Equivocarse por tener razón

El sueño de la Razón, produce monstruos...Nunca he conseguido despejar la ambigüedad de esta famosa máxima goyesca: no tengo muy claro si la Razón dejándose llevar por sus sueños de hacerlo todo racional engendra monstruos, o si cuando la Razón se duerme y abandona a sus sueños, es entonces que aparecen los monstruos....
El sueño de la Razón, produce monstruos...Nunca he conseguido despejar la ambigüedad de esta famosa máxima goyesca: no tengo muy claro si la Razón dejándose llevar por sus sueños de hacerlo todo racional engendra monstruos, o si cuando la Razón se duerme y abandona a sus sueños, es entonces que aparecen los monstruos....

Son varios los filósofos que como Hume reconocen socarronamente que la Razón es lo mejor repartido entre los hombres, porque todos creen tener la suficiente. Pero para quien cree tenerla toda, suficiente, es demasiado poca como para compartirla con los demás, de modo que, la gente discute no por tener razón, sino por tener toda la razón. Pues bien, en cierta ocasión, cuando tenía veinticuatro primaveras, recibí una dolorosa lección en la escuela de la vida, para la que no me había preparado la carrera de Filosofía, cuál es, que uno puede equivocarse incluso teniendo toda la Razón del mundo; Ocurrió que, rompí con una chica de la que estaba terriblemente enamorado, por haberme dejado plantado sin darme una explicación satisfactoria tras un exhaustivo interrogatorio. El caso es que, por mucho que revisé lo sucedido, el resultado lógico siempre era el mismo ¡Yo tenía razón! Si fuera por coherencia, aún hoy volvería a hacer lo mismo; Pero si algo aprendí de aquella amarga experiencia, es que la posesión de la razón puede llevarnos a cometer las mayores barbaridades, como le sucediera a la Iglesia por mantener la ortodoxia, a las Revoluciones por extender la libertad, o a los Estados por garantizar la paz internacional;
Precisamente esto es lo que ha sucedido en la encantadora Sicilia; Dos médicos durante un parto se pusieron a discutir sobre la necesidad de practicar una cesárea, disputa del todo inoportuna cuando la misma les llevó más de una hora poniendo en grave riesgo la salud del bebé y de su madre, que no sería la primera vez que el exceso de reflexión matara a la acción, como bien saben las democracias liberales cuando se enfrentan a Estados dictatoriales. Por eso, aun cuando la Democracia esté colmada de Razones históricas, metodológicas, numéricas, morales, utilitaristas…todas ellas reunidas, no bastan para que quirófanos, orquestas sinfónicas o parques de bomberos se rijan por ella.
Paz, justicia, libertad, democracia, bien, belleza, verdad, dios, razón y tantas otras palabras que remiten a ideas complejas confeccionadas de experiencias humanas simples propias y aprendidas cuya singularidad las hace necesariamente falibles, no pueden convertirse en creencias tales que en vez de ser ideas que la mente forme, sean ideas que formen a la mente, como se advierte en la película Origen, por lo que el escepticismo crónico y el respeto universal deberían ser las dos primeras cualidades que se deberían transmitir a los futuros ciudadanos, para evitar en lo posible el peligro que aquí subrayo.

Material escorial

No por mucho estudiar, se aprende más temprano.
No por mucho estudiar, se aprende más temprano.

Con el material escolar que se supone ha de formar a la futura mano de obra esclava o escoria social, sucede como con la propaganda yanqui en forma de películas destinada a manipular las mentes de sus oprimidos, que sale gratis a quienes más se benefician de su distribución, ya que sus mismas víctimas pagan encantadas la factura, unos creyendo que les divierte, otros con la esperanza de colocar en mejor posición a sus hijos de lo que ellos están en la actualidad.
Los más bajos presupuestos publicados para iniciar el curso por niño hablan de no menos de 150 euros dedicado a libros de texto, lápices, mochilas, cuadernos, etc. Para lo que van a aprender, todo un dispendio. Lo terrible es que, tras estas escandalosas cifras se esconde, de una parte, la consecución planificada de una juventud contrariada con mensajes equívocos para tenerla del todo atolondrada a merced del mercado y de otra un sigiloso negocio en el que están implicados desde el Ministerio, hasta la casta docente.
En nuestros almacenes de niños, la mente de los pequeños es procesada por el funcionariado con el fin de institucionalizar su conducta. La escoria social, no precisa educación, tampoco formación alguna, puede que algo de instrucción, y más control que disciplina, por lo que el material escolar ha de ser nominalmente educativo, formativo e instructivo, pero de ningún modo, útil a tales efectos; Un buen libro de texto destinado a la escoria social debe destacar en negrita las palabras clave de un párrafo, abundantes esquemas, resúmenes al final de las lecciones, no han de faltar flechitas que relacionen los conceptos fundamentales y si es posible, sus definiciones al lado…con ello, se evitará el aprendizaje accidental o autodidacta de sacar las ideas principales, buscar en el diccionario o pensar por si mismo, destrezas que para nada conviene se expandan entre la población. Además…para algo pagamos al profesorado, pues si hubo un tiempo en que material escorial y casta docente estaban disociados en función, objetivo y metodología, hoy es el día que podemos congratularnos de que dicha brecha se ha reducido sustancialmente al extremo de contar con un armonioso encefalograma plano sin la menor turbación entre los factores implicados habiendo la enorme suerte de que la mayoría del alumnado escoria, cuenta con un excelente material escorial y le corresponde un profesorado bastante escorializado.
Esta criminal contradicción formal planificada del sistema que ofrece una docencia indocente, genera en el educando su primera frustración: la de querer aprender y no aprender nada, ante lo cual, deja inmediatamente de esforzarse, conducta que es premiada de inmediato por la Institución que no busca otra cosa, aunque su impostura general, aparente lo contrario. Como sé que en su mayoría son ajenos al campo educativo, les pondré un ejemplo para que aprecien la verdad de cuanto les comunico sobre el sutil socavamiento con el que opera la técnica de los mensajes contradictorios para someter la mente de las masas…
El aparato criminal docente dedica enormes esfuerzos en cultivar en el alumnado la costumbre del reciclaje por medio de la educación transversal, videos, excursiones, horas lectivas…Pero a la vez, le anima a comprar cada dos por tres compases, rotuladores, cartulinas, plastilina, reglas, ceras,…cuando lo más sensato sería enseñarles a cuidar el material, respetar las cosas, aprender a reutilizarlas, etc. Resultado: el alumnado casi recicla tan rápido como consume.
Y es que, es mucho el volumen de negocio que se mueve en torno al material escorial. Los medios de comunicación, sospechosamente siempre la toman con las librerías, ahora con las grandes superficies, sin poder obviar lo evidente cargan contra sus amos presentes, futuros, inmediatos las editoriales, más en pocas ocasiones se ocupan de ir más allá. Cosa curiosa, porque con el material escorial sucede como con los medicamentos, a saber, que todos salen ganado menos los pacientes, donde se lucra la potente industria farmacéutica, la red de farmacias, los médicos que expiden las recetas, quienes autorizan los medicamentos de la SS, y todo el gremio. Pues con los libros de texto ocurre tres cuartos de lo mismo – expresión que me deja corto- Ciertamente, las editoriales cargan a sus espaldas con su función expiatoria ante la opinión pública de ser los máximos beneficiarios de este derroche ilustrado y todo para que tras quince años de escuela e instituto la comprensión de lectura no alcance más que para obedecer órdenes publicitarias del tipo Bebe Cocatrola, mandarse mensajitos por el móvil o a duras penas sepan tatarear el Pa-Panamericano de Yolanda Be Cool. Pero en la España de Rinconete y Cortadillo, dudo mucho que en asunto tan goloso como es sacar las perras a los esclavos, no ande metido el Estado y los Partidos políticos…Doy por sentado que el Ministerio de Indocencia está más untado que el Tulipán, cosa que escapa a nuestras pesquisas en sus altas esferas, pero que a pie de trinchera basta atender qué funcionario se empeña en que el alumnado adquiera todo el material escorial, para empezar a sospechar; Más, cuando se intuye que el libro a penas se usa en clase. No digamos si los sinvergüenzas dan órdenes de hacer los ejercicios a bolígrafo en los huecos estratégicamente diseñados en el libro de texto, para imposibilitar que otro alumno pueda usarlo al año siguiente. Los criminales ministeriosos son intocables. No así la chusma funcionarial que se presta a esta indocencia que es esperable a la puerta de los colegios para exigirles las debidas explicaciones de para qué manda comprar un libro que no usa, por qué los ejercicios no se pueden hacer en el cuaderno, en qué se diferencia el texto de este curso del anterior…tarea a la que podrían dedicarse las HAMPAs. Esa es otra buena, porque el que no corre…¡Vuela!

Síndrome postvacacional

 

No hace tanto que a las cosas sehamaca les llamaba por su nombre, antes de que el pseudo cientificismo publicitario plagado de terminología abiertamente rebuscada para pasar por bueno el discurso de charlatan, hubiera hecho mella en todos los parámetros de la vida cotidiana, de modo que, al niño travieso, ahora se le dice hiperactivo o a los abusos del colegio se les adscribe al moobing escolar, por lo que no ha de extrañarnos que a lo mas natural del mundo, cual es odiar el trabajo, se le haya encontrado un término más acorde a la moda imperante: síndrome postvacacional.
La primera vez que oí hablar de esta epidemia galopante, entendí mal su ínclito significado; Lo conceptualicé como el cuadro mental que se configura en personas que, obligadas a trabajar durante los periodos estivales, se ven profundamente incordiados por un continuo goteo de exóticas postales provenientes de los mas hermosos lugares, remitidas por familiares y amigos que, sin miramiento alguno, le describen al dorso lo bien que se lo están pasando de vacaciones, sin reparar que con ello sumen en una profunda depresión a sus destinatarios. Así, de las postales vacacionales que irritan al Rodríguez de turno, deducía yo que provenía este insólito padecimiento.
Es curioso que las personas propensas a sufrir el síndrome postvacacional sean las mismas que suelen padecer igualmente el estrés laboral, el cansancio crónico, fatiga general y acumulen bajas los lunes y días de entrepuente. Pero lo que más llama la atención, es que, quienes curran por verdadera necesidad, apenas muestran ninguno de estos síntomas, como tampoco se conoce que ningún esclavo corra el riesgo de sucumbir ante estos males del siglo XXI, y de sufrirlos, será como las almorranas: en silencio. Pues, aunque ustedes no se lo crean, las enfermedades psicosomáticas de los trabajadores tienden a acumularse durante los periodos festivos cuando la precariedad, el miedo al despido o la necesidad de trabajar es mucha; Sin embargo se desplaza hacia las jornadas laborales, según va aumentando la estabilidad y disminuyendo la necesidad de mantenerlo.
Amigos con hijos, me han comentado que este síndrome, normalmente afecta a gente impar, sin cargas ni preocupaciones parvularias. Según me dicen, la vuelta al trabajo es todo un alivio que les permite descansar de la desquiciante jornada de 24 horas al día los 7 días de la semana durante todo el verano no lectivo, teniéndose que ocupar de los niños sin perderles de vista ni un solo minuto. Este acertado apunte, viene a reforzar la impresión arriba apuntada afianzándome la idea de que el síndrome postvacacional desaparecerá por completo con el aumento del paro, la precariedad laboral, la bajada y congelación de los sueldos, el despido libre, los contratos basura, recetas todas ellas provenientes FMI que dan excelentes resultados en tres cuartas partes del mundo, donde no se conocen casos de esta enfermedad y grandes poblaciones como India, China o Corea parecen genéticamente inmunes a la misma. Por esta razón, muchos expertos económicos están inclinados a sospechar que este síndrome, como la aparición de la anorexia y la bulimia, describen una epidemia típicamente Occidental.

EpC: Dónde pedir

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Según Mateo ( 7,7-11) y Lucas ( 11,9-3) nuestro señor Jesucristo nos animó a confiar en la generosidad cuando dijo aquello de “ Pedid y se os dará;” pero como muy bien se ocupa de rotular destacado en negrita la propia Biblia, referido a la “Eficacia de la Oración”, no fuera a equivocarse la feligresía. Con todo, la Iglesia es con mucho la institución, entidad, u organización más generosa, honrada, y eficaz en la gestión de la caridad, ayuda y socorro solidario de cuantas conozco, tanto por el volumen de sus acciones, como por el alcance de las mismas, en tan dilatado periodo como lo es dos milenios ininterrumpidos, en tan amplio espacio como el orbe entero, con tanta gente implicada altruistamente, tantas personas asistidas, de forma regular, que indudablemente, siendo como somos los humanos, solo el Espíritu Santo puede dirigirla en esta labor. Por algo vemos mendigos a las puertas de las Iglesias y no a las entradas de los Bancos. Dato que hemos de tener presente para educar bien a nuestros hijos que en un futuro no muy lejano necesitarán de estas sutiles enseñanzas.
En verdad os digo que, si en vuestras vidas tenéis necesidad de alimento, vestido o morada, esta la hallareis en el seno de la Santa Madre Iglesia con mayor garantía que en otros lados. Observad como los Bancos si tienen es porque no dan. Dicen que conceden créditos, pero lo que los Bancos llaman créditos, no son otra cosa que usura de la que no podréis obtener nada bueno y si en cambio mucha angustia, hipotecas, embargos, desahucios, y la temida ruina. Si los bancos concedieran auténticos créditos, no os pedirían garantía alguna para vuestros proyectos, aprobarían o desaconsejarían correr tal o cual riesgo de modo que si te lo aprueban hacen negocio contigo y si no te apoyan, se arriesgan a perder un margen del beneficio. Pero no es así como se comportan; lo único que hacen es conceder préstamos a personas que ya tienen y cuanto más tienen más les presta, para asegurarse de este modo cobrarse la usura pase lo que pase. Este es el motivo por el que la gran mayoría de los pequeños comerciantes, empresarios e industriales salen de los bancos más pobres de cómo entraron, motivo por el que no hallamos mendigos por sus inmediaciones, no vaya a ser que algún alma cándida apiadándose de un despistado indigente decida abrirle una cuenta con cinco euros y a final de año, el infeliz titular de la misma, acabe en chirona por deudas debido a comisiones. Pero para ser justos he de decir que el Banco a la hora de dormir, da mejor acomodo en sus cajeros de 23:00h. a 630:00h. que los bancos del nuevo mobiliario urbano que los municipios están adquiriendo precisamente para no permitiros dormir en ellos durante el periodo estival.

Aunque resulte paradójico, no es buena política ir a pedir a las sedes de los partidos, porque estos solo son capaces de generar riqueza repartida de antemano entre sus miembros más hábiles en la obtención de cargos públicos. Como mucho solo os darán promesas, pegatinas, llaveros con sus logotipos y hasta de comer en algún mitin si les ayudáis a pegar carteles en campaña, pero poco más. Eso sí, dado que sus sedes por lo general están vacías de liberados, si no os llega para pagar la calefacción, en sus sedes, como en las de los sindicatos podéis resguardaros los largos días de invierno con la excusa de mantener abierta la sede, todo un progreso comparado con los grandes almacenes como el Corte Inglés, donde hay que estar fuera chupando frío, y quien sabe, con el tiempo siempre puede caer algo.

Claro que si eres ingenioso y dispones de mucha paciencia para mantenerte alerta del BOE y estudiar sus enrevesadas directrices, en vez de pedir por la calle, puedes dedicarte a cazar toda clase de subvenciones sin escrúpulo. Bastaría con que te crearas una asociación para solicitar las culturales, una Oenegé para tener acceso a las sociales y una empresa para las demás, fijándote sobre todo en las de origen europeo que suelen ser más sustanciosas, más fáciles de obtener y difícil de detectar el fraude.

De un tiempo a esta parte he comprobado que entre los marginados, indigentes, vagabundos, mendigos y gente sin hogar, se ha puesto de moda ir a pedir a las puertas de los supermercados, tiendas de alimentación y zonas concurridas del comercio de marca. No me parece mala idea. Pero aquí es preciso seleccionar con criterio a qué establecimientos se ha de acudir, porque podría suceder que de no poner cuidado, sean aquellos mismos donde la pobre gente va a comprar porque no le queda otra, y difícilmente va a estar en condiciones de ayudarte alguien que estudia ofertas, saldos y rebajas con el mismo entusiasmo que otros escudriñan a diario los índices económicos de la bolsa, claro que de una bolsa distinta a la del Lidl. No obstante, he de reconocer que si dispones de contactos, de madrugada puedes encontrar auténticos chollos en los contenedores cercanos, aunque es posible que sea un poco tarde para sacar otro provecho de esta estrategia, extendida como está entre las amas de casa, dejarse las vueltas en las tragaperras.
A lo mejor, esa sea una buena solución…probar suerte, e ir a pedir bien vestido a los casinos, pero de forma totalmente discriminatoria, nada de pedir a todo el que entre o salga del establecimiento, en estos sitios puede resultar muy rentable pedir solo a quien le acaba de salir premio o quien gana una mano. Pero no innovaríamos nada respecto al típico pedigüeño de acera; como se puede destacar es convirtiéndose en amuleto personal o en su defecto gafe profesional, basta con acercarse a quien va ganado o perdiendo y presentarte como tal a cambio de un pequeño porcentaje.
Y…¡ lo que se me acaba de ocurrir! Si en vez de ir a pedir a Bancos, Grandes comercios, supermercados, etc, todos os dedicarais a exigir una compensación por no pasear letreros como ¡Estoy así por culpa del BBVA! ¡Yo también compro aquí! o sencillamente no plantaros con los ojos fijos ante un restaurante de cuatro tenedores, es muy probable que se llegara al famoso Pacto Social del que tanto hablan los filósofos.
Bueno, en cualquier caso, para evitar fatales malentendidos, deseo advertiros que si bien a la hora de pedir, la Iglesia es la primera opción, rezar debe ser la última.

Y la Palabra se hizo pecado

Os presento a Fe, Esperanza y Caridad.
Os presento a Fe, Esperanza y Caridad.

El natural materialismo humano, el mismo que empujara a Tomás a pedir pruebas de identidad a su Maestro, llegando a meter el dedo en la llaga para verificar su autenticidad, provocó que los seguidores de Jesús, tomaran al pie de la letra su promesa de volver triunfalmente. Pero, mientras esperaban la segunda venida de Cristo, lo que llegó fue la Iglesia. Y ¡menos mal! porque aquellas gentes de marcado carácter práctico latino, incapaces de sentir una espiritualidad abstracta como la judía, bastante sufrían ya con la reducción de dioses del Olimpo a la Trinidad, como para que se les arrebatara también estatuas, imágenes, medallones, copas, velas, reliquias, cultos, fiestas, libros, cartas, sacerdotes, y cuantos elementos darían consistencia material al Catolicismo.
Así, cuando el evangelista Juan declaró “Y la Palabra se hizo carne”( 1,14) no hizo otra cosa que satisfacer aquel apetito ávido de sustancia, del que participa toda la doctrina cristiana en la que el Dios etéreo, invisible, inefable, infalible, oculto en el Sancta Sanctórum se encarnó en un Hombre, se supone, con todos sus placeres, sufrimientos, sentimientos y voliciones, de no querer minusvalorar tan generoso gesto de su parte.
Y efectivamente, así lo creemos todos los Católicos, Fe que basamos en el legado escrito de los Evangelistas recipiendarios de testimonios directos de los hechos, en los que se recoge imágenes muy ilustrativas de un Jesús que come en casas pudientes, tiene necesidad de descanso junto a sus discípulos, se encoleriza en el Templo, duda ante una petición materna, padece tribulación al ver como se suceden los acontecimientos, tiene sus más y sus menos con la parentela, se deja perfumar pies y cabellos por sus discípulas ¡Perdón! ¡Prostitutas! ¡Perdón! ¡Perdón! unas mujeres que andaban por allí perdidas y le seguían a todas partes. Bueno, a todas partes…¡No! Los Evangelistas, muy, pero que muy sutilmente, supieron hacer referencia a los Bio de Danone, apartando repentinamente al personaje de escena con la excusa de que se retiraba a orar. ¡En fin! En su humanidad, tan humano como cualquiera de nosotros.
¿Qué ha sucedido entonces para que, de la fuerza de una estampa tan relevante como que Dios se haga carne, santificando con ello nuestro cuerpo, nuestra materialidad, y cuanto de ella emana, de pronto se hiciera una lectura abiertamente dispar que repudia a la razón colegir que, de tal premisa pueda seguirse conclusiones como las emitidas en los programas de educación sexual que impartirá la Iglesia en centros religiosos y parroquiales de la Comunidad Valenciana a jóvenes de entre 5 y 16 años, donde se recoge que la masturbación es un vicio o la homosexualidad una disfunción?
Durante la carrera de Teología se me sugirió como posible explicación, que la culpa a este respecto estaba sembrada en el hilemorfismo griego, idea filosófica pagana que nos divide en materia y forma, en cuerpo y alma. Algo de ello hay. Pero no me convence el hecho que de latinos solo se recoja su materialismo mas no sus Vestales y de los griegos su hilemorfismo pero no sus Banquetes dionisíacos, etc. La verdad es que, el cristianismo se nutrió de distintas tradiciones anteriores, como los cultos a Mitra, los misterios griegos, la filosofía de Zoroastro, los ritos egipcios, distintas prácticas orientales, y por supuesto de la cultura hebrea, influencias que desde un principio afloraron entremezcladas, unas veces de forma armoniosa como en la festividad de San Juan o de la Navidad, otras en constante pugna como con los carnavales, pero siempre, con dos marcadas tendencias heredadas: de una parte, la vertiente que denominaré minimalista en la que enmarco la corriente asceta, esotérica, puritana, anacoreta, recogida, separada, sectaria, unívoca, elegida…y de otra la vertiente maximalista, en la que circunscribo la inclinación sensual, sensorial, sincretista, exotérica, exaltada, comunitaria, participativa, plural, universal…Entre ambas corrientes que ya se daban con anterioridad a la irrupción del Cristianismo, apareció la institución eclesial que debió abrirse paso entre los excesos de unos y otros, para acabar imponiendo un modelo que, por serle ajeno como lo es la organización Estatal, a priori no parecía llamado a triunfar en su seno, pero que a la postre le ha permitido sobrevivir, cosa que difícilmente hubiera conseguido de haberse decantado por una de aquellas dos alternativas, siendo la suya la de dar cabida a todas ellas, siempre y cuando no pongan en peligro el monopolio de la interpretación de las sagradas escrituras, la enunciación de Dogmas, el control de las almas a través de la administración de los Santos Sacramentos y no se cuestione la legitimidad jerárquica del sacerdocio. Pues bien, esta tercera vía por la que optó la Iglesia Católica, que requería equilibrios doctrinales entre las diversas posturas, armonizar las múltiples tradiciones apostólicas de las que todos se proclamaban directos depositarios, pactos entre oponentes de fuerzas iguales, ortodoxia, reglamentación, y todo lo que fuera preciso para gobernar una cada vez mayor estructura que crecía por momentos con vocación de perdurar, primó como no podía ser de otra manera, los sacrificios particulares a favor de la causa, que fueron elevados a la categoría de Mártires y Santos, por hechos generosos de dedicación, fidelidad, extremo sufrimiento por persecución y tortura, al extremo de anteponer su Fe a su vida.
Es lo que sucede cuando se tiene por líder espiritual a un crucificado, en vez de, a un rechoncho sentado sonriente como Buda…que a algunos se les mete en la cabeza emularlo, por lo que si Dios pudo hacerse hombre padeciendo por nuestros pecados, acaso ellos, por vía de la mortificación del cuerpo podían convertirse en dioses. Es la falacia que en lógica se conoce como la afirmación del consecuente. Claro que la Iglesia no es la única en cometer el error inverso; hedonistas, onanistas, libertinos, y cuantos deciden entregarse de lleno al frenesí de los placeres carnales, no se quedan cortos al respecto, cuando desean justificarse, sin necesidad alguna para ello, argumentando que si Dios es amor, el Amor es dios, motivo que les convierte en gente practicante, muy celosa de su credo.
De este modo, las dos prácticas ancestrales que al inicio de los tiempos eran realizadas de modo alterno en armonía, pronto empezaron a retroalimentarse mutuamente de modo refractario originándose los primeros especialistas, desde entonces antagónicos: si el uno disfrutaba de la gula, el otro hacía ayuno; si aquel gustaba de recibir masajes y ungüentos en todas las partes de su cuerpo, éste se daba latigazos; que esos frecuentaban fiestas, espectáculos recargados de distracciones bulliciosas con abundante gentío, los otros decidían retirarse del mundanal ruido apartándose de ciudades, pueblos y caminos para vivir en completa soledad, y cómo evitarlo, si la mayoría de los mortales se entregaban a los placeres sexuales, ellos harían lo posible por esquivarlos. No es difícil comprender el desarrollo de estas dos facetas en su paulatina efervescencia: la primera radicalización, apareció en quienes deseaban destacarse del resto emprendiendo el sacrificado camino de la privación, el sufrimiento y el dolor inflingido de modo gratuito al que ya de por si supone el hecho de existir, de lo que cabe colegir que, el mismo debió aparecer en un momento dado del acontecer histórico en el que la abundancia de alimentos, seguridad colectiva, y salud personal, además de vestido y otras comodidades debían estar bastante extendidas como para que sufrir fuera algo diverso a lo que acontecía al grupo del que uno deseaba destacarse. La radicalidad del Maximalismo debió ser muy posterior: Seguramente después de que el modelo radical Minimalista fuera elevado a los altares, alabado, santificado y adorado, lo que ya para muchos fue una ofensa a su modo de vida natural. Pero su extremismo apareció tan pronto lo que desde la Creación de Adán y Eva fuera nuestro instinto primigenio, se prohibiera convertido en pecado, distinción esta que para muchos moderados le añadiera un plus de atractivo del que carecía hasta entonces.
Está bien explicar cómo se sucedieron los acontecimientos, pero ¿cuál fue el factor determinante que hizo preferible institucionalmente para la iglesia la vía Minimalista a la Maximalista? Más o menos ya ha sido apuntada anteriormente: si bien el cristianismo primitivo, espontáneo, libre, personal, que esperaba ardientemente la inminente segunda vuelta de Cristo ponía el acento en la Vida hechos y palabras de Jesús, tan pronto como se percataron que el asunto iba para rato, precisaron de reflexión, compromiso, organización, para poder transmitir la Fe a las siguientes generaciones con la mayor fidelidad posible, de modo que pareció más apropiado decantarse por prácticas que con mayor sencillez permitieran cumplir dichos objetivos que aquellas que pudieran ponerlos en riesgo. Huelga decir que el retiro, el ascetismo, la abstinencia, el ayuno, etc están más en consonancia para dicho menester que aquella otra manera de entender la realidad muy válida para el final de los tiempos, pero de complejo acomodo institucional, más allá de lo que ya la hace pervivir en los individuos la propia Naturaleza. Y precisamente eso fue lo que hizo que la Iglesia, de modo oficial, se decantara por Santificar la especialización en la privación de los placeres: apostó por esforzarse en conservar el camino más arduo y retorcido que da acceso a la divinidad en la convicción de que su dificultad valida su corrección, dado que el otro sendero ampliamente transitado, ya tenía a la misma Naturaleza humana de su parte y no corría riesgo de perder su tradición, si bien, se corría el peligro de dejarse llevar, y no alcanzar la meta. Detrás de esta elección arbitraria de que lo difícil es preferible a lo fácil moralmente, se esconde la milenaria tradición sacrificial, solo que ahora en lugar de entregarse al dios a una virgen, al primogénito, un cordero, distintas ofrendas, o consagración de templos, se le entrega el propio sufrimiento como expiación, no vaya a ser que la simple Oración, el buen comportamiento, y la sola Fe no sean suficientes para un Dios Bueno y misericordioso.
Por supuesto, el culto al cuerpo, el hedonismo, la sensualidad, no han desaparecido de la realidad humana ¡gracias a Dios! Pero si lo han hecho, al menos oficialmente, de la Iglesia Católica, si obviamos lo que sucede intramuros, si solo atendemos a sus discursos. Evidentemente la fuerza del instinto rebasa cualquier propósito de la conciencia, con igual virulencia que esta se propone reprimirlo, unas veces aparece sublimado a través del refinamiento artístico, culinario, científico, deportivo, otras traducido en el ejercicio del Poder, la acumulación de riqueza, la actividad bélica, y no en pocas ocasiones aflora pervertida en el gusto por someter sádicamente a los más débiles, aplicar tortura a infelices, y querer dominarlo todo para ser omnipotentes, omniscientes y omnipresentes, en una versión oscura del Dios al que dicen seguir.
En aquella primigenia elección de la Institución eclesial, aun cuando ya había plena conciencia de lo que se quería, como lo prueba Ireneo en el siglo II, dudo mucho que su desarrollo posterior fuera apetecido antes de que Constantino recompusiera el Paulismo en la maquinaria eficaz que sobrevivió a la caída del Imperio Romano Occidental. Y hasta me atrevería a afirmar que los ulteriores desarrollos más que deseados, fueron consecuencia de una racionalidad enfermiza que convirtió la Teología en un tinglado cuya coherencia interna requería mayores reajustes que todo el sistema aristotélico ptolemaico. Así fue como prevaleció en la historia la Iglesia seguidora del Cristo Muerto, mientras el mensaje y obra del Jesús vivo pervivió soterradamente; Mas para ser justos, la pervivencia de esta última, solo ha sido posible gracias a la fortaleza mostrada por la estructura de la otra, que mal que bien, ha conservado parte de textos, tradiciones, cultos…y quien sabe si hasta de la verdad que dice transmitir.
Pues bien. Va siendo hora de que Roma atienda los signos de los tiempos sabiendo vislumbrar en la otra vía Maximalista, que otrora acallara en favor de la Minimalista, más propicia a sus anteriores intereses, la tabla de salvación que necesita, ahora, que dicha opción parece agotada por haberse desviado de su virtud. La historia ha enseñado que la vía ascética, la privacidad sensorial, el silencio, la soledad, y demás prácticas, bien encauzadas pueden elevar el espíritu hasta el Éxtasis espiritual como en el caso de Santa Teresa, pero también puede arrastrar la mente humana a lo más sórdido y aberrante de nuestra Naturaleza como lo prueban los casos de pedofilia y los cuadros ilustrados por el Marqués de Sade entre cuyos personajes principales siempre figuraban clérigos y miembros de la Curia. ¿por qué entonces empeñarse en apostar por esta vía que ha demostrado no ser segura, cuando existe otra cuyos resultados, en mi opinión, no son distintos de los ofrecidos ahora? Con ello, podría abrirse una segunda vía de Salvación… La mirada estética, la insinuación sensual, la sugerencia sensorial, la aspiración apolínea, el goce dionisíaco, el esfuerzo cosmético, la contemplación narcisista, el culto al cuerpo, y evidentemente el sexo, pueden ciertamente comportar vicios, pero no más que sus opuestos, que también dan lugar al genio artístico como Debussy, la construcción de catedrales góticas, ejemplos de superación y honradez como los atletas y deportistas, las mismas fiestas, la gastronomía, los avances científicos, etc. ¿ Por qué entonces a la una se la continua midiendo por sus virtudes y a la otra por sus vicios cuando amabas bien practicadas pueden traer el éxtasis u orgasmo psicosomático y mal llevadas con exceso sin cuidado pueden degenerar en vicio?
En mi opinión, el Catolicismo debe afrontar su enésima reforma sin miedo a romper con la Tradición, pues es Tradición en la Iglesia acomodarse a cualquier circunstancia sin renunciar a lo esencial, que no son ni el idioma en el que se expresa, ni su vestimenta, ni su calendario eclesial, ni sus liturgias, ni las Sagradas Escrituras, ni la forma en que se administran los Santos Sacramentos, ni siquiera los Dogmas de Fe, pues todos ellos han sufrido y sufrirán diversas transformaciones, sino su supervivencia como Institución, cosa que en principio está garantizada por parte del Espíritu Santo, pero como quiera que los seres humanos estemos capacitados para obrar en contra de nuestros intereses por habernos creado Dios libres a su imagen y semejanza, podría ocurrir que no fuera así, de continuar resistiéndose su burocracia vaticana a hacer lo que sus antecesores supieron hacer cuando debieron hacerlo, es decir, acometer las necesarias reformas, sin miedo a romper con cuanto de accidental y perentorio había en su seno, desprendiéndose de todo ello como si fuera un lastre, para reemplazarlo por nuevas y mas eficaces instrumentos con los que seguir guiando a las almas sin necesidad de cambiar de religión, porque no otra cosa les sucede a las doctrinas que fieles a su tradición, cuando su tradición no fue fiel más que a su necesidad, que acaban por agarrotarse por un idolatrado pasado que las incapacita para responder a la necesidad de su tiempo que pretender atender con fórmulas eficaces cuando fueron aprobadas, pero del todo caducas para su presente, que acaban por languidecer en una escandalosa agonía hasta verse superadas por una espiritualidad de nuevo cuño que si sabe recoger cuanto de bueno había en su antecesora.
Si en nuestro imperfecto mundo, todos los caminos llevan a Roma, con mayor seguridad lo harán a Dios que está en todas partes habitando, no en las leyes pétreas, sino en el corazón de los hombres. Por eso Benedicto XVI debería plantearse seriamente, no ya abolir la obligatoriedad del celibato, la prohibición del acceso de la mujer al sacerdocio, la condena de la homosexualidad, el divorcio y resto de posiciones anacrónicas sin fundamento en los evangelios que alejan a la Iglesia institucional, de la Iglesia Pueblo de Dios, imposibilitando la fluida comunicación de la Verdadera Fe, cosa que en tiempos de Pío IX hubiera sido vanguardista pero que ahora resultaría insuficiente para contra restar el recelo -cuando no mofa- general hacia cuanto se diga desde un púlpito eclesial, sino apostando decididamente por dar cabida dentro de la Institución, sin por ello prohibir las que hasta ahora son la norma – gran error del Vaticano II – aquellas opciones defenestradas por motivos ajenos a la auténtica práctica religiosa, que gozaron en otro tiempo de probado prestigio entre la noble aristocracia, que de actualizarse, podría elevar de nuevo la relevancia social de quien ocupara el Trono de San Pedro, facilitando a su vez, la continuidad de la labor Evangélica.