Recortando la esperanza de vida

Conocido el informe del Comité de Expertos en pensionologia sobre la imperiosa necesidad de relacionar la cuantía de las pensiones con la esperanza de vida y no como hasta ahora ajustándose en función del IPC, se me ocurre que, puestos a diseñar un nuevo modelo, podían haberlo relacionado con el PIB, la Renta per Cápita, el IVA, la clasificación en Eurovisión…Pero no. Los expertos han considerado que lo mejor es unir la suerte de los jubilados a su esperanza de vida.

En un primer momento, asocié instintivamente la propuesta a la figura del Ministro japonés Taro Aso, quien hace unos meses expuso en voz alta lo que los mandatarios de medio mundo comentan fuera de cámara llegando incluso a solicitar a los ancianos de su país a que se dieran prisa en morir. Sin embargo, atendiendo el informe más detenidamente me he fijado en que en un sistema contributivo piramidal donde la base ha de soportar la cúspide, el sacrificio de sus sostenimiento pudiera hacer aparecer en los contribuyentes sentimientos innobles hacia la integridad física de las personas mayores foco de todas las miradas asesinas de sus nietos y biznietos que personificarían en sus arrugados cuerpos el conjunto de carencias y frustraciones sociales acumuladas. Ahora bien, si indistintamente del número de pensionistas, acordamos una cantidad fija destinada a esta partida relacionando como se propone la cuantía a percibir por cada ciudadano a la esperanza de vida, entonces, al contribuyente le daría igual que fueran más o menos el número de perceptores, pues vivan mucho o vivan poco, ello no incidiría en nada en el sistema: Supongamos qu en nuestro vecindario hay diez pensionistas y a su mantenimiento les asignamos, 10.000 euros al mes porque su esperanza de vida sea de 80 años. Si por culpa de los avances médicos, un mayor celo de la Patronal en evitar los accidentes laborales, un lamentable descenso computado por la DGT en los accidente en carretera, una indeseada mejora en la alimentación y vacunación infantil, un desgraciado descenso de las fallecidas por violencia de género…ocurriera que esa esperanza de vida se viera aumentada hasta los cien años y ello se tradujera con el tiempo en ver doblada la masa de jubilados pasando de 10 a 20 personas, no habría motivo para alarmarse por parte del contribuyente, pues no porque se haya doblado la población perceptora de pensiones, se habría doblado la cantidad destinada a mantenerles; esta como la inteligencia, permanecería igual, es decir con los mismos 10.000 euros del principio, sólo que ahora, en vez de repartirse entre 10 jubilados, se la deberían repartir entre 20.
Con este modelo pionero en el sistema de pensiones a nivel mundial, los hijos continuarán deseando una larga vida a sus progenitores y los nietos podrán seguir amando a sus abuelos todo el tiempo que haga falta, aunque con la propinilla dominical menguada. El problema moral de ver crecer sentimientos contradictorios para con sus semejantes ahora lo soportarían los mismos que generan el problema, lo cual ya representa un gran avance en justicia social. Con este nuevo sistema, serán los propios jubilados quienes deseen ver disminuir la esperanza de vida de sus semejantes para ver aumentado al año siguiente su mensualidad y su afición a devorar la sección de esquelas, sólo que esta vez con calculadora en mano.
Pero, quien sabe…con tanto recorte gubernamental en sanidad o infraestructuras, con tanta familia desahuciada en paro que debe recortar en alimentación de sus niños, y tanta precariedad en el trabajo, a lo mejor la sombra de esos sentimientos inhumanos desaparecen del horizonte por haberse recortado también la esperanza de vida de una sociedad en proceso de involución y hasta es posible que con menos gente asalariada, menos cotizaciones a la Seguridad Social, menos producción industrial y menor consumo interno, los ciudadanos que lleguen a la edad de jubilación con 70 años estén en disposición con el nuevo modelo de recibir una pensión de Parlamentario.

Del Asesor al Experto

La Politicasta, en su corrupta degradación ha generado dos nuevas especies subsidiarias del poder, a saber: los Asesores y los Expertos. Como quiera que los primeros hace tiempo que comparten la mala prensa de sus valedores, ahora le ha llegado el turno en su desgaste a los segundos cuya presencia en la escena política parece inundarlo todo, de un tiempo a esta parte.

Descubiertos los requisitos democráticos, técnicos o profesionales, a cumplir para convertirse en uno de los miles de asesores en nómina que hay desde Moncloa hasta cualquier Concejalía de Medio Ambiente en cualquier Ayuntamiento para ayudar en sus decisiones a nuestros numerosos gobernantes, o sea, ninguno, pudiendo ser elegidos a dedo sin necesidad de convocar ni superar una Oposición, sin otro aval o cualificación para el cargo que ser amigo, familiar o miembro del Partido…si de por sí, su labor de asesoramiento podía ser rechazada bajo cualquier pretexto u apreciación por su destinatario siendo como es de libre la opinión, huelga comentar de que poco serviría a un Gobernante presentar ante la opinión pública un futuro Plan de actuación de cosecha propia o auxiliado por aquellos. Sin embargo, todo cambia, cuando el mismo Plan se pone en boca de los expertos.

Y es que, si bien para ser un Asesor, no es necesario más que participar de la acción de asesorar y para asesorar basta con ser un atrevido concursante, el Experto, requiere cuando menos “experiencia” y un conocimiento exhaustivo del asunto que se esté tratando. De ello, subrepticiamente se colige que mientras la declaración de un Asesor puede ser fácilmente eludible por el político que la recibe a modo de consejo, el dictamen de un Experto, no resulta sencillo dejarlo en un cajón acumulando polvo y menos aún llevarle la contraria. Y aquí está el truco.

Recientemente, el Presidente Rajoy, en vez de pedir consejo al objeto de abordar el problema de las Pensiones a alguno de sus cientos de asesores, ha encargado la tarea a un Comité de expertos, los cuales, no han tardado en decirle lo que quería oír: “Las pensiones no han de incrementarse con la subida del IPC, sino ajustarse a la esperanza de vida”. De haberse conformado con la endeble opinión de sus asesores, Rajoy “Manostijeras” tendría sus extremidades libres para negociar con los agentes sociales y maniobrar en función de su proverbial sabiduría; empero, se decantó por pedir el informe de unos expertos y ahora se ve obligado a hacer lo que le dice tan experto comité, porque haber quien es el guapo que se atreve a llevarles la contraria.

La encerrona intelectual a la que nos ha conducido el intencionado sofisma mediático que presenta como tautológico y sin opción una sentencia que cuando menos es discutible, me trae a la memoria la paradójica sentencia del Padre Chavarri proferida durante una clase del “Apocalipsis” por mi profesor de Teología, quien ante ciertas contradicciones operadas en el lenguaje simbólico del texto declaró resignado que “en ocasiones, lo contrario a una verdad profunda, es otra verdad profunda”, siendo posible entonces que, las afirmaciones de estos expertos, cuando menos puedan ser contestadas por las de otros expertos.

Porque como recordamos arriba, la voz “Experto”, remite a la experiencia y si desde Hume aceptamos que todo conocimiento proviene de la experiencia, desde Kant cabe preguntarse ¿Qué hace posible la experiencia? De modo que, al final todo se resuelve en quien encarga qué al experto de turno y sobre todo quién paga los informes cuya solvencia científica goza de la misma credibilidad que los encargados por las compañías de telefonía móvil, las aseguradoras, las tabacaleras y cuantos hacen uso instrumental de los conocimientos para beneficio propio en perjuicio del conjunto social que en la materia presente deben ser los que promueven los fondos privados de pensiones.

Pero puestos a engañar a la población, los gobernantes deberían comparecer ante las cámaras rodeados de sus expertos vestidos con batas blancas como se permite que aparezcan en los anuncios de alimentación para infundir ese plus de confianza que tanto se demanda.

Del sueño a la pesadilla


Pese a ser su coetáneo, Calderón ninguneó la Duda cartesiana para distinguir lo real de lo irreal en metafísica evanescencia poética preludiando la inhibición romántica de la angustia existencial de su personaje Segismundo guiado por el diablillo que engaña a la conciencia haciéndola creer que “La Vida es sueño” pero no el “Sueño de una noche de verano” shakespeareana, más bien el de la Razón goyesca que derrotada por “La siesta de un Fauno” mallameana, desesperada ve el mundo al revés como José Agustín Goytisolo en el “Lobito bueno” donde el pirata es honrado y la bruja hermosa, versión magistralmente retorcida del “Ahora que vamos despacio” contemplando como los monstruos razonan.
El cerebro humano, indistintamente de lo tonto que sea el individuo que lo posea, piensa por su cuenta para defenderse de la alta probabilidad de haber ido a parar a un sujeto incapaz de procurarle felicidad y muy al contrario no evitarle dolor ni sufrimiento. Al margen de todos sus vicios, necesidades, ambiciones y claves motivadoras que pudieran interferir en su bienestar psicosomático, se las ha apañado durante millones de años para obligarnos a descansar. A tan inteligente medida como que nos entre el sueño le debemos ser sociales, porque no somos sociales por naturaleza como dejó sentado Aristóteles, sino ¡porque dormimos profundamente! lo que convirtió en imprescindible la cooperación en las tareas de vigilancia y la confianza mutua para no despertarse con el susto de verse degollado por el vecino, por no mencionar que en el peor de los casos de explotación laboral, a lo más que se les pueda hacer trabajar a los esclavos sea 16 horas diarias.
La mayor parte de la gente incluido usted, es tonta, porque no hace caso a sus cerebros que en gran proporción son muy inteligentes. En su inteligencia, cuando las cosas se ponen feas por el imbécil de dueño que le ha tocado soportar en esta vida, el cerebro da las órdenes oportunas para desenchufarse de la conciencia esquivando cualquier impresión negativa que le hiciera odiar el mundo y la existencia; es lo que conocemos como estado de coma.
Y no es que el hipotálamo sea un viva la virgen. ¡Ni mucho menos! La mayor parte del tiempo acepta el dolor como algo bueno que debería poner en alerta al sujeto sobre un particular que no le conviene. Pero de ahí a hacerse mártir o masoquista para bienaventuranza del Alma y placer del libertino respectivamente, pues como que no está por la labor interviniendo la parte no demente de la mente derivando al inconsciente lo que la conciencia no sabía administrar adecuadamente.
Vivimos una época de pesadilla en la que los anuncios más avanzados en venta inmobiliaria pagan al comprador por quedarse una casa que le regalan bajo compromiso de poner la propiedad a su nombre con tal de librarse de la hipoteca; donde los licenciados se matan por trabajar gratis durante años con tal de poder presentar en su currículo alguna experiencia laboral antes de cumplir los 30; en la que se persigue a quien paga a su pareja para casarse y obtener así la nacionalidad y sin embargo quien lo hace a un propietario de un piso se le facilita legalmente; un momento en que los gobernantes que se supone han de trabajar para el bien del pueblo al que dicen representar, actúan en su contra sin que les pase absolutamente nada pudiendo pasear tranquilos sin miedo ni perjuicio, cuando jamás fue así en la historia donde siempre han habido intentos continuos de deshacerse de los tiranos.
La vida democrática de las personas, es un suceder de días legislativos que pasan sin pena ni gloria diferenciándose poco del de los animales: durante su tiempo de vigilia, se procura el alimento, evita serlo de otros, busca cobijo, procrea…o sea, se mantiene vivo que no es poco; cuando duerme, parece estar inmóvil, ausente, impasible, casi muerto y sin embargo, en su interior parece gozar de una libertad que extraña cuando cree estar despierto. Sólo de sobrevenir una pesadilla, el cerebro despierta al sujeto y suele hacerlo bruscamente, aviso.

Café pendiente

Habiendo lo que hay pendiente en este país, en cuanto a juzgar a nuestros gobernantes criminales, proporcionar trabajo, salario y vivienda digna a los ciudadanos, que sus hijos puedan comer tres veces al día, garantizar la sanidad y la educación universal, acabar con el fraude fiscal etc, los programas de desinformación se han hecho eco de una iniciativa importada de Italia bautizada “Café pendiente” consistente en dejar con antelación una consumición abonada en barra para que personas desconocidas que no tengan como se suele decir “ni para pagar un café”, posiblemente sigan sin trabajo, sueldo, casa, comida ni sanidad, pero al menos ya no puedan quejarse de “no poder tomar un café”.

Desde que me contaron la fábula donde un perdido polluelo en un prado nevado fue salvado de morir de frío gracias a la boñiga que una vaca le echara encima para calentarlo y de cómo acabara engullido después de que un lobo que andaba por las inmediaciones le sacara de la mierda y lo limpiara con su lengua…desconfío de toda buena acción particular de mis semejantes y más todavía si la misma se presenta organizada.
Con todo, dividido entre la suspicacia y el escepticismo, siempre apoyaré iniciativas por muy ruines y sibilinas que sean, encaminadas a aliviar el sufrimiento de los más desfavorecidos, de ahí que, aun con mis reservas, de pábulo a esta idea de ir pagando cafés para regocijo de la maltrecha economía hostelera que con vista en el negocio solidario no ha dudado en agarrarse a ella como un clavo ardiendo, proponiendo al instante también el “Pincho solidario” el “Bocadillo solidario” y hasta “El menú solidario” e incluso divulgue el sitio que la promueve en la red Cafespendientes, donde se explica todo con detalle, mas echándose en falta una sugerencia a los establecimientos que se sumen al fenómeno para que ellos también colaboren con el gesto anónimo de los cándidos ciudadanos pudientes sufragando uno de cada cinco cafés que pongan o a las mismísimas cadenas cafeteras que al final del proceso serán las más beneficiadas con esta solidaridad de azucarillo.
De cualquier modo, por algún lado se debe empezar y no me parece mal que lo hagamos por los cafés. Pero ¿Por qué quedarnos en los cafés? Además de la interesada propuesta de bares y restaurantes por ensanchar la iniciativa a otros productos, podríamos probar con las “Bofetadas pendientes” que se las podríamos propinar a los militantes de base de los Partidos en sus propias sedes con una manopla de cocina acolchada para que ellos a su vez se la entreguen con la palma desnuda a sus respectivos líderes en cuanto tengan ocasión durante los mítines, reuniones y asambleas internas, por supuesto salvaguardando el principio moral de hacer el bien sin mirar a quien y sobre todo salvaguardando el anonimato.
Con estas últimas garantías procedimentales de la caridad cristiana, también podría repartirse “Puñetazos pendientes” y “Patadas pendientes” a los dirigentes sindicales al objeto de que se las trasladen a sus jefes de la Patronal en los comités de empresa para que no sean ellos los únicos en agachar continuamente la cabeza. Por lo que incumbe a ser sodomizados, preferiríamos que lo siguieran negociando en la intimidad.
Por último, se me ocurren infinidad de chismes y artefactos que podíamos dejar pendientes en las sucursales bancarias y Cajas de Ahorro, pero ninguno susceptible de poderse recibir y transmitir en la cadena de mando como en los casos anteriores, dada la caducidad de sus efectitos inmediatos, por supuesto, siempre condenables desde la Democracia y el Estado de Derecho que salvaguarda los valores Constitucionales con los que forjamos la convivencia frente a los violentos y terroristas que desean alterar la paz social, palabras a las que desde aquí me adhiero denunciado a los que hablan con los socios de los amigos de los proetarras con los que seguramente estén relacionados. En vista de lo cual, sólo queda plantear que se les pague también a ellos los banqueros un “Café Pendiente” para que cualquier ciudadano que les vea pasear impunemente por la acera se lo pueda arrojar, por la cabeza hirviendo.

¡Con los Terroristas!

Les voy a descubrir un secreto: lo que no tengo de vista, lo tengo de oído. Gracias a esta compensación de la naturaleza, el otro día camino de Burgos en el autobús pude apreciar bajo los auriculares de una quinceañera sentada detrás mío una sintonía que atrajo pronto toda mi atención. El sonido de allí emanado era propio de su edad a base de mucha percusión, reiterativo y pocas palabras. Sin embargo, dos cosas eran diferentes: se cantaba en castellano y había mensaje. ¡Pero qué mensaje! ¡No daba crédito a lo que escuchaba!

La letra de aquel torrente acústico, por calificarlo de algún modo, no decía más que “Con los terroristas ta-ta-ta-ta-ta”. Posteriormente, gracias a las herramientas de Internet percibí que una voz oculta mencionaba también el nombre del grupo “Harlen Shake”, cuyo tema lo está petando en todas las discotecas haciendo bailar su ritmo a nuestros jóvenes que no pueden reprimir después reproducir su explícita declaración, inaudito éxito comercial, nunca mejor dicho que sólo cabe explicar cual salvaje acto de rebelión inconsciente en juvenil respuesta ante tanto lavado de cerebro institucional escolar cuando a los niños se les hace comulgar con el puto pacifismo de mierda y la galopante manipulación mediática donde los muertos en carretera se presentan como “accidentes” los muertos en la jornada laboral también son “accidentes”, mientras cualquier algarada es calificada de atentado terrorista por los poderosos y la prensa a su servicio, que hacen creer a la ciudadanía que ETA está con los desahuciados del PAH, los indignados del 15-M, las víctimas del Yakovlev…

Parece que, a parte de dar de comer a los mismos que se benefician de los “Planes contra la drogadicción”, no han valido de mucho todos esos “Planes para la paz” que se imparten en los colegios con ánimo de educar a los más pequeños en los valores del aguante y la sumisión frente al más fuerte, ante cuya opresión explotadora es mejor esperar la acción de la justicia y confiar en el Estado de Derecho, renunciando a la autodefensa y la venganza, valores sacros de la Religión verdadera. Porque mira que durante décadas se han gastado millones en pasar cientos de veces las películas sobre la vida de nuestro Señor Jesucristo, de Gandhi, y Luther King, para que luego en un descuido de las emisoras la canción del verano sea el grito de guerra “¡Con los terroristas!” que ya se puede escuchar en cualquier fiesta; claro que los niños son pequeños, pero no tontos siendo lo suficientemente hábiles para dejar a un lado la papilla atolondradora de sus pedagogos y extraer la enseñanza debida de todas esas biografías, cuál es, el fin que les aguarda a cuantos renuncian a defenderse, pues los tres personajes cayeron asesinados.

Para comprender mejor el fenómeno, me dirigí a un experto alumno mío de catorce años quien me puso al corriente de cómo escuchar este temazo; fui a mi casa, puse la tele y cuando llegó el Tontodiario le bajé el volumen al tiempo que puse en alto el youtube; y entonces comprendí ¡Vaya si comprendí! Mientras por la pantalla desfilaban el Rey, Rajoy, Rubalcaba, Rosell, Bárcenas, Barcina, Cospedal…los altavoces no paraban de decir ¡Con los terroristas! ¡Con los terroristas! en un peligroso rosario asociativo sin par.

Por menos de lo que se dice en este tema de Harlen Shake, Otegi y varias decenas más de ciudadanos han sido condenados a años de cárcel y se han cerrado cientos de bares en Vascongadas, por lo que yo me pregunto ¿A qué espera para actuar el Ministerio de Injusticia e Interior? ¿Hasta cuándo el Gobierno va a consentir este inequívoco enaltecimiento del terrorismo? Si no se actúa pronto contra esta lacra social disfrazada ahora de grupo musical, en breve veremos como en todas las txosnas de todas las fiestas de todos los pueblos y capitales vascas el tema sonará una y otra vez como durante cuatro décadas se coreaba impunemente la tonadilla “Carrero voló” lanzando pañuelos al aire.