Hamburguesa Inmortal

¡Ver para creer!
¡Ver para creer!

Esta Semana Santa, que para los docentes son dos y para los indocentes como yo pueden llegar a ser tres si me descuido, la he dedicado por entero a profundizar en los Misterios griegos con la ayuda de insignes autores que me han abierto “El camino a Eleusis” donde se prometía a los iniciados algo más que la mera Resurrección, que también la Inmortalidad, de cuya atenta lectura uno puede mejor comprender que la Procesión que aparece, es como la que no aparece camuflada en sus momentos del ciclo agrario, secreto ahora desvelado precisamente cuando la ciencia a punto está de introducirnos en una nueva Era, donde aquella época en la que las cosas, nacen, crecen, se reproducen y mueren para volver a renacer, puede verse interrumpida gracias a los esfuerzos de la biología por descifrar los también ocultos enigmas de nuestra natural existencia a través de la genética, el estudio de la Telomerasa y los avances de la tecnología informática en la encriptación de la información que posibilitarán la descarga de la identidad en soportes no orgánicos… que ciertamente auguran que a la vuelta de la esquina el Hombre en cuanto especie e individuo, deberá enfrentarse al desgarrador dilema de tener que escoger por primera vez en la evolución humana, cuándo desea morir o por decirlo más positivamente, hasta cuando desea vivir, sin todavía haber alcanzado el estatus Nietzscheano de Superhombre, abortada en seco la Postmodernidad.

Perdido en estas consideraciones que retraen bruscamente la conciencia para a continuación impulsarla hacia el precipicio de la contemplación mística de la Visión haciéndola experimentar el conocido “Vértigo existencial”, para darme un respiro, aparté tan sugerente lectura para cuantos deseen encontrar una antorcha que les ilumine en la oscuridad de los tiempos, y tomé entre mis manos algo más liviano con la intención de distraer la mente que me buia más de lo soportable de entusiasmo y excitación. Fue así, como reparé ayer Jueves en una curiosa noticia aparecida en un diario sobre una paciente e ingeniosa artista llamada Sally Davies que se ha dedicado dos años a fotografiar un menú de nuestro querido Mc Donalds con la inicial pretensión de retratar la degradación y putrefacción del producto paso a paso, supongo. Pero cuál fue su sorpresa, que pasados los días, las semanas, y hasta dos años, hoy es el día que el menú al completo, – entiéndase hamburguesa, pan y patatas fritas incluidas – se encuentra tan suculento como cuando la adquirió bajo los conocidos arcos dorados.
Lo primero que me vino a la cabeza fue que esta artista merecía ser inmediatamente nominada para un premio Ig Nobel, esos que se otorgan con espíritu ´Patafísico a los experimentos más absurdos e inútiles en apariencia – algún día hablaremos de este asunto de la ´Patafísica – que se llevan a cabo con seriedad por el mundo. Pero, casi simultáneamente, mi cerebro en paralelo advirtió que esta artista más que ser nominada al Ig Nobel, a lo mejor también debía ser candidata al Premio Nobel por haber descubierto el ingrediente secreto, nada menos que de la Inmortalidad. ¡Como lo oyen!
Bueno…igual he ido demasiado lejos. También las reliquias de Santa Teresa o las de Nepomuceno podrían ser susceptibles de albergar dicho ingrediente por su sagrada incorruptibilidad y sin embargo no les ahorró a sus santidades el trance vital de la muerte. Más en una época consumista como la nuestra, no está mal que sustituyamos las momias de antaño por nuevos iconos reconocibles y reverenciados como la hamburguesa de Mc Donalds que nos prometan la Vida Eterna y bebidas como la Coca Cola que sin llegar a las maravillas del Soma de la India ancestral, de la Ambrosía del Olimpo o la pócima de Eleusis a base de vino, cebada y menta, dan la chispa de la vida. Para que luego digan que son malas y dañinas a la salud.
Todo esto me ha hecho reflexionar sobre mi posición abiertamente contraria a estas dos marcas y hasta los productos que venden. ¿ Es posible que mi reconocida animadversión sea fruto de la propaganda de los que envidian el merecido éxito de estas dos compañías entre la humanidad? Quién sabe si su éxito es precisamente debido a que ofrecen vida y esperanza pero no con vagas promesas como las religiones, ni con ficticios mitos literarios sobre un mágico Elixir de la Juventud o Santo Grial perdido en la bruma de la saga artúrica, sino con alimento que sacia el hambre del hambriento y bebida que calma la sed de sediento. Empiezo a temerme seriamente que he sido víctima de un colosal engaño y que como le ocurriera al bueno de Lucifer – literalmente portador como Prometeo de la Luz a los hombres – las verdaderas fuerzas malignas de la historia hayan proyectado de nuevo embustes y falsedades sobre estas dos protectoras Multinacionales que lo único que desean es poder satisfacer nuestras más mundanas necesidades para proporcionarnos en lo posible, alegría, paz, prosperidad y felicidad.