Zascandil

La belleza de la palabra Zascandil, se me impuso por sorpresa de jovenzuelo con no más de doce años, leyendo la obra “Zalacaín el aventurero”. Todavía recuerdo el enorme deleite evocador que produjo en mi conciencia ver escrita por primera vez esta voz a la que hoy hago el honor de entrar en el Diccionario de Bellas Palabras.

La encantadora palabra “Zascandil” es un buen ejemplo de cómo el DBP no se deja engatusar por la senda del significado como algunos detractores de la iniciativa me han acusado, cuanto del significante y la entonación intencionada con que se emplea por la comunidad parlante.

Para la RAE “Zascandil” designa a alguien despreciable, enredador, astuto, engañador y estafador. Evidentemente, si fuera por su denotación, la palabra sería más que fea. Sin embargo, algo hay en su fonética que la delata como muy agradable a la mente de quienes la pronuncian y aún escuchan.

Es verdad que para un espíritu pillo como el mio, términos como tunante, botarate, mequetrefe…poseen cierto atractivo, aunque no tanto como para introducirlos en el DBP, de modo que, algo debe haber en “Zascandil” que la convierta en merecedora de este secreto honor.

Para empezar, bueno es saber que la palabra “Zascandil” es una onomatopeya en su origen; debió nacer en una época en que habían candiles cuando los truhanes y pícaros al entrar y salir de los lugares zingando para cometer sus fechorías, apagaban al paso de sus correrías los candiles que iluminaban las habitaciones, las casas o las callejuelas, de ahí el ¡Zas! Candil. Ya sólo por la cuna lingüística, la palabra merece su entrada en el DBP. Pero hay más…

Si Zascandil sobresale en belleza ante pícaro, truhán, malhechor, bribón, fechorías, tarambana, ratero, travieso, granuja y ese largo etcétera que todos conocemos, es debido a varios elementos entre los que se puede contar:

-La presencia de la z al inicio de la palabra. Cuando una palabra posee un sonido z, ya la hace agradable al oído como le sucede a “sucede” “acontece” “Acaece” por acariciar los dientes. Dicha cualidad, se ve reforzada en el hablante al verla escrita con una z mucho más bonita en su trazo que una vulgar c. El zigzagueo de una z suele ser bastante reconfortante a nivel neuronal por estar ligada simbólicamente desde la aparición del Homo sapiens al discurrir acuoso. Su presencia en mitad de la palabra tiene menor fuerza como en “Fuerza” que si va por delante como ocurre en “Zascandil”. Cuando la z inicia la palabra, introduce al hablante en un laberinto donde el placer reside en la incertidumbre de la búsqueda. No obstante, la energía de la z se muestra en todo su esplendor al final de la palabra como veremos el próximo día con la entrada “Regaliz”.

-Introducido el inconsciente por la z en la búsqueda, la s empapa de sonoridad el aspecto acuoso salibaceo y serpenteante de la acción, multiplicando la expectación.

-La continuación –Candil, por una parte ilumina con su significado coloquial el camino de esa búsqueda emprendida provocando cierto sosiego del alma que se adentra en lo desconocido; mas, también como cualquier otra palabra esconde sus cualidades, pues “Candil” por si misma podría ser buena candidata a entrar en el DBP.

-En Candil hallamos esa típica i que nos hace sonreír. En su caso, mucho más, por ir acompañada de la liquidez de esa ele final que adorna como toda consonante final la palabra.
Pero fíjense cómo ese –il final, nos retrae los músculos faciales, y casi imperceptiblemente ello tiene reflejo en nuestra mirada, la cual, por un fugaz instante, se echará hacia el rabillo del ojo, provocando cierta complicidad con la posición sonriente labial entreabierta antedicha.

El conjunto de factores aquí explicados posiblemente hayan favorecido que esta voz sea una de las más simpáticas de la lengua castellana.

Almíbar

Siendo goloso como soy, es natural que me guste el almíbar. Pero en el Diccionario de Bellas Palabras, no nos fijamos en si nos place lo referido, sino el referente. Es más, a mi me deleita más la palabra “Almíbar” que el Almíbar.

Por supuesto es lícita la sospecha de que su agradable sabor ejerza cierta presión psicológica para que su candidatura sea acogida con regocijo por el DBP. Pero entonces, ¿Cómo explicar que “Dulce” “Azúcar” o “Caramelo” si quiera se me hayan pasado por la cabeza tomarlas en consideración?

La etimología de Almíbar responde al prefijo árabe “Al” y al lexema persa “mey” en referencia al néctar de membrillo. Al ponerme al corriente de esta feliz circunstancia comprendí qué me sucedía: la palabra membrillo, no entra por los pelos en mi DBL, pero siempre le reconocí cierta gracia que atribuía a su terminación en –illo. Pero vista la coincidencia en poseer una (mb), esto me hizo razonar lo siguiente:

En la palabra “almíbar” se dan cita varias relaciones fonológicas que excitan mi mente, a saber, de una parte tenemos ese (mb) que embelesa la palabra; de otra la ele de la primera sílaba que me abre el paladar; y finalmente una sonora erre que cosquillea.

Por los mismos motivos, tenemos que la voz “Malabar” procedente de una región de la India donde eran gentes hábiles y dados a sus equilibrios y “Ámbar” también son preciosas como ellas solas, no extrañándome que esta última se haya convertido en nombre de pila.

Lamentablemente para “Alambique” le sobra la q que la estropea para acceder al club, como le sucede a “alambrada” por esa brusca apertura final “-Brada” e incluso a la sensual “lambada” por idéntico motivo.

Por otra parte, Almíbar cuenta con este toque ácido de la tilde sobre la i que la hace irresistible y de ahí que me halla decantado por ella antes que por las demás aquí citadas.

Lo grato que se hacen al oído y la mente estas voces queda evidenciado en cualquier texto. Vemos:
a) La mesa estaba adornada con centros repletos de fruta endulzada.
b) La mesa estaba adornada con centros repletos de fruta en almíbar.
¿Cuál de las dos frases resulta más apropiada para deleitar la narración?

Celia Villalobos y la Paradoja Agustiniana del Tiempo

Me iba a abstener de realizar comentario alguno sobre el Debate del estado de la Nación, por no dar pábulo a la farsa que sólo sirve para pasar vergüenza ajena entre cuantos echamos en falta algo de sinceridad en los discursos emanados de la casta parasitaria, que con la edad, uno se va haciendo conformista y lo de la inteligencia argumental como que me parece un lujo fuera del alcance en la España de los recortes. Pero el Gran Circo Parlamentario, cuya anodina función televisada garantizaba el fiel cumplimiento de mis votos de silencio, ha querido no perder cuota de pantalla, recurriendo, esta vez, a una de sus mejores tretas para llamar la atención del respetable, cuál es, desvelarnos a qué se dedican sus Señorías mientras ocupan sus escaños.
En el pleno más relevante del año, durante la intervención más importante, cuál es, la del Presidente del Gobierno, la Vicepresidente Primera del Congreso de los Diputados, Celia Villalobos, en sustitución de Jesús Posadas, ocupando el punto más significativo de la Cámara, para entendernos, la Tribuna desde donde se dirige la buena marcha de las intervenciones, se ha puesto a jugar con su IPad al popular Candy Crush, brindándonos así, la mejor estampa para ilustrar el auténtico estado de la Nación, sin necesidad de atender los soporíferos soliloquios compartidos, ni al recuento de votaciones o las pagadas encuestitas sobre quién ha ganado el rifi-rafe, como si el resultado fuera distinto a Criminales 1 Ciudadanos O, por si no bastara ver en el telediario a Bárcenas de vacaciones en la misma estación donde va a esquiar la Familia Real, para averiguar lo bien que va el país, más allá de la descripción gubernamental de los mundos de ¡Yupy! en que parece habitar Rajoy y todo su séquito.
Dado que esto acontece en momento tan crucial, en lugar tan destacado, sabiendo todas las autoridades allí congregadas el alto seguimiento que el acto tiene dentro y fuera de nuestras fronteras, preocupados como están de la imagen internacional que los medios de comunicación proyectamos al exterior por cuanto repercute en los sensibles mercados nuestras críticas, supongo, que debe ser práctica habitual entre los máximos representantes del Estado, entretenerse con algo mientras atienden las largas sesiones del Parlamento, no tanto como se sospecha por falta de respeto o responsabilidad hacia su cometido, cuanto por resolver en la práctica la metafísica paradoja definición que san Agustín propusiera del tiempo, a saber: El tiempo es lo que pasa, cuando no pasa nada.
Porque, el tiempo dedicado al Debate sobre el estado de la Nación, hoy por hoy, es menos útil al ciudadano que el prestado tras los telediarios al tiempo meteorológico. En consecuencia, me parecería muy disculpable que una persona inteligente como lo es la intercepta, vea más oportuno matar su tiempo juntando gominolas de colores en su Ipad que prestar atención al pleno del Congreso como si estuviera escuchándolo por la radio en su casa haciendo calceta, si no fuera, porque su conducta comportaría algún tipo de falta en la administración de tratarse de un funcionario; llevaría aparejada una apertura de expediente por parte de la empresa de haber acontecido durante la jornada laboral de algún oficinista, supondría alguna sanción del centro docente de ocurrir a un profesor en el aula, ¡ipso facto! sería motivo de expulsión del alumno de acontecer la escena en clase; el apartamiento de su carrera a un médico o enfermera mientras está de guardia, seguramente varios días de calabozo de ser sorprendido un Guardia Civil de servicio en su coche patrulla, una multa de tratarse de un conductor de autobús… Pero, Celia Villalobos pertenece a la casta del régimen y goza de ciertos privilegios entre los que se encuentra poder jugar a las gominolas durante su trabajo, sin miedo a ninguna represalia laboral ni perjuicio económico porque, su comportamiento que en otros ámbitos podría ser peligroso para la sociedad, en su caso es inocuo, dado que durante el tiempo dedicado al estado de la Nación, no pasa nada y es preciso rellenarlo.

Empieza el Tic-Tac para la dignidad

No sé si ustedes recordarán la relación causa-efecto pregonada por los medios de comunicación durante los años ochenta y noventa entre los votos democráticamente recibidos por HB en las urnas y los atentados de ETA, convirtiendo en poco menos que bombas lapa el contenido de los discursos proferidos en sus mítines y en balas las papeletas depositadas por los ciudadanos en su libre ejercicio de elección de representantes. En cualquier caso, yo la rescato de la hemeroteca, al objeto de servir de ayuda en su discernimiento a cuantos se hallan todavía con la duda de votar o dejar de votar a partidos como el PP o el PSOE, pues si votar a HB era apoyar a ETA ¿Qué significado tiene en las circunstancias actuales, volver a votar al PP y PSOE?

Hoy en día, sabiéndose lo que se sabe de estas dos organizaciones implicadas de continuo en casos de corrupción multimillonarios, conociéndose con qué impunidad se manejan en su saqueo organizado de las Instituciones, estando al tanto de sus conspiraciones contra la ciudadanía y el Estado, delitos por los que en cualquier otra parte serían condenados por Alta Traición a la Patria, sólo el interés cómplice y la más supina ignorancia podrían justificar que un ciudadano volviera a depositar su confianza en tan dañinas siglas.

No seré yo, quien desde mi postura liberal luche contra el interés individual que cada cual en su conciencia desee defender; las personas tienen derecho natural a hacer, incluso el mal a terceros, en su propio beneficio, eso sí, asumiendo después su responsabilidad que puede depararle igualmente un gran perjuicio. Lo que sí estoy en condiciones de hacer, es evitar que quienes se decanten por tan vergonzosas siglas desprovistas de cualquier ideología que no sea la extensión del crimen y el delito por rapiña generalizada del entorno social, pues ni el PP es demócrata-cristiano o conservador, ni el PSOE socialista o socialdemócrata, puedan en lo sucesivo esgrimir esas excusas de “Yo no sabía” “Lo desconocía por completo” “Nadie me había dicho nada” “De haberlo sabido…” tan redundantes entre la población alemana de postguerra al ser interrogada sobre la existencia de los campos de concentración y las atrocidades nazis.

Aquellos que hasta este 2015 hayan depositado su confianza reiteradamente en el PPSOE, nada tienen que temer en el futuro próximo, si de modo convincente, dan claras muestras de su arrepentimiento, a la manera en como los fieles se dan golpes de pecho en la Iglesia, pues si el mal de muchos es consuelo de tontos, también exculpa a tantos, cuál amnistía general, que estarán en situación de exhibir su decepción personal con sus representantes, de explicitar su enfado por sentirse engañados por los dirigentes y hasta llorar amargamente por haber entregado sus vidas a unas formaciones cuyos ideales han sido mancillados por auténticos granulas, y resto de fraseología que empieza a circular por los bares y plazas a voz en grito.

Pero ha empezado el tic-tac y el tiempo para el arrepentimiento personal, presentar actos voluntarios de autocorrección, contrición y reparación del daño causado, ha iniciado su cuenta atrás y sería una pena que no fuera aprovechado por los infelices que afectados por una mal entendida coherencia interna, una ingenua lealtad y una estúpida obediencia, se quedaran atrás en esta carrera colectiva que ha empezado por la salvación de la dignidad nacional.

Es verdad, que las garantías democráticas que protegen la intimidad del voto, posibilitarán que la gran mayoría de quienes reconocen ir a votar con una pinza en la nariz, mientan en las encuestas a pie de urna por vergüenza, escurran el bulto de su felonía escudándose en la obediencia debida al Partido, le echen la culpa a otros a la primera pregunta acerca de los motivos de tan mal comportamiento cívico…por lo que, a priori, lo tienen más fácil para irse de rositas o de gaviotas, según sea el caso, que aquellos infelices militontos de base que todavía se atrevan a ofrecer sus nombres para confeccionar las listas locales de relleno que acompañan a los candidatos a ocupar las rentables concejalías de obras públicas y urbanismo, así como los bien retribuidos cargos de alcaldía, pues ellos, sí quedarán señalados como apestados sociales para el resto de sus vidas por haber dado su público apoyo necesario al sostenimiento de la ignominia.
Sin embargo, al final, en nuestra cultura escrita, todo acaba por saberse, como estamos observando con los papeles de Bárcenas, la lista Falciani, las tarjetas Black… Y no es cuestión de servir de chivo expiatorio en el nuevo escenario a salir tras las elecciones, para conjurar los males del barrio a manos de sus vecinos, de la empresa entre los compañeros o incluso en la misma familia en boca de los suegros, recuérdese que las masas pocas veces se atreven a ajustarles las cuentas a los máximos responsables, sino a los desgraciados que tienen más a mano, por lo que yo recomendaría a cuantos hasta la fecha hayan alardeado de votar al PP o al PSOE, empiecen a fabricarse pruebas de su distanciamiento sustancial antes de la debacle general, a cuyo efecto podría servir enviar un correo electrónico a la ejecutiva más próxima solicitando la baja inmediata del Partido o un burofax para que quede reflejada la fecha del documento; algún gesto público entre los amigos como romper el carnet o escupir en la foto de un periódico donde aparezca su líder; incluso prestarse a filtrar información ejerciendo de acreditada fuente periodística o de espía al servicio de los adversarios políticos; aunque para ser medianamente convincente, no hay nada mejor que ir con la papeleta en boca desde casa hasta la mesa electoral, para que todo el mundo sea testigo de que has dejado de estar con los enemigos del Pueblo y has hecho lo correcto.