Arte en su máxima expresión

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Josep Soler, uno de los compositores de música contemporánea más importantes, ha rechazado la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes concedida por el Gobierno, en desacuerdo con la política cultural desarrollada precisamente por el ejecutivo. En su opinión, «aceptar el reconocimiento sería asumir la autoridad de este Gobierno, y yo no quiero saber nada del Ministro Wert ni de Rajoy, porque a ellos no les interesa en absoluto ni la cultura ni la educación».
Obra y Autor para distinguirse como Arte y Artista, precisan de trascenderse mutuamente, de modo que, contemplamos Arte independiente de su creador y reconocemos al Artista separado de su Obra. Sea entonces, que la relación va mucho más allá de la positividez del causa-efecto donde la Obra depende del Creador, pues no puede haber Creador sin Obra, ni obra sin Creador asemejándose su mutuo surgimiento al denominado “Shiang Sheng” taoísta. La Obra trasciende al Autor cuando desaparecida la fuente original de su sentido, aún soporta cuantos quepan imaginar, cobrando en consecuencia realidad propia separada; El Artista, trasciende a su Obra, cuando al margen de la misma imprime su espíritu en la época y sociedad que le ha tocado vivir, cosa que, sólo puede hacer con su comportamiento libre y comprometido: libre de hipotecas palaciegas, tiranías mediáticas, pleitesías publicitarias, aquiescencias retribuidas, genuflexiones laborales, tentaciones honoríficas…y comprometido con su gente, su tiempo, sus valores, sus creencias y sus ideales.
En la escuela, de refilón, mientras nos muestran ejemplos de algún que otro cuadro o escultura, nos explican con detalle la diferencia entre un artista y un artesano, enfrentando al Discóbolo con una ánfora griega o la Gioconda con un jarrón chino; en el instituto no superan en nada la explicación pese a la introducción subrepticia del Pop Art; y tampoco es que durante la Universidad en Historia del Arte profundicen sobre la cuestión de no ser cuantitativamente aportando más confrontaciones del todo objetivas. Mi insatisfacción, es debida a que yo entiendo que todavía podríamos distinguir entre “artista” y “Artista”:
Aceptada la distinción entre artesano y artista, entiendo por éste, a quien se reconoce una obra que al margen de su funcionalidad posee otros valores explícitos o implícitos imprimidos por su Autor, pudiendo adoptar las formas de Pintor si sus obras son lienzos, Escultor, si crea esculturas, Escritor si se dedica a producir novelas, etc. Precisamente, la mano invisible que conduce la lengua mejor que la economía, ha sabido rehuir el término “artista” para referirse a esta clase de artistas, cuando sólo lo son por su particular producción artística decantándose por denominarles sencillamente Pintores, Escultores, Escritores, Músicos, Cineastas…favoreciendo casi imperceptiblemente el tratamiento de “Artista” para quienes de entre ellos han trascendido a su propia obra y hasta la han sobrevivido como lo hiciera Cervantes o Leonardo, cosa nada garantizada como prueba el caso de Conan Doyle, eclipsado del todo por Sherlock Holmes.
Es posible que cuadros, bustos, poesías y sinfonías, así como sus Pintores, Escultores, Poetas y Músicos, puedan permitirse el lujo de eso llamado “El arte por el arte”. Pero para ser Artista, el Autor debe entender que no hay Obra más sublime por crear, que su propia persona, donde la más mínima pincelada del gesto deja huella indeleble en la psique, cualquier suyo acto cincela la realidad circundante para siempre y en consecuencia, es a la belleza de esta a la que debe su elevada categoría y no a aquella de la que se desprende cual heces culturales, que lo deja a la altura de sus obras.
Josep soler, rechazando como lo ha hecho tan prestigioso galardón, ha demostrado ser un Artista por entender que su arte, no ha de quedarse en la partitura como desean las autoridades quienes a tal efecto reparten premios con la intención de buscar complicidades en sus fechorías, sino sonar con fuerza en todo el pentagrama social si es preciso con acordes disonantes no del todo comprendidos por la mediocridad.

Desparasitación social

Cada año, los escolares se ven sometidos al estrés de tener que responder a la curiosa pregunta ¿Qué es un parásito para ti? Cuestión nada fácil de despejar si tenemos en cuenta que debido a su majestuosa condición, por ser Real, la Academia de la Lengua Española, tiene prohibido ofrecerles una definición adjetivada del verbo al que remite. Sin embargo, fuentes independientes parecen coincidir en designar a dicha voz con el significado de “Organismo que vive a costa de otro de distinta especie, alimentándose de las sustancias que éste elabora, perjudicándole sin llegar a producirle la muerte; se clasifican en endoparásitos y ectoparásitos, según habiten en el interior o el exterior de sus huéspedes”; no siendo casual entre los expertos la amable denominación de “huésped” para aludir a la víctima del parásito o parásita – que también las hay – por cuanto el empleo de la palabra en griego degeneró con el tiempo en señalar al “comensal o invitado a una fiesta o banquete” que fue el sentido con el que pasó al latín y de éste a las demás lenguas romances. Mas en su origen, el término “Parásito” apuntaba inequívocamente a los funcionarios encargados de registrar las cosechas de trigo y la elaboración del pan en concordancia semántica con su composición etimológica de “Para” (al lado de) y “Sito” (trigo, pan, comida).
Sea como fuere, con la llegada del buen tiempo, los anuncios de la tele olvidan por un momento aturdirnos con mensajes de “paz y amor” para animarnos a combatir a los parásitos y agentes nocivos que nos rodean. Es verdad que durante todo el año no faltan propagandas que recuerdan al Homo Sapiens que una vez abandonada la selva bajándose de los árboles que le proveían de seguridad y abundantes frutos, es necesario matar para vivir, de ahí que, desde los australopitecos en adelante, la dieta cárnica fuera en aumento, auténtico motor material que posibilitó la aparición del pensamiento racional con el paralelo crecimiento del cerebro con el que guarda una relación estrecha de causa-efecto, de lo que sólo podemos concluir una cosa: ¡Matar es bueno! Pues ciertamente, no son pocas las marcas de productos de limpieza que como legías, jabones o detergentes hablan de exterminar a los gérmenes, eliminar las bacterias o en Septiembre, a comienzo del curso escolar, exacerban a las madres a luchar contra los piojos.
Pero, es con la cercanía del periodo estival que los mensajes publicitarios además de multiplicarse acrecientan sin reserva alguna sus arengas para acabar con cucarachas o chinches en las casas, pulgas y pulgones en plantas y mascotas, moscas, mosquitos y moscones en el hogar, convirtiendo nuestros trasteros en un arsenal de desinfectantes, raticidas, insecticidas y venenos que de descuidarnos podrían servir de excusa para acusarnos de albergar un almacén de armas químicas de Al Qaeda, con lemas tan explícitos como “Las mata bien muertas”.
Muy convenientemente, los mercenarios del conocimiento a sueldo del Estado, cuales son, los profesores, conculcan a su alumnado la noción de “Parásito” limitada al ámbito de la biología cercenando cualquier acepción social de la misma que impida a los jóvenes descubrir dicha condición en individuos que viven a costa de los demás en nuestra sociedad acaparando subvenciones, dentro de instituciones, camuflados entre Oenegés, escondidos en los Partidos políticos, ocupando altos cargos…y por ende, castrando en sus mentes desde niños la natural reacción de sacudida que experimenta un animal de los que decimos “Irracional” para librarse de su molesta presencia por medio de un rascado de la pata o con el rabo.
La sociedad, es un organismo vivo y como tal tiene sus huéspedes que deben ser eliminados sin titubeos. Tenemos que exterminar a todos los agentes patógenos, fagocitar a los individuos nocivos para nuestra supervivencia y matar a los sujetos que pongan en riesgo nuestra vida personal y colectiva. Por supuesto, hemos de hacerlo con racionalidad y la ayuda de Dios que es lo que nos distingue como especie a este respecto.

Sólo los cuenta la Iglesia

Una de las muchas colas para acceder a un comedor social.

La Plataforma Para el Saqueo Organizado de España, más conocida bajo las siglas de PPSOE, cuya primera función consiste en velar por el fomento del crimen y la comisión continúa de delitos en toda la geografía estatal, en sus más de treinta años de gestión en la sombra, ha impedido que las Instituciones donde operan sus distintas empresas tapadera, hallan creado en todo este tiempo, algún Organismo Oficial que compute el número de personas sin hogar que mueren en nuestras calles. Cosa extraña, pues si algo pirra al Poder, es llevar sádicamente la cuenta, como hiciera el Régimen Nazi, que a estas alturas de la Historia, ciertamente ha sido superado con creces al respecto, pues aquí, se cuentan los muertos por sobredosis, los muertos en las cárceles, los muertos por suicidio, muertos en carretera, muertos en accidentes laborales, los asesinados en atentados, los excursionistas muertos en la montaña, las muertes sociales de los apuntados al paro, las familias desahuciadas…Listas y más listas de muertos que sus autores se recrean en revisar a diario con gran placer de poderlo contar en el Tontodiario de la mañana, tarde y noche, para deleite de los que todavía no han caído pese a ser meros zombies atrapados en el limbo del sistema al que sirven como esbirros.

Pero 473 personas sin hogar han fallecido en España desde 2006. ¡Una cada cinco días! ¡Fenómeno que va en Expansión! según ha dado a conocer el Centro de Acogida Assís, queriendo el destino que entre las dos tétricas exclamaciones aparezcan las cabeceras de dos medios de difusión financieros… Este centro de acogida, es uno más de los muchos que la Iglesia Católica tiene repartidos por todos los rincones de nuestras ciudades. Lamentablemente, fue fundado 11 años atrás, a raíz del cruel asesinato de Rosario Endrinal quemada viva mientras dormía en un cajero de Barcelona. Desde entonces, atiende como pueden a marginados sociales del distrito de Sarria. Pero, sus más de 200 voluntarios, no se quedaron en esta labor paliativa. El asesinato de Rosario les hizo comprender que lo sucedido, no era un caso aislado. Con esta inquietud, ante la absoluta falta de datos oficiales e incluso periodísticos sobre el asunto, se pusieron a recabar información dispersa publicada en distintos medios de comunicación.

Gracias a esta paciente labor colectiva de iniciativa particular, ahora contamos con un exhaustivo informe titulado «Violencia directa, estructural y cultural ejercida contra personas sin hogar» donde se explica con sumo detalle como muere esta gente en nuestro Estado del Bienestar: 27% víctima de agresiones, 8% por hipotermia y un 14% de accidente al dejar el fuego encendido para protegerse del frío. Durante el periodo de estudio, hubo personas que murieron por aplastamiento mientras se resguardaban en los contenedores de basura, otros de intoxicaciones, ahogos, insolaciones, caídas, atropellos, y otras muchas causas susceptibles de aparecer en las páginas de sucesos. La media de edad de los fallecidos es de 47 años y sólo un 25% lo fueron por causas naturales, «si por causas naturales se considera morir en la calle”, como bien puntualizó el Director del Centro, Jesús Ruiz.

Cada vez me siento más orgulloso de declararme Católico. Una vez más, la Iglesia, comunidad humana que no de santos, con todos sus errores, ha demostrado estar de nuevo a la vanguardia moral en sus actos más allá de los debates sociales de palabra. Sólo a ella parece importarle de verdad las muertes de esa pobre gente que no reportan rédito alguno para nadie, salvo para las facultades de medicina; por ello mismo los cuenta, porque para ella cuentan aún muertos.

Los Partidos criminales con miles de sedes y millones de subvenciones no se han ocupado de ello; tampoco lo ha hecho el Ministerio del Interior con la policía patrullado las calles; menos ha hecho el Ministerio de Injusticia con la legión de Jueces, fiscales, procuradores y abogados que tiene a su cargo; únicamente, durante esas campañas de recaudación sensiblera para sufragar el Oenegismo de postal, se han ocupado de hacernos saber el drama, como si no lo supiéramos. Ahora, por lo menos, lo conocemos con exactitud.

Jaula de oro

JAULA DE ORO

En castellano, contamos con infinidad de términos e imágenes que remiten a la situación de aislamiento de individuaos o colectivos respecto al resto de la sociedad, por ejemplo, cuando la fuente de dicho aislamiento tiene su origen involuntario en la psique del sujeto que padece la situación podemos hablar de “Autismo” si el contacto con la realidad está parcial o totalmente interrumpido de modo permanente aunque de ser meramente momentáneo decimos de alguien que está en “Babia” o en la “Inopia”; no así si la circunstancia es pretendida por la persona, en cuyo caso hablaríamos de “Retiro” “Ermitaño” “Anacoreta” “Enclaustramiento” “Clausura”. Nada que ver entonces con la pena medieval impuesta por la Autoridad a vivir “emparedado” en casa propia o “recluido” en un convento, ni con los ancestrales castigos del “Ostracismo”, el “Destierro” o el confinamiento en “Guetos” al que eran sometidos algunos ciudadanos y pueblos enteros.

Este ingente caudal léxico, repleto de matices que hablan mucho del refinamiento con el que los seres humanos nos hemos dotado para conjugar nuestra realidad con la de los demás sujetos a los que les concedemos la gracia de existir más allá de nuestro original “Solipsismo”, cuenta en su haber con dos perlas que coloquialmente suelen usarse indistintamente, empero divergen lo suficiente como para no manejarlas como sinónimas. Me refiero a las conocidas expresiones de “Vivir en una torre de marfil” y “Vivir en una jaula de oro”, con las que el hablante desea transmitir la idea comentada de aislamiento en que se encuentra una determinada persona o grupo en relación con los demás.

La confusión puede provenir de los materiales preciosos – marfil y oro – con los que cada receptáculo está construido, mas a nadie debería escapar la abismal diferencia entre una torre y una jaula. De ahí que “vivir en una torre de marfil” por muy angosta que en ella transcurra la existencia del artista, científico o escritor, siempre es preferible a “vivir en una jaula de oro” por muy confortable que en ella se encuentre un emperador.

Todo esto viene a cuento del triste suceso acontecido al hijo del Ministro Ruiz Gallardón en la ciudad brasileña de Sao Paolo, quien por capricho del azar ha salido ileso de un atraco en el que ha muerto su amigo italiano Tomaso de 26 años quien conducía el vehículo en el que viajaban cuando ocurrieron los hechos: Según las primeras informaciones, a última hora de la tarde del Sábado, los dos jóvenes circulaban en un Honda Civic, por la zona oeste de la ciudad, donde se entremezclan importantes barrios comerciales con locales de ocio nocturno. De súbito, una moto se puso a su altura y su conductor comenzó a golpear con una pistola las ventanillas del coche exigiéndoles que le entregaran relojes, joyas, dinero… Tomaso salió del coche con ánimo de comunicarse mejor porque no dominaba el portugués. El gesto fue mal interpretado por aquel y recibió un tiro en el tórax.

Pues bien. Esto que para nosotros, de momento, es un suceso digno de aparecer en los medios de comunicación, fuera de la burbuja en que vivimos con agua potable con sólo girar una rosca, luz eléctrica con solo pulsar un botón, aire acondicionado para no pasar calor en verano y estufa para no pasar frio en invierno, con nevera repleta de alimentos, donde no escasea la ropa, ni el combustible, etc, es el pan de cada día, del que participan por un lado como sujetos pacientes las élites y por otra los sujetos agentes aquellos a los que el sistema les ha enseñado a sobrevivir en la Ley de la Selva humana.

Así, sin necesidad de la Máquina del Tiempo, gracias al presente de otras regiones del planeta donde unos pocos acaparan todos los recursos naturales y los muchos sufren enfermedad, hambre y penuria, podemos ver el futuro que nos espera, a saber: la gente pudiente vivirá en abundancia que sólo podrá disfrutar en su deseada “jaula de oro” rodeada de rejas y alambradas con alarmas y abundante personal de seguridad con contravigilancia, sin poderse parar en un semáforo por miedo a que le tiroteen, con preocupación por si sus hijos pequeños serán raptados a la salida del colegio, con temor cuando llamen al timbre de la puerta, siendo cacheados a la entrada de los institutos, edificios de oficinas, salas de cine…Ante este poco atractivo horizonte hacia el que nos encaminamos, nuestros Grandes Empresaurios, Banqueros, Políticos y demás terroristas sociales que se creen “Inmortales” por vivir al margen de todos los problemas en su particular “Jardín de las delicias” del eufemísticamente denominado “Estado del bienestar” – el suyo – creen que en ese escenario nada cambiará respecto a lo de siempre, por lo que bastará incrementar los mecanismos de control habituales para mantener su actual estado de gracia cuál es, el de siendo una inmensa minoría explotadora, poder disfrutar del expolio de la mayoría con total tranquilidad. Pero se equivocan. La calman que contemplan, es la que anticipa la tempestad.

Los futuros miserables, no son aquellos de los que hablara el novelista Hugo. Los futuros miserables, hijos de la puta clase media, aburguesada, frustrada, sin perspectiva de mejora, condenados a vivir peor que sus padres cuando se les prometió un mundo feliz tras estudiar una carrera, aprender inglés, informática y saber hacer felaciones correctamente – según una estimación al menos el 60% de los puestos de confianza sean en empresas o en Instituciones oficiales, se obtienen por este procedimiento – son gente culta que sabe leer la historia desde el otro lado de cómo se nos ha contado y ya piensa en por dónde debe asestarse el golpe fulminante para acabar con la tiranía sin necesidad de que el pueblo llano ponga más sangre de la hasta ahora derramada; la incógnita a despejar, ya no es para ellos si se ha de acabar con los culpables o también con sus familias como en su día tuvieron Lenin, Trotsky, Stalin y compañía para con los Romanov, la complicación que se intenta resolver ahora, es cómo poder ejecutar a toda la Élite local e internacional de una sola vez, como en su día el Rey de Francia acabó con los Templarios o los Nazis eliminaron a sus enemigos internos el día de los cuchillos largos.

De los problemas sociales. Ocurrencia

La mayoría de los problemas sociales son perpetuados por gente que vive de ellos como Filósofos que los piensan, banqueros que los financian, políticos que los discuten, burócratas que los gestionan, los técnicos que los abordan, historiadores que los narran, sociólogos que los analizan, religiosos que los conjuran…porque la verdad, es que si se les deja en paz, la mayoría acaban resolviéndose solos