Como la mayoría de ustedes, sin leer “Proceso a los economistas” de Roberto Petrini pronto intuí que estos charlatanes contemporáneos son más parte del problema que de la solución – aunque nunca está de más hacer acopio de sólidos argumentos como los esgrimidos por el autor para respaldar tu personal opinión – al haber apostado por una economía fantasmagórica dando pábulo a un sistema basado más en la especulación que en la inversión tanto cuanto animaron al consumo antes que a la producción. En consecuencia, apenas albergo duda alguna en señalarles a ellos, como cómplices del secuestro al que se ven sometidos los mercados, el sistema financiero Internacional, por ende, toda sociedad y aún la humanidad, aunque ciertamente, no son los únicos culpables de la crisis en la que nos vemos inmersos, de ahí que limite su imputación al cargo de complicidad y no en grado de autoría que le corresponde por completo a la Gran Banca, siendo el suyo un estatus semejante al del que participa la casta parasitaria que aunque respecto a la política sean los máximos responsables del rapto de la Democracia, en este caso, su papel ha quedado relegado al de encubridor necesario, pero no por falta de ganas, tal es su instinto…Mas mi trato benévolo para con todos ellos, en modo alguno obedece al borreguismo militante del que hacemos gala por esta castrada piel de toro; En mi ánimo está verme correspondido con su visto bueno cuando les llegue esta mía misiva en la que les solicito encarecidamente que se dejen de rescatar a los desagradecidos bancos, que no se trata de otra cosa cuando hablan de salvar a Grecia, Irlanda o ahora Portugal ¡y me rescaten a mí! Que estoy dispuesto a modificar severamente mi discurso en 360º si hiciera falta tal y como proponía Lampedusa en “Gatopardo”, respecto a su quehacer entre nosotros y por supuesto, retirar mi propuesta de Pena de Muerte para los delitos económicos o de corrupción, como hacen en la salvaje Corea del Norte, ciñéndome en adelante al aplauso general de sus impunes componendas.
Y es que, por doquier escuchamos eso de que “todos los españoles son inocentes hasta que se demuestra lo contrario” si bien, hay más de una excepción que confirma la regla pudiéndose identificar con ese segmento de la población que aprendió a leer y contar para algo distinto que distinguir las marcas asesinas como Netlés y aceptar los abusivos precios puestos por Danone. Así me he fijado en que, para el rescate de Portugal –eufemismo de Banca portuguesa – la UE tiene preparaditos nada más y nada menos que 75.000 millones de Euros provenientes del IVA que todos los inocentes pagamos cada vez que nos soplamos los mocos que hasta en la voluntad de los pañuelos de papel que adquirimos en los semáforos a los rumanos, va incorporado dicho impuesto. De modo que, siendo la población de Portugal algo más de once millones de personas, permítasele a un hombre de letras con faltas de ortografía, simplificar la operación de dividir lo que nos van a robar a los ciudadanos europeos 75.000.000.000 de euros, entre sólo 10.000.000. de portugueses, para así, sólo tachando ceros, averiguar cuanto debería corresponderle a cada lusitano, cifra que se aproximaría a los 7.500 euros por bigote, cuantía nada despreciable con la crisis que tenemos.
Bueno…eso es lo que le correspondería a cada ciudadano portugués, si fuera cierto que van a rescatar a Portugal, de no ser que por Portugal sólo entendamos Banca portuguesa, en cuyo caso ya pueden cantar cuantos fados quieran, que por bien que le vaya a Portugal, ellos, los inocentes de siempre, seguirán como hasta ahora. Lo curioso del asunto, es que, cuando dicen que Europa va a rescatar a tal o cual país, no es el capital de los bancos el que socorre la situación, sino la calderilla de los inocentes contribuyentes europeos, de modo que de los 75.000 millones que nos van a robar a los 500 millones de ciudadanos europeos, 150 euros son suyos y otros tantos míos.
Pues bien, ha sido haciendo estas pequeñas operaciones como he averiguado que de seguir así, prefiero ser rescatado a rescatar, porque en breve mi sueldo no va a dar para salvar ni al Monte de Piedad y casi preferiría haberme dejado timar por los pagarés de Nueva Rumasa, que a fin de cuentas…quedan en casa. En cualquier caso, espero ansioso que le llegue el turno a España, más que nada, porque habiendo entre nosotros tanto independentista y nacionalista declarado, confío en que el Tribunal Supremo les declare no aptos para el reparto del rescate del rapto viendo engordar mi parte.