¡Queremos Luz!

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En cuanto proveniente de lo más alto, la Luz hija del Sol, hermana del calor, fuente de vida y salud pronto fue asociada a los valores de Verdad y Conocimiento por cuanto con ella pueden hallarse las cosas que están ocultas a los ojos despejando sombras y brumas en el mundo cuanto dudas e incertidumbres en la mente. El Dios bíblico dejó muy claro al inicio del “Génesis” que no se trataba de un rival merecedor de culto dado que fue creada por su santa voluntad “¡Hágase la luz!” si bien en un intento de racionalización Platón le devolviera su primacía entre los hombres curiosamente en el relato conocido como “Mito de la Caverna” donde de paso, sitúa su naturaleza solar muy por encima de los similares frutos ofrecidos por el Fuego que le había arrebatado adoradores desde que Zoroastro y compañía instauraran su culto. La travesura de Diógenes paseando bajo el Sol de Atenas, candil en mano, precisamente era un modo irónico de denunciar la falta de autenticidad de su tiempo. Dónde en cambio la luz del fuego se revelaría como salvadora fue en el interior de los templos en forma de velas o antorchas y durante las noches cerradas en las que a falta de una buena Luna, sus luces guiaban las almas perviviendo en el calor de sus llamas encendidas el recuerdo de lo que fueron. Todo este caudal simbólico que aún perdura en nuestras expresiones como cuando decimos “le faltan luces” en alusión a alguien que ha hecho alguna tontería, o “vamos a arrojar algo de luz” cuando nos disponemos a esclarecer una cuestión que ha quedado sin comprender o por ejemplo, en la más técnica solicitud de “luz y taquígrafos”, tuvo su resarcimiento intelectual en la mismísima Teología ese conocimiento que primero la despojara de su halo divino para posteriormente adueñarse de sus ancestrales cualidades, verbigracia, identificando peligrosamente al propio Jesús como “Luz del Mundo” que un poco más y le nombran Príncipe de la Luz”, pues dio origen al denominado Iluminismo más conocido en la España del XVI como “Alumbrados” y en el campo de la ciencia a la Ilustración, que no por casualidad bautizara al XVIII como “Siglo de las luces”, aunque también es verdad apareciera en el seno de la Masonería los muy oscuros Iluminati.

Con este batiburrillo por montera, el otro día, mientras no levantaba las gafas del plato donde daba cuenta de unas excelentísimas alubias rojas – esas sí que son excelencias y no los canallas que se hacen presentar como tales – no pude menos que alzar la cabeza cuando proveniente del Tontodiario, escucho a unos escolares sentados en un patio a plena luz del día clamando al unísono ¡Queremos la luz! Lo cierto es que, administrando los buenos sacramentos, no atendí previamente la noticia y por un momento pensé que se trataba de un grupo espiritual de la Nueva Era. Pero no. Se trataba de algo más trivial…no estaban reclamando de la Administración correspondiente que les iluminase espiritualmente, sino más bien demandando que en las instalaciones de su colegio apareciera ese fenómeno natural que Edison lograra arrebatar a los dioses cual Prometeo y al modo de un Genio oriental atraparlo en una lámpara de cristal llamada bombilla.

Y es que, en pleno siglo XXI, los 760 alumnos del instituto “Jorge Juan” de Alicante se han quedado sin suministro eléctrico a causa de los impagos por parte de la Consejería de Educación Valenciana. Gracias a su anacrónica reclamación, nos hemos enterado que en breve el culto a la luz y también al agua van a experimentar un nuevo renacer de aquí al Equinoccio, porque según parece, su centro, es uno de tantos de aquella autonomía regida por el PP que han empezado a recibir las primeras advertencias serias de las compañías de luz y agua por reiterada morosidad, desde que el Consell dejó de enviarles el dinero para los gastos de funcionamiento allá por el mes de Mayo del año pasado, cuantías que seguramente se podrían sufragar en su totalidad si la Casa Real devolviera lo urdangarizado de las Arcas Públicas valencianas o en su defecto, el Partido Popular se hiciera responsable subsidiario de la corrupción y mala gestión de los gobernantes que ha mantenido al frente de tan magno desbarajuste a sabiendas.

Además, han hecho bien estos jóvenes bachilleres alicantinos de protestar bajo la protección de los rayos solares y ante las cámaras, a tenor de la fulminante expulsión en el IES Vilaroja de Almassora (Castellón) de un estudiante de Imagen y Sonido llamado Fran por el mero hecho de haber criticado la falta de calefacción durante las horas de clase en Facebook ilustrando el justo comentario, con una foto en la que se ve a sus compañeros con mantas y abrigos en el aula.

Real modelo educativo

Leo con estupor, que la Casa Real, hace ya algunos años, aconsejó al Duque de Palma abandonar el Instituto Nóos, recomendándole que optara por buscar una actividad profesional por cuenta ajena, a ser posible fuera de España.

Dado que la noticia ha sido publicada, grosso modo, en todos los medios de comunicación, cual consigna, no estaría muy equivocado sospechar que procediera su dictado directamente de la más alta instancia oficial, al objeto de atajar la creciente indignación popular porque en la Casa Real nadie hubiera puesto celo en que cosas como las que se están sabiendo del “Caso Urdangarín” no tuvieran cabida en su seno, o en su defecto, una vez descubierto el pastel, nadie atajara con diligencia la situación, primero poniéndole freno, para acto seguido, en mor de la justicia, acometer la rápida reparación material y moral de los daños ocasionados a terceros. Al menos, eso es lo que se espera de todo buen padre de familia que busca educar a sus hijos en la virtud.

Evidentemente, la idea de este comunicado consiste en generar la sensación de que, por parte de la Corona, se hizo cuanto estaba en su mano, dejando deslizar esa feliz ocurrencia de si “Primos hermanos, parientes lejanos” que vamos a decir de un yerno. Y debo confesar que el contenido del texto rezuma una sinceridad abrumadora, que pasma a cuantos la leemos detenidamente, pues de sus líneas uno deduce sin ambages, cómo se llevan las cosas de Palacio, cuando hay prisa.

Igual estoy en un error, pero de lo aireado en prensa, yo entiendo que en el mismo instante en que el Jefe del Estado tuvo noticia de los turbios negocios de su pariente, lejos de preocuparse por conocer la verdad del asunto velando por el modo de corregir sus desmanes, lo primero que sugirió fue ¡Sal de ahí antes de que te pillen! Y ¡Pon pies en polvorosa antes de que te echen el guante! Nada de ¿Cuánto has robado? ¿A quién? Mañana mismo vas a acompañarme a devolverlo y si te lo has gastado, aquí tienes de lo mío para reembolsarlo de inmediato y ya arreglaremos tu y yo cuentas luego…

Imaginen ustedes que su hijo, un buen día, entrara por la puerta con una videoconsola de 150 euros en la mano y con un Ipad en la otra de no menos de 300 euros: ¿no le preguntarían, de dónde has sacado esto? ¿te lo han dado, quién, a cambio de qué? ¿Te lo has encontrado cuándo, cómo?…¿No continuarían ustedes el interrogatorio hasta esclarecer el asunto, aunque ello supusiera probar la vergüenza de descubrir que su retoño es un ratero en ciernes dedicado a registrar las mochilas de otros niños en la biblioteca del barrio? ¿No le trabajarían pedagógicamente la cara para que sintiera la diferencia metodológica de lo que está bien de lo que está mal? ¿No acudirían derechitos a su habitación para registrar sus escondites habituales en busca de otros fraudulentos botines con urgente ánimo de hacer un exhaustivo balance de a cuánto asciende la fechoría y número de afectados? Y finalmente ¿No le llevarían de las orejas con todo el alijo incautado a la biblioteca para ver el modo de restituirlo a sus legítimos dueños? ¡Claro que sí! Ustedes, han sido educados en la honestidad, el respeto a la Ley, el Bien común, el Interés General y todas esas cosas retribuidas en la otra vida con un gran patrimonio espiritual. Pero por lo que se ve, la Casa Real, no sólo está al margen de la Constitución legal, según parece también lo está de la ética de la plebe.

De cundir el ejemplo divulgado, de ahora en adelante, ante el caso descrito en el párrafo precedente, lo suyo sería decirle al niño: ¡Bueno! Saca inmediatamente todo esto de casa; deshazte de ello cambiándolo en el rastro; No vayas más por esa biblioteca; Y te recomiendo trabajar de modo más profesional lejos de casa, en alguna biblioteca del extrarradio. Pero no te preocupes: hasta que no se descubra, puedes contar con nosotros para todo.

Por lo demás, sólo debo añadir que lo de “trabajar fuera de España”, me parece acertado para aliviar las maltrechas arcas públicas del país, aunque lo de “por cuenta a ajena” sea una redundancia.

Pantaloncitos cortos

La cíclica controversia sobre la conveniencia del uniforme escolar que aparece con cada inicio de curso, esta vez asoma a la opinión pública de la mano del colegio femenino perteneciente al Opus Dei “Les Alzines de Girona” cuando el pasado Martes obligó a una treintena de sus alumnas adolescentes a marcharse de clase y volver con una indumentaria más acorde para con la normativa aprobada el pasado Junio por el Claustro y el Consejo Escolar, en la que se estipulaba que las alumnas habrían de vestir una indumentaria correcta, aunque no institucionalizada, como una falda, pantalones largos o cortos a la altura de la rodilla y una camiseta de manga corta pero no de tirantes…directiva que ya suponía una concesión para las estudiantes de bachillerato respecto al resto del alumnado de cursos anteriores que han de continuar llevando el uniforme oficial del Colegio.
Algunos padres, se mostraron molestos con la actitud drástica del centro, aduciendo que hubiera sido menos violento para todos haberles avisado esta primera vez, en lugar de humillarlas delante de sus compañeras y ante ellas mismas y sus familias con volver a casa a cambiarse o pedir ropa prestada a sus amigas e incluso irse a comprar algo con lo que poder salir del paso. Pero, la portavoz del colegio, Alba Serra, concretó que las alumnas se presentaron con una indumentaria «exagerada» responsabilizando de ello a los padres. «que están al corriente de la normativa desde hace meses. Además las ven salir de casa vestidas con tacones altos, camisetas muy abiertas… ¿Pero adónde van: a la escuela o a la discoteca?». Además, en su opinión, “esta situación que genera dinámicas discriminatorias y rivalidades entre las chicas y las distrae del aprendizaje, se tiene que acabar».
Yo, hace tiempo que me he posicionado a favor del uniforme escolar por múltiples y variadas razones, desde las económico-familiares, pasando por las social-igualitarias, hasta las más inconfesables apreciadas durante mis vacaciones en el Paraíso Marxista de Cuba, donde a falta de la habilidad de saber calibrar la edad de las féminas, de gran ayuda era atender el color de la vestimenta que llevaban…En cualquier caso, hoy por hoy, comprendo y comparto la decisión de este centro, porque si su portavoz comenta que las chicas se distraen, ni les cuento lo difícil que se me hizo impartir clase de Filosofía durante el verano en un aula repleta de hormonas mixtas para que los chicos centraran su atención en el Imperativo Kantiano cuando salía a la pizarra, cuál fenómeno, los pantaloncitos cortos de un inalcanzable Noúmeno hembra, eso por no reconocerles abiertamente, que los profesores, no somos de piedra.
Igualmente, me muestro de acuerdo con la afortunada apreciación sobre la responsabilidad paterna en este asunto de la vestimenta de las jóvenes; De hecho, hace unos años, publiqué una hipótesis que explicaba este constatado creciente fenómeno entre las adolescentes de ir vestidas a todas partes como si estuvieran de “after hour” de Lunes a Domingo, luciendo modelitos de continuo, con camisetas ajustadas echando los bracitos atrás para marcar pezones y llevando las cuatro estaciones del año pantaloncitos cortos como si su culito estuviera en almíbar, a saber, la hipótesis SPRP o Solidaria Permisividad de la Reciprocidad Paterna, consistente en que como quiera que a ningún padre le apetezca ver salir a su hija para que esta sea el objeto de deseo de sus vecinos y amigos, sólo una cosa ayuda a comprender que aún con esas, le permita salir así vestida de casa y hasta le pague tan atrevidos trapitos, y es la esperanza de que el resto de los padres hagan otro tanto y de este modo, él pueda disfrutar en las hijas de sus amigos y vecinos, lo que los tabúes sociales le impiden gozar de lo que tiene más cercano y estaría mal que no se avergonzara íntimamente: Así, su solidaria permisividad, descansa en la reciprocidad paterna, que se camufla en lo imposibles que se ponen los adolescentes, tanto cuanto los profesores ocultamos nuestra propia turbación en la distracción del alumnado.
Con todo, también he de advertir, que en un futuro próximo, según se hagan más presentes los efectos del cambio climático, estos escándalos y la opinión a la que me he adherido, quedarán fuera de juego intelectual y axiológico, pues la circunstancia, modificará nuestro comportamiento colectivo y por ende, nuestra moral se verá trastocada, tomando por bueno y juicioso lo que hoy se nos hace intolerable como cuando alguien como el rapero Porta se atreve a sacarlo a la luz con toda su crudeza en una melodía cuyo rapio empieza con un enérgico “Las niñas de hoy en día, ya no comen chuches…” De hecho, en los países tropicales, están tan acostumbrados a ir con todo al aire, que lo que distrae y da que hablar, es precisamente lo contrario. Y ahora que pienso en ello…en este Colegio femenino, espero que nuestro Señor Jesucristo, esté debidamente crucificado con túnica y toga, para evitar que sus alumnas desvíen sus oraciones en sus abdominales o ¡peor aún! Dirijan sus inocentes y curiosas miradas hacia ese minúsculo trapito blanco que cubre sus partes pudientes, porque aún predicando en el desierto, hay que dar ejemplo.

Libros Pretexto

Si ya me parecía absurdo traer y llevar todos los días, todos los libros de clase a casa y de casa a clase, que vamos a decir ahora que todo cabe en un Lápiz de memoria o si se desea en un libro electrónico….Detrás de esta estupidez, están los fabricantes de mochilas, los masajistas de espalda, y las grandes editoriales que untan a todos los escalafones del sistema indocente, como hacen las farmacéuticas con el sistema de insalud. Además he comprobado que aunque todos los años, curso sí, curso también, el profesorado cómplice impone comprar los libros de texto de su materia de una determinada editorial contraviniendo las leyes del libre mercado, estos se usan poco o nada en el aula durante el periodo lectivo, porque por lo general son tan sumamente malos que no sirven ni al alumno ni al profesor, únicamente al que se forra vendiéndolos. Y los que por desidia o negligencia del educador, lamentablemente se acaban usando, son perjudiciales para la formación dado que tienen los resúmenes hechos, las palabras clave en negrita, etc, contribuyendo con ello a idiotizar más si cabe al alumnado por si alguno salía indemne de Primaria. Por lo que haríamos bien en dejar de llamarlos “Libros de texto” y empezar a conocerlos como “Libros Pretexto”, en el sentido de que sirven de pretexto para el enriquecimiento de pocos y el adoctrinamiento de muchos.
Si la capacitación profesional del docente se mide en relación inversamente proporcional al número de ejercicios que manda a sus alumnos de tarea para casa, la calidad educativa de los colegios depende igualmente del número de “libros pretexto” que el alumnado ha de adquirir por su cuenta, pues ello es síntoma de su deficiencia a ese respecto, dado que un centro educativo bien equipado para dar clase prescindirá en lo posible de endosar un gasto innecesario a su alumnado y preferirá que las familias dediquen su presupuesto a la formación extra académica de sus vástagos.
Pero como la gente es tonta en las cuatro terceras partes del total, pese a la queja generalizada por el gasto que ello supone, en su fuero interno se mantiene la creencia de que, con cuantos más libros de texto entre en contacto su chaval, más sabio les sale el niño ¡o al menos lo aparenta! en una sociedad que compra los ejemplares a peso, los lee de oídas y los respeta según el número de páginas que contiene, de modo que ¡Por libros que no quede! De ahí que todos tengamos la Biblia y la Guía telefónica en casa. Menos mal, que la mayoría democrática del país, nunca ha tenido en sus manos el texto constitucional, pues si a la grandilocuencia del nombre le sumamos como su solemne pronunciamiento llena la boca de los representantes públicos, lo suyo sería que ocupara en la estantería un espacio no menor que El Quijote, cuando la realidad es que no da ni para fumarse un buen puro, duro contraste que a más de uno le haría desconfiar de sus virtuales ventajas sociales por no caber en sus escasas hojas.
Sea como fuere, el caso es que de un tiempo a esta parte, los conocimientos humanos varían a una velocidad que lo aprendido por el hermano mayor ya no le aprovecha al menor y menos aún al vecino. En consecuencia, el libro de matemáticas necesita ponerse al día para que su aprendizaje no quede obsoleto, no vaya a ser que se descubra el último decimal de Pi durante el curso; el Atlas de Geografía precisa también su revisión como lo demuestra la película de aquel hombre que subió una colina y bajó de una montaña, pues así como en astronomía Plutón ha dejado de ser un planeta del sistema solar, ¿quién nos asegura que durante la tercera evaluación el Everest no encoje o aparece un nuevo lago en mitad del Sahara? Tampoco los libros de ciencia se libran pese a presentar su sabiduría como atemporal y repleta de constantes universales; ya vimos que la Relatividad de Einstein dejó en la cuneta a Newton y la Mecánica Cuántica hizo lo mismo con Einstein. Y eso puede ocurrir ahora mismo y sin previo aviso por lo que vuestros hijos han de estar al día de lo que se está investigando en el CERN y el LHT; En este orden de cosas, la Historia avanza hacia el pasado que es una barbaridad y está en constante cambio. Por ejemplo, hace unos años, Hitler era malísimo, ahora ya es uno más, en dos décadas se le asimilará a Napoleón y quién sabe si acabará siendo venerado por Israel, o América se descubre que fue descubierta por los americanos; Y por supuesto, ¡cómo olvidarnos! Lo que siempre necesita una actualización vital, es el diccionario, ese libro gordo ordenado alfabéticamente como la Guía telefónica, pero sin números. Imagínense que antes, los hindúes eran para mi los practicantes del Hinduismo y ahora resulta que son todos los nacidos en la India que para mi asombro, sigue donde la dejé hace treinta años.

La orientación sexual de los personajes infantiles

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Se han tomado su tiempo en desmentirlo, pero finalmente, ante la solicitud formal de un colectivo homosexual pidiendo la boda de los conocidos personajes de Barrio Sésamo Epi y Blas, sus padres intelectuales, no han tenido más remedio que declarar que esta simpática pareja, “no son homosexuales; Tampoco heterosexuales: simplemente son marionetas asexuales, amigos en la ficción.” Declaración que a mi juicio, complica aún más el asunto, porque si bien es cierto que una marioneta es asexuada en cuanto marioneta, el personaje que encarna no lo es si representa una figura humana, como le ocurriera al propio Hijo de Dios y de igual modo que les declaran amigos en la ficción no existiendo la amistad entre las marionetas, así también podrían haberse atrevido a despejar la incógnita que durante décadas viene flotando en el ambiente, en vez de salirse por la tangente.

Mucho antes de que los cómics eróticos y los mangas para adultos inundaran los kioscos e Internet, las mentes más calenturientas del planeta ya andaban ojo avizor de los mensajes subliminales que atentaban contra la moral del momento en los inocentes tebeos; conocidos son los chismes que circularon en su día sobre la relación entre Batman y Robin o la mantenida por el Jabato con Taurus que daría para varias semanas de tertulia en “La Noria” reservando un monográfico para el caso del Botones Sacarino.

Con la irrupción de los dibujos animados en la gran pantalla, los ánimos se encendieron mucho más, pues se evidenciaba que los amaneramientos detectados en los personajes no eran meras especulaciones; personajes de Walt Disney como Mickey Mouse o Gufi fueron el blanco de sus primeras denuncias y prohibiciones. Pero las cosas cambiaron de castaño a oscuro, cuando los dibujos animados pasaron del cine a la televisión y de ir dirigidos para todos los públicos, adultos incluidos, a diseñarse preferentemente para el público infantil. Fue entonces, que los púlpitos ardieron contra aquellas series japonesas como “Mazinger Z” que no contentos con presentar a robots en ropa interior a imitación de los Superhéroes, tener un personaje llamada Afrodita Diosa del Amor, la Belleza y del Deseo que en cuanto podía anticipaba el topless con su famoso ¡Pechos fuera! sin ningún pudor introdujeron a un hermafrodita como el Barón Ashler, cosa que no gustó nada por mucho que situaran su figura en el bando del mal de Dr.Infierno, quien para mayor oprobio, éste otro, guardaba demasiada similitud con la imagen que de Dios tienen los niños de anciano de largos cabellos y barba blanca…contradicción simbólica que necesitó de varios años de “Érase una vez el Hombre” para reconducirse por medio de aquel sabio de igual apariencia que aparecía en todos los capítulos.

Aquello destapó la caja de los truenos. Si hasta entonces hubo cierta manga ancha con las series que transmitían valores cristianos de amistad, justicia, solidaridad o fraternidad, de ahora en adelante la censura revisaría de modo implacable cualquier vestigio de indecencia que los dibujos animados pudieran albergar: en su punto de mira aparecieron Tristón de la serie “Don Gato” “El Lagarto Juantxo” y hasta el pobre Bubú; Ninguno de ellos volvió a ser el mismo tras el estrecho marcaje Macarthiano al que fueron sometidos durante aquella otra caza de brujas de la que fueron objeto los libertinos modelos disfrazados de inocentes animalitos.

Pronto se descubrió para horror de las familias y Naciones Occidentales que la sensual relajación moral de los asiáticos había sorteado nuestros valores éticos valiéndose de nuestra buena Fe: Aquella entrañable historia de una huerfanita enmarcada en los bellos parajes montañosos centroeuropeos, camuflaba una relación lésbica entre Heidi y Clara que bien podría entonar el “So Lucky Lucky” que con todo no era lo peor, pues aquellas escenitas de una niña viviendo solita con su abuelito, con seguridad hoy en día no se permitiría su difusión ¡ Si Niebla hablara! Con todo, al menos era entre humanos, porque lo de “Pipi Calzaslargas” con el caballo que para colmo se llamaba “Tio” y lo de “Marco” con su mono Amelio, rozaba la zoofilia de modo más descarado que el que fuera insinuado en el pecaminoso cuento de “Caperucita Roja”.

Visto lo visto, era necesario vigilar y controlar muy de cerca, tanto a los creadores como a los guionistas, gente del mundo del arte y la farándula que como se sabe desde antiguo siempre juegan a transgredir las formas y las tradiciones del buen gusto, con el justo fin de controlar la programación infantil. Era escandaloso que una Gallina como Caponata y un Caracol llamado Pérez Gil, siendo como son símbolos del puterio y el hermafroditismo, les hablaran diariamente a los niños; Pero casi fue peor el remedio que la enfermedad, porque sus sustitutos, un Espinete rosa y aquel Don Pimpon, no es que fueran menos sospechosos de pervertir las tiernas mentes de las futuras generaciones.

El Oscar al escándalo, sin embargo llegó de la mano de los “Teletabis”, pioneros en el entretenimiento de bebés que fueron abiertamente acusados de expandir el virus de la homosexualidad entre los más pequeños, mostrando aquellos extraños signos en la cabeza y los bolsos en mitad del vestido color pastel.

A caso por miedo al desprestigio que les pudiera granjear este tipo de campañas pseudomoralizantes, las cadenas han apostado por dibujos animados como “Los Simpson” donde pese a la infinidad de personajes todavía no ha aparecido uno gay declarado o donde la tendencia sexual se canaliza a través de la violencia física o verbal como sucede en “Pokemon”, que parece más instructiva de cara a formar espectadores que disfruten en el futuro de las destrezas interpretativas de cuerpos atléticos como los de Chuck Norris, Schwarzenegger o Van Damme, con cuyos músculos las niñas podrán soñar y los niños gozar no menos que con los famosos Geyperman.