El ejemplo de Don Juan Carlos

Al final, ha resultado que los hechos, poco a la vez, dan la razón a quienes desde el más absoluto de los descréditos, mantenían contra las apariencias que vuestro Rey Don Juan Carlos, era una figura ejemplar, no ciertamente en el sentido cinegético del término potencial objeto de prácticas taxidermistas como en su día propuse en el texto Monarquía disecada, sino con el expresado por la máxima kantiana «Obra de tal manera que tus actos puedan ser tomados como normas universales de conducta.» Pues, si errar es de humanos y de sabios corregirse, de buena gente es pedir perdón y obrar en consecuencia, cobrando hoy valor en alza, la secuencia iniciada con aquel sencillo “Lo siento mucho; me he equivocado; no volverá a ocurrir.” Y finalizada en tiempo y forma con su abdicación. Lección magistral que Don Juan Carlos ofreció en sacrificio para toda la casta política, más allá de soporíferos discursos y brindis al sol, predicando con el ejemplo, aparentemente en el desierto de una España entregada a la picaresca, el disimulo y la impostura, donde nadie dimite hasta que se le cese y nadie es cesado por miedo a que tire de la manta, desmantelando todo el tinglado montado con la excusa de la democracia, el Estado de Derecho y la Constitución.

Pero, quizá, por primera vez en la historia, la abdicación de un Borbón, lejos de perjudicar al país más que su propia presencia en el trono, haya servido para algo, a saber: para iluminar el camino descubriendo los pasos que deben dar aquellos que ocupando puesto públicos, representativos, institucionales de responsabilidad, su comportamiento deja mucho que desear, inhabilitándoles para el cargo ante los ojos de la ciudadanía, sin esperar a que se pronuncien los tribunales y la prensa distinga entre investigados, imputados, procesados, retenidos, detenidos, sentenciados con recurso y sentenciados en firme, esperando el indulto, camino de luz que se recorre en tres pasos básicos:

Primero ¡Lo siento mucho! Aunque desde una ética Nietzscheana no tenga mucho sentido el arrepentimiento por cuanto en una realidad cíclica del Eterno Retorno, volveremos a cometer las mismas faltas una y otra vez, como sucede en mi caso con las de ortografía, es bueno, que el sujeto tome conciencia del mal que hace y si este es privado lo exprese en privado y si el daño es público lo declare en público; es bueno por cuanto contribuye a la pedagogía social reforzando la escala de valores colectivamente compartida. Segundo, ¡Me he equivocado! Asumir la responsabilidad de lo hecho en primera persona y declararlo un error, un fallo, una equivocación…un mal. Y en tercer lugar ¡No volverá a ocurrir! Expresar la intención personal de no volver a incurrir en dicho comportamiento.

Ciertamente, el conjunto de la fórmula tripartita empleada por el pillo compungido de Don Juan Carlos, es muy básica, por adolecer de un acto de contrición, una reparación de los efectos del daño y a caso, en sentido estricto, no alcance la categoría de una petición de perdón, como a las que últimamente estamos asistiendo salidas de la boca de la Presidente del PP Madrileño Esperanza Aguirre o del mismísimo Presidente del Gobierno Mariano Rajoy.
Y ¡Efectivamente! Don Juan Carlos, no pidió perdón, porque era consciente de que en su situación, lo correcto, lo coherente, lo esperado, lo ética y moralmente adecuado, no era pedir perdón como hacen los fieles en el confesionario…Vuestra Majestad Don Juan Carlos, pidió perdón como sólo un Rey puede hacerlo: ¡Abdicando! Acto que por si solo lo engrandece en una de esas piruetas que el destino tiene reservado cuando dios mira en los corazones de los hombres y no en sus posesiones, títulos o nombres, como bien ilustrara Tirso de Molina en El condenado por desconfiado.

Y, suyo es el mérito, entonces, de que hoy, desde las casas hasta las empresas, los niños a sus padres, los alumnos a sus profesores, los empleados a sus jefes, hayan perdido el miedo y hasta la vergüenza en reconocer sus faltas, sus pecados, sus errores, cuando han roto una vajilla entera por ir con patines en el comedor, por copiar en los exámenes, por llegar tarde al trabajo…sana actitud que pese a su contumaz resistencia colectiva, ha terminado por alcanzar a sindicalistos y politicastos que piden perdón por las tarjetas, por las comisiones del 3%, por el dinero en paraísos fiscales, etc.

No está mal para empezar. Pero en política, la petición de perdón a los ciudadanos ¡sobra! La politología no entiende de pecado, culpa, remordimiento, sacramento de la confesión…eso es propio de la Teología; y si se va por este camino, lo suyo sería después de otorgarles el perdón, encomendar su alma a Dios y darles la Extremaunción. Pero, tratándose de política, lo que procede a nivel personal de parte de los presidentes, ministros, diputados, congresistas, senadores, alcaldes y concejales ¡es la Dimisión! Y cuando se trata de Partidos que han amparado, consentido, encubierto, fomentado y orquestado las tramas de corrupción como el PP y el PSOE, entonces toca hablar de ¡Disolución!

La Nada nadifica

Según se desprende del último informe de la Fundación FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada), de 770 páginas en el que han trabajado un centenar de investigadores adscritos a una treintena de Universidades presentado por Cáritas España, ¡todo va a peor! en calidad de vida, ponderados con los datos estadísticos de indicadores sociales como la educación, vivienda, sanidad, empleo, cultura, movilidad, pensiones, etc., pues, sólo el 34,3% de los ciudadanos vive sin carencias, mientras un 40,6% se va hundiendo en la precariedad, el 24,2% sufre ya exclusión moderada y el 10,9% está en severa marginalidad, porque a finales de 2013, había en España 11.746.000 personas en situación de exclusión social, entendiendo por “exclusión social”, estar sin empleo, sin ingresos, sin seguridad social, sin tarjeta sanitaria, sin vivienda, en palabras del Presidente de Cáritas, Sebastián Mora, “sin nada de nada”. Pero ¿qué es la Nada?

Llevo casi tres décadas dedicado plenamente a la Nada. De hecho, la tesis doctoral que tengo registrada en la UPV con el lema “Todo sobre la Nada”, aún no tiene ni un renglón escrito por estricta coherencia con la materia sobre la que versa. En consecuencia, me creo en inmejorables condiciones de poderles avisar en términos heideggerianos que hay más nada que la que nadea.

En primer lugar tenemos la nada conceptual que nos proporciona el lenguaje, palabra a la que como veremos a continuación, podemos asociarle toda clase de valores económicos, materiales, matemáticos, estéticos, musicales, filosóficos, religiosos y hasta políticos; de inmediato se presenta a la conciencia la nada que se asemeja al vacio físico, como el que se pretende para conservar los alimentos; después estaría la nada material como cuando abrimos una caja de cartón para descubrir que no hay nada, nada que podría haberse originado no por ausencia de algo que sería no-ser sino por desaparición de lo que había propia de cuando abrimos la hucha donde hemos metido todos nuestros ahorros y para nuestro horror, nos encontramos con que ¡no hay nada! Ciertamente, para un espíritu positivista del Círculo de Viena, ambas nadas sean identificables. Pero mientras la primera nada, sería una nada, digamos que neutra, la segunda nada se trata de una nada negativa. Una nada híbrida conformada entre el vacio físico y el Todo material circundante, es el hueco, la oquedad que permite la existencia de cerraduras, vasijas, peceras, o el mismo donut cuya esencia no estaría nada claro establecer si obedece más al bizcocho que al agujero…

También podemos hablar de la fría nada matemática comúnmente llamada cero, pero que si la atendemos como se merece, apreciaremos pronto que se trata de una nada bastante llena, al menos de complejidad, pues los problemas que da operar con semejante cantidad hablan por si solas la multiplicación y división, no siendo pocas las veces que para nuestra sorpresa mayúscula el resultado es de lo más paradójico: infinito.

Por su parte, la pintura y otras artes plásticas suelen recrear la nada dejando en blanco o por hacer parte de la obra; a este respecto más sencillo parece en música donde se nos presenta la nada en forma de silencio que tiene su representación simbólica en el pentagrama, como en el lenguaje escrito, el silencio aparece en diferido gracias a los signos de puntuación que nos indican cuándo hacer un alto en la lectura o discurso, cosa que dicho sea de paso, podría haberse ocupado mejor la respiración.

Una nada más angustiosa es la nada existencial kierkegaardiana experimentada por Unamuno a quien más le hubiera valido familiarizarse con la nada del nirvana budista o la mística nada del Maestro Eckhart, si bien es verdad, al final, la muerte representa para todos la nada de todas las nadas, que es seguramente a la que se refería el Presidente de Cáritas.

Porque, en la actualidad, eres lo que tienes; y si no tienes nada, ¡eres nada! Porque, la exclusión te convierte de pronto en nadie, te sitúa en el vacio social, jurídico, educativo, sanitario…, te deja la cuenta vacía, te angustia, te anonada y finalmente te provoca la muerte civil en el más absoluto de los silencios y en la más escandalosa soledad. ¡Matémosles!

PPSOE: Coalición de derecho

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La coalición de hecho entre las dos bandas políticas mayoritarias PP y PSOE, tiene sobrados motivos ideológico-prácticos para presentarse en las próximas elecciones, sean estas municipales, autonómicas o nacionales, en coalición de pleno derecho, ante la ciudadanía, su militancia, sus simpatizantes y potencial electorado, pues a día de hoy, quién más quien menos, aceptamos que en líneas generales entre ambas organizaciones, son más las semejanzas que las diferencias; lo que les une que lo que les separa; lo que comparten que lo que se disputan…aunque sobre esto último podría discutirse todo un curso de semiótica aplicada, por motivos de redundancia.

 

Porque, va siendo hora de reconocer que, más allá de las siglas, PP y PSOE, son dos caras, muy caras, y bien que caras, de una misma moneada. ¿De qué moneda se trata? Se preguntarán ustedes. De la moneda con que se paga la vida pública de la Democracia. Las dos bandas son partidos con vocación de gobierno; ambas organizaciones aceptan el statu quo, sea cual sea este; ambas organizaciones están a a favor del libre mercado criminal, del libre despido criminal, de la privatización criminal de los servicios públicos sanitarios, educativos y de transportes, de los recortes, de la congelación salarial a los funcionarios; los dos partidos están a favor del aborto, si bien es cierto que de abortos distintos, las dos estructuras son partidarias de salvaguardar los intereses de la banca especulativa en detrimento de los derechos de la ciudadanía trabajadora, sus cuadros dirigentes emplean la puerta giratoria no tanto para reforzar a la clase dirigente del país cuanto para canalizar el soborno de las grandes empresas a sus bolsillos, ambas bandas lacrimales obtinen muy oscura financiación en forma de donativos anónimos, son objeto de créditos blandos, privilegios fiscales…en ambas formaciones las Señorías reciben un trato preferente que nada tiene que ver con el dispensado a los preferentistas en cuanto a sueldo, jubilación, pensiones, subvenciones, dietas, sobresueldos, tarjetas, gastos de representación…las dos entidades PP y PSOE desde el inicio han amparado a sus militantes corruptos, han orquestado desde la dirección tramas financieras para el saqueo organizado de España, han permitido toda clase de chanchullos escudándose en la presunción de inocencia mientras no haya una sentencia firme, porque saben muy bien que como sentenciara Cervantes “aquí la falsedad tiene alas y vuela, mientras la verdad le sigue arrastrándose, de modo que para cuando las gentes se dan cuenta del engaño, ya es demasiado tarde”. Pero, ahí tenemos raudo y veloz al refranero para recordarnos que ¡Nunca es tarde si la ducha es buena!

 

Yo siempre he mantenido que es mejor una buena mentira que una mala verdad, entendiendo por “buena mentira” aquella que mientras no se descubre su falsedad, funciona como explicación y por “mala verdad” esa que no convence por muy correcta que sea su formulación. Es así que, como quiera que las personas inteligentes, cultas y bien informadas, para quienes la entente habitual PP-PSOE en la alternancia del Poder no haya sido más que una pantomima, sean abrumadora minoría entre la población analfabeta funcional, indolente y despreocupada, que les ha dado mayorías absolutas que han llegado a rozar el 90% de los votos emitidos, podemos convenir que, pese a todas nuestras quejas aquí arrojadas, la coalición de hecho del PP-PSOE ha funcionado muy bien. Pero, con la misma rotundidad que mantengo esta extraña afirmación, también aviso de su más clamoroso fracaso actual, porque es hora de pasar de una mala mentira, a una buena verdad, cuál es, el anuncio de una gran coalición de derecho llamada PPSOE que garantice la gobernabilidad de España, mientras se acomete la regeneración política, se emprenden reformas para hacerla más transparente y se recupera la confianza de los ciudadanos, cometido ingente que, salvo procesos virulentos y revolucionarios, sólo puede ser emprendido desde dentro del sistema, por los mismos que lo han manipulado, corrompido, expoliado, tergiversado y degradado hasta la máxima expresión, que de casta le viene al galgo, y ahí tenemos como Hoja de Ruta a seguir, el modelo de la Transición.

Proteger el Congreso

Ahora, pasado el pánico de los primeros momentos del shock, cuando la ciudadanía empieza a tomar plena conciencia de estar involucrada en una guerra civil camuflada de crisis económica y a considerar muy seriamente la necesidad de defenderse por medio de una respuesta enérgica que le ponga fin a su gratuito sufrimiento, aprovechando el reciente tiroteo en el Parlamento canadiense a manos de un lobo solitario yihadista, al Gobierno de Rajoy, le ha faltado tiempo para activar las medidas de seguridad oportunas antiterroristas dirigidas a proteger el Congreso de los Diputados, que dicho así, no estaría nada mal, a tenor del desprestigio por estos provocado a la institución democrática, pero que, bromas sintácticas a parte, resulta altamente sospechoso con los antecedentes neocriminales que presenta la Ley de Seguridad Ciudadana aprobada por el PP, cuyo perfil responde más al Estado de Sitio decretado por una potencia extranjera en territorio ocupado donde el ciudadano es tratado de “enemigo”, que al Estado de Derecho de una sociedad democrática donde la población paga con sus impuestos a las Fuerzas del Orden.

Obviado este particularismo local, el caso es que, muy probablemente, el Congreso de los Diputados, sea objetivo prioritario del terrorismo internacional; motivos para pensar así no falta: actualmente España es uno de los viveros occidentales con más entusiastas de la causa promovida por Al Qaeda y la marca de moda, el Estado Islámico; el éxito cosechado con el atentado del 11-M es un aliciente para emular los resultados, con los mismos motivos que entonces: participación de España en las guerras de Irak y Afganistán, la reivindicación de Al Andalus, ser el eslabón más débil de las potencias occidentales…mas, a diferencia de entonces, con mejores condiciones logísticas, con personal altamente experimentado y lo más importante, con un sector de la población autóctona, dispuesta a apoyar íntimamente una acción de castigo en dicho sentido.

La amenaza real, infundada o exagerada, de que miembros del Estado Islámico durmientes se hayan infiltrado en nuestras fronteras para hacer saltar por los aires el edificio del Congreso con todas sus Señorías dentro, por ejemplo, durante una Sesión del Debate de la Nación, puede parecernos bien o mal, suficiente o insuficiente, valoración ética en la que no deseo entrar, por importarme más sus aspectos técnicos, pues si bien, no es necesario ser Jefe de la Policía Nacional para saber disolver una manifestación de ciudadanos desarmados que en su ingenuidad anuncian por adelantado su pretensión de rodear el congreso dándose la manita como en la misa parroquial del domingo cantando temazos como ¡No nos moverán! no acierto a ver el modo de evitar que, un grupúsculo incontrolado, bien financiado, bien entrenado, bien organizado, bien motivado, con ganas de hacer historia y entrar al Paraíso, no alcance el éxito en su empresa.

Da igual el número de efectivos que se despliegan por la zona; la cantidad de furgonetas apostadas en las aceras aledañas; los agentes de paisano que se mezclen con los viandantes…nada de eso puede desactivar un atentando contra un blanco fijo y predecible como lo es un Parlamento reunido en sesión plenaria. Menos, todavía, cuando contrariamente a la prudencia, a bombo y platillo, se anuncia que han aumentado las medidas de seguridad. ¿Entonces? ¿A qué obedece este nuevo numerito?

De igual manera que para atajar el virus del ébola el Gobierno de Rajoy tomó medidas tan efectivas como portar al enfermo en una gran comitiva con sirenas y lucecitas encendidas cortando el tráfico de la capital ante las cámaras del mundo entero para llevarlo a un hospital que previamente había sido desmantelado por los recortes, ahora, lo que toca, es blindar con agentes de la Policía Nacional el edificio del Congreso, para entorpecer que un Kamikaze estrelle desde el aire una avioneta de explosivos mientras Montoro anuncia la salida de la crisis o hace estallar un camión bomba a la salida de un pleno, cogiendo por sorpresa a un buen número de Diputados, da igual que sean del PPSOE, de UPyD, IU o Nacionalistas.