La Utopía funciona muy bien sobre el papel, pero a la hora de llevarla a la práctica como pudo comprobar Platón en Siracusa, ya no parece tan buena; Entre otras cosas, porque necesita dotarse de concreción en tiempo, forma y lugar, cosa que le despoja de su idealismo. Precisamente ante esta tesitura, se sitúa el Movimiento 15-M tras las vacaciones, siendo su mayor problema a la hora de sobrevivir en una sociedad de organizaciones, asociaciones, partidos y sindicatos domesticados, la de, cómo componérselas para mantenerse económicamente sin subvenciones como hace la CNT, cuando la mayoría de sus potenciales seguidores, a saber, jóvenes, jubilados, pensionistas, desempleados, trabajadores en precario, con bajos recursos, desahuciados…- ¡Menuda tropa! que diría Rajoy – son gente que, por mucha voluntad que le ponga, con sus ganas e intenciones no puede hacerse más que una sopa boba de reivindicaciones colectivas, al carecer de los ingredientes adecuados para impulsar las iniciativas en las Instituciones democráticas; Y no me refiero sólo a los gastos derivados de toda infraestructura que un Movimiento de estas características genera a nivel estatal, que también a los montantes económicos necesarios para sobornar a los legisladores y persuadir a los periodistas para que los primeros den su aprobación en el Parlamento a las demandas populares, y los segundos ayuden con su opinión favorable durante los momentos previos a las votaciones para facilitarlas. Pero, hete aquí, que de donde no hay, no se puede sacar. Y no le veo yo a Botín muy por la labor de patrocinar nuestro 15-M, ni aun desgravando en Hacienda por la Ley del Mecenazgo, siquiera otorgándonos jugosos préstamos multimillonarios a bajo interés como hace con todos y cada uno de los Partidos Políticos del arco parlamentario.
Debido a mis estudios de Filosofía y Teología, el 15-M de Valladolid – donde todavía no me conocen bien – me han confiado la Comisión de Economía en la creencia de que iba a dedicarme a hacer pedagogía de la jerigonza con la que esta pseudociencia asusta al común de los mortales en prensa, radio, televisión e Internet, pues a fin de cuentas, palabrotería no es que falte en mis dos especialidades. Sin embargo, nunca ha sido ese mi propósito, pues a palabras necias, oídos sordos. Por el contrario, me he dedicado este verano a investigar un poco el mundo financiero contemporáneo para aprender de él y aplicar sus enseñanzas en la buena dirección que me corresponde, dejándome de debates morales estériles sobre su perniciosidad social, aplicándome a fondo para presentar a los Indignados un “Plan de Viabilidad Financiera del Movimiento 15-M” que de ponerse en marcha, nos reportará los beneficios suficientes, no sólo para mantener la lucha en la calle, sino para poder untar a todo el Gobierno, con todos sus Ministros, a la entera oposición y pagar abundante publicidad a los medios de manipulación al objeto de que nos mimen en las noticias como a Israel, por muchas fechorías que cometamos, no sin antes, claro está, tener igualmente de nuestra parte el favor de todos los cuerpos policiales, para que nos dispensen un trato como el recibido por traficantes de armas, droga, blancas y los capos de las distintas mafias que invierten en nuestra costa mediterránea.
Lo primero que ha de hacer el 15-M antes de meterse en más berenjenales, es construirse en un Banco, cuyo nombre podría ser “Banco Indigno 15-M”. Dado este paso crucial para el éxito del “Plan de Viabilidad Financiera” lo siguiente que hemos de hacer, sería anunciar un 15% de interés TAE a plazo fijo y largo. Para que la gente se confíe y nos entregue sus ahorros, con los primeros ingresos, pagamos a varios de ellos sus primeros dividendos para que corra la voz y se cree un sistema piramidal. Al mismo tiempo, emitimos deuda y la prometemos pagar también al 15% de interés para atraer a los inversores. Hecho todo lo anterior, a nadie le extrañará que en un momento dado, anunciemos nuestra quiebra, suspensión de pagos, nuestros directivos se den a la fuga, el capital haya desaparecido en Paraísos fiscales y en consecuencia, nuestros accionistas y acreedores – que bien podríamos ser nosotros mismos los perroflautas de siempre – acudan al Estado para exigir su rescate y la recapitalización de la Entidad antes de su reprivatización. Por supuesto, el 15-M no debe readquirir el Banco Indigno, más que nada, porque segundas partes, nunca son buenas. Lo que tocaría en una segunda fase del “Plan de Viabilidad Financiera”, sería reconvertirnos en un “Trust social” para garantizarnos de por vida la financiación Pública, o sea, deberíamos crear un Partido político que hiciera leyes a nuestra conveniencia, un sindicato que domesticara a nuestros trabajadores, una Oenegé que solicitara por nosotros las subvenciones, una Iglesia que nos diera soporte moral jamando el tarro a la población con eso de “poner la otra mejilla”, sin olvidarnos de montar una “Lotería Indigna” con boletos de diez cifras para garantizarnos no tener que dar el premio y quedarnos con todo lo jugado.