FAGOR F.C.

https://www.youtube.com/watch?v=KKEk6HfyJFo

Una empresa referente en su sector como Fagor, arraigada desde hace décadas en distintas localidades de Euskadi, cuyos habitantes por generaciones han vivido por y para ellas, ha echado el cierre, dejando a miles de trabajadores y sus familias en la calle. ¿Qué ha pasado?

A todos nos consta que Fagor es una marca con prestigio en el mercado, que su plantilla laboral está altamente cualificada, con gran experiencia, que se han realizado fuertes inversiones en modernizar con tecnología punta sus instalaciones, que la producción es de alta calidad…¿entonces? ¿cuál es el problema?

Son muchas las variables que se manejan para dar cumplida respuesta al interrogante, desde que los altos ejecutivos están sobornados por la competencia para dejar caer la compañía, hasta la mala gestión de los gerentes, pasando por su inviabilidad comercial, la caída de la demanda a causa del estallido internacional de la burbuja inmobiliaria, la falta de voluntad política, la completa indolencia de los sindicatos y así podríamos continuar especulando hasta relacionar el asunto de la caída del Muro de Berlín o con el fin de la lucha armada de ETA.

Yo no soy economista, ni contable, pero dado que la deuda de Fagor apenas llega a los ochocientos millones de euros y que para salir del paso bastan poner sobre la mesa no más de doscientos, creo que el problema de Fagor consiste en ser una empresa que da trabajo a mucha gente habiéndose especializado en la producción de bienes de consumo útiles para las clases medias y trabajadoras. De haber pertenecido al ramo automovilístico que coloca coches a los tontos ciudadanos que ni los necesitan ni se los pueden permitir, entonces seguramente antes de haber llegado a esta situación, los distintos gobiernos criminales hubieran puesto a disposición de sus clientes y consumidores ingentes cantidades presupuestarias para un “Plan Renove” al objeto de que los hogares jubilasen sus lavadoras, secadoras, neveras y demás electrodomésticos sin descartarse que los varios departamentos de igualdad se animaran de motu proprio a crear subvenciones para que en cada domicilio, los productos se adquirieran por partida doble para fomentar el equitativo reparto de tareas en el hogar entre hombres y mujeres, cosa que levantaría ampollas en el colectivo de Gays y Lesbianas o a quienes como yo tenemos doble personalidad, por sentirnos discriminados.

Aunque pensándolo mejor, como en breve también van a cerrar las varias industrias del motor afincadas en la península por aquello de no ser competitivas con Corea del Norte que se va a poner a fabricar utilitarios para China…pues casi me atrevería a postular la hipótesis de que el problema de Fagor y otras empresas que como ella se ven en la misma situación, consiste precisamente en ser empresas, indistintamente de lo que produzcan.

Fagor no precisa un buen Plan de viabilidad. Tampoco requiere ser más competitiva. Fagor lo que de verdad necesita es reconvertirse por completo; de arriba abajo. ¿Y en qué otra cosa se puede reconvertir Fagor con toda su plantilla y directivos si no es en otra empresa? Se Interrogarán ustedes…

En un primer momento confieso que pensé en el camino más fácil, al que van a parar todos los segundones del país, es decir, en la fórmula de un Partido Político que les garantizase un modus vivendi por medio de dietas y mordidas subencioniles. A tal efecto, Fagor cuenta con todos los activos necesarios para convertirse en una opción política de ámbito municipal, provincial y autonómica con representación en alcaldías, diputaciones, e incluso en el Parlamento europeo, tiene accionistas que harían de militantes, directivos que servirían de dirigentes y miles de familiares que valdrían para votar. Sin embargo, esta vía sí que la veo inviable por la feroz competencia que hay en el sector.

Así, descartada Fagor como Partido político, me vino a la mente la posibilidad de reconvertir la empresa en un Club de fútbol. Y sinceramente, creo que con ello se solucionarían todos sus problemas financieros y de deuda a corto, medio y largo plazo, sea cual sea, la prima de riesgo.

Ser espiada prestigia a España

https://www.youtube.com/watch?v=jBupII3LH_Q

Presentada España como ganga en el exterior por nuestros gobernantes mendigos a quien desee comprarnos a precio de saldo mientras el Banco Mundial disuade a potenciales inversores citando nuestra marca por debajo de realidades como Tailandia o Kazajistán para hacer negocios, el mero hecho de sabernos espiados por nuestro mejor amigo y más firme aliado los EEUU, lejos de enfadarnos, debería movernos al agradecimiento general por el prestigio que ello supone por partida doble: primero, porque ser objeto de espionaje le hace sentir a uno importante; es verdad que como dice el refrán, “a todos nos gusta que nos miren, pero a nadie agrada que lo observen…”sin embargo, tal y como estamos necesitados de un poco de atención, ya sólo que España aparezca citada en los medios de comunicación de medio mundo junto a Rusia, Francia o Alemania en el amplio espectro de Estados espiados, nos eleva de rango como potencia por osmosis nominal. Y en segundo lugar, porque no nos ha espiado un cualquiera: Nos ha espiado nada más y nada menos que la primera gran superpotencia ¡Eso es nada! Esta dicha, incomprensiblemente afeada con una pataleta diplomática pueblerina propia de la periferia intelectual, dramatizada para la galería en buen ejercicio de la demagogia, para si la quisiera Mongolia o Madagascar que se mueren de envidia por la suerte que hemos tenido.

Se mire como se mire, España al ser estrechamente sometida a vigilancia de sus comunicaciones y movimientos gubernamentales, ha visto reforzada su imagen en la escena Internacional por no hablar de la promoción gratuita cosechada sin necesidad, esta vez, de invertir institucionalmente nuestros impuestos en Olimpiadas ni Exposiciones Universales: Gracias a la publicidad dada al asunto del espionaje, ahora en todo el Planeta se mira a nuestro país como algo más que un lugar de recreo, ocio y turismo al que venir a tomar el sol o un café con leche en la Plaza Mayor. España, posee ocultas muchas cosas dignas de ser espiadas, un auténtico tesoro estratégico inmaterial, que de encomendársele en un Viceministerio del Misterio a celebridades de la talla de Javier Sierra o Iker Jiménez, seguramente con su sabia gestión en breve podría sacarnos de la crisis.

Además, nos olvidamos de un dato de suma importancia para la Seguridad nacional que fue puesto sobre la mesa por el portavoz de la Casa Blanca al poco de conocerse las airadas acusaciones y reproches europeos, cual es que, si el Gobierno de los Estados Unidos nos espía a todos, es por nuestro propio bien.

Lamentablemente, ahora, después de haber llamado a consultas al embajador estadounidense, después de que el Ministro de Exteriores Margallo se haya envalentonado exigiendo explicaciones a su homólogo, el Director de la NSA afirma que es falso que su país nos haya espiado; antes al contrario: los datos que obran en poder de las agencias de inteligencia estadounidenses, les han sido remitidas por nuestros servicios secretos del INI. ¡¡Menudo bochorno!!
De ser ciertas estas últimas informaciones, nuestro descrédito como Estado no puede ser mayor: no sólo hemos perdido en pocos días nuestro privilegiado estatus de país espiado por una superpotencia y las ventajas que ello comporta, que para colmo, parece como si nos hubiéramos subido oportunistas al carro del victimismo de naciones como Alemania yendo de polizones pavoneándonos de ser espiados, cuando lo cierto es que nos hemos espiado a nosotros mismos, mérito que está al alcance de cualquier dictadura.

En este caso del espionaje, hay mucho en juego. Recordemos que mientras la OTAN invadía países como Irak o Afganistán, España fue invadida por Marruecos en el asunto de Perejil, inaugurando con ello el desprestigio de España. De haber sido yo el Presidente del Gobierno, me hubiera mantenido callado como es costumbre o en su defecto, hubiera transmitido mi más leal agradecimiento a Obama por espiarnos día y noche. Lo que nunca jamás hubiera hecho, es quejarme. Porque lo que sí sería del todo vergonzoso para nuestro país, sería descubrir que durante años, los miembros del Gobierno han sido seguidos y vigilados por miembros de la Guarda suiza Vaticana.