La mitad de los españoles no sabe

Hay tantas cosas que no sabemos que de dejar la frase sin completar podríamos concluir silogísticamente que media España es mortal y la consecuencia de ello sería una aberración lógica por culpa de Sócrates quien además de ser un hombre, resulta que solo sabía que no sabía.
Pero sucede que uno de esos estudios que de cuando en cuando forman la opinión de quienes los leen, nos asalta en los medios alertándonos de que “La mitad de los españoles es incapaz de citar el nombre de un solo científico” ¡como si eso fuera con nosotros! ¿Hemos de angustiarnos por ello? ¿Acaso avergonzarnos? ¿Hemos de corregirnos? ¿Por qué saber el nombre de un científico es importante?…¡Calma! ¡Calma! No se me amontonen que preguntar se pregunta con dos palabras y las respuestas requieren su tiempo.
Como prueba la Historia, la memoria humana es muy tiquismiquis a la hora de recordar, pues la química cerebral que rige su fijación depende también de algo más voluble que la voluntad, a saber: el interés o la motivación. Por supuesto, la presión social de la costumbre conduce la mente hacia los objetos o sucesos merecedores de pasar a los anales de nuestra experiencia como lo son bodas, bautizos, comuniones, entierros, finales de fútbol…pasando a la escoria del inconsciente cualquier tarea o acción rutinaria como el comer o dar un paseo, aunque a la postre para el psicoanálisis sean los que acaben gobernando desde las profundidades del olvido nuestra entera conducta por medio de fobias y frustraciones.
Ciertamente, la estructura vital que nos factura distintos compartiendo una misma naturaleza permite no obstante que un hecho particular que para la mayoría no le supone nada en especial, para otra persona sea todo un acontecimiento como una melodía determinada o el primer día que vistió pantalones largos como los mayores. Todo esto está muy estudiado por la psicología y las leyes de la asociación desde Hume. Pero lo que se desprende de ese titular es que todo un colectivo como es la población española parece coincidir en una de sus mitades en no recordar el nombre de un solo científico, cosa que no sucede por ejemplo con otras colecciones de nombres como el de los deportistas o gente del cotilleo y debe en consecuencia explicarse.
Yo, la verdad, es que ni me angustio ni me avergüenzo por el dato. No todo el mundo ha de saber de todo. De hecho, cuando todavía era un escolar incordié lo mío ejerciendo de incipiente interrogador como el maestro de Platón para descubrir que el profe de mate no sabía la pasiva en inglés, la profe de inglés desconocía el desarrollo reproductor del caracol, el profe de natu no sabía conjugar el pretérito pluscuamperfecto del subjuntivo de Roer, la profa de lengua no sabía hacer un sencillo quebrado, etc. Entonces ¿Por qué a mi se me exigía aprender todo eso? Con todo, reconozco que nuestra cultura general científica raya el analfabetismo si se me permite la expresión, porque es inaceptable que un Doctor en física pase por inculto por reconocer no haber leído el Quijote, pero que un profesor de Historia no sepa hacer una raíz cuadrada como que es normal.
Que la mitad de la población sea incapaz de nombrar a un solo científico más que avergonzar y angustiar debe hacernos reparar en qué clase de comunidad nos estamos convirtiendo: que el asunto no es un problema de memoria lo revela lo bien que todo destripaterrones recuerda los nombres de los jugadores de cualquier equipo de fútbol o toda Marujilla te recita sin pestañear la retahíla de personajillos del mundo del famoseo. Evidentemente a ello contribuye enormemente la gran difusión mediática que de esos temas se realiza a diario. Sin embargo, sería craso error atribuirles todo el mérito al respecto.
Cuando la colección de nombres remite a “chutador de pelotas” o a “compañero sentimental de tal y tal”, personas de capacidad intelectual baja no tienen dificultad en archivar un gran número de elementos, pues aunque aumenta el significante, no lo hace el significado. No así sucede con los nombres de científicos que siempre requiere como mínimo ubicarle en el nicho correspondiente de físico, biólogo, astrónomo…no hablemos ya de la información que hay detrás. Ciertamente tras un nombre como “Cristiano Ronaldo” que para mejor comprensión de las personas que se lo han de memorizar es abreviado a “CR7” puede haber un conjunto de conocimientos, pero este siempre será menor que el que nos encontremos tras un Einstein. En consecuencia, no se puede pedir peras al olmo ¿O sí?
Ahora que llevo casi un lustro sin ver la tele y me encuentro recuperado para la creación y desintoxicado de la basura informativa, les declaro un secreto que si me sonroja: ¡Yo también llegué a saber que Prosineschi era novio de Ana Obregón. ¿Cómo fue posible? Eso me pregunté yo un día con treinta años. Yo que me dedico al estudio, que leo libros, veo películas mudas en blanco y negro de la disidencia iraní. ¡Yo! Que no sé de fútbol ni veo programas del corazón. Muy fácil…esa información basura me la han metido en la cabeza subliminalmente a través de anuncios, y en los propios Tontodiarios de la cadena pública, donde sin ir más lejos, el otro día estando en el bar “La Ronda” de Castro donde mi amigo Erkicia, escuché sin querer en TVE1 lo bien que le va a Alfonso de Borbón con su novia venezolana.
Pues bien, los hay que creen que si alguien como de mi especie, sin estudiarlo ni pretenderlo puede alojar en su memoria datos semejantes, la solución al problema del analfabetismo científico y en otros órdenes del saber, se halla en bombardear de igual modo al público general con los conocimientos que deseamos que aprendan. Y es posible que algo se les quede de todo ello al más puro estilo de Chiquito de la Calzada con el peligro que ello comporta para el sano saber como se ha ocupado la novela histórica de demostrarle a la Historia a manos de Dan Brown y compañía. Porque, de no trabajarlo bien, corremos el riesgo que digan de carrerilla Einstein, Bohr, Schrödinger… como nuestros abuelos aprendieron la lista de los Reyes Godos. Para evitarlo no estaría mal que en vez de informarles sobre la Teoría de la Relatividad, el modelo del átomo y la famosa ecuación, les informásemos de los amoríos con su jovencísima primita del primero, que el segundo fue miembro de la selección de fútbol danesa y que el tercero no sólo pensaba en mujeres correteando por su cabeza mientras escuchaba soporíferas conferencias de sus colegas, que además de empalmarse, se veía a él mismo persiguiéndolas. Y con estas tres observaciones ya he hecho más por la divulgación científica que otros que se las dan de divulgadores, siempre hablando de ciencia.

Sobre el Gobierno del PP. Ocurrencia

El Gobierno del PP criminal, delincuente, sinvergüenza, canalla, ladrón, corrupto, facineroso, malhechor, gangsteril, terrorista, abusador, mentiroso, sádico, mezquino, ruin, simulador, estafador, ratero, insultante, ofensivo, avieso, perverso, malvado, pérfido, inútil, ineficaz, improvisador, descordinado, maquinador,  diabólico…no es.

Sobre el Tiranicidio. Encuesta

¡NO SERÁ USTED DE ESOS CANALLAS QUE ESTÁN EN CONTRA DEL BUEN TIRANICIDIO PORQUE LES CONVIENE, VERDAD?

El Instituto ´Patafísico de estudios Pánfilos asociado secretamente a la Internacional Situacionista de la Espiral, de la que este Blog Inútil Manual es mero instrumento de difusión, como igualmente lo son la Editorial Publicaciones Pánfilo y la Revista Panfilia, tras trabajar soterradamente durante más de una década tiene a bien darse a conocer al mundo por medio de esta encuesta para recabar información fidedigna que pueda contrastarse con los estudios a priori realizados en los cuales se especula con la posibilidad de que más del 94,6% de la población vería con buenos ojos el Tiranicidio, Magnicidio, o como se le desee llamar a quitar de en medio a los opresores del Pueblo sin juicio previo.

Para que su respuesta sea publicada y debidamente computada, usted primeramente habrá de responder monosilábicamente a la cuestión planteada con un ¡Sí! O un ¡No! Hecho lo cual, podrá acompañar su respuesta de la reflexión que desee.

El precio del silencio

Normalmente los articulistas vamos detrás de los acontecimientos, a lo más, al hilo de los mismos, aventurando hipótesis de ulteriores desarrollos, pero siempre tomando como base lo ya sucedido. Pues bien, la columna que ahora mismo redacto, es el premio de consolación que me queda después de haber pergeñado durante todo el fin de semana una pieza ingeniosa sobre lo que yo personalmente haría de encontrarme en la situación de Su Alteza el Señor Don Diego Torres, Socio del Yerno Real el Señor Don Iñaki Urdangarín. En la misma, urdiendo a mi estilo ironía, denuncia, reducción al absurdo de los argumentos etc, planteaba la posibilidad de que este personaje hasta hace poco anónimo para el gran público, no sólo no saliera perjudicado del trance de verse pillado en un asuntillo de corrupción que de no ser por la notoriedad mediática e institucional de su compañero de fatigas, seguramente pasaría del todo desapercibida tal como está el patio, que incluso, podría sacarle rédito de saber hacer valer ante la Sagrada Familia su capacidad de mantener la boca cerrada acatando la ley de Omertá.
Pues bien, hoy Lunes, antes de ponerme a pulir el divertido texto que me traía entre manos desde el Viernes, me desayuno un artículo titulado: “Torres pone precio a su silencio” cuyo contenido literal resumido viene a decir que “Diego Torres exige 10 millones de euros, los honorarios de su bufete de abogados, el pago de la fianza, un trabajo fijo y no ser condenado a pena de cárcel; A cambio, ofrece no implicar a la Infanta Doña Cristina ni al Rey Don Juan Carlos, destruir los más de 200 correos electrónicos comprometedores para la Casa Real y otras instituciones, así como destruir cualquier otra prueba o documento referente al caso.
La noticia me ha frustrado porque soy de naturaleza supervaga, no habiendo cosa que más me fastidie que meter horas en balde, por no reconocer que me habría marcado un puntazo de haber publicado yo antes mi ocurrencia. Pero no ha sido así. Y ahora toca hacer de tripas corazón aprovechando la mezcolanza de realidad y ficción que se me ofrece.
Una vez más, la realidad ha superado mi ficción: en mi texto, yo exigía únicamente 1 millón de euros, sucediéndome como al Sr. Maligno de la serie Austin Powers que tras pasarse una temporadilla en chirona, cuando vuelve tras 30 años a la cúspide de su organización criminal exige como rescate a las Naciones Unidas ¡Un millón de dólares! cantidad que en su día era referente obligado para Fantomas, Fumanchú y compañía, pero que en la actualidad es todo un insulto para el chantajeado. Por supuesto yo también exigía pago de abogados, la fianza, no ser condenado a cárcel…pero lo del trabajo fijo, y los 10 millones de euros, confieso que ha desbordado todas mis expectativas. Pero…¡No del todo!
Porque en mi inocente fantasía, yo sin embargo, planteaba la posibilidad de divorciarme de mi actual esposa para casarme de inmediato con mi amor platónico la Infanta Helena. Con este enlace, a imitación de los efectuados antaño entre las monarquías europeas para evitar guerras y aún los de las grandes familias de la mafia para asegurarse mutua fidelidad, además de aunar intereses para que todo lo ganado en estos años de extorsión y estafa generalizada quedara en Casa Nuestra, me curaba en salud ante cualquier eventualidad o accidente, pues al igual que Diego Torres en la vida real, yo también manejaba la variable de que me quitaran de en medio como revelan fuentes de “El Mundo” le sucede al socio de Urdangarín que está obsesionado con su seguridad personal cambiando constantemente de teléfono para dificultar ser grabado, sin apenas salir de su domicilio, evitando sentarse cerca de ventanas, etc. Y es que, una cosa es robar al Pueblo de Mallorca, al de Valencia o al de España, que a fin de cuentas sale gratis y otra muy distinta es chantajear a la Casa Real, de probada experiencia en estas lides a lo largo de su historia.

El quinto Grito de Munch

La prensa internacional se ha hecho eco del precio record alcanzado en subasta por “El Grito” del pintor noruego Edvard Munch. No es para menos, si tenemos en cuenta que ya desconciertan las cifras barajadas tratándose de piezas únicas e irrepetibles, Con mayor motivo habrá de serlo cuando la obra en cuestión tiene otras tres hermanas gemelas: Una expuesta en la Galería Nacional y las otras dos en el Museo Munch, todas en Oslo Capital.
Hoy no es el momento ni el lugar para indagar sobre la diferencia entre el precio y el valor del Arte cuyo escándalo curiosamente provoca más pasión y enfrentamiento entre los expertos que el que cabe darse en el mercado de fichajes entre los comentaristas deportivos donde nadie parece necesitar distinguir entre las cifras indecentes que se pagan por tocar las pelotas 90 minutos y el valor laboral del esfuerzo realizado fuera del campo de fútbol que a lo mejor no da ni para cubrir una jornada a pie de obra de peón. No es el lugar, porque la mayoría de ustedes entienden más de lo uno que de lo otro, no siendo cuestión de enfrentarse a los elementos que los hay muy brutos. Y no es el momento, porque inflándose como se está inflando la burbuja del mercado del Arte, seguro estoy que la marca alcanzada por “El Grito” de Munch, pronto será superada por cualquier otra obra al capricho del comprador u ocasión del vendedor. En cambio, no creo que gocemos de mejor instante que el presente para contemplar cómo un solo cuadro puede canalizar los efluvios catárticos de toda una sociedad para erguirse en un icono referencial de una entera Época como la actual, por lo cual, sería un desperdicio hablar de lo de siempre cuando bien podemos asistir a una sorprendente serendipia que retrata la sobrecogedora coincidencia entre la Pompa y Circunstancia del despilfarro especulador de las élites financieras y la miseria humana de los pueblos.

Como los Jinetes del Apocalipsis, las cuatro versiones de “El Grito”, han pasado al imaginario colectivo para representar la desesperación en estado puro de una persona, independientemente del motivo que pueda conducir a ella, dado que de su desgarro expresionista nada puede colegirse al respecto. Caso muy distinto entonces de las típicas escenas figurativas donde se representaban estampas ciertamente desesperadas donde no hacía falta interpretar para vislumbrar la causa del sufrimiento, verbigracia el dolor de una madre a pie de la Cruz viendo como matan a su hijo, de las obras negras goyescas donde se sugiere la podredumbre material y espiritual que rodea a los personajes o incluso, en el “Gernika” de Picasso cuyo cubismo no alcanza para despegar el grito de la figura central de la muerte y destrucción provocada por la guerra. Porque la obra de Munch no remite a otra realidad que nuestro sentimiento sin perderse en los detalles particulares que a cada cual puedan generarle desesperación, de no ser que algún crítico me corrija aduciendo que la desesperación de la figura es debida al extraño fenómeno paisajístico que hace de fondo, en cuyo caso, habríamos confundido el efecto con la causa.

Porque ya es casualidad que en plena crisis europea, con las bolsas en caída libre, huida de los inversores, recesión económica, aumento del desempleo, subida generalizada de impuestos, subida galopante de precios, empeoramiento de las condiciones laborales, bajada de salarios, precariedad, pérdida de derechos civiles que condenará por primera vez en mucho tiempo a que los nietos vivan peor que sus abuelos…una obra de arte que no produce riqueza, que no presta servicios, que no sirve como alimento nutricional, por lo visto, ha encontrado para un simple particular en una subasta, la nada despreciable cifra de 120 millones de Dólares, dando con ello el artista desde su tumba un espeluznante quinto Grito de alarma universal ante los acontecimientos a los que estamos asistiendo en este comienzo del Milenio.
Ante esta chocante paradoja del Libre Mercado, los hay que arremeten contra el Arte que es el eslabón más débil de la cadena y los que denuncian con vehemencia el alarde de exhibicionismo de la que hacen gala los especuladores. En cambio, yo prefiero entender de lo sucedido, que España con sus grandes pinacotecas, bien podría respaldar sus subastas de Deuda poniendo como garantía el patrimonio cultural acumulado al objeto de aplacar la Prima de Riesgo que hasta ahora desconfía por guiarse únicamente por factores económicos como nuestra capacidad de producción, nuestra solvencia en los pagos, la rigidez del mercado de trabajo, la bajada del PIB, del consumo interno, de las importaciones…cuando de ser correctamente aleccionada podría atender a la inconmensurable riqueza que se atesora, no en lingotes de oro en el Banco de España, ni en las acciones de las Grandes empresas como Repsol, sino en Museos como El Prado, en forma de obras de arte.
No sé…tantas veces se le achaca a la Iglesia eso de por qué no vende el Vaticano para saciar el hambre en el Mundo, que por poner de garantía, por ejemplo, un miserable Velazquez, nadie debería rasgarse las vestiduras. Por supuesto, mejor eso, que tener que estudiar la posibilidad de expropiar a los clubes de fútbol sus recursos humanos para con la venta a terceros de jugadores como Cristiano o Messi, hacer caja y evitar a la población deambular por nuestras ciudades con la misma expresión de desesperación que aparece en el cuadro de Munch. Pero claro, de hacerse esto último, seguramente España entera furibunda saldría a la calle echando el grito en el cielo.