En mi ensayo “Inútil Manual para entender la Mecánica Cuántica y la Teoría de la Relatividad” del que mi Blog toma el nombre, ya comenté la paradoja de que al propio Einstein, no le agradaba demasiado que a su teoría se la bautizara “de la Relatividad” dado que ella misma establece dos postulados absolutos: que todas las Leyes de la Física son las mismas en todos los marcos de referencia inerciales, y que la velocidad de la luz en el vacío, tiene el mismo valor en todos los marcos inerciales, independientemente de la velocidad del observador o de la velocidad de la fuente luminosa; De hecho por algo se la denomina Constante, motivo por el cual, su autor se refería a ella como “Teoría de los Invariantes”.
Pero lo que son las cosas, como le ocurriera con la expansión del Universo que se desprendía de su teoría y a la que él mismo se opusiera hasta el punto de sacarse de la manga la Constante Cosmológica para frenar aquella aberración; como después le sucediera por avergonzarse de su invención por considerarla “su mayor error” y sin embargo ser recuperada medio siglo después para la Teoría de las Cuerdas, como le pasara con el Premio Nobel que le fuera concedido, no por la Teoría de la Relatividad sino por su otra gran aportación sobre el Efecto Fotoeléctrico y aún así le entregara la medalla de oro a su ex esposa Mileva Maric en agradecimiento a su impagable ayuda para confeccionar el aparato matemático que habría de soportar la Teoría de la Relatividad, como le aconteció con el experimento EPR que destinado a desbaratar los presupuestos de la Mecánica Cuántica acabó por aportar una prueba más en su favor…parece que la Teoría de la Relatividad, sí que es relativa, de verificarse los últimos datos del CERN que arrojan la sospecha hace tiempo albergada, de que hay partículas subatómicas cuya velocidad supera la de la luz, aparente revés que lejos de menguar su figura, la acrecentará en los siglos venideros, como las contradicciones de Siddhartha Gautama acabaron convirtiéndole en Buda y los escollos no despejados de su doctrina, llevaron a la expansión y desarrollo, en ocasiones contradictoria, de sus enseñanzas, por lo que no me extrañaría nada que este hombre acabe convirtiéndose con el paso ¿del tiempo?, primero en un mito y luego en un dios, como tantas veces ha sucedido en la “Historia de las creencias y de las ideas religiosas” tal y como nos la cuenta Mircea Eliade.
Aunque no le falta razón a Martin Rees en observar que “las afirmaciones extraordinarias, requieren demostraciones extraordinarias”, lo cierto es que, un organismo del prestigio del CERN no se arriesgaría a hacer el ridículo ante sus colegas de la Comunidad Científica y menos ante la Comunidad política europea que lo patrocina arriesgándose a un bochorno sin parangón, antes de hacer públicos sus datos y cómo los han obtenido.
Dario Autiero, portavoz del “Programa Ópera” responsable de la sorprendente revelación en cuyo experimento han trabajado 160 científicos provenientes de 11 países, explicó en la sede del CERN sito en Ginebra, que sus mediciones durante tres laboriosos años, han mostrado que la luz tarda en viajar desde allí, hasta el detector “Opera”, en el Laboratorio Nacional de Gran Sasso, bajo los Apeninos italianos a 730 kilómetros de distancia, 2,4 milisegundos, pero los neutrinos, según estos resultados, llegan 60 nanosegundos antes, unas 20 partes por millón más veloces que los fotones. Cierto es que, la constante de la velocidad de la luz, ha sido corroborada por infinidad de experimentos que han puesto a prueba la fortaleza de la Teoría de la Relatividad, incluso trabajando con estas “partículas fantasma” que apenas interactúan con la materia, condición que las hace casi indetectables – para que se hagan una idea, cada segundo, más de 10.000 millones de neutrinos atraviesan la punta de nuestros dedos. Pero “Opera”, a diferencia de otros instrumentos, está diseñado para captar una extraña propiedad de los neutrinos, a saber: su mutabilidad en desplazamientos a grandes distancias. Como es lógico, para realizar con garantías la investigación, se han servido de técnicas avanzadas de alta precisión de GPS y relojes atómicos. De ahí la sorpresa general ante lo anunciado proveniente de gente seria, que ha trabajado con la tecnología más avanzada del momento, que se han tomado su tiempo en supervisar todos los pasos del experimento al objeto de hallar algún fallo y sobre todo, que tiene más que perder a que ganar con la presentación al público de sus resultados de no haber hecho bien las cosas.
Bajo esta perspectiva, pese a compartir la prudente postura de Stephen Hawking, para quien “es prematuro pronunciarse sobre el asunto”, no me resisto a declararme entusiasmado y excitado con la noticia, de sólo pensar en sus posibilidades para viajar en el tiempo y la exploración del Universo a través de los Agujeros de Gusano…Cuando menos, los científicos del CERN han dado con algo muy extraño que abrirá algo más que las puertas de la fantasía.