Hijo Putastivos de la justicia

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Se entiendo por hijo putativo, a aquel que se tiene por tal, sin serlo, cosa muy distinta entonces, del bastardo que siéndolo, no se le suele reconocer como merece. Por consiguiente, estoy en un dilema que rápidamente el lector inteligente comprenderá sin necesidad de que me ponga a tiro de querellas, que el asunto es motivo de preocupación, cuál es, el de que me he enterado recientemente gracias a vuestro Rey, que en el Reino de España, la Justicia es igual para todos, porque todos somos iguales ante la Ley. Sin embargo…
Para empezar, juzgo sinceramente un mal entendido, que la justicia sea igual para todos. Yo siempre he pensado que la Justicia consistía precisamente en dar a cada uno lo que le corresponde y no a todos lo mismo. ¡Pero no! Por lo visto, estoy en un error; En España se premia por igual al que lo hace bien que al que lo hace mal, se mantiene en Cargo Público quien está libre de sospecha, como el que aparece acusado por corrupción, se castiga con la misma firmeza los asesinatos que los robos y a la hora de indultar, da lo mismo que haya birlado millones de euros que unos pocos cientos…Eso, o algunos son más iguales que otros.
Por otro lado, si ustedes tuvieran que dirimir en la lógica de Frege, no como me tocó discurrir a mi si el Rey de Francia es calvo, sino si su descripción se corresponde más a un Bastardo de la Dictadura que a un Hijo Putativo de la Democracia, empezarían a apreciar el quid de la cuestión.
No menor problema sobreviene para establecer la naturaleza de los miembros del gobierno saliente que imperó a la hora de conceder el indulto completo a un banquero cuando durante años se lo han negado a un pobre hombre que nada tiene que envidiar al mítico Papillon francés y que sólo in extremis, más por vergüenza y presión popular, que de motu proprio, el muy hijo de la gran putatísima patria que pario a ZP, tuvo a bien firmar su indulto ¡parcial! – hay que ser canalla – a Miguel Montes Neiro, actuación que yo no sabría esclarecer si obedece más a los bastardos de la Justicia que a unos auténticos Hijos Putativos de la misma.
Mas dificil todavía lo tenemos para averiguar si fue un bastardo o un Hijo Putativo de la Ley, quien desde el Juzgado de Guardia de Granada, rechazó una semana después la petición de apertura de procedimiento de habeas corpus, para solicitar su «puesta inmediata en libertad» para que pudiera pasar la Noche Buena en casa junto a sus familiares, aduciendo defecto de forma por entregar su hermana sólo fotocopia del indulto gubernamental.
Pero el caso que más se resistirá a revelarnos la auténtica condición de bastardos o Hijos Putativos de la Justicia de quienes tenemos en frente, nos la presenta la Junta de Tratamiento de la prisión de Albolote (Granada) que por unanimidad ha vuelto a denegar este jueves 29 la angustiosa petición hecha por el abogado de Miguel Montes Neiro, para que por lo menos se le permita pasar el Fin de Año con los suyos en libertad.
Evidentemente, este pobre hombre debe ser hijo de una Ley menor. ¡Clama al cielo lo que está sucediendo! Por eso he tomado la decisión de enviar un telegrama al Papa para que interceda por el, no ya ante nuestra putativa Justicia llena de bastardos de la Ley, sino ante nuestro querido Dios, Santo y Misericordiosos, para que desde lo alto, haga Justicia Divina y castigue tanta impiedad. El texto del telegrama es el siguiente:
Santidad: Rece por Miguel Montes Neiro, hombre que sin delitos de sangre lleva casi 40 años en una prisión de España, para que el buen Dios le ayude, ya que nadie más lo hace.

¿Dónde hay que apuntarse?

Los medios de comunicación, se esmeran en atiborrarnos de noticias al objeto de embotarnos la mente haciéndola impermeable al posterior paso de la verdadera información. Así, durante estas fechas, entre la lotería de Navidad, la toma de posesión de Rajoy, los tejemanejes del precongreso socialista y la muerte de Kin Jong Il, nos pasan desapercibidos esos 500.000 millones de euros entregados de nuevo a los bancos europeos por el BCE al 1% con la excusa de imprimir liquidez al sistema financiero, se supone, que con la idea, ya demostrada ingenua, de que dicho ingente caudal monetario, sea encauzado por las distintas entidades en forma de créditos a las empresas y para el consumo familiar, cuando todos sabemos que lo van a utilizar para tapar agujeros contables, anunciar a comienzos de año el balance positivo, reparto de dividendos entre sus accionistas y si les queda algo, es posible que lo inviertan en deuda pública que se paga entre el 5% y el 8% de interés.
Mientras los periodistas, nos hacen el favor de llevar la contabilidad de los muertos en carretera, de las mujeres asesinadas a manos de sus parejas, de los ahogados en las playas durante el verano, de las hectáreas calcinadas por el fuego y del continuo alza del precio del barril de petróleo, sucede que la justicia se arrastra y la corrupción vuela, de modo que, para cuando se termina de instruir un sumario si es que se instruye, de juzgar el caso si es que se juzga, de probarse los hechos si es que se prueban, de emitirse una sentencia si es que se emite, de cumplirse una condena si es que se cumple, porque de por medio están los recursos, contrarrecursos y cuantos mecanismos procedan para garantizar el denominado Estado de Derecho del presunto inocente, resulta que al final, si es que hay un final, bien el delito ha prescrito, bien el corrupto es indultado si por un defecto de forma, no ha sido absuelto. No obstante, en ocasiones acontece que para dar la sensación de que la Ley es igual para todos, se toma a dos o tres al azar y se les aplica la paradójica pena de inhabilitación – quizá por haberse dejado pillar – o ya puestos, a pasar unos añitos a la sombra. En cualquier caso, el dinero nunca aparece ni nadie se hace responsable subsidiario. Lo que no es óbice, para que desde las más altas instancias se apele a la responsabilidad del cargo y a la ejemplaridad institucional, pronunciamiento rabiosamente aplaudido con la misma sinceridad con la que el pueblo de Israel se rasga las vestiduras al escuchar la palabra de Iahvé apelando a su moralidad.
Pues bien, yo también quiero que se me informe de una vez, de dónde he de apuntarme, sea para recibir, no sé…pongamos para no abusar, cien mil euros, al 1% de interés para poder con ellos comprar deuda pública española al 7% y así tener un aguinaldo anual de 6.000 euros y un resto para devolver los intereses a la Patria, sin necesidad de acudir a Cofidis teniendo que poner cara de moroso agradecido; Yo también quiero que me informen bien de la ley por si me sale más a cuenta ser corrupto que honrado en nuestra sociedad, porque a decir verdad, no me importaría nada pasar cuatro años en la cárcel mientras estudio la carrera de historia en la UNED si a cambio me puedo quedar con, por ejemplo, sin ser avaricioso, un millón de euros, y de paso, a mi salida del trullo publicar mis memorias bajo los sugerentes títulos “Cómo triunfar en el verdadero Estado de Derecho” y “Cómo disfrutar del auténtico Estado de Bienestar” que a buen seguro, se convertirán en todo un éxito editorial.
Y ahora que lo pienso…¿no podría informar la prensa sobre los mecanismos para evadir ese supuesto millón de euros a un Paraíso Fiscal para desde allí, adquirir deuda española con el mismo dinero sustraído de las Arcas Públicas, mientras me gano el sueldo de 70.000 euros anuales entre rejas, computando para el paro?

Condenada pianista

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La Fiscalía de Girona ha solicitado siete años y medio de cárcel y cuatro de inhabilitación para ejercer de pianista a una intérprete profesional acusada de un delito contra el medio ambiente por contaminación acústica, desde que en el 2003 la demandada instalara un piano en su domicilio donde practicaba de modo continuado de 9 a 13 horas y de 14 a 18 horas, los siete días de la semana sin que la habitación estuviera debidamente insonorizada, superando el nivel máximo de inmisión sonora permitido por ley.
Según la fiscalía, se ha llegado a este extremo tras la denuncia efectuada por la vecina en 2006 cuyas súplicas para que insonorizara la vivienda fueran abiertamente desatendidas, como lo fueron los requerimientos de los expertos municipales que se pronunciaron oficialmente sobre el particular. La situación llegó a tal extremo, que la afectada pidió la baja laboral por lesiones psíquicas como ansiedad, alteraciones en el sueño y episodios de pánico, además de problemas de gestación en los últimos meses de embarazo, por lo cual, también se ha solicitado una multa de 10.000 euros, y de 9.900 de indemnización.
De haber aparecido la noticia el día de los Inocentes, me hubiera echado unas risas, pues contiene todos los ingredientes para pasar por inocentada: exageración, situación tragicómica, que ocurra en un país de palurdos musicales con un nivel de decibelios intolerable en las calles, colegios y hospitales, donde las fiestas consisten precisamente en no dejar dormir a nadie…¡Pero no! Resulta que es verdad. En esta geografía repleta de aeropuertos cuyo ruido insoportable daña a millones de personas, cuyas campañas electorales aturden con altavoces a la ciudadanía, donde las cadenas de televisión aumentan el volumen durante los anuncios, etc, vamos y condenamos a una pianista a prisión.
Dado que soy un melómano confeso, amante por lo demás del instrumento y de las chicas que lo acarician, estuve por abstenerme de hacer cualquier comentario al respecto, por mi elocuente falta de objetividad. Pero, ¿para que demonios necesitamos objetividad? Los hechos están muy claros: a oídos de la fiscalía el sonido de un piano está al mismo nivel de perjuicio que el ocasionado por una discoteca o las obras de una taladradora, elevando a rango de teorema la conocida sentencia de Napoleón para quien toda música era ruido.
La inquietud se ha extendido por el territorio en el que todavía resuenan las melodías de Falla, Albeniz, Granados, Rodrigo…pues de prosperar la solicitud del fiscal, ya se pueden ir preparando todos los jóvenes músicos que no teniendo mejor sitio donde ejercitar su arte, habrán de restringir sus ensayos a las escasas horas de clase que les permite su matrícula en el Conservatorio, tiempo del todo insuficiente para alcanzar la Maestría para quien desea convertirse en un virtuoso del violín, trompeta o flauta.
Mas, también comprendo el padecimiento de los vecinos, que por suerte o por desgracia, sufren en silencio estrepitoso el ir y venir de las escalas, los inicios y reinicios de la “Para Elisa”, pues aun cuando en el mejor de los casos, comparten pared con pared con un Achucarro en ciernes, por mi experiencia en el Alvia de Renfe, reconozco que se puede llegar a Odiar la sublime “Versión sobre un tema de Paganini” de Rachmaninov o maldecir los acordes de “Rhapsody in blue” de Gershwin, porque como dijera un colega para justificar el adulterio, cuando todos los días te ponen tu plato favorito para comer, como que acabas aborreciéndolo. ¿Qué hacer entonces?
Nada me gustaría más, que este percance judicial sirviera para buscar una solución satisfactoria a un problema que afecta a más gente de la que pensamos; De una parte están los miles de jóvenes músicos que han de reprimir sus anhelos de aspirar a la perfección o de dar rienda suelta a su inspiración cuando les llega para no molestar y de otra, sus familiares y vecinos que por lo general asumen la situación entre resignados y comprensivos hasta cierto límite. Y ¿Qué solución puede ser esta?
A mi modo de entender, nuestra sociedad tan preocupada por la drogadicción, el consumismo, la ecología y demás excusas para sustraer de las arcas públicas subvenciones continuas para los Partidos criminales y sus Oenegés, debería liberar los espacios públicos – actualmente usurpados por los Entes del Mal que los abren a las ocho de la mañana de lunes a Viernes y los cierran los fines de semana – para que en ellos cundiera todo tipo de Arte y que los jóvenes pudieran acudir a ellos cuando quisieran para disfrutar de su ejercicio mañana, tarde y noche, sin más requisito que el de solicitarlo como corresponda. Así, creo conveniente y necesario que en toda población, el Exmo. Ayto, debería acondicionar un lugar de ejecución y ensayo musical de uso popular cuyo mantenimiento y gestión podría dejarse en manos de los usuarios. De haber un local de estas características, nadie en su sano juicio iría a competir en decibelios y compartir el espacio acústico con la tele del salón, la radio de la cocina, las obras de la calle, el ruido del tráfico, el campanario de la Iglesia y los insistentes golpes del vecino en la pared.