Soy de los pocos castreños nacidos en Castro. Más por mi dilatada intermitente presencia la composición que tengo del lugar obedece más a recuerdos de infancia que a la presente realidad, de modo que, cuando ayer supe que las “II Jornadas Matemáticas” se celebraban en “La Residencia”, no pude menos que ubicarlas a las afueras del pueblo, bien en Urdiales, bien en la Loma, figurándome que en el transcurso de estos años habían reconvertido sus instalaciones en Casa de Cultura. De ahí, todos mis anteriores esfuerzos en ahorrarme una caminata que no era; A poco de tomar un taxi prudentemente pregunté por cómo se iba al lugar descubriendo para mi vergüenza que la famosa “Residencia” está sita a menos de una manzana de mi casa. ¡Es un perro y me muerde! Pues bien, llegado allí observo que en dicho centro oficial, sí se hallaba disponible toda la información y tras comentarles mi peripecia al amable personal que me atendió, sorprendidos me advirtieron que se trataba de un Congreso al que se acudía por invitación o previa inscripción y que sería de los pocos que no supiera del asunto. ¡Y tanto! Como que fui el único que se había acercado con ánimo de asistir a las conferencias en todo el día. “La próxima vez le pregunto a mi peluquero favorito Agapito, comenté. Con todo, en un muy buen hacer, se prestaron a dar noticia de mi llegada a la organización, siendo así como pude acceder al mejor Templo del Mundo de las Ideas de Platón.
Tras ser recibido por Mariló López, Directora de “Pensamiento Matemático” y Adela Salvador Directora del grupo MAIC “Matemática Aplicada a la Ingeniería Civil” y tirarme de las orejas porque en su web sí está colgado el programa aunque los medios de comunicación no lo hayan reflejado, respondieron al espontáneo entusiasmo del lugareño con una muy cortés invitación a que me quedara al resto del Congreso haciéndome solemne entrega de la memoria ya impresa, gentileza que correspondí posteriormente con mi famoso “Inútil Manual para entender la Mecánica Cuántica y la Teoría de la Relatividad”.
Buscando el mejor adjetivo para describir la Matemática que he encontrado en estas “II Jornadas Matemática Everywhere” bella, entretenida, divertida, sorprendente, curiosa…vino a la memoria la anécdota acontecida a Lewis Carroll, quien además de gran escritor, era un prestigioso matemático de su tiempo: Resulta, que a sus oídos llegó la noticia de que a la Reina de Inglaterra le agradaba mucho leer su obra. Ni corto, ni perezoso, le envió a palacio varios suyos tratados de lógica y álgebra. Huelga decir, lo contrariada que quedó aquella al recibir tan extraño obsequio, porque el rumor hacía alusión ciertamente a su obra, pero a la famosa “Alicia en el País de las Maravillas”. Pues bien, puede decirse que me ha sucedido lo contrario: aunque conozco los recovecos más apasionantes de su historia y de lo inquietante que resulta para la Física comprobar que la experiencia va por detrás de su formulación, les confieso que iba predispuesto a soportar el suplicio de asistir a discursos de cuya audición poco podría sacar en limpio salvo artículos, verbos y preposiciones. De modo que, cuando las conferencias trataron de las enigmáticas paradojas, los sorprendentes resultados de la Teoría de juegos de Nash, el emocionante papel de las Matemáticas en el transcurso de la Segunda Guerra mundial, en los juegos de Magia, en la Música, los Agujeros Negros, etcétera, he disfrutado como el célebre personaje al otro lado del espejo. Y es que siempre me han chiflado las matemáticas, sobre todo las más desinhibidas.
Al principio, un filosofastro con sus cuatro lecturitas de las materias versadas, rodeado como estaba de tanto profe de Mates venidos desde Valencia, Sevilla, Madrid, Barcelona, “de todos lados menos de Cantabria” como se lamentaban sus organizadoras, me sentí un poco cohibido con miedo a ser descubierto en mi supina ignorancia ante cualquier mínima expresión que fuera más allá de un polinomio. Pero, según fueron transcurriendo las ponencias cuya profundidad lejos de ser oscura resultaba esclarecedora, fui sintiéndome más en mi salsa, cosa a la que contribuyó enormemente corroborar que los de mi gremio, a saber, gentes cultivadas en saberes inútiles como la Filosofía, la Teología o la ´Patafísica, nada tenemos que envidiar en impuntualidad y torpe manejo de las nuevas tecnologías a los representantes de las auto proclamadas ciencias exactas.
No deseo finalizar estas líneas, sin animarles a visitar la exposición fotográfica bajo una perspectiva matemática y menos, sin dar las gracias a los promotores que en su día tuvieron la feliz idea de traer a Castro la sede del Centro Internacional de Estudios Matemáticos, a los responsables políticos que asumieron tan arriesgada apuesta por la Ciencia y a cuantos en la presente legislatura, contra viento y marea por causa de la crisis, supongo que ante la incomprensión general, han tenido a bien mantener la financiación de este proyecto, cuyos réditos y prestigio van más allá de los meramente académicos, pues si para algo me ha valido infiltrarme entre tanto pitagorín, ha sido para descubrir que pese a todas las fechorías urbanísticas de las que somos capaces, todavía nuestro pueblo es celebrado por los foráneos como bellísimo, acogedor y digno de volver a visitar.