El andar del borracho

La primera impresión que se tiene conocidas una a una las actuaciones de nuestro superhéroe ZP, entiéndase «El cheque bebé», la devolución de 400 euros, todo el Plan E…y ahora el recorte de pensiones y sueldos a funcionarios, podríamos concluir que, o bien responden a una perspectiva de la política cortoplacista, o por el contrario, les guía una muy oculta estrategia de difícil seguimiento para la lógica natural y el sentido común. Sinembargo, mira por donde, no para la ciencia que se ocupa de las Leyes del Kaos, que no deja de tener gracia la cosa.

Los filósofos advirtieron desde antiguo ante la excesiva confianza de la conciencia en los sentidos, aún de las múltiples trampas lógicas en las que una mente puede tropezar a la hora de argumentar, como contradicciones, paradojas o sofismas, y los matemáticos más recientemente, también se han sumado a la suspicacia ante los números, o al menos, ante su interpretación, por ejemplo la «Falacia del fiscal» la «Falacia del jugador» o la «Propensión a la Disponibilidad» como bien ilustra L- Mlodinow en «El andar del borracho» expresión que usan los científicos para referirse al modo en que las moléculas de agua siguen su recorrido caótico, base del enigmático «Movimiento Browniano» observado por Robert Brown en 1827 en unos granos de polen sobre un medio acuoso que solo el genio de Einstein pudo explicar al resolver que, si bien las moléculas son demasiado ligeras para desplazar las partículas flotantes, y las colisiones moleculares ocurren mucho más velozmente en como percibimos sucede la oscilación del movimiento aparente de las partículas visibles, ello se debe a que, ambos efectos se anulan mutuamente quedando solo las casuales preponderancias en una u otra dirección del conjunto de su masa que es el fenómeno que observamos.

Pues bien. Leyendo esta entretenidísima obra, todo me remitía a la gestión de Zapatero, cuyo descomunal aparente disparate, me indujo a sospechar que ¡No podía ser! ¡Tenía que haber algo! Algo que era incapaz de comprender por mi mismo y que evidentemente requería una ciencia superior a la mía…Seguramente esta apertura a encontrar una justificación a tanto kaos gubernamental en la descoordinación ministerial con peleíllas intestinas entre vicepresidentas, desorden institucional a la hora del gasto y despilfarro, contradicción discursiva entre los distintos portavoces y comunicados oficiales como el acontecido con el BOE, incoherencia ideológica concediendo a troche y moche subvenciones a las grandes empresas del automóvil y dinerito gratis a los bancos, absurdos como el que representa la tercera vicepresidencia de Chaves, ironías circunstanciales como el desayuno de Oración, etc, es la que me ha permitido aplicar esta enseñanza a la coyuntura socio-política que estamos padeciendo y que paso a explicar.

Si «La doctrina del shock» de Naomi Klein me ayudó a comprender lo que está sucediendo en el terreno económico, la obra de Leonard Mlodinow ha contribuido decididamente a esclarecer cuál puede ser la correcta clave de interpretación política: hasta la fecha, la política clásica se guiaba por pesados programas formales con gruesos trazos ideológicos aderezados por discursos de probado y reputado andamiaje argumentativo, sólidos principios, fines claros, y procedimientos preestablecidos, buscando con ello el convencimiento racional del electorado, la consecución del bien común, el progreso de las personas y la sociedad, aumentando las cotas de libertad, salud, educación, seguridad, procurando hacer las cosas con transparencia, honradez, efectividad, solvencia, con el único ánimo de despejar la incertidumbre con la que las sanas mentes de los ciudadanos son incapaces de sobrevivir sin estrés, infartos de miocardio y permanente angustia, emulando con ello a su manera al pretendido rigor de la física decimonónica por ordenar, pesar, medir, y cuantificar con exactitud la realidad para que nuestra asustadiza conciencia huidiza de la aleatoriedad y el azar buscando continuos patrones omnicomprensivos en la ilusión de poder gobernar la existencia que le sobrepasa, viva tranquila en la falsa confianza de controlarla…como en su día hiciera Heisenberg con su «Principio de incertidumbre» y con él, toda la Mecánica Cuántica, tirando por la borda todos los postulados anteriores, Zapatero, será recordado en politología como el primero que supo aplicar durante su mandato, los conocimientos todavía poco bien entendidos de la matemática profunda y los misterios de la estadística, cuyos «Efectos mariposa» «Ley de Benford» «Ley de los grandes números» y cómo no, la «Ley del error» entre otras muchas, en beneficio del gobierno Nacional por medio de pequeñas medidas en todas las direcciones que a la postre dibujarán un positivo patrón regular a su favor electoral, cuyo aparente vaivén de digo y dejo de decir, mentido y desmentido, pongo aquí y quito allá, tira y afloja, amago y desamago, geometría variable, economía sostenible, convergencia planetaria…responde a una cuidada, muy bien diseñada trayectoria que para quienes no conocen estos pormenores, puede parecerles «el andar del borracho», y que explicaría dos cuestiones bastante intrigantes: primero descubrir ¡por fin! a que se dedican los más de seiscientos asesores que tiene el inquilino de la Moncloa, y segundo, entender la ¡séguridad! y ¡rótundidad! – escritos según el diccionario esdrújulo zapateril- con la que el otro día anunció su victoria en las próximas elecciones; En cualquier caso, no puedo evitar relacionar la entera escena de la política Española con los alegres compases del «Pequeño elefante» de H. Mancini.

El gato de Schrödinger

¡Necesito un sindicato Animal!

En 1935, el genial Schrödinger, ideó un célebre experimento imaginario consistente en un sistema conformado por una caja opaca cerrada que contiene un gato, una botella de gas venenoso, una partícula radiactiva con un 50% de probabilidades de desintegrarse con un dispositivo tal que, si ello sucede, se rompe la botella y el gato muere. El caso es que, dicha partícula está sujeta a las controvertidas y extrañas Leyes de la Mecánica Cuántica y por ende, la vida del lindo gatito también. En principio, de acuerdo con la Interpretación de Copenhague de N. Bohr, hasta que no abramos la caja, la descripción matemática de las ecuaciones que describen la función de onda, trazan aspectos correspondientes a un gato vivo y a un gato muerto, pero una vez hemos abierto la caja, la mera observación del fenómeno, modifica el sistema, por lo que solo nos es posible identificar o un gato vivo, o un gato muerto. Esta paradoja ha traído desde entonces de cabeza a la comunidad científica.
Pero …¿y si probásemos a modificar algo el experimento, empezando por dejar de lado su naturaleza imaginaria y asumir su realidad, tomando por caja el Mundo, por botella de veneno las fuerzas paramilitares, por partícula radiactiva las relaciones socioeconómicas establecidas y en lugar de un gato, colocásemos a un sindicalista? ¿Variaría la situación? Aunque parezca increíble, no solo no se resolvería el problema, sino que se nos multiplicaría…
Por un lado tenemos que, en aquellos lugares como España, donde los sindicatos están muertos con a penas fuerzas para garantizar a sus liberados ociosas horas sindicales y llegar a firmar con el recto correcto los convenios antes de sentarse a comer con la patronal en los comités de empresa, los sindicalistas gozan de buenísima salud y se les ve muy vivos, mientras por otro lado, allá donde el sindicalismo goza de fuerza, robustez, vigor, efervescencia, y enorme vitalidad mostradas y demostradas día si, día también, en la lucha obrera… ocurre que, sus sindicalistas aparecen muertos en las cunetas como pasa en Colombia, y en toda América, a manos de escuadrones de la muerte sufragados por las multinacionales a las que alimentamos con nuestro consumo. Concretamente 101 compañeros abatidos a tiros durante el pasado año 2009. Según la interpretación de la Escuela de Chicago de Friedman, no podemos estar del todo seguros que nuestro consumo desencadene dicho comportamiento en las multinacionales hasta que les hagamos la autopsia y abiertos en canal podamos leer en su sangre y entrañas ¡Beba Coca Trola! Interpretación esta, que guarda gato encerrado.

El mundo según Monsanto

Somos lo que comemos.
Somos lo que comemos.

Tras varios años de posturas encontradas entre partidarios y detractores de los denominados transgénicos, Bruselas ha optado por permitir que cada estado miembro decida autorizar o vetar la producción de organismos modificados genéticamente (OMG) en su territorio. Con dicha medida, se pretende desbloquear el proceso para dar entrada legal a la distribución y venta de estos productos con mayor celeridad que hasta la fecha dado que a día hoy, solo una especie de maíz había logrado sortear la contumaz resistencia de países que como Francia, Austria, Alemania, Hungría, Luxemburgo y Grecia, han venido mostrando durante más de una larga década, ante el potencial peligro publico sanitario de estos alimentos, así como el enorme riesgo que para nuestra industria y sociedad europea representa dar cabida a estos procedimientos, de cuyos nocivos efectos, ya empiezan a resentirse los agricultores, ganaderos y consumidores de los EEUU, Argentina, Brasil, México y allá donde se le ha dejado sembrar sus venenosas semillas tras hacer caso omiso de la opinión pública, abiertamente contraria a su autorización, como exhaustivamente recoge Marie Monique Robin en su obra “El mundo según Monsanto” en la que denuncia con abundantes pruebas y documentación, los graves daños que para nuestra forma de vida entraña actualmente, dar luz verde a la producción y consumo de los OMG tanto para los pueblos como para las personas.

Lo triste del asunto, es que dicha medida, va a permitir a nuestro Gobierno actuar a sus anchas en tan problemático asunto, como ha venido operando de espaldas a la mayoría de la opinión pública española que, en más de un notable 80% se muestra contraria a legalizar los OMG hasta que no se clarifiquen los distintos estudios científicos independientes debidamente contrastados por una dilatada experiencia acerca de la posible repercusión que sobre el ecosistema y la biodiversidad natural pudiera suponer la siembra al por mayor de productos transgénicos, aunque lo más preocupante a corto plazo para la ciudadanía, es saber, en qué medida su ingesta habitual pudiera incidir en nuestra ya precaria salud, cosa que de momento es imposible porque, como ya se ha apuntado, esta novedosa aplicación científica al campo de la producción de alimentos, es todavía demasiado reciente como para que los resultados arrojados puedan despejar la incertidumbre, salvo, para destacar sus aspectos nocivos, cuando tras su diseño, producción, distribución, y comercialización, están tan pocas manos, como son las siempre sospechosas de Monsanto, DuPont y resto de la industria bioquímica dueña de abonos fosfatados, herbicidas, pesticidas y ahora de las semillas, que de forma desaprensiva no duda solo en manipolizar la herencia genética de la Naturaleza para obtener beneficio sin importarles lo más mínimo lo que pueda sucedernos de aquí a dos o tres generaciones, sino que también reclama para si, la propiedad de la producción futura, cosa que tiene garantizado por unas leyes criminales que se lo permiten, de modo que sembrar sus semillas es sinónimo de autoembargo bancario.
Seguramente el buenismo que practica ZP le haga creer en la propaganda de estas empresas que prometen dar de comer a todo el planeta con solo agitar dos tubitos de ensayo, pero de momento, lo que se ha conseguido es arruinar a todo aquel que haya confiado en su promesa de amplias cosechas resistentes a las plagas, tanto a los pequeños propietarios de granjas en los EEUU como a países enteros entregados al monocultivo de la soja, esa misma que ahora nos meten por yogures, leche, quesos, y en breve no me extrañaría que Microlax anuncie enemas de soja que nos dejarán más tranquilos.
De modo que, urge tomar conciencia de lo que está sucediendo allí donde se ha confiado en los milagros de los transgénicos, para tomar buena nota de lo que se nos viene encima de no reaccionar contundentemente y presionar a nuestro gobierno para que, como exige Amigos de La Tierra, cambie radicalmente su vergonzosa e irresponsable actitud de apoyar 60 veces más los cultivos transgénicos que la sana agricultura ecológica. Yo por mi parte le voy a enviar a La Moncloa, una fotocopia de la portada del libro mencionado, convertida en postal, animando a ZP a que lo lea, con la siguiente leyenda: La Tierra no es del viento. ¡Es de todos! Pero si no lo evitamos, acabará siendo de Monsanto.

Agujeros Negros y vida inteligente

Tanto si estamos solos como si estamos acompañados, las dos opciones me parecen aterradoras.
Tanto si estamos solos como si estamos acompañados, las dos opciones me parecen aterradoras.

Cuando hace exactamente dos años, el profesor Otto E. Rössler, del Instituto de Física Teórica de la Universidad de Tubinga, advirtió del enorme riesgo que entrañaría la, por aquel entonces, inminente entrada en funcionamiento del acelerador de partículas más potente del mundo, el Large Hadron Collider (LHC), sito en la apacible Suiza, al objeto de desvelar los misterios del origen del universo, provocando la colisión de partículas subatómicas denominadas hadrones en un circuito de 27 kilómetros de longitud a más de 40 metros de profundidad, con el que el Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN) pretendía reproducir condiciones similares a las que se supone imperaron instantes después del «Big Bang», abriendo inconmensurables posibilidades a la investigación científica, pero también a la creación en su seno de un nanomicroscópico Agujero Negro incontrolado cuya creciente voracidad podría engullir a nuestro Planeta Tierra en a penas cincuenta meses, a todos se nos esbozó una ligera sonrisa que desplazaba la ocurrencia a los planteamientos alarmistas tan al gusto de quienes gozan anunciar el Fin del Mundo a sus congéneres. Sin embargo, su aviso no cayó en saco roto, y aquel inminente experimento, tantas veces anunciado, fue de aplazamiento en aplazamiento, hasta ver rebajadas enormemente sus expectativas, siendo hoy el día en que sabemos por la prestigiosa revista Nature que un equipo de investigadores de Zurich y Michigan ha construido un simulador para conocer cómo se formaron los enigmáticos Agujeros Negros supermasivos en el Principio de los Tiempos, iniciativa mucho más prudente.
Tampoco en mi fue aciaga aquel sobrecogedor augurio teórice. Hacía más de una década que le daba vueltas seriamente a los asuntos del origen de la vida en el Universo, de si hay vida inteligente en La Tierra, si la hay fuera de ella, y de ser así, cuales son los motivos por los que todavía no ha habido contacto verificable…cuando leyendo que la humanidad había alcanzado el grado tecnológico, no ya de aniquilarse cosa que puede hacer desde hace tiempo, sino de esfumarse sin dejar rastro arqueológico de su presencia, proeza que solo está al alcance de los mayores cataclismos cósmicos, comprendí que ahí estaba una de las claves resolutivas a mis incógnitas…
Todos los cálculos matemáticos señalan que la vida inteligente desarrollada en otros puntos del Universo, tiene una probabilidad muy elevada, simplemente por una cuestión de estadística; Por muy amplio que sea el extracto de observación que usemos como patrón, digamos un Gran cúmulo de galaxias como el de la Virgen al que asignemos valor 1, es tan exagerado el número de estas agrupaciones estelares, que arrojan enormes cifras de su presencia. Eso, sólo tomando como referencia el Universo conocido como realidad unívoca, porque si empezamos a pensar en Universos paralelos y multiuniversos, lo difícil sería explicar cómo no iba a haber más inteligencia que la nuestra. Y aunque como advirtiera un célebre astrofísico “Tanto que estemos solos en el Cosmos como que estuviésemos acompañados son opciones igualmente aterradoras” la insignificante historia humana demuestra que es mejor descubrir que ser descubiertos, motivo por el que soy un firme partidario del proyecto SETI pese a no tener del todo claro que esté demostrada su presencia terrícola.
Considerando estas premisas cruzadas, de una parte el presupuesto de que hay vida inteligente tomando como dudoso modelo nuestro caso que avala el Principio Antrópico tan de moda, y de otra, su alta probabilidad estadística, se barajan las siguientes posibles respuestas para responder la pregunta del por qué todavía no hemos trabado contacto científicamente constatable: En primer lugar, se arguye que ninguna de las inteligencias ha desarrollado semejante grado de perfección técnica que lo posibilite, por lo que permanecen aisladas. En segundo lugar, se aduce que pese a haber alcanzado un grado supino de perfección técnica como para trabar contacto con civilizaciones vecinas, las enormes distancias del Universo profundo impiden de momento que llegue entre ellas los mensajes emitidos. En tercer lugar, tendríamos que aunque nosotros los terrícolas no hayamos podido verificar el contacto, nuestros visitantes si lo han hecho optando por no revelarse para observarnos. Y entre otras muchas explicaciones tendríamos una cuarta respuesta que implicaría que la vida y la inteligencia pueda darse de formas tan ajenas e inauditas que la comunicación entre ellas fuera de momento impensable, como lo ha sido hasta hace poco la comunicación entre personas y cosas, cuya infranqueable frontera se cae por momentos, y en breve podremos escuchar los terribles sufrimientos de una lavadora, como ya es posible escuchar los lamentos de un sauce llorón o interpretar los balbuceos del bebé.
Pues bien, a todas estas explicaciones del por qué no se ha contactado con vida inteligente extraterrestre, añado de mi propia cosecha, una quinta hipótesis que tiene la virtud de, además explicar el origen de los Agujeros Negros y por ende, ser una prueba de la realidad de vida inteligente mejor que nuestra propia declaración como tal, a saber: cuando una civilización inteligente en el Universo alcanza un grado de conocimientos científico-tecnológicos suficiente como para ser capaces de reproducir en laboratorio las condiciones primigenias que dieron origen al mismo, la Naturaleza les premia con un Agujero negro que les abduce a otra dimensión –lo que conocemos como Agujero de Gusano- haciéndolas en cambio, desaparecer de nuestro Espacio-Tiempo, de cuya presencia anterior sólo quedaría precisamente dicho Agujero Negro. Así pues, es imposible que las inteligencias en nuestro Universo contacten, porque justo cuando están en condiciones de hacerlo, la creación fortuita de un Agujero Negro se les adelanta y les trasporta a un Universo superior, paralelo o como se lo quiera denominar, pero fuera ya de nuestro alcance. Allí donde hay un Agujero Negro, hubo en su día una civilización inteligente.
Esta hipótesis que remití a la revista Science al poco de leer las advertencias del Dr. Rössler, por el momento no ha recibido respuesta de la comunidad científica, supongo por la deficiencia del inglés en que fue redactada.

Contaminación lumínica

estrellas

Durante los cursos de verano que con ocasión del Año Internacional de la Astronomía se han impartido en Cantabria, el astrónomo Juan Vicente Pérez se ha quejado amargamente ante los medios de comunicación de que la juventud se sepa de memoria las alineaciones de los equipos de fútbol, y en cambio, desconozca el nombre de los planetas del Sistema Solar. Y no son pocas las cuestiones a dilucidar sobre el asunto de qué es más relevante para nuestro tiempo, si el conocer el firmamento eclipsado por la polución atmosférica y la contaminación lumínica de las ciudades, o la liga de las estrellas retratadas a diario en la pequeña pantalla con todo lujo de detalles…Lo difícil es que ocurriese lo contrario: que la chavalería fuera capaz de hablar de Copérnico y conociera que su obra magna apareció publicada el mismo día en que murió; de Galileo que inventó entre otras cosas el termómetro; de Kepler cuya madre estuvo a punto de ser quemada en la hoguera por bruja, como le ocurriera a Giordano Bruno por sostener la existencia de otros mundos, etc. Y por el contrario no supiera nada de que Beckham es el marido de una Spice Girl, que CR9 es el fichaje más caro de la historia, o sencillamente que fulanito de segunda b, se rompió el dedo meñique del pie izquierdo jugando con su perro en el jardín.
Y es que para ver el tránsito del carrusel de las estrellas fugaces del deporte y la farándula, a los niños les basta y sobra con alargar el dedo a modo de ET, mientras para observar el cielo y contemplar desplegada La Vía Láctea es necesario algo más qué alzar la cabeza, agenciarse un telescopio, tener paciencia y algo de curiosidad. Ahora, también es imprescindible vivir lejos de los núcleos urbanos que con sus despampanantes farolas, letreros luminosos de los grandes almacenes, y la monumental iluminación antiaérea, impiden admirar la magia y el misterio que nos envuelve cada noche mientras absortos como los Simpson perdemos las horas muertas frente al televisor cuyas fatuas imágenes cavernícolas deslumbran las infantiles mentes con ilusionantes juegos de espejos haciéndolas opacas a cuanto requiere un poco de disciplina y atención intelectual.
Nunca antes como ahora, nuestras estrellas mundanas y celestiales, necesitaron de tantos focos para ser iluminadas cumpliéndose así la máxima hermética de la Tabla esmeralda: “lo que está abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba como lo que está abajo”…pero del revés.