Aznar tiene razón

Maine kanpf ist defenderchung a total judis, in strasse, in hause, weil judis ist ain volk freundschaftlich, Bite!

El Presidente Aznar de modo valiente, sin pensar en él, ni en su familia, no ha dudado en jugarse el pellejo situándose claramente en el punto de mira de Al Qaeda como objetivo preferente de sus futuros atentados, al erguirse en paladín de la multimillonaria causa sionista internacional, cuando el pasado Jueves 7 de Octubre, en la muy católica Roma, delante de una nutrida representación judía de la Ciudad eterna, con motivo de la presentación de su iniciativa “Friends of Israel” vino a declarar que, “Israel es un país netamente Occidental incrustado en Oriente Medio (…) con el que compartimos los mismos intereses (…) en consecuencia, cualquier problema de Israel se convierte en un problema para nosotros (…) su derecho a existir, es el derecho a existir de Occidente (…) estamos aquí para defender al Estado de Israel (…) hay una campaña de difamación contra Israel (…) es muy difícil conseguir la paz, si una de las partes con la que estás negociando niega tu existencia…”
Para mi sorpresa, creo no ser el único en coincidir con el anterior inquilino de la Moncloa en contemplar a Israel como un país plenamente Occidental, si nos olvidamos de que es un Estado artificial, Racial, Religioso, militarizado y con el sufragio restringido; Igualmente, mantengo la opinión de que sus intereses a corto plazo, también son los nuestros, geo-estratégicamente hablando, por lo del petróleo y para mantener a los gobernantes musulmanes divididos entre quienes nos hacen la pelota, aun a cota de presentarse ante su pueblo como traidores, entiéndase Marruecos, Egipto, Emiratos Árabes, Arabia Saudí… o aquellos que se revuelven contra nuestro atropello – por otra parte justo, necesario y querido por Dios, según palabras de su amigo el ranchero G. Bush- poniendo en riesgo su seguridad personal y la de sus ciudadanos ante nuestras enérgicas represalias como les sucede a Siria, Libia, Líbano, Irak, Irán…También suscribo que su derecho a existir es nuestro derecho. A fin de cuentas, el Estado de Israel fue la solución humanitaria que a Europa le quedara para deshacerse del pueblo Hebreo, tras el fracaso de la “Solución Final”, aunque todo hay que decirlo, el mismo Hitler propuso algo parecido cuando durante los Treinta, barajó la posibilidad de enviar a todos los Judíos a Madagascar, de modo que, en cierto sentido su realidad es un apéndice extraterritorial de nuestra realidad sociopolítica, y por ende, de nuestra entera responsabilidad.
Ahora bien, me veo en la obligación de disentir con el Presidente Aznar, en lo concerniente a que nosotros “estamos aquí para defender al Estado de Israel”. Más bien, de lo anterior se colige que, de defender alguien a alguien, es Israel quien defiende a Europa en la vanguardia moral y bélica que representa la periferia del Sacro Imperio Romano Anglo Germánico, más conocido como OTAN, poniendo en riesgo las vidas de sus indefensos ciudadanos, como carne de cañón, en pos de los Derechos Humanos, la Democracia, la Libertad y la Paz mundial que nosotros aquí disfrutamos como maná caído del cielo, genuinos valores occidentales que sus gentes humildes emigrados de todos los rincones de nuestro primer mundo, no tienen ningún remilgo pacifista en enarbolar allí, frente a las peligrosas hordas bárbaras palestinas, si bien, para ello se han visto obligados a dejar de lado esos mismos valores, para ser eficaces en la cruzada que libran por nuestra supervivencia; De ahí, la necesidad de que el inocente pueblo de Israel, paradójicamente, deba echar mano de las mismas armas que utilizaron contra ellos los Nazis, para doblegar a los demonios oscuros que amenazan su noble existencia, verbigracia, crear leyes especiales que regulen dónde pueden trabajar, dormir, desplazarse…expropiarles sus tierras, derruirles sus casas, vejarles de continuo por la calle, detenerles a cualquier hora del día, hacerles la vida imposible para que hagan las maletas y se exilien…crear Campos de concentración como el de Gaza, etc, no dejándose engañar por el ardid de los débiles, cuál es, el advertido por Nietzsche de dejarse seducir por acuerdos de paz, negándoles en consecuencia su derecho a la existencia dada su incompatibilidad para vivir como humanos. El sufrimiento espiritual que todo ello comporta para el glorioso pueblo de Israel, sólo Dios lo sabe. Pero como señaló Luca de Tena “ Dios escribe derecho en renglones torcidos” y hemos de aprender a leer en ellos como lo ha hecho el Presidente Aznar.

¡Menuda piña!

¡ES-PI-ÑA! ¡ÑAM! ¡ÑAM! ¡ÑAM!

Aprovechando que al eterno nominado, Mario Vargas Llosa, finalmente se le ha otorgado un merecido Premio Nobel que elegantemente recibe como galardón al idioma español, desearía llamar la atención sobre el particular de que, actualmente en la era de la información a la velocidad que corre esta, debería tomarse en consideración, entre quienes desean cuidar su prestigio internacional, seleccionar los vocablos y expresiones con los que se pronuncian ante un público cercano en la distancia, de cara a evitarse bochornosos equívocos, como el que se produciría en Argentina si una actriz de regreso del Festival de San Sebastian, declarase estar muy contenta con su Concha de oro.

Tras las primarias de la FSM donde ha resultado ganador Tomás Gómez, vencedores y vencidos se desgatiñan en escenificar su unidad, escuchándose por doquier de sus boquitas de piñón, la repetida idea de que son una piña. ¿ Pero qué clase de piña son? Según se les oye hablar, debería tratarse de una piña en almíbar; Empero, las piñas en almíbar suelen venir enlatadas, en rodajas y con un gran agujero en el centro, connotación nada reconfortante supongo, pese a que un partido como el PSOE desee hacerse un hueco en el centro del electorado; Una piña de frutería, así sin pelar, áspera, rugosa, con pinchos…como que tampoco atrae mucho a la clientela, si no es para pelarla y trocearla a la postre; Debe tratarse entonces, de esas otras piñas de los pinos, que a nada que se las calienta, empiezan a chapotear estrepitosamente, pero esto tampoco augura metafóricamente nada bueno que digamos; Menos aún, de recordar que entre los candidatos se han tratado como a lindas piñatas mejicanas. Es posible que con tanta contención, mesura y freno dialéctico, por no decir censura, al final se trate de una piña colada… Si a ello le añadimos que en las mismas Canarias, sin mencionar a Honduras, Uruguay, Bolivia, Paraguay, Cuba y Argentina, la piña es sinónimo de puñetazo, empezamos a percibir la riqueza de su ambigüedad, que recuerda a los puños cerrados socialistas que suelen apiñarse abiertos de par en par, unidos como los de UGT para la rapiña y más afín a una peña que a piñón fijo se ha empeñado en partirse los piños despeñándose entre si a piñazo limpio, que de unos compañeros que están a partir un piñón, garrapiñados, como ahora quieren hacernos creer con los puñales todavía afilados. ¡Van apañaus! Claro que…de colar, quién sabe si el PSOE pasa a denominarse Partido Socialista Obrero Es-piñol presentándose en campiña ZP para darnos el peñazo y estrujando puño en alto una piña.

¿Se merecen una paliza los miembros de la GAES?

Esto de la SGAE es patético. Estoy haciendo cuentas y creo que se me debe dinero...

Estaba el otro día en una cafetería de Barcelona, cuando entre el tumulto a mis espaldas, una tertulia de jubilados subidita de tono llamó poderosamente mi atención. ¡No era para menos! Lo que se discutía en la mesa contigua era si, los miembros de la GAES merecían o no, una buena paliza. Al principio, entre la música, la televisión, la gente que gritaba más que hablaba, la lectura del periódico y que por educación no deseaba escuchar conversaciones ajenas, como que no me enteré demasiado de que iba la cosa, salvo por algunas ráfagas que llegaban entrecortadas “ …pues yo, me negaría a darles un céntimo más a esos canallas (…) es un auténtico robo (…) actúan impunemente, siempre metiendo miedo con sus abogados (…) a esos hay que darles butifarra (…) y al Don Ramón de los cujons, me gustaría pillarle por la Rambla…” La verdad es que me tenían intrigado; Cada vez leía menos las noticias y escuchaba más aquel debate del que todavía no lograba atar todos los cabos: Primero, ¿ Qué les habían hecho los miembros de la GAES para tenerles tan enfadados? Cierto que conozco a una amiga que ha sufrido varias operaciones en el oído, y que está algo cabreada con los elevados precios de los audífonos, pero no pasa de ahí, claro que ella es de aquí y estos otros, catalanes y como se dice, la pela es la pela; segundo, si sabían en concreto quién les estaba haciendo la vida imposible, un tal Don Ramón, a qué venia tomarla con todos los miembros de la GAES cuya plantilla seguramente está integrada por personal altamente cualificado que desarrolla una excelente labor social; y tercero, si esa gente que discutía en voz alta era sorda…cómo es que mantenían en aquellas inaudibles condiciones, a su edad, una conversación tan larga y bien traída, sin decirse unos a otros ¿qué has dicho? ¡Perdona! ¡No te he oído!… Elucubraciones como estas rondaban mi cabeza buscando coherencia a cuanto se venia comentando, cuando en esto, acercose el que parecía dueño del local e intervino efusivamente para retarles con que les invitaba de por vida a los cafés si tenían los arrestos suficientes como para esperar a uno de esos indeseables y darle de bastonazos allí mismo en su establecimiento la próxima vez que viniera. Oído esto, decidí salir de mi anonimato para indagar sobre el particular que reunía todos los ingredientes para escribir un artículo como el presente. Tras disculparme por escuchar su conversación, les conminé a que me pusieran al tanto. Así, me informaron atropelladamente de infinidad de abusos y tropelías de la GAES, pero sin llegar a explicármelo del todo bien, de modo que les interrumpí para abordar la cuestión de forma ordenada. Pues bien, fue decirles solo que, en mi opinión, la mayoría de las personas a las que desearían darles una paliza, son gente honrada, muy profesional que no hacen otra cosa que velar por nuestro bienestar, que casi me linchan allí mismo. Menos mal que, en medio de la algarabía montada, alguien se cagó en el Canon Digital, otro maldijo al “Rey del pollo frito” y más de uno profirió de todo contra los derechos de autor dando vítores al top manta. Entonces, hice frente a aquella tromba de acosadores que se me echaban encima coléricos, enojados y muy pero que muy excitados levantándome de la silla donde me tenían acorralado y les exclamé ¡ Que no son la GAES que son la SGAE! La matización, pareció cogerles por sorpresa, porque de súbito enmudecieron. Se dejaron caer sobre los asientos, y cuando parecía que todo había acabado, alguien entre los presentes acertó a preguntar Pero entonces…¿Sigue en pie lo de darles una paliza? Como comprenderán, no me atreví a contrariarles por segunda vez.

Harrypotteando la cultura

http://www.youtube.com/watch?v=wYGN6nyk0pE

La heptalogía de la británica J.K. Rowling cuyo personaje principal Harry Potter es un joven aprendiz de mago por el que las tiernas generaciones sienten una admiración desmedida, no ha tardado en dar sus frutos más allá del maravilloso mundo de la imaginación. Aparte de traducirse en pingües beneficios para las industrias del cine y editorial, las cuales, con la escusa de extender la lectura entre los más pequeños -como si faltasen referentes clásicos de mejor hechura y Disney no hubiera enredado lo suficiente en el sector- han llevado sin escrúpulos a la literatura infantil y juvenil, las técnicas de marketing propias de cualquier otro producto de consumo: mucha novedad, mucha publicidad y mucho contenido vacuo, su inocente lectura ha conseguido introducir en las desprotegidas mentes de los niños, vetustas ideas paganas, que en su momento, mostraron su ineficacia cuando sobrevino un cambio de paradigma en la percepción espiritual de la conciencia que las dejó obsoletas, quedando como motivo residual para inspiración de poetas que proyectaban sobre su evanescencia un Beatus Ille añorado desde la expulsión del Paraíso, toda vez sus padres han descuidado su educación religiosa, aturdidos igualmente por la lectura perniciosa del “Código Da Vinci” de Dan Brown, y cuya consecuencia lógica ha sido que, en la esfera anglosajona, el folklore que hasta ahora representaba las noches de Haloween o las pintorescas procesiones al monumento megalítico de Stonehenge, haya cristalizado, de estas resultas, legalmente en una religión, que como tal, merece todo mi respeto, pero que como digo, en su día dejó de merecerlo para sus propios seguidores, salvo en las leyendas artúricas, donde Merlín respecto al Rey hacía las veces de un Panoramix que permite a un anciano Asterix convertirse en Superman, moderna encarnación del héroe salvador, azote de villanos, paladín de princesitas.
La gente es muy libre de creer en lo que quiera. Pero lo queramos o no, en asuntos de Fe hay también que prestar atención a cómo esta evoluciona en consonancia con la Conciencia: desde no inmutarse por la infeliz ancestral pura inmanencia, hasta el desgraciado desasosiego postmoderno provocado por una incierta transcendencia, desde el más bruto Panteísmo, hasta el estilizado Monoteísmo, desde adorar a la madre Naturaleza, hasta rendir culto a la deslumbrante ciencia; Todo para llegar al Ateísmo practico militante magistralmente retratado en “El espejismo de Dios” del también británico R. Dawkins, heredero a su pesar de una concienzuda e implacable Teología occidental. Porque sí todo es relativo, entendiendo lo relativo no por “estar en relación”, sino como mal sinónimo “de dar igual” o “ser lo mismo”, corremos el riesgo de ver proliferar en breve, asociaciones protectoras de dragones, Oenegés reclamando los derechos históricos de los Gnomos y quien sabe si enseñando a los escolares a escribir con runas en clase de lengua, a interpretar la cávala en hora de matemáticas, a practicar la alquimia en clase de naturales o a hablar las lenguas élficas de Tolkien.

Es posible que tal y como están las cosas, los haya que en todo ello, no aprecien cierto retroceso de la humanidad o incluso que lo tengan por bueno, y sean muchos quienes aún sospechándolo, no les parezca preocupante la actual marcha de los acontecimientos, por juzgarlo del todo inocuo ante el imparable Happy End que nos aguarda en el despliegue histórico del Absoluto Hegeliano en el que creen firmemente al extremo de no ser conscientes de su Fe. Pero, no sería la primera vez, que una entera sociedad se colapsa, como enseña el mito platónico de la Atlántida o más recientemente la obra del antropólogo J. Diamond donde analiza los conocidos casos históricos de la cultura Micénica o Maya, pues, aunque hoy todavía nos parezca difícil entenderlo por vivir en la cresta de la ola Ilustrada, hay periodos en los que se desaprende u olvida lo adquirido colectivamente, como sucediera con la lectura jeroglífica egipcia o con la arquitectura tras la caída del imperio Romano. A veces sucede por factores climáticos como una pronunciada sequía, otras por continuas guerras, en ocasiones por una mala previsión de los gobernantes…Mas, no pocas veces, todo ello no hubiera sido suficiente para ponerle punto final trágico a su existencia, si sus integrantes hubieran practicado las virtudes individuales y colectivas celebradas en su tiempo, entre las cuales, que duda cabe, hoy en día habríamos de contar el pensamiento crítico, el método científico, el escepticismo, la inquietud por el saber y desterrar para siempre la superchería, los dogmas y la irracionalidad.

¡No tengáis miedo!

 

¡No tengáis miedo! Ya no hay infierno. Pecado y culpa no están de moda. Nadie lee el Apocalipsis de Juan. Y por si esto fuera poco, las profecias de Malaquias, tienen los días contados.

La administración del Príncipe de la Paz Obama, junto a su fiel perrito faldero británico, ha ejecutado un alarde de adivinación al anunciar al Mundo entero que, algo, hecho por alguien, en algún lugar, en algún momento, va a suceder. Ni el peor de los horóscopos que figuran junto a los ocho errores, se hubiera atrevido a pronunciar augurio tan vago. Pero si quienes dan tan impreciso aviso, son las Agencias de Inteligencia de las mayores potencias…entonces todo cambia. ¡Alerta Mundial! ¿Pero qué utilidad preventiva puede tener una advertencia como la emitida?
La respuesta, quizá la hallemos en la mejor obra de interpretación histórica de la segunda mitad del Siglo XX escrita por la genio Naomi Klein “La doctrina del Shock” dónde se explica cómo manipulan a las masas a través del miedo colectivo los distintos gobiernos de turno. Pero como quiera que nuestro sabio hardware esté equipado para influir decisivamente en nuestro programado software, ocurre que las distintas sustancias químicas segregadas por nuestro cerebro en el transcurso de las situaciones que provocan miedo, temor, pánico, pavor o terror, hacen que éste, llegue a acostumbrarse a ellas, de mantenerse la alrma durante un lapso de tiempo demasiado prolongado, permitiéndole reestablecer su capacidad de reacción ante los estímulos sin verse apenas afectado por las indicaciones de riesgo continuas, acaeciendo como les ocurre a las personas que tienen saturado alguno de sus sentidos o a quien toma cualquier droga, una especie de inflación sensorial que obliga a aumentar las dosis, en este caso de desasosiego y preocupación, para que puedan ser percibidas en su intensidad anterior.
Por otra parte, el psiquiatra Rojas Marcos en su “Nuestra incierta vida normal” apunta al curioso fenómeno psicológico que parece contradecir la ley física de a mayor superficie le corresponde menor presión, que cuando se trata de emociones como las señaladas, la psique sobrelleva mejor el peligro racional que el irracional, arbitrario o azaroso, por lo que está más preparada para afrontar riesgos concretos que aquellos cuya incertidumbre resulta impredecible y ante la que no cabe otra solución que resignarse, que a su vez es un último recurso para enfrentarse al peligro antes de entrar en coma que es la última escapatoria que le queda para evitar en vida el dolor, la angustia y el sufrimiento.
De todo ello se colige que hemos arribado al punto crítico en el que ya no parece bastar el continuo bombardeo mediático con accidentes de tráfico, catástrofes en lugares exóticos o asesinatos en las grandes ciudades; Tampoco debe ser suficiente amedrentar a la gente durante sus comidas con las vacas locas, la gripe aviar, la gripe porcina; Supongo que el Cambio Climático hace tiempo que no asusta a nadie y que el fantasma de Al Qaeda únicamente actúa cuando se le necesita; Ya no digamos dónde ha quedado el miedo a una guerra nuclear, aunque de cuando en cuando, se le pasea a Irán y a Corea del Norte para hacer las delicias emocionales de ancianos Hippies y quienes crecieron escuchando a los Beatles o viendo películas de espías. En consecuencia, no les queda otra que echar mano de anuncios genéricos de uso universal que incidan en cada mente aprovechando sus particulares temores, sin necesidad de dar mayores explicaciones.
Merece la pena entonces, previamente a inducir el coma social al que parecemos abocados, traer a colación, las oportunas primeras palabras con las que el 22 de Octubre de 1978, el Papa Juan Pablo II inauguró su Pontificado desde la Plaza de San Pedro ¡No tengáis miedo! aunque parezcan haber cosechado el efecto contrario al deseado, como cuando desde esos mismos púlpitos que desean atenazar nuestro instinto de supervivencia, se nos hacen reiterados llamamientos a la calma, como a los niños que tras asustárseles con ogros, hombres del saco y el Coco, se les deja a oscuras en su cuarto con un besito de buenas noches.