacidad afectivo-sentimental, siempre que no les acose. Y es que, como dije al inicio, tanto la sentencia como el reflejo de la misma en los medios de comunicación, han jugado con nuestros sentimientos.
De una parte los magistrados se han puesto cachondos – jurídicamente hablando – poniéndose a distinguir entre “acosar” y “abusar” sexualmente de una mujer, no tanto para ver cómo dar su merecido castigo al culpable de los hechos probados que sería humanamente disculpable, cuanto para ver el modo de absolverle que supone todo un bochorno. Para que ustedes entiendan lo que deseo decir, es como si después de haberlos sodomizado contra su voluntad, la RAE emitiera un comunicado donde explicara que el haber sodomizado a los magistrados de la Audiencia Madrileña, no es tanto haberles dado por el culo, cuanto haberles hecho probar el placer anal. Porque seguro estoy que estos “cachondos salidos” no hubieran procedido de igual forma de haber sido las chicas las que con unas tijeras le hubieran cortado los cojones al farmacéutico, absolviéndolas de un delito de violencia por apreciar los jueces en la castración únicamente una respuesta sentimental acorde a los hechos probados, aunque luego dijeran eso de que, serían constitutivos de delito por haber atentado contra la integridad física del individuo.
Y de otra, no menos grave, los periodistas, cada vez más sensacionalistas, ávidos de atraer nuestra atención, también han jugado con nuestros sentimientos al presentar un titular abiertamente sesgado, que a más de uno que no tenga el tiempo libre del que yo dispongo para contrastar la noticia y profundizar en su contenido, llevará seguramente a incurrir en un error, con la velocidad que a todo esto le imprimen las nuevas tecnologías.
De la Filosofía. Ocurrencia
La filosofía no sirve para nada. ¡Es verdad! Para nada la Filosofía es sirviente.