Plena inmunidad para los políticos

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Dado que los Partidos Políticos operan en la práctica como auténticas organizaciones para la comisión del crimen y el delito en funciones de captación, formación, amparo, complicidad, etc, no podemos consentir por más tiempo que sean juzgados y condenados los menos hábiles de entre sus miembros, menos aún cuando estos son auténticos demócratas de condición representativa como es el caso del que fuera Presidente de la Comunidad Autónoma Balear, Jaime Matas, quien recientemente ha recibido una sentencia ejemplarizante de seis años de prisión, cosa que me parece un entero despropósito porque, así como no se puede dejar de pagar primas millonarias a los altos ejecutivas de los bancos que nos han llevado a la ruina mientras se han beneficiado en jugosos dividendos todos nuestros ahorros, nuestras jubilaciones, nuestros impuestos en ayudas y subvenciones, por miedo a que abandonen el barco ahora que se hunde para ponerse a sueldo de un mejor postor, así viene a suceder, pero a la inversa, en el caso de los juicios a los representantes políticos pillados en corrupción durante el ejercicio de su cargo, que no deberían ser sometidos a juicio en ningún caso y si lo fueran jamás de los jamases habrían de ser declarados culpables, y de serlo, más pronto que tarde, lo suyo sería concederles un indulto total desde el Gobierno, para evitar que en el futuro próximo a los puestos de mando del país, lleguen gentes sin ambición por temor a ser procesados algún día.
Lo que está aconteciendo últimamente con tanto juicio y condena por corrupción, me tiene bastante preocupado. De seguir esto así, en este país, nadie va a estar interesado en meterse en política; ¡Hay formas menos arriesgadas de robar! Como por ejemplo en finanzas, aunque para ello son necesarios estudios superiores que no están al alcance de cualquiera sea de su bolsillo o de su capacidad mental. Si a ello le unimos el hecho de que, a ningún mangante a estas alturas le pasa desapercibido que en las Arcas Públicas circula el aire que da gusto, es fácil adivinar que la carrera política va a tener menos interés que las Paraolimpiadas y a ella sólo concurrirán idealistas, moralistas y resto de buenas personas, cargadas de buenas intenciones, pero nadie capaz de resolver los problemas con los que se han de enfrentar los políticos profesionales, cuyo primer propósito consiste en mantener el orden y la paz social mientras se trabaja en el reparto y distribución a partes desiguales de la riqueza entre la población, por medio de la fuerza y la coacción. Y que quieren que les diga…la gentuza que actualmente hay en los Partidos, hemos de reconocer que esto lo sabe hacer muy bien.
Pero si los criminales que hasta ahora han visto factible dedicarse a la política en democracia para organizar de modo sistemático, planificado y legal el saqueo del pueblo, empiezan a sospechar que de su acción de Gobierno se pueden seguir tantos perjuicios particulares como los que ha de padecer un ratero de barrio en la periferia de la ciudad, entonces se abstendrá de andarse con debates y leyes y derivará toda su ciencia criminal a otro sector que le comporte menor margen de peligro, como pudiera ser la industria de la alimentación, que es lo que ha sucedido en los Estados Unidos con tanta vigilancia como hay de las cuentas públicas.
Por todo ello, comprendo y aplaudo la Alianza establecida en este sentido entre la Banda Socialista y la Banda Popular para firmar a toda velocidad indultos para todo el hampa, como los recientemente concedidos a dos miembros de CiU, a modo de ensayo general de la que se avecina. Porque si un político ha de ir a la cárcel para que se le indulte, entonces en breve será necesario excarcelar a etarras para dar cabida a sus Señorías. Y evidentemente eso no puede ser.
Con todo, creo que el Legislador, que en España es tanto como decir el Ejecutivo y el Juez de la situación, no se aplica lo suficiente en el caso que nos ocupa. A mi modo de ver las cosas, la capacidad criminal de sus Señorías debe ir acorde al grado de inmunidad que del ejercicio de nuestra representación se desprende y en consecuencia, lo correcto sería, que viendo la persona aumentada por su cargo la capacidad de su poder para la comisión de delitos continuados, no me parece digno de un Congresista, Senador o Alcalde, que pueda sometérsele, con o sin motivo, a la vergüenza de ser llevado ante tribunal alguno, todavía menos ser condenado en firme, no digamos ingresar en prisión viéndose en la necesidad de pedir un indulto. Todos nuestros políticos, deberían contar con la misma inmunidad que goza Don Juan Carlos, quien por cierto, de cometer delitos, no los haría nunca en representación nuestra, sino del Estado, de ahí que los aprendices en el oficio de la representación, aplaudan tanto a su Maestro.

De lo que Don Quijote dijera a Sancho Panza antes de nombrarle Gobernador de la Ínsula de Barataria. O del cohecheismo y la cohecheidad

Bien sabido es que el ilustre Manco de Lepanto, temeroso de que el personaje de Don Quijote eclipsase su ya reputada fama – como le sucediera siglos después a Arthur ConanDoyle creador de Sherlock Holmes – no se le ocurrió otra, que asesinar en su lecho a su entrañable retoño, imitando en lo peor a nuestro buen Dios que nos condena a muerte aún antes de nacer. Con todo, siempre nos queda el resquicio de rebuscar en la historia aspectos susceptibles de ulteriores desarrollos, apócrifos si se quiere, como el que ahora presento, donde Don Quijote poco antes de concederle a Sancho el título de Gobernador de la Ínsula de Barataria, tuvo a bien instruirle en los riesgos y peligros del desempeño de su cargo, entre ellos del de Cohecho, que reproduzco a continuación:

Has de saber mi buen amigo Sancho, que en este Reino de pícaros y truhanes, celestinas y alcahuetas, manirotos a los que no se les conoce arte ni oficio y si mucho beneficio, a lo que tú vulgarmente das en llamar robar, mangar, chorizar que de verbos al respecto anda sobrado el castellano, gustan de decir “cohecho” quienes mucho saben de estos y otros gráciles menesteres lindantes con el afanamiento, al delito que puede ser perpetrado por una autoridad o funcionario público cuando sucede que solicitan, aceptan o reciban dádivas, regalos o aparentes prebendas a cambio de realizar ventajosos favores, sea por acto u omisión en el ejercicio de su cargo, que es lo que se conoce entre los más pillos de las merindades rondantes, circundantes y redundantes de toda casa consistorial y aún palacio regio como “cohecho propio” o no constitutivas de delito, en cuyo caso la fechoría se denomina “cohecho impropio”, que vendría a ser en este último extremo un “cohecho pasivo” como las mancebas se dejan hacer sin poner en riesgo del todo su mocedad pues maneras hay de satisfacer al varón que aún este desconoce cuando con ellas se acuesta. Conviene también que te muestres ducho en distinguir que igualmente comete “cohecho” aquel que ofreciere la dádiva a la autoridad, individuo en cuestión que estaría incurriendo en “cohecho activo” independientemente de que el funcionario o autoridad pública estuviere realizando el acto por el que se le ofreciera la dádiva o el regalo, usease, que estuviera realizando “cohecho pasivo” que por raro que a tus calenturientos oídos le parezca, también los hay que practican la castidad en medio de la tentación, al menos en intención y pensamiento. En consecuencia, la comisión del delito de “cohecho pasivo” por parte de un regidor, gobernante o representante popular, implica ¡a fe mía! la comisión de un delito de “cohecho activo” por parte del que ofrece la dádiva o regalo, mientras que la comisión de un delito de “cohecho activo” no implica necesariamente la preexistencia de un delito de “cohecho pasivo” por parte de los implicados si los hubiere, pues en estos casos, has de estar muy al tanto de no dejarte engañar por Flestón que te hace ver cohecho en lo que no es más que un generoso obsequio de un buen ciudadano para con su Gobernador, cual puede ser vuestro caso. La cuestión entonces es ¿Puede darse la feliz circunstancia de que haya habido cohecho sin haber cohecheantes? O mejor formulado todavía, ¿Puede subsistir la cohecheidad sin actos de cohecho, en tu ínsula de Barataria?

Veo en tu rostro que cabalgas en cuanto te instruyo, más perdido que Rucio por la falta de costumbre en estas veleidades del lenguaje, más toda Excelencia que haya disfrutado de las mieles que supone ostentar o detentar un Cargo, a cargo – válganos la redundancia – de los contribuyentes, sabrá por experiencia propia e incluso impropia, por activa y por pasiva, que en el desempeño de su quehacer al frente de su gestión, rara es la ocasión en que el cohecho no se le presente propicio para que se cometa, cuando menos en su imaginación. Porque, no son pocas las mañanas que se pierden en los confortables sillones del despacho con la mente puesta en que asome por la puerta, la tan ansiada oportunidad de una aparición cohecheante casi de idéntica magnitud a la fuerza e ilusión con que la cabeza del futuro cohechizador desea ardientemente hallar a una persona cohechizable tras ella en su puesto. Así, como dos corazones enamorados de una entelequia, pueden pasar los días, meses y hasta legislaturas enteras sin que se materialice en ningún momento cohecho alguno, que es lo que yo llamo “cohecho platónico” perdidas las energías en pueriles masturbaciones de la representación democrática que se traducen enmelibeos suspiros “¡Ay! ¿Quién me corromperá?” en la soledad del gobernante, cuando no en auténticos lamentos tras ser despojado de su lugar por capricho de las urnas al no haberse corrompido lo suficiente como para salir reelegido por mayoría absoluta, ni haber tenido oportunidad entre pasillos institucionales de ligar con la socorrida fórmula traída a colación por Maese Quintana de ¿Sobornas o cohechas? con la misma ambivalencia de las novicias que tras ser asaltadas por maleficientes bandidos fueron ultrajadas en todo, salvo en su honra.

De este modo, mi buen y servicial escudero, la cohecheidad subsiste en toda sesera que la barrunta como alma en pena deambulando entre alcobas de honradez y virtud, al margen de que se materialicen cohechos, sean propios o impropios, se descubran o queden ocultos para siempre, se juzguen o no se juzguen, o sean declarados reales o imaginarios como ha sido el caso de Valencia donde la morería, por arte de birlibirloque, ha deshecho el cohecho. Otra cosa muy distinta, es el “cohecheismo” tan habitual en las Instituciones y Administraciones públicas, sea dicho de paso, que siempre necesita que se cometan cohechos a todas horas y todos los días del año para ser identificado como una realidad contante y sonante objeto de estudio, investigación, lectura periodística, de juzgarse y hasta de absolverse, porque una cosa es, que se haya dado el cohecho y otra muy distinta que ello se pueda probar, por estar sujetos y más que sujetos, encadenados, a un Estado de Derecho y no de cohecho, por mucho que los hechos digan lo contrario, que no sería la primera vez que se vieran molinos donde hay gigantes y malolientes ventas donde se levantan fabulosos castillos que si engañosa es la vista, más lo son los argumentos de bachilleres cuya bolsa depende de cómo les vayan los pleitos, los cuales, por otra parte se pierden en este Reino aun cuando a fuerza de pleitear, acaban dándote la razón y resplandeciendo la verdad, más cuán cara sale la justicia al pobre que la demanda y barata a quien puede permitirse aplazarla per seculaseculorum.

De todo ello se sigue futuro Gobernador de Barataria, que así como en la antigüedad las distintas potencias naturales o humanas que regían el mundo y a los hombres, eran remitidas a las volubles voluntades de los dioses del Olimpo, la Guerra de Troya mismamente, creo yo no equivocarme en, que cometeríamos un acto de soberbia como especie de atribuir a las autoridades y funcionarios públicos la capacidad y responsabilidad primera y última de incurrir en cohecho, dado que por una parte la cohecheidad es consustancial a nuestra naturaleza corruptible y de otra, el cohecheismo es estructural a toda Institución y puede que el modo justo y necesario de conducirse por la burocracia, pues no veo yo forma de garantizar que su engranaje funcione más de un día alimentado únicamente por la solidez de la “Paideia” de la “República” de Platón o la virtud aristotélica de la moderación por la que se conduce este Caballero andante; Porque, hemos de aceptar que si la carne es débil, que no podremos decir del espíritu…

¡Queremos Luz!

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En cuanto proveniente de lo más alto, la Luz hija del Sol, hermana del calor, fuente de vida y salud pronto fue asociada a los valores de Verdad y Conocimiento por cuanto con ella pueden hallarse las cosas que están ocultas a los ojos despejando sombras y brumas en el mundo cuanto dudas e incertidumbres en la mente. El Dios bíblico dejó muy claro al inicio del “Génesis” que no se trataba de un rival merecedor de culto dado que fue creada por su santa voluntad “¡Hágase la luz!” si bien en un intento de racionalización Platón le devolviera su primacía entre los hombres curiosamente en el relato conocido como “Mito de la Caverna” donde de paso, sitúa su naturaleza solar muy por encima de los similares frutos ofrecidos por el Fuego que le había arrebatado adoradores desde que Zoroastro y compañía instauraran su culto. La travesura de Diógenes paseando bajo el Sol de Atenas, candil en mano, precisamente era un modo irónico de denunciar la falta de autenticidad de su tiempo. Dónde en cambio la luz del fuego se revelaría como salvadora fue en el interior de los templos en forma de velas o antorchas y durante las noches cerradas en las que a falta de una buena Luna, sus luces guiaban las almas perviviendo en el calor de sus llamas encendidas el recuerdo de lo que fueron. Todo este caudal simbólico que aún perdura en nuestras expresiones como cuando decimos “le faltan luces” en alusión a alguien que ha hecho alguna tontería, o “vamos a arrojar algo de luz” cuando nos disponemos a esclarecer una cuestión que ha quedado sin comprender o por ejemplo, en la más técnica solicitud de “luz y taquígrafos”, tuvo su resarcimiento intelectual en la mismísima Teología ese conocimiento que primero la despojara de su halo divino para posteriormente adueñarse de sus ancestrales cualidades, verbigracia, identificando peligrosamente al propio Jesús como “Luz del Mundo” que un poco más y le nombran Príncipe de la Luz”, pues dio origen al denominado Iluminismo más conocido en la España del XVI como “Alumbrados” y en el campo de la ciencia a la Ilustración, que no por casualidad bautizara al XVIII como “Siglo de las luces”, aunque también es verdad apareciera en el seno de la Masonería los muy oscuros Iluminati.

Con este batiburrillo por montera, el otro día, mientras no levantaba las gafas del plato donde daba cuenta de unas excelentísimas alubias rojas – esas sí que son excelencias y no los canallas que se hacen presentar como tales – no pude menos que alzar la cabeza cuando proveniente del Tontodiario, escucho a unos escolares sentados en un patio a plena luz del día clamando al unísono ¡Queremos la luz! Lo cierto es que, administrando los buenos sacramentos, no atendí previamente la noticia y por un momento pensé que se trataba de un grupo espiritual de la Nueva Era. Pero no. Se trataba de algo más trivial…no estaban reclamando de la Administración correspondiente que les iluminase espiritualmente, sino más bien demandando que en las instalaciones de su colegio apareciera ese fenómeno natural que Edison lograra arrebatar a los dioses cual Prometeo y al modo de un Genio oriental atraparlo en una lámpara de cristal llamada bombilla.

Y es que, en pleno siglo XXI, los 760 alumnos del instituto “Jorge Juan” de Alicante se han quedado sin suministro eléctrico a causa de los impagos por parte de la Consejería de Educación Valenciana. Gracias a su anacrónica reclamación, nos hemos enterado que en breve el culto a la luz y también al agua van a experimentar un nuevo renacer de aquí al Equinoccio, porque según parece, su centro, es uno de tantos de aquella autonomía regida por el PP que han empezado a recibir las primeras advertencias serias de las compañías de luz y agua por reiterada morosidad, desde que el Consell dejó de enviarles el dinero para los gastos de funcionamiento allá por el mes de Mayo del año pasado, cuantías que seguramente se podrían sufragar en su totalidad si la Casa Real devolviera lo urdangarizado de las Arcas Públicas valencianas o en su defecto, el Partido Popular se hiciera responsable subsidiario de la corrupción y mala gestión de los gobernantes que ha mantenido al frente de tan magno desbarajuste a sabiendas.

Además, han hecho bien estos jóvenes bachilleres alicantinos de protestar bajo la protección de los rayos solares y ante las cámaras, a tenor de la fulminante expulsión en el IES Vilaroja de Almassora (Castellón) de un estudiante de Imagen y Sonido llamado Fran por el mero hecho de haber criticado la falta de calefacción durante las horas de clase en Facebook ilustrando el justo comentario, con una foto en la que se ve a sus compañeros con mantas y abrigos en el aula.

Se ofrece discursista

 

Bertrand Russell se preguntaba ¿Por qué no soy cristiano? Yo en cambio me pregunto ¿Por qué no soy mallorquín? Después del disgustó que me llevé al enterarme por el Caso Urdangarín de lo bien que se pagan por aquellas Islas estudios realizados o sin realizar, muy distintos a los por mi cursados de Filosofía y Teología a razón de 600.000 euros cada uno, ahora casi me da un soponcio al saber, gracias al Caso Matas, que en aquella Comunidad Autónoma, la redacción de discursos no le anda a la zaga en cuanto a emolumentos, a tenor del medio millón de euros percibido por el periodista Alemany, quién hacía de negro en las ocasiones especiales para el Ex Presidente Balear, dispensas gubernamentales que ni en la Ínsula de Barataria regida por Sancho Panza podríamos haber soñado cuantos nos dedicamos al innoble oficio de las letras.

Desconocía esta novedosa faceta para ganarme la vida haciendo lo que mejor se me da; Sabía lo de guionista, novelista, articulista, ensayista…pero ¿discursista? Posiblemente lo habré escuchado alguna vez en una película que recrea las elecciones de los EEUU, pero nunca sospeché que entre nosotros habíamos alcanzado tal nivel de refinamiento intelectual, acaso de atención, que se precisara la contratación de un discursista para que la intervención de nuestros políticos fuera aplaudida con motivo. Decididamente…Aquí con ustedes ¡Estoy perdiendo el tiempo!

Sea entonces, que utilice esta humilde tribuna para ofrecerme como discursista sin importarme lo más mínimo la causa o siglas a defender, tan prono pongo mi pluma al servicio de la derecha como de la izquierda, menester que ya no entraña mayor enjundia por no mediar gran diferencia. Soy ducho en la persuasión y el arte del convencimiento a cuyo objetivo no escamoteo recursos retóricos ni el empleo de falacias o sofismas. Dispongo de un arsenal de argumentos para proponer esto y lo contrario, incluso para desdecirme si hiciera falta, pues tengo sobrada capacidad para manejarme en la ambigüedad por medio de la polisemia y la sinonimia. Soy un experto en terminología biensonante cuyo estéril significado, sin embargo, permite construir frases mediáticas y arrancar las más fervorosas ovaciones de la audiencia, sin que por ello, el interviniente vea comprometida su actuación ulterior ni su pasado cercano. Me considero un Maestro a la hora de crear eufemismos o de unir ideas contrapuestas para hacerlas más agradables a las masas, como por ejemplo ocurre en mi modesta última invención “Paro dinámico”. En definitiva, ofrezco todo lo que un buen discurso político requiere hoy en día para triunfar.

Pero, si el interesado en contratar mis servicios deseara además que el texto fuera culto con alusiones a la historia, citas de autores reputados y alguna que otra frasecilla en latín…¡Yo soy su hombre! Desde Pericles hasta Churchill, personajes como Catón, Cicerón, Maquiavelo, Hobbes, Voltaire y compañía, serán asiduos en sus intervenciones y sus ideas manarán de su boca con la misma soltura que sus promesas electorales, de modo que nadie se atreverá a discutirle por cuanto ya no tendrán que vérselas con usted, sino con ellos que han resistido el paso del tiempo. Claro que, ya aviso que de cuando en cuando, habrá que hacer mención de autores menos conocidos como Pedro Abelardo o Francisco de Vitoria para desconcertar a sus rivales y que no tengan posibilidad de pronta réplica por si también estuvieran asistidos por un colega mío, de este modo, usted diga lo que diga, podrá terminar su alocución aseverando “ Y esto que estoy diciendo hoy aquí, ya lo dijo en su día Romanones” sentencia que ofrece seguridad al necio, agrada al ignorante que cree aprender de usted sin esfuerzo y hace callar al escéptico en tanto en cuanto intenta desmentirlo.

Por la extensión del discurso y el estilo ¡No se preocupe! No le cobraré ni por palabras, ni por motivo, sino por minutos. Usted sólo tiene que darme a conocer cuánto desea que dure y yo le redactaré un texto para cada ocasión que se ajustará milimétricamente a lo establecido, incluidos los silencios para provocar el aplauso, que también tiene su técnica. Huelga decir, que yo sólo me ocuparía de escribir un relato brillante, de leerlo con su gracia ya es cosa suya . Si por un casual su persona tampoco anduviera sobrada para la expresión y la declamación, entonces, hable con la Casa Real para que le asesore quien allí redacta los soporíferos discursos del monarca; Mi talento no alcanza para tanto.