Chacón y el sacrificio de dama

Desde muy antiguo, al ajedrerz se le distingue con el honorable título de “Noble juego” cosa que en su día pudo deberse a que originalmente sólo fuera practicado en principescas cortes palaciegas. Mas con el tiempo, la nobleza de la procedencia de sus practicantes fue cediendo terreno a la nobleza moral del comportamiento de los mismos en el transcurso agonal de la lid figurada que supone una partida del rebautizado recientemente como “Deporte-Ciencia” pues es norma entre los oponentes, estrechar las manos antes de iniciar y finalizar el encuantro en señal de juego limpio, procurar no molestarse mientras deciden sus jugadas, avisarse mutuamente del peligro que corre la posición del oponente mediante la conocida fórmula ¡Jaque al Rey! quedarse a analizar posteriormente la partida: el perdedor para aprender de su derrota y el vencedor en acto de generosidad hacia su adversario para explicarle dónde y cuándo ha cometido los fallos que han entregado el tanto…Empero, aparte de todo lo mencionado e infinidad de detalles en la secuencia que dejo en el tintero para no aburrir al lego lector, acaso por su relevancia pedagógica merecen ser mencionados tres atenciones más, cuales són: la de abandonar la lucha sin necesidad de hacerle perder tiempo al contrincante obligándole a darte un mate anunciado con catorce movimientos de antelación; La de no cebarse sádicamente con un rival de categoría inferior cuyo nivel todavía no le alcanza para saberse perdido y al que se le ha de vencer en el menor de jugadas posibles para evitarle una humillante y agónica derrota; Y en tercer lugar tendríamos la noción de “Sacrificio” en el que una pieza se deja capturar en beneficio de un previsible resultado positivo para su color, apreciación esta última en la que nos detendremos por venirnos ni que pintada la ocasión para adjudicársela a la Ministra de Defensa.

Si bien, para el jugador de ajedrez, el Rey es la pieza más importante, a la que más aprecio tiene por su fuerza y valor – sorteando los corolarios freudianos – es la figura de la Dama. Tanto es así, que los prinicipiantes gustan de jugar sólo con ella hasta el punto de exponerla al inicio de partida, y únicamente a base de disgustos aprende a reservarla para cuando sobre el tablero el resto de piezas desplegadas pueden ofrecerle la suficiente cobertura como para no caer en las temidas celadas de las que es objeto todo General, que lejos de quedarse enrocadito en su castillo, acepta el reto de batirse como uno más en el campo de batalla. Y es que, la Señora, como ninguna otra pieza, toma parte de las bellas combinaciones de Mate, como el “del Loco” “ el Pastor” o mismamente “el beso de la muerte” que lo dice todo. Por ello, cuando un jugador decide sacrificar la Dama, podemos dar por segura la derrota de quien la sacrifica por no haber calculado bien la variante que habría de llevarle a la victoria, o bien, de quién se la acepta, pues en la recepción del regalo aqueo, como sucediera a los troyanos, se introduce el veneno suficiente que le conducirá inexorablemente en pocos movimientos a la rendición de la partida.

La renuncia de Carme Chacón, ha sido un sacrificio de Dama en toda regla; De estar en la india podríamos asimilarlo como la tradicional higiénica costumbre funerária de la inmolación de la viuda de un cadaver político como es Zapatero, quien por ser polígamo a este respecto, habría de ser acompañado igualmente por Aido, Sinde, Trinidad Jimenez y la favorita Leire Pajín, o sea, todas las mujeres del Presidente. ¡Pero no! Sólo Chacón ha tenido los ovarios suficientes para arrojarse al Fuego purificador que a lo mejor la redime de la actual condición de apestadas que mal llevan las demás, así como el resto de eunucos zapateriles que han reido y cantado las gracias y que ahora sólo aciertan a ufanarse por lo bajinis ¡Que nos quiten lo bailao!

La jugada es larga, las variantes muchas y toda la combinación incierta, pero dentro del cálculo de probabilidades, a nadie escapa que abandonar una partida perdida contra Rubalcaba, presentándose como mujer pasada por el aparato de los barones del Partido, puede proporcionarle una inestimable ventaja de imagen – a todas luces inecesaria porque está de muy buen ver – a la postre, si bien, el riesgo es haber desaparecido del tablero en una partida que ya no es la suya. Y vayan ustedes a saber si al recolocarse las piezas para disputar un nuevo encuentro, le dejan ocupar tan excepcional casilla de salida como lo es la de su color.

Contra la paz y contra la democracia

CONTRA LA PAZ Y CONTRA LA DEMOCRACIA

Ahora que la necesidad más que la razón empuja a la gente a exigir en plazas Democracia real como último recurso infantil a todos sus males, no viene mal recomendarles la elocuente obra de Agustín García Calvo que bautiza estas líneas, para que se dieran cuenta de que corren el peligro de conseguir lo que desean obteniendo más de lo mismo, pues, la Democracia real, es la que tenemos, y las que ha habido con anterioridad están cortadas por el mismo patrón que hacen del “Gobierno del Pueblo” no un Pueblo que gobierna, sino un pueblo gobernado, que parece lo mismo, pero no lo es.

Con tan curioso título, el autor pretendía denunciar la tiranía terminológica que se apropia de las mentes acostumbradas como están a poner nombre a las cosas que existen, por lo que fácilmente caen en la trampa de otorgar existencia a cuanto se menciona, máxime si se hace con la profusión de medios con los que cuentan estas mariposas de la fabulación intelectual que nos hablan de Libertad, Verdad, Solidaridad…como si fueran entidades despojadas de la materialidad que les dio pie a ser mencionadas, de modo que, como propusiera Hume, antes de enfrentarnos con todo el mundo platónico de las ideas, haríamos bien en reducir su complejidad a las impresiones sensibles que las sustentan, que en el caso de la Democracia se remontarían a la antigua Grecia o si se prefiere a los Modernos Estados Unidos, sociedades ambas esclavistas, xenófobas, misóginas y abiertamente imperialistas.

La gente cree que los derechos son fruto de la Democracia ¡Terrible error! Son consecuencia de la Revolución. Ni uno de los derechos que hoy consideramos irrenunciables como puede ser la libertad de expresión, asociación, pensamiento, religión, huelga, vacaciones pagadas…fue regalado. Y cierto es que una vez conseguidos los derechos, por aquí hemos disfrutado de cierta paz, mientras el resto del mundo andaba en guerra contemplando nuestros derechos como auténticos privilegios a universalizar, pero nuestra paz social ha tenido más de Paz Romana que otra cosa.

Tras la caída del Muro de Berlín, no pocos rojos se pusieron amarillos y de todos los colores con la cantinela de que la “Lucha de clases” era cosa del pasado porque las Clases habían desaparecido, cuando lo cierto es que, lo que de verdad ha desaparecido es la Lucha y la posibilidad de emprenderla por una población estúpida que no atendió nunca al consejo de Maquiavelo de no dejar su seguridad en manos de mercenarios, ni al logro napoleónico que supuso el derecho y obligación de recibir instrucción militar, porque la historia ha demostrado, que el pueblo unido, pacifico y desarmado…¡siempre será vencido! Si es así como se le desea hacer frente al poder despótico que nos oprime desde la banca y la patronal ¡apañados estamos! Para eso mejor ir cada cual por su cuenta y que se tomen la molestia de buscarnos uno a uno, que para la resistencia de poner la otra mejilla, no hace falta organizarse y quedar en un lugar, de no ser que lo que se pretenda sea precisamente facilitar la opresión para tumbarnos de una sola vez.

Acabo de visitar en el Arriaga de Bilbao la concentración local correspondiente, que en estos titubeantes inicios, se parece más a una terapia de grupo al aire libre que a un conato de desobediencia civil. Con todo, por algo se empieza: la gente expone sus problemas, aplaude cualquier intervención diga lo que se diga, en una mezcolanza de rabia contenida e idealismo popular que bien encauzado, pronto podrá ser aprovechado por quienes no creen en nada de ello, razón por la que siempre han fracasado todas las revoluciones, dado que en la batalla por las ideas sólo entregan la vida quienes de verdad tienen Fe en ellas y en consecuencia, tras el fragor de la lucha solo quedan para defenderlas quienes desde un inicio estaban dispuestos a traicionarlas, por medio de pactos y posibilismos a la baja. Mas como quiera que nada de lo humano permanece sin organizarse mínimamente, aun a riesgo de verme manipulado de nuevo, considero que tenemos la obligación moral de intentarlo, ahora que nos toca, aunque sólo sea para poder seguir viendo las películas desde el lado de los buenos. Por ese motivo, mañana Viernes me acercaré por la Porticada de Santander y no os lo perdáis…dudo en ir de visita a la plaza del Sol el Domingo, porque no puedo no ir a votar a mi antiguo profe que me enseñó a jugar al ajedrez y que se presenta a Alcalde en mi pueblo.

Irracionalidad democrática

Anticípose el manco de Lepanto dos siglos a Kierkegaard, Schopenhauer, Nietzsche y compañía, en la crítica al exceso de racionalismo que cuando entonces gracias a Ockham y Bacon a quienes pronto se sumaría Descartes, empezaba a arrinconar la voluntad divina, el Principio de Autoridad Medieval y la superstición humana, de un modo más comprensible a como los filósofos profesionales decimonónicos acostumbraron a presentar sus ideas. Así en las primeras líneas de su inmortal “Don Quijote” en tono burlesco para con el rimbombante estilo de Feliciano de Silva, le asestó un buen tajo con aquello de “ La razón de la sinrazón, que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura” del que desde entonces no se ha repuesto la Razón instrumental de corte socrática, permitiendo la también hoy exagerada irracionalidad a la que nos ha llevado un recargado relativismo, la fomentada culturilla Underground y ¡cómo no! la mediática Postmodernidad en su formato Nueva Era, New Age para quienes no saben castellano.

Shakespeare no tuvo empacho alguno en retozar una vez más en los asuntos humanos del amor, la traición o la venganza, trillados desde la antigüedad, sin miedo alguno a ser acusado de plagio por los dramaturgos griegos ni el por el más cercano en el tiempo, el italiano Luigi Da Porto, de quien tomara prestada la historia de Romeo y Julieta. Tampoco nosotros hemos de renunciar a abordar cuestión tan fascinante como lo es, saber de qué modo opera la toma de decisiones en época electoral, tarea que me dispongo a iniciar echando mano de la misma etimología que sustenta la “confusión” como doctrina de Confucio, que “libre” venga de “libro” y la “hamburguesa” deba su nombre al hambre de ciudad…por lo que se me antoja que en política la “racionalidad” más que de la Sacrosanta “Razón” derive de la “ración” de ahí que se presenten las ideas en forma de “Partidos” o sea “raciones” y que se hable tanto del “Régimen democrático” “Dietas parlamentarias” y “comicios electorales” y por consiguiente tenga más que ver con asuntos del estómago agradecido que de la cabeza bien amueblada.

¡A lo que vamos! En periodo electoral ¿Qué es lo que más pesa en la toma de decisiones de la ciudadanía a la hora de tomarse la molestia de ir a votar un día suyo de descanso en lugar de quedarse en casa a ver la tele como suele ser costumbre y de votar, qué le permite hacerlo a favor de unos y no de otros candidatos?

La primera cuestión, es fácil de responder: Dado que todo el mundo puede votar y que todos los votos valen igual, la inflación mental que ello comporta, no puede permitir que nadie se crea de verdad que su voto sea imprescindible y menos tenido en cuenta por cuantos tienen auténtico poder. Por consiguiente, salvo quienes ven la Teletienda, el resto acude a la cita electoral por motivos normalmente irracionales, que no exentos de razones y menos de racionalizaciones, como puede ser el miedo a que no vuelva la derecha de Rajoy; por adhesión incondicional al líder Zapatero en horas bajas cuando todos le critican para no parecer un traidor; una forma como otra cualquiera de romper el tedio de una tarde dominical encontrándose con antiguos amigos antes de llevarles flores al cementerio; por la emoción de hacer una porra con los colegas del bar al objeto de ponerle algo de emoción al posterior recuento de resultados en el que todos ganan y nadie pierde, literalmente en lo económico; Y hasta para poderla meter como dieron a entender en las campañas para fomentar el voto en las pasadas elecciones catalanas.

Respecto a qué es lo que nos mueve a depositar nuestra confianza en un candidato o formación, es más difícil, más que nada, porque ya se ocupan los interesados en revestir la pugna democrática de un halo racional por medio de programas, propuestas, reivindicaciones, debates y sobre todo mítines, que encandilan a la más perspicaz y escéptica conciencia para que se posicione y tenga opinión sobre lo que se le presenta, sin percatarse del truco, cuál es, el de exacerbar su protagonismo y la Fe que todos tenemos de poseer lo que Hume definiera como lo mejor repartido entre los hombres porque todos creen tener la suficiente, o sea: ¡La razón! Por ello, muchos entre los que me cuento, injustamente denunciamos que las masas votan en manada dirigidas por sus nuevos pastores sin que en ellas intervengan lo más mínimo un contraste de argumentos, una comprobación entre los discursos y la realidad, la falta de memoria y hemeroteca a la hora de aplaudir promesas cíclicas incumplidas y un larguísimo etcétera, que nos lleva a la equivocación de tildar como irracional dicho comportamiento colectivo. Pero, he aquí la novedad de mi reflexión, si a palabras necias oídos sordos, a lo mejor, la mayoría de los electores tienen razón en no dedicarle el más mínimo esfuerzo intelectual a algo que no lo merece como lo son las actuales campañas mediáticas y en cambio, lo auténticamente irracional y majadero, sea atender lo que se dice en mítines y debates electorales trufadlos de mentiras, sofismas y tergiversaciones que lejos de ayudar al buen discernimiento de la ciudadanía la atrofia más que el Tontodiario.

Es posible entonces que como sentenciara Pascal, a la hora de abrazar una de las distintas verdades que se le presentan a la Conciencia humana, – en nuestro caso habríamos de sustituir por mentiras – “El corazón tiene razones que no entiende la Razón” y sólo quepa jugarnos la vida en las elecciones, como él mismo propusiera hacer en “La apuesta” a favor de la Existencia de Dios, despreciando los vanos intentos de Sto. Tomás y sobre todo el derrochado talento de San Anselmo en su famoso Argumento Ontológico dirigido al insensato.

¡La mitad! Lema electoral

No milito en partido político alguno -no por falta de ganas, que me gustaría hacerlo en todos y a la vez – cuanto por la sabia advertencia que durante la adolescencia escuché a mi madre “¡Nicola! En los partidos hay más enemigos dentro que fuera” y como quiera que en este cochino mundo, mientras los amigos vienen y van, los enemigos se amontonan…como que, me he cuidado muy mucho de caer en la tentación. De cualquier modo, en la medida en que como ustedes, yo también estoy inclinado al mal por naturaleza, nunca he dejado de fantasear con la posibilidad de presentarme a unas elecciones, erótica del poder muy extendida que genera no pocas parafilias infantiles que afloran bajo la fórmula ¡cuando sea mayor…! o la más explícita ¡Si yo fuera presidente! que de adulto, suele conformarse con ejercer cada Lunes de virtual entrenador de futbol, y en consecuencia, no me faltan ideas ni razones para postularme ¡qué menos! que a Alcalde, con un modesto programa de mínimos que pueden resumirse en el lema ¡La mitad!

¡A ti! Idiota vecino. ¡A ti! Idiota ciudadano. A vosotros me dirijo para que me votéis ¡A mi! No os ofendáis porque os llame idiotas, pues los idiotas en la antigua Grecia eran aquellos que precisamente teniendo el derecho de opinar en la plaza pública sobre los asuntos que le concernían a él y a la ciudad, no solía participar de las discusiones, so pretexto, de dedicarse a sus intereses particulares, delegando enteramente su responsabilidad en quienes, más inteligentes, se percataron que el mejor modo de bogar por su hacienda particular era precisamente trabajando afanosamente en el terreno público. Sin embargo, sé perfectamente que no os gusta que os tomen por idiotas y por ello me ofrezco a vosotros bajo el lema ¡La mitad! Pero, ¿De qué mitad se trata? Os preguntareis.

Dicen que todos buscamos la media naranja que nos complemente, como explicación a la irracional pulsión del amor. Pero, ¡Cuidado! Que algunos en lugar de hallar su media naranja, se topan con el exprimidor. Algo parecido les sucede a los votantes con los candidatos cuando descubren que aquel lunarcito que les trajo de cabeza dos fines de semana mitinales, se ha transformado en una repugnante verruga que ha de soportar durante cuatro años. Entonces…¿para qué engañaros? Yo os ofrezco la mitad de lo que os ofrezca cualquier otro candidato. ¡Sí! ¡Habéis oído bien! No más o el doble como suele hacerse en estos casos para exacerbar vuestra codicia y que os pierda la avaricia, sino ¡la mitad!

De ser elegido vuestro alcalde, yo, trabajaré ¡la mitad! en el cargo de lo que lo ha hecho mi antecesor. No sólo eso: me preocuparé de vuestros asuntos ¡la mitad! Convocaré ¡la mitad! de plenos y de ellos, sólo acudiré a ¡la mitad! En ellos, aprobaré ¡la mitad! de ordenanzas que en la anterior legislatura, por lo que contrataré a ¡la mitad! de gente, se construirán ¡la mitad! de edificios, porque únicamente otorgaré ¡la mitad de licencias de obra, se recogerá ¡la mitad de la basura! Y del etc restante, sólo ¡la mitad! Como comprenderéis, ello, en principio supondrá reducir el presupuesto a ¡la mitad! Y en buena lógica, la recaudación de impuestos también debería verse menguada a ¡la mitad! Evidentemente, al haber ¡la mitad! de policía municipal, se impondrían ¡la mitad! de multas y su cuantía sería ¡la mitad!…Del conjunto de todo ello, es fácil concluir que me corromperé ¡la mitad! os robaré ¡la mitad! Traficaré con las influencias ¡la mitad! Me sobornarán ¡la mitad! Y en mi ejercicio veréis reflejada a ¡la mitad! vuestra representación social de lo que sois. Sólo una cosa más: de este discurso, sólo creeros ¡la mitad! Concretamente la primera mitad.

Business are business

El pasado Miércoles, nuestros representantes europeos, comprensiblemente han votado en contra de medidas simbólicas de austeridad como la de congelarse el sueldo o la de renunciar a viajar en clase Business, incómodas propuestas realizadas por el grupo de Izquierda Unitaria Europea y los Verdes, quienes buscaban introducir reformas cosméticas que mejorasen su denostada imagen.
Resulta que el Parlamento Europeo, permite elegir a sus señorías en qué clase viajar haciéndose cargo de los gastos previa entrega de los billetes, cosa que les puede parecer más propio de la casa de Tócame Roque, que de una institución internacional. Mas aunque no se lo crean, ello supuso un avance en su momento, dado que anteriormente, el Estatuto del Diputado establecía que se les pagara una cantidad calculada para los billetes de avión de ida y vuelta en clase Business, por lo que la gran mayoría viajaba en Turista para embolsarse la diferencia.
De los cincuenta diputados españoles, solo cuatro votaron a favor de las medidas de austeridad señaladas, uno del PP, CiU, ERC e Iniciativa, sin que se tenga muy claro que no se hayan confundido al pulsar el botón…se abstuvieron uno del PNV y otro del PSOE, mientras que el resto los 19 del PSOE, los 17 del PP y uno de UPyD lo hicieron en contra, seguramente por que como ha dicho un portavoz del PSOE no sabían muy bien lo que estaban votando y en breve corregirán el voto, pero no del todo: se abstendrán de congelarse el sueldo y de viajar en clase Turista.
Ahora bien, tal y como están las cosas por el Euro-Parlamento, donde el que no comete absentismo laboral permanente, cobra dietas con sólo acudir el viernes como la nietísima del PSOE o hace tratos millonarios con grupos de presión para sacar tal o cual ley como el navarro del PP, casi casi, prefiero que declaren ir por Business que de Turistas, pues dados los antecedentes, no me extrañaría nada que se acogieran a la Pensión Completa, al Todo Incluido y pretendieran que corriéramos con los gastos de sus niños gratis, máxime si tenemos en cuenta que la factura de su hotel es de doce estrellas.