De la carne. Ocurrencia

Hay dos clases de carne de primerísima calidad: la que se puede adquirir en cualquier carnicería pagando lo que vale, o la que te entierran en un ataud de pan escondida entre lechuga pepinillo, aros de cebolla, rodaja de tomate, con bien de mayonesa, mostaza y cuanto ayuda a distinguirla como tal y cobrarte sólo 1 Euro por ella como hacen en Mac Donalds.

Mis queridas ratas

http://www.youtube.com/watch?v=lPoKbCKx4SM

Fue un insigne personaje de la entrañable capital carlista de Estella, llamado Vicente Mayo, que se ufanaba de ser uno de los pocos ciudadanos con certificado psiquiátrico de cordura, quien me enseñó que se podía llegar a amar a las ratas de cuatro patas – precisión también suya necesaria, para distinguirlas de las bípedas. Pero nunca llegué a creérmelo del todo…Hasta que el otro día, en un periódico cuya cabecera seguramente cruza el charco con Iberia para ilustrar con sus verdades publicitadas a cuantos quieran creérselas en la otra orilla, leí una minúscula noticia aparecida en un rinconcito de no más de cuatro rengloncitos de nada, donde advertía a sus engañados lectores, que Coca Cola y Pepsi Cola habían acordado retirar de entre sus ingredientes habituales una sustancia que las autoridades de California califican de cancerígena. Inmediatamente, fui a internet para documentarme y traerles aquí cuanta información relevante fuera capaz de sintetizar, al objeto de que ya nadie tenga la impresión de que mis continuas advertencias sobre el envenenamiento colectivo al que estamos asistiendo son fruto de mi particular perspectiva conspiranoica.

Resulta que, tras muchos años de sospechas en los que los estudios patrocinados por las empresas criminales eran incapaces de relacionar fehacientemente la aparición de algunos cánceres de estómago, colon, etc, con ciertos aditivos como colorantes, conservantes, edulcorantes, aromatizantes y toda esa mierda que se le da a comer a los pobres…finalmente, alarmados por los escandalosos resultados positivos ofrecidos por contrastados experimentos con ratas de laboratorio, el Centro de la Ciencia por el Interés Público de Estados Unidos (CSPI) ejerció presión sobre la Dirección de Medicinas y Alimentos (FDA) para que revisará los elementos químicos incluidos en el colorante de caramelo, sobre todo, aquellos que son producidos con amoniaco y sulfito o que contienen 2-metilimidazol (2-MI) y 4-metilimidazol (4-MI). La advertencia, no cayó esta vez en saco roto; El Estado de California tomó nota e incluyó este último componente en su listado de ingredientes cancerígenos hace ya más de un año, concretamente, el 7 de Enero de 2012.
Pues bien, ahora la Coca Cola y la Pepsi Cola, se han dignado comunicar al mundo entero, que por precaución y prevención, se disponen a retirar dicha sustancia de sus productos…Pero no crean ustedes ni por un solo instante que su urgencia obedece a un súbito interés humanitario por la salud de sus clientes pobres – todos sabemos que los refrescos son el zumo de los más desfavorecidos. Su celeridad a este respecto, obedece a la genial ley que allí exige que las bebidas que contengan cierto nivel de cancerígenos, deben poner una etiqueta de advertencia en sus envases y/o empaques. Por ello, también seríamos cándidos en pensar que el ingrediente cancerígeno se vaya a retirar fuera de sus fronteras, donde todo cuanto sucede se les antoja meros daños colaterales del Libre Comercio.
Pero si alguno de ustedes desea continuar dando de mamar a sus hijos – que para algo son suyos – la conocida chispa de la vida, puede borrar de su retina estas mias palabras y en su lugar grabar estas otras de la Asociación de Bebidas Refrescantes: “Los consumidores no notarán diferencia en nuestros productos y no tienen razón alguna para tener ninguna preocupación por su salud”

Apretarse el cinturón

Como era de esperar, durante el pasado 2010, los más de cinco millones de desempleados, sumados a los inmigrantes que han retornado a sus países de origen, sin olvidarnos del descenso generalizado del poder adquisitivo de funcionarios y pensionistas, ha provocado la primera caída del consumo en alimentación de la historia, a decir de Horacio González secretario general de la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas, exactamente un 2,3% en los hogares y otro 4,4% en el consumo exterior en cafeterías, bares y restaurantes, lo que se ha traducido en la desaparición de un 1,4 de empresas del ramo respecto al ejercicio anterior.

Curiosamente, parece que al sector no le ha ido nada mal en cuanto a las ventas exteriores que han crecido en el mismo periodo un espectacular 10% que sitúa a nuestro país en el tercer exportador dentro de la Unión Europea, detrás de Italia y Francia, cosa que en nuestro caso, lejos de acercarnos a dichos países en cuanto a modelo de sociedad desarrollada próspera y equilibrada, nos iguala a aquellas otras naciones que, pese a nutrir de alimentos y materias primas a todo Occidente, sus gentes a penas tienen para subsistir.

Cuando el Tontodiario alardeaba de una España invitada al G-20 como décima potencia económica mundial, para acto seguido hacernos tragar el papel que debíamos jugar como tal en el escenario internacional con nuestras tropas en misión humanitaria llevando la paz y la reconstrucción por todo el orbe, nadie medianamente informado, perdía de vista a los especuladores financieros que buscaban quebrar el espinazo de nuestra endeble economía basada en una alicaída industria turística auténtico sostén de la burbuja inmobiliaria que habría de estallarnos algún día, toda vez durante los ochenta, para competir con Corea, finiquitamos, a instancias de Alemania, toda nuestra industria pesada de Sagunto y Vizcaya tras las que se fueron las del automóvil, los astilleros, acerías, talleres metalúrgicos…Por si fuera poco, encandilados con los fondos estructurales, también accedimos a los deseos franceses de cerrar nuestra minería, reducir la cuota láctea, aceitunera, vinícola, liquidación de la flota pesquera, etc que según decían, eran muy deficitarias. Igualmente, nos sumamos al desmantelamiento del Estado y se privatizaron las empresas que más beneficios podían generar… Por supuesto, no lo hicimos gratis: durante años, recibimos ingentes subvenciones europeas que exacerbaron la autóctona crónica corrupción generalizada mitigando los estragos superficialmente en la vida cotidiana de los ciudadanos que consintieron cínicamente la situación al amparo del típico ¡Llámame perro y tírame pan! sin percatarse que, aquello que corroía los cimientos de nuestro Estado del Bienestar a medio plazo, era ¡pan para hoy y hambre para mañana! Porque ni aquí ni en Europa ¡Nadie da duros por pesetas! De modo que, ahora, el FMI y el BM, se nos quedan cortos para paliar la ruina total en la que nos vemos sumidos, dependientes como somos de las apetencias ajenas y expuestos como estamos a los vaivenes financieros de Tokio, Frankfurt y Wall street. Dios no lo quiera, pero no está lejos la hora en que la UNICEF tenga que socorrer a nuestros hijos, a los mayores la Cruz Roja y a todos el Banco de Alimentos, donde el pollo, los huevos, la harina, la leche y el pan, han empezado a cotizar al alza.

Ahora que media ciudadanía estará sometida a dieta forzosa, antes de comprender que de la “Lucha de clases” marxista lo que ha desapareció de verdad durante los Noventa fue la lucha y no las clases, aprenderá en sus propias carnes menguantes el verdadero significado de “apretarse el cinturón”, que no es sinónimo de aguantarse las ganas o refrenar el gasto como algunos por desmemoria han llegado a asimilar, sino de precisamente lo que dice “apretarse el cinturón” para evitar se caigan los pantalones cuando se llegue a estar famélico. Eso, o se apuntan a la moda juvenil de ir enseñando los calzones estilo Cantinflas, cosa que no debería avergonzar a nadie, que también los habrá vestidos de traje que como Charlot en la intimidad de sus casas llegarán a cocer suelas de zapato.

Las venas de los pobres

Si echásemos un vistazo a “Las venas abiertas de América Latina” de Eduardo Galeano, hallaríamos en sus páginas elementos político-económicos tan nocivos para aquella parte del mundo, como lo son para nuestra salud la presencia de mercurio y plomo en la sangre que corre por las venas, generalmente de las personas más desfavorecidas de nuestra sociedad, cosa que ha evitado comentar el estudio científico titulado “Presencia y vigilancia de los productos químicos” elaborado por la elitista Universidad Carlos III y dirigido por la Doctora Castaño, que sin embargo, si ha tenido a bien aportar con todo lujo de detalles, los resultados obtenidos de su investigación por sexos, edad, zona geográfica, tasas, estadísticas, comparativas…pero como digo, nada sobre la clase social a la que pertenecían esos casi dos mil voluntarios, que representan a la población adulta española de entre 16 y 65 años de edad de 12 áreas geográficas y a lo largo de cuatro periodos de muestreo en varios sectores laborales entre el 2008 y 2010 a los que se ha tomado muestras de sangre, orina y pelo.
Con todo, conviene atender su contenido por cuanto revela que la tasa de mercurio en sangre de los españoles es entre 6 y 10 veces más alto que la media de Alemania y Estados Unidos aunque similar a la de otros países grandes consumidores de pescado como los mediterráneos y Japón. Y es que, el mercurio llega al cuerpo humano sobre todo a través de la ingesta de pescado, dice el estudio; ¿pero cómo llega a los peces?.
El problema viene de lejos y es bien conocido por la FAO, la OMS, la OTAN…hasta Pescanova anda preocupada. Los animales marinos no es que hayan desarrollado, como diría mi buen amigo Jesús Peláez, una estrategia evolutiva para no ser ingeridos, como les ocurre a algunos lomos de merluza congelados de aspecto negruzco y olor fétido que llega a algunos comedores sociales legados por nuestra solidaridad…este alquímico elemento, arriba al mar cual tributo a Poseidón ofrecido por las industrias químicas, como las fábricas de cloro, y se introduce rápidamente en la cadena trófica absorbido por el plancton en un medio en el que el pez grande se come al pequeño, por lo que ejemplares como el atún o el pez espada de los que llegan a nuestra mesa, son los que nos aportan más mercurio al cuerpo. El asunto es preocupante, porque está demostrado que en dosis altas afecta al feto en su desarrollo mental y provocar alteraciones nerviosas. Pero, preocupante…¿para quién?
Como siempre, al perro flaco todo son pulgas, y no me es necesario realizar estudio hematológico alguno para saber que los más afectados por este mal evitable como el del plomo y tantos más, no son otros que los de siempre, quienes han de trabajar en contacto directo con estas sustancias y quienes no disponen de información ni recursos suficientes para dotarse de un entorno saludable y una alimentación sana, asumiendo su riesgo con la agradable resignación de que ¡De algo hay que morirse! Aunque bien es verdad que ¡los hay que están peor! como nos lo demostró el presidente de Etiopía, quien en cuanto se enteró que Alemania iba a incinerar las chuletas y solomillos de las vacas locas, no dudó en reclamar oficialmente que se las enviaran por valija diplomática a su gente, dado que entre morir de hambre o de encefalopatía espongiforme, como que lo segundo les parecía más apetecible.