La triple A: Actividad, Austeridad y Ahorro

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Nada es casual en esta vida aparentemente fortuita; Hasta el caos se rige conforme a unas reglas. Mas, ha querido el capricho que la máxima nota de las Agencias de calificación AAA, coincida con las siglas de la mundialmente célebre organización de extrema violencia denominada “Alianza Anticomunista Argentina”, también conocida como “Triple A” condenada por los tribunales de aquel país por crímenes contra la humanidad cometidos durante la década de los 70 cuando asesinara a cientos de dirigentes sindicales, líderes políticos de izquierda e intelectuales, que seguramente nada tengan que ver entre si, como nadie se atrevería a ligar al Partido Comunista con el PC que tenemos en el escritorio.

Porque puestos a darle significados a las siglas, a mi modo de entender, una verdadera economía “Triple A” debería basarse en la Actividad que genera toda sociedad para cubrir las necesidades mediatas e inmediatas de sus miembros, cuáles son, las de alimentación, vivienda, vestimenta, transporte, salud y educación, de cuya satisfacción se seguirían las de gestión, seguridad, almacenamiento, distribución, manufacturas y posteriormente, servicios. Por supuesto, esta Actividad debería conducirse, entre otros factores, por aquel que sobresale en la Naturaleza misma de las cosas, a saber: la Austeridad en el empleo de recursos y energía y más aún, en la producción de bienes y de su consumo. Por último, el Ahorro ha de jalonar un sistema económico humano, por cuanto nunca hemos de olvidar que por mucho que avancemos en la técnica de planificación, siempre, habrá variables que escapen a nuestra capacidad de anticipación, por lo que humildemente hemos de ser prudentes durante las vacas gordas cuando las hubiere, porque una cosa es, que la desgracia nos sobrevenga por accidente como sucedía hasta hace bien poco a consecuencia de una mala cosecha o una prolongada sequía y otra muy distinta, que aparezca la bancarrota de todo un país por negligencia de sus gobernantes manirrotos o la codicia sin fin de empresarios especuladores sin escrúpulos.

Mi propuesta de economía “Triple A” consistente en “Actividad, Austeridad y Ahorro” seguramente no coincida con el actual mantra socialdemocratacristianeoliberalconservador de la “Triple C” que impera en la cúpula dirigente del Macropartido PPSOE que busca un mayor Control laboral, de los salarios, del gasto social, de las prestaciones, una más fuerte Competitividad entre la masa de trabajadores para ver quién trabaja más por menos, entre los comercios para obligarles ha vender más por menos y entre las Administraciones para ver cuál otorga más subvenciones públicas a las empresas por cada vez menos arraigo y compromiso social donde se instalen. Y por último, un mayor Consumo conspicuo, superfluo e innecesario para mantener el sistema con los impuestos indirectos.

Un sistema basado en la “Triple C” de “Control del gasto público”, “Competitividad continua” y “Consumo creciente” ha demostrado ser merecedor de calificarse como “Economía basura”. Es posible que la Economía “Triple A” dirigida fundamentalmente por la “Actividad propia” la “Austeridad en la producción y el consumo” y por el “Ahorro previsor” sea más propia de sociedades atrasadas que aspiraban por la subsistencia. Pero es que, la mayoría de la población mundial, nunca ha dejado de hacerlo, aunque les pareciera lo contrario a nuestra pequeñísima mayoría occidental, pues es de Pedro Grullo que la mayoría de una minoría como es la del Estado del Bienestar europeo, por definición ha de ser más reducida que la minoría misma.

Por supuesto, la Economía “Triple A” no permitiría grandes lujos a corto plazo y menos pensiones de 56 millones de euros como la que se va a llevar el Sr. Luzon directivo del Banco Santander, como sucede en las economías de “Triple C”, pero es el precio que se ha de pagar en la globalización, pues es evidente que en un sistema cerrado como el de nuestra biosfera, aunque una sólo lleve a la auto subsistencia, la otra nos encamina al suicidio colectivo, que sería la mejor aportación que el género humano podría ofrecer al Universo, de llegarse a él por el convencimiento de las distintas voluntades individuales, pero no por su propia estupidez.

Ahorro policial

¡Amigos Policías y guardias civiles! Que el título con el que encabezo estas líneas no os revuelva en vuestros ya incómodos puestos de servicio a la patria que no es mi propósito dar ideas para introducir recortes en vuestra labor de entrega y dedicación por salvaguardar la ley y el orden, que bastante habéis de soportar como desde el Gobierno central se os maltrata en sueldo y condiciones en sangrante comparación al trato dispensado por las autonomías a quienes velan por la seguridad ciudadana.

Desde el inicio de las protestas de los Indignados el pasado 15 de Mayo, he podido constatar, no sin cierto estupor, como al tiempo que por desde el Tontodiario se nos habla continuamente de introducir medidas de ahorro por medio de ajustes y reajustes en los presupuestos sin reparar en gastos a la hora de suprimir servicios públicos y prestaciones sociales que afectan a los más desfavorecidos de la sociedad, el Gobierno, por medio del Ministerio del Interior y de sus Delegados repartidos por todas las capitales de provincia, no escamotean recursos para vigilar, controlar, reprimir y dispersar a simples ciudadanos, que no hacen otra cosa, que mostrar pacíficamente su enfado por la grave situación que las mencionadas decisiones antisociales les han provocado en su vida cotidiana.

Por descontado, que nadie dude de mi absoluta adhesión al acuerdo tácito que todos asumimos para con nuestra Policía Pública, de pagarles a cambio de que nos peguen, relación causa-efecto verbal que se basa en algo más que una mera mutación vocálica que sin embargo, no justifica que ello se lleve a los extremos que estamos contemplando de, a la mínima convocatoria de una marcha, manifestación, concentración, asamblea o reunioncilla de cuatro perroflautas, desde las más altas instancias por toda la piel de toro, se movilicen miles de patrullas de distintos cuerpos policiales centrales y autonómicos – ya sabemos que a los vascos les gusta recibir hostias en euskera – y cientos de lecheras, que por muy bien que esté la política de cercanía a la ciudadanía, de tanto arrimarse policías y manifestantes, luego que nadie se extrañe que acaben haciendo migas y todo su poder disuasorio que tan caro sale a nuestras arcas públicas, acabe diluyéndose por un derroche de despliegue represivo, a todas luces innecesario en estos tiempos de crisis, pues como todos sabemos, el roce hace el cariño, aunque también es verdad, que hay cariños que matan.

Menos mal, que los Indignados del 15-M están en todo y son muy apañados. Percatados del desgaste que supone para el presupuesto del Estado, el gasto dedicado a nivel de toda España para garantizar su control, infiltración, persecución, contención y sobre todo, su dispersión y represión – porque de esto nadie habla, pero seguramente los próximos recortes en educación y sanidad, tengan mucho que ver con las ingentes partidas que se han debido desviar para sofocar las protestas sociales de estos presuntos terroristas no violentos – han optado con acierto y coherencia, llevar al extranjero sus protestas para de este modo, aliviar a nuestras públicas Fuerzas de Seguridad y por consiguiente, a nuestros maltrechos recursos económicos, de tan costoso quehacer, a parte de otorgar un merecido descanso a las Fuerzas del Orden y las brigadas de antidisturbios que han tenido un veranito más caliente que el de los bomberos pirómanos, desplazando su capacidad de atraer efectivos, gases lacrimógenos, porrazos y pelotas de goma, de otras organizaciones represivas como la Gendarmería francesa, por su puesto a cargo de los contribuyentes galos, como acabamos de comprobar ha sucedido maravillosamente en París.

Creo no haber sido el único que la ha gozado como un enano, al ver las típicas correrías del 15-M por los bulevares parisinos delante de los policías franceses, convencido de que hoy por hoy, todavía no existe en el terreno policial, eso que en sanidad se llama compensación transfronteriza de servicios prestados, como por ejemplo, cuando un turista enferma y ha de ser hospitalizado pasándole la factura al país de procedencia, solo que, en este caso, sería debido al gasto derivado de la intervención de los antidisturbios gavachos ante la irrupción de nuestros compatriotas que iban camino de Bruselas como si de un Tour reivindicativo se tratara.

En principio, me ha gustado tanto la idea de los Indignados de ir ha montar la barrila al extranjero para ahorrar gasto policial a nuestro país, como el recibimiento sin avisos ni contemplaciones que las autoridades vecinas han dispensado a nuestros compatriotas ¡Eso es una República! y no lo nuestro. Lo que me extraña, es que tan bello ejercicio de orden público se haya llevado a cabo de modo unilateral y sin consultárselo o cuando menos comunicárselo previamente a nuestro Ministerio del Interior dadas las buenas relaciones que hay en asuntos antiterroristas. Por consiguiente, mucho me temo que o bien las autoridades galas, tarde o temprano le pasarán la factura de la represión a nuestros conciudadanos a precio de allí, o bien como en el caso del asalto a los camiones con mercancías españolas en la frontera, no temen represalias para con sus ciudadanos e intereses en nuestra geografía. En cualquier caso, parece que los Indignados finalmente han renunciado a abaratar los gastos del Estado para con ellos y han acudido a los servicios de la embajada en Paris y de los distintos consulados. Y que quieren que les diga…Para este viaje, no hacían falta esas alforjas.