Informáticamente hablando

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La joven Democracia española tiene costumbre de resetearse cada cuatro años durante las elecciones pero sin llegar nunca a formatear debidamente la casta política que a ellas concurre, de modo que, los cíclicos mensajes que envían los políticos cual spam a nuestra bandeja de entrada vía medios de comunicación, los electores los acogemos bajo el epígrafe “mensaje no deseado” por no decir indeseables, atendiendo al remitente.

Porque, lo ineficaz de los Partidos políticos para defender los intereses de la ciudadanía, del Congreso para legislar en favor del pueblo, y resto de tapaderas legales bajo las que actúa en su beneficio a nuestra costa la Partitocracia, es como para sombrear todo el sistema y pulsar sin demora la tecla de “Suprimir”; Y al larguísimo elenco de sinvergüenzas que viven de nuestros impuestos con la etiqueta de “Representantes del Pueblo” pichar al lado derecho del ratón en donde dice “Eliminar”, respondiendo sin titubeos ¡Sí! a la cautelosa pregunta mecánica interesándose por si estamos seguros de querer eliminar sus listas cerradas, sus privilegios, sus continuas subvenciones, en definitiva, la Tiranía que han montado amparados en la voluntad popular, sin miedo a ser acusados de bregar en favor de la Dictadura, que algo hemos aprendido del movimiento inercial, pues difícil es apreciar a qué velocidad vuela la mosca dentro de un avión.

Hace tiempo que la calle ha cambiado por su cuenta el chip, harta de que se le presente distintos hardware con trazas filipinas, aznarescas, zapateriles o rajoyanas mientras el Software tardofranquista transicional permanece incorrupto y en consecuencia como al botón de “Responder” pronto se le acusa de “violento”, ha pasado a reenviarse frenéticamente el malestar para contrarrestar el daño que el virus gubernamental siempre sonriente pudiera provocar entre los infelices atrapados en la red institucional wifados como están de propaganda sobre sus megalómanos proyectos construidos con incontables unos y ceros.

Pero esta desconexión generalizada con el surtidor central de mentiras no se ha generalizado hasta que para todos ha sido patente que el dominio www.biencomún.org, cada vez con mayor frecuencia contesta eso de “El URL solicitado no se ha podido conseguir”, sobre todo, después de que la Constitución fue “Enviada a la Papelera” al menos en lo concerniente al derecho al trabajo, la vivienda digna y cuantas gratas palabras la hicieron digerible a pesar del Troyano que llevaba incorporado cuya capacidad de perjudicarnos se mantiene en un sigiloso stand by.

Continuas ventanas, cual incesantes puertas se abrieran a Alicia en el País de las Maravillas, hacen lo propio en la pantalla interrumpiendo parpadeantes nuestra evanescente búsqueda de un mundo mejor, más libre, más justo, más equitativo, como al caballero andante perseguidor del santo Grial le salían al paso toda suerte de aventuras; parpadeantes nos invitan a pulsarlas anunciándonos grandes beneficios, mejores trabajos o una encantadora compañía, apetitosos sucedáneos entre tanto el desencanto hace mella en la virtud por no hallar ni en la esfera virtual el ideal desterrado de la Realidad, mientras emergen desde las infernales profundidades del programa cansinos avisos suministrados por el propio equipo alertándonos sobre la capacidad de almacenamiento de tanta basura recibida debido a la ingente cantidad de pestañas abiertas.

El problema de este trasiego paralelo de contrainformación propiciado por la enésima Revolución Tecnológica aprovechado de inmediato por la población para autogestionarse sin intermediarios de ninguna especie en Internet, es que, aun estando bien para concienciar a la gente de que todo Poder tiene una raíz personal de responsabilidad intransferible, además de ayudarla a ejercitar dicha capacidad de decisión en los temas que le afectan, como en su día hiciera la Masonería respecto a los hábitos democráticos de la ciudadanía, de quedarse sólo en el Facebook, en los Blogs y en los chats, su capacidad de incidir en la vida civil será tanta como el demostrado a tales efectos por el dinero del Monopoly. Por ello, creo que es hora de apagar por completo la terminal y pulsar de una vez en la Sociedad el botón de “Reiniciar”.