Y sin embargo ¡Me quejo!

Suele ser habitual escuchar a diestro y siniestro de parte de políticos y también en boca de buena gente, que quienes se abstienen, no tienen luego derecho a quejarse. Hubo un tiempo, en que tan rotunda sentencia moral, estuvo a punto de convencerme; Hasta que me pregunté por la lógica que subyacía a semejante razonamiento. Por suerte, a la sazón, ya dudaba de que del pensamiento cartesiano se dedujera la existencia, más allá de lo que se pudiera seguir cualquier otra cosa, verbigracia, aquello que meditara la vaca junto al matadero “Primero ¡Pienso! Luego…¡Me comen!” interpretación a caso más acorde a cuanto nos sucede en esto de la Democracia con eso otro de “Voto, luego elijo ” “Elijo, luego soy libre” “Soy libre, luego estoy conforme” siendo de esta conformidad forzada por mantener la coherencia con la libre elección expresada, de donde nace la represión de la queja propia y por su puesto, de la ajena, como les acaece a quienes están a dieta, que buscan por todos los medios que los de su alrededor también la asuman, cosa que les sucede igualmente a los vegetarianos, los culturistas, los castos, los ascetas, abstemios y resto de practicantes de cualquier austeridad, que hacen de su modo de vida y personal opción, todo un modelo universal a seguir por los demás, primero a través del ejemplo, luego por el proselitismo y finalmente, según el mundo les de la espalda, desde el más profundo rencor y resentimiento, a través de su violenta imposición, como parece es el caso que nos ocupa.

Es posible, que para el ejercicio de la Libertad, sea preciso un mínimo de inteligencia; Pero lo que es seguro, es que la Libertad política es la que requiere menos inteligencia de parte de los individuos para poderse expresar. Por eso, la Democracia formal, se sustenta en ese mínimo de inteligencia per cápita de la población, para que todos puedan ejercer su derecho al voto, como no podía ser de otro modo. Es así, como nos explicamos que el PPSOE haya obtenido más de 17.000.000 de votos. Evidentemente, la propaganda de Mediamart habrá ayudado lo suyo, pero ello no es óbice, para que tan pocos, engañen tanto, a tanta gente, durante tanto tiempo, por tonos que estos sean.

Estos diecisiete millones de cómplices, colaboracionistas, sino culpables reconocidos sin cuyo necesario concurso los malhechores públicos tendrían más complicada su tarea de hacernos daño constante, ciertamente, como en las ocasiones anteriores, pronto se arrepentirán internamente de su crimen, mas, en raras ocasiones lo reconocerán ante el tribunal implacable de sus familiares, vecinos y amigos a quienes habrá ayudado a malograr sus vidas con su sinvergüenza acción. Y así como a la hora de votar, pocos son los que se atreven a hacerlo a papeleta descubierta recurriendo a sobres cerrados y a pergeñar su felonía tras biombos y cortinillas, pocos son los que se atreven a confesar su fechoría de haber votado a los corruptos de siempre y del futuro próximo.

Con todo, estos diecisiete millones de malectores, a veces sienten profundas ganas de quejarse amargamente de los males que sus representantes les hacen a ellos y a sus allegados, sirviéndose precisamente de su voto con un sadismo pedagógico parejo al denunciado por Alice Miller en “La cinta blanca” pero a lo bestia. Es entonces, cuando aparece la represión freudiana del humano instinto de rebelión y autodefensa, castrado mentalmente, hipotecado espiritualmente, desde el mismo momento en que el alma cándida se dejara seducir racionalmente, escaso de inteligencia suficiente, para participar con su libre voluntad en la trampa de elegir entre los males posibles, cuando como animal no tenía por qué acceder a ello de contar con sencilla escapatoria. En consecuencia, persuadido de que lo que acontece es debido a su propia elección, soporta con responsabilidad, entre resignado y avergonzado, las nefastas consecuencias de su atropellada acción colectiva perpetrada bajo el atolondramiento de la propaganda y el incesante bombardeo mediático de la campaña electoral, como único consuelo en el que descargar su culpa.

Estos impenitentes votantes, resentidos consigo mismos, defraudados por sus representantes, que sufren en silencio saberse traidores y desleales con los suyos, carcomidos por una débil conciencia cobarde para corregirse, sin embargo externamente no dan un paso atrás ni para tomar impulso y como los homosexuales reprimidos, señalan con el dedo al más puro estilo de Savonarola, a quienes como yo abiertamente practicamos y animamos a la abstención dirigiéndonos la advertencia de “Si no votas…¡No te puedes quejar!” Cuando de pensarlo bien, lo correcto sería lo contrario: sólo quienes no hemos participado de la farsa democrática, estamos capacitados para quejarnos.

Sea entonces que hay dos modos de ver la situación: la de aquellos que cómplices de lo elegido agachan la cabeza compungidos a la vez que niegan a los demás su derecho a quejarse y la de quienes sin motivo de vergüenza nos quejamos todos los dias y no le negamos el derecho a nadie a quejarse, aunque haya sido colaborador necesario de los crímenes cometidos, pues si hasta San Pedro negó tres veces ser discípulo de nuestro Señor Jesucristo…quienes somos nosotros para negarles el pataleo a gente tan infeliz como para haber votado contra si mismos.

LA foto de Rajoy que nadie esperaba

 

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Cuando todo el mundo espera un gesto, una foto de Rajoy con las autoridades europeas o con sus ministros, aparece esta instanténea del futuro presidente con mi persona, tomada en un parque de Bruselas ante el Palacio Real. Los asuntos de los que tratamos son materia reservada, hasta su toma de posesión, momento en el cual desvelaré más información clasificada.

Mierda y representación

 

Aunque sólo sea una vez cada cuatro años, pareciéndome del todo desequilibrada la proporción entre el tramo del calendario dedicado al atolondramiento general por medio de estímulos visuales, acoso constante mediante megafonía, anuncios sorpresivos que interrumpen la programación, propaganda partidista disfrazada de información en los Tontodiarios y misas mitinales exacerbando la más abyecta de las adhesiones a las que puede aspirar la voluntad humana, la Democracia dedica un día a la reflexión, que aunque en sus inicios pudiera resultar escaso margen para tomar una decisión tan importante como lo es decidir quién nos va a representar, según se suceden los distintos planes de estudios, observamos con admiración que el tiempo otorgado empieza a ser adecuado a las necesidades neuronales de la población educada fuera del espíritu crítico y en la total obediencia.
Dependiendo de la idea que uno tenga del Arte, este deberá representar la realidad tal cual es, mostrar su ideal corrigiendo sus defectos, servir de vehículo de ideas, surtir de ejemplos gráficos de la Verdad, la Amistad, la Fe, retratar cuanta belleza hay en la Naturaleza, el Hombre y la Sociedad, hacer de vanguardia estética ensanchando horizontes mentales…si bien está muy arraigada la impresión de que el Arte ha de gustar, cuando a mi modo de entender, bastaría con que precisamente se limitara a impresionar, es decir, a causar y transmitir impresiones, mal que estas causaran disgusto, desagrado y hasta repugnancia.
Los primeros humanos con nociones de representación y cánones estéticos, no dudaron en utilizar sus propios excrementos, entre otros fluidos cual natural pigmento. En la actualidad, no son pocos los artistas que han recuperado tan ancestral costumbre de contar con su propia materia prima como sangre, mucosidades, orines, sudor, semen, cera, saliva, heces y hasta lágrimas al objeto de implicarse en su obra más allá de la mera creatividad intelectual, dejando algo de si en ella a parte de su intención. La idea me pareció genial dentro de la esfera estética. Sin embargo, pronto comprendí la enorme fuerza simbólica que podía seguirse de este otro Arte Real Escatológico, de emplear su pringosa técnica para denunciar a los poderosos.
Yo, hasta este momento, tengo mi pequeña pinacoteca secreta, de la que ya dejé pista escrita en mi ensayo “Memorias de un retrete y otros escritos cochinos” donde en cada obra aparece retratada al mejor estilo de los “Grabados” de Goya, las distintas personalidades e Instituciones de nuestro tiempo que para evitarme querellas, las envío derechitas al excusado, pues aunque no veo delito en pintar a Reyes, Presidentes, Banqueros, Generales, Ministros…como diría Fernando Fernán Gómez ¡A la mierda! como tampoco lo es hacerles un retrato al oleo o a acuarela, como quiera que mi particular visión de lo que debería ser la función primordial del Arte, no participe la mayoría, creo comprensible que para espíritus tan nobles y delicados como los mencionados que han olvidado del todo que son mortales, no les haría ninguna gracia que se les representase con mierda y menos todavía que además de mortales, ¡son cagones! Porque quién más quien menos, todos producimos mierda.
Pensando sobre ello, sobre si tenía derecho o no a representar y retratar a las distintas autoridades y dignatarios con mierda y hacer una exposición pública de mis lienzos producidos en mi oculto taller donde por caballete tengo una taza y asiento un humilde bidé, tomé la terrible decisión para un artista de mantener mi obra desconocida para el gran público. No tanto por un falso respeto que esta gente de ningún modo merece, o porque me avergüence yo mismo de mis fechorías marrones. ¡Para nada! Lo que contra mis más enérgicos impulsos ha motivado que mi obra Escatológica no haya visto la luz en este cuarto de siglo, obedece nada más a que simpatizo con el derecho que toda persona tiene a ser retratada y representada con su propia mierda y no con mierda ajena, porque como bien saben ustedes, sólo huele mal la mierda de los otros.
Caí en la cuenta de esta terrible limitación moral, cuando estando estudiando en Florencia a comienzos de los noventa, rodeado como estaba de los espíritus de Da Vinci, Miguel Ángel, Brunelleschi, Giotto y demás genios de los Uffizi y alrededores, dieron comienzo los juicios contra varios amigos insumisos bajo los auspicios de aquel Biministro de Justicia e Interior que tenía cara de bellaco. Desde la patria de mi querido Maquiavelo, le dirigí una carta solicitándole que tuviera a bien reservarme un poco de su mierda y la delicadeza de enviármela por servicio urgente a la Residencia de Estudiantes donde me encontraba dispuesto ha hacerle un retrato. ¡Hasta hoy!
Su silencio, frustró mi carrera como pintor Institucional y ya ni les cuento de la Corte. Pero aprovechando la ocasión que me brinda el Estado de poder reflexionar sobre la representación, mientras ustedes piensan a quién van a votar, yo me empiezo a cuestionar si a caso cuando la mierda es general, pública, circulando por doquier sin la menor consideración e impudicia, estoy haciendo bien en ocultar por más tiempo mi talento e inclinaciones estéticas, por unos caducos principios que ya nadie respeta empezando por esta gentuza que nos hace elegir y comulgar con su mierda cuando bastante tenemos con la nuestra, y debería de dejar de tener escrúpulos en representarles a todos ellos en pública exposición retratados con mi propia mierda, pues, a fin de cuentas, toda la vida es mierda, y la mierda, mierda es.

¡Que peleen ellos!

 

Entre morir de pie y vivir toda la vida de rodillas, a Santa Dolores se le olvido explicar a los desgraciados que la escuchaban que cabía la posibilidad de escapar hacia Moscú en tren, para luego, transcurrido el éxodo en el desierto de la lucha, regresar como auténticos camaradas del exilio junto a Carrillo para compartir mesa y mantel con los nuevos demócratas como Fraga Iribarne y socialistas con cien años de honradez y como ellos, cuarenta de vacaciones.
Uno ha de pelear por lo que es suyo, por lo de su familia, por lo de su ciudad, su país…por lo de su gente, ahora que sabemos que no hay más derecho que el que tu fuerza te pueda garantizar. Sólo los tontos reclaman sus derechos mientras se les aplasta bajo la bota. Pero, la pelea o el pelear por pelear, no tiene sentido al margen de ejercitar los músculos como en el boxeo. De hecho, nuestro instinto que no nuestro interés, nos mueve a poner paz entre desconocidos que andan a la greña, pues experiencias milenarias han enseñado a la humanidad que nos va mejor en cooperación que en competencia.
Con todo, esa tontería en la que abundan las abuelas de que no hay pelea si uno no quiere, no es del todo cierto. Basta que uno quiera pelear para que haya pelea. Si son dos los implicados, quien no quiere bronca nada puede hacer para evitar el enfrentamiento si la otra parte está decidida a iniciar las hostilidades, pues de no querer poner la otra mejilla tarde o temprano se deberá defender. Pues bien, dado que vivimos en sociedad, las relaciones se transforman en alianzas en casos de dificultad y agresión, de modo que la pelea que empieza entre dos, fácilmente involucra a dos familias y quien dice dos familias, dice dos clanes, tribus, pueblos, naciones.
Cuanto más te toca, por cercanía de los implicados, por interés en su resultado, por cómo te afecten las posibles consecuencias que se deriven del final del combate o del combate mismo como explicita constancia dejo aquello de “ a mi me va mejor y guerras en Sebastopol”…más difícil lo tiene un individuo concreto para escaquearse de la situación ante sus semejantes, pues a ojos de los suyos e incluso de los que no son los suyos, no pelear junto a sus hermanos, amigos, vecinos y compatriotas, es un acto de cobardía y hasta de traición. Bla,bla,bla. Todo esto lo sabemos al dedillo. Pero ¿qué ocurre cuando de este ancestral mecanismo antropológico forjado por la filiación, la amistad, la solidaridad, el poder del grupo, etc, es manipulado por un segmento de la población para comprometer al resto en sus asuntos, cuando nada de lo que está en juego tiene que ver con sus intereses, ni con su gente?
En las próximas elecciones del 20-N en las que se enfrentan el PSOE y el PP – el resto de formaciones son meros comparsas decorativas – no se decide nada de lo que nos interesa, únicamente nos dan a elegir qué verdugo y qué método de ejecución preferimos, si el lento sádico de Rubalcaba o el más rápido de Rajoy. Ambos se llevan muy bien en lo personal y me les imagino partiéndose de risa tras el debate entre bastidores, pues no sé si se fijaron pero entre los candidatos había un tuteo y una química que superaba con creces lo políticamente correcto entre quienes se supone han de partirse los piños y no estar a partir un piñón.
Por si lo anterior fuera poco, además de que sospecho que la pelea está amañada, entre todos los candidatos, no hay ni uno sólo que sea de los nuestros, es decir, de los peatones, de los contribuyentes, de los hipotecados, desahuciados, enfermos crónicos, pensionistas, jubilados, parados…todos son de los de ellos, gente a la que Dios misericordioso haría bien en otorgarles la Paz y el descanso eterno. Porque nosotros, nosotros es lo que deseamos fervientemente. Si tanto desean pelear, ¡que peleen ellos! como los buenos salvajes hacían cuando deseaban averiguar quien mandaba en un territorio, sin necesidad de involucrar al resto en su lucha, como ocurre cual dominó entre la gente civilizada, donde se observa que a mayor grado de desarrollo, más población civil se ve afectada por las contiendas.

Microcréditos a la española

La presencia en España del Premio Nobel de la Paz y fundador del Banco Grameen, Muhammad Yunus, que acaba de inaugurar en Valladolid, la V Cumbre Mundial Contra la Pobreza, siendo como es el pionero de los microcréditos, nos motiva lo suficiente como para reflexionar que su referencia no podía llegar en mejor momento.
La ciudadanía está acostumbrada a los macrocréditos para comprarse una casa a veinte años, un utilitario con cómodas mensualidades, unas vacaciones a plazos. ¡En fin! Todos esos lujos propios de nuevos ricos para los nietos e hijos de emigrantes que nunca llegaron a entender aquello de “lo bien que se vivía con Franco…en Alemania”.
Pero ¡Ya están aquí! Los aplaudidos y reverenciados microcréditos que han hecho posible soñar con el “sueño americano” justa retribución al pobre emprendedor que no se resigna a vivir y morir pobre por el mero hecho de haber nacido así, auténtico factor disuasorio de apetencias revolucionarias que viene a decirnos, que el que padece la pobreza, es debido a su indolencia o mala gestión de sus oportunidades, cuando no por sus vicios y malas costumbres que lo envilecen cada vez más.
No es casual la visita de este banquero bonachón a nuestro mercado financiero en un momento en que hay más de cinco millones de parados, más de doce millones de pobres declarados, dos millones de ciudadanos comiendo gracias al Banco de alimentos, Cáritas camino de ganarse el cielo…Porque puede ser un filántropo, pero su filantropía va detrás de unos resultados. Y hemos de reconocer que el mercado español en cuanto a índices de miseria ya está en condiciones de ofrecer buenas perspectivas de futuro para abrir una sucursal entre nosotros e hincharse a conceder microcréditos a los Españoles ávidos de volver a consumir como antes, aunque tenga que ser en metálico en chinos y mercadillos y no ya a todo trapo con la Sisa Oro y la tarjeta del Corte Inglés.
Supongo que este banquero habrá encargado el preceptivo estudio de viabilidad del negocio que tiene entre manos, por lo que no le pasará desapercibida ni la acuciante necesidad que miles de personas están atravesando en nuestro país, ni la idiosincrasia del carpe diem en la que se ha forjado durante siglos. Así, si en países como la India, los microcréditos se concedieron para que los pobres pudieran abrir un pequeño negocio y jugar al Monopoly de verdad, aquí, Yunos tiene muy claro que su oportunidad está en concedérselo a los jóvenes mimados para que pasen el próximo fin de semana de botellón, para que las chicas se compren ese vaquero ajustado que levanta el culo, para que el padre de familia pueda comprarse el tabaco diario, la gasolina para ir a trabajar…
Los organizadores de la cumbre confían en que la cita de Valladolid permita para 2015: que 175 millones de las familias más pobres del Mundo, reciban créditos para financiar el autoempleo y que 100 millones de esas familias logren unos ingresos diarios de un dólar. No sé como les irá en el resto del planeta; De lo que estoy seguro es que en España lo primero, lo de convertirnos todos en autónomos lo veo inviable con la vocación de funcionarios que tenemos ya retratada por Galdós en “Miau! Pero de lo segundo, tal como vamos, no me cabe ninguna duda de que se alcanzará, más pronto que tarde. Por eso mismo, ustedes podrán observar como las grandes marcas se han apuntado a la campaña ¡Todo a un euro! en los embutidos, las hamburguesas, los desodorantes, etc.