Sociedad Icónica

http://www.youtube.com/watch?v=3-D6CwoWayw

Por culpa de esa mentalidad optimista que promete el Cielo en Religión, un Estado justo y perfecto en Política, una nueva experiencia en el Arte, desarrollo continuo en la Ciencia, por no citar al mal entendido Darwinismo y su “Teoría de la Evolución” que de evolución tiene tanto cuanto la “Teoría de Relatividad” tiene de relatividad y que sólo el Happy End Hollywoodiense es capaz de garantizar en el cine, hemos llegado a creer que mientras se arranquen hojas al calendario, todo va bien, haciendo oídos sordos al aforismo ¡Todo tiempo pasado fue mejor! pues está de moda atribuir al futuro todas cuantas virtudes antes se proyectaban hacia atrás, postura mucho más lógica desde una perspectiva temporal, pues como en la vida misma, el futuro es sinónimo de muerte mientras al comienzo de nuestros días despertamos a la Existencia, aunque bien es verdad que no desde la concepción de la filogénesis que atribuye a la especie caminar por una dorada vía ascendente hacia su sublimación.

Y mira que la Historia nos advierte de procesos de involución, aunque sea muy discutible el adjetivo para designar la caída del Imperio Romano y la entrada en la Edad Media. Empero, sí hemos de reconocer que estos recorridos inversos en la singladura de la civilización se han dado, verbigracia, la pérdida de la escritura de todo un pueblo como el cretense, o el casi por entero olvido del conocimiento recogido en los jeroglíficos egipcios por mucho empeño que los sacerdotes de los templos pusieran para conservarlos después de pasados 3.000 años.

Estos retrocesos de la humanidad o parte de ella, siempre me habían llamado la atención originando cierto desasosiego intelectual, pues hijo de mi tiempo, no podía concebir de qué manera toda una sociedad podía perder bienes tan preciados y útiles para su subsistencia. Sólo cataclismos como el acontecido en la Atlántida con cuyo relato Platón buscaba advertir de este particular, o accidentes como la quema de la Biblioteca de Alejandría, daban respuesta al interrogante, sin percatarme de que cuanto pasados los siglos observamos como un fin repentino, fue en verdad un desenvolvimiento de pequeños cambios, apenas notados por quienes los vivieron cuando acontecieron.

Alfred Loisy advirtió, no sin razón y cierta guasa que “Jesús anunció el Reino de Dios pero lo que llegó fue la Iglesia” Pues bien, algo parecido nos ha sucedido a nosotros durante la presente generación, a saber, que se nos hablaba de continuo de la llegada de la Sociedad de la Información, de la Sociedad de la Comunicación, de la Sociedad del Conocimiento…y a lo que verdaderamente estamos asistiendo, es a la Sociedad del Espectáculo, del escaparate y pasarela, la Sociedad de la Imagen y hemos llegado ya a la Sociedad del Icono que creo es el punto de inflexión para retroceder de nuevo al analfabetismo general.

Se suponía que la Sociedad de la Información trataba de una mayor y más fluida accesibilidad de la ciudadanía al caudal de datos relevantes para la supervivencia del individuo y de la comunidad en la que vive; Que la Sociedad de la Comunicación estrechamente relacionada con la anterior versaba sobre una forma de articular a las gentes en torno al poliglotismo, la habilidad para manejarse en distintos registros idiomáticos, aumentar la capacidad de empatía entre los interlocutores, etc. Sin embargo, ello se ha traducido en una Sociedad de los Medios que atiborran de noticias carentes de interés más allá del morbo y el entretenimiento a su audiencia que cuando no está aturdida por el secuestro de un niño en Oklahoma, anda entretenida chateando en un foro, o compartiendo fotos en las redes sociales; Todos esperábamos que la Sociedad del Conocimiento consistiera en que la educación hubiera alcanzado tal cota entre nosotros, que este, el conocimiento, fuera lo más apreciado entre la gente, la cual sabría aplicarlo en asuntos prácticos para ayudarse a evitar en lo posible el trabajo y aumentar su desarrollo integral como persona en el ámbito familiar y social, mas el saber al que se le ha dejado acceder a la mayoría mayoritaria, ha sido aquel que hace de la realidad un espectáculo, o sea, un Reality Show que suscita la curiosidad de querer saber, mas de modo cotilla, sin esfuerzo, picoteando, una línea aquí, un renglón allá, que le forme para convertirse en todo un campeón del juego ratonil de los quesos. Pero nada más ¡que le raya! Todo lo cual, nos ha envuelto en la Sociedad del Espectáculo ya denunciada por Guy Debord, donde las personas se comportan como maniquíes en un escaparate, unos por puro narcisismo encantados de que les contemplen, otros porque no les queda otra que ejercer como tales para disfrute de la clase pudiente como ocurre en las pasarelas de moda donde se diferencia bien la señora que es rica, de la que está rica; Muy de la mano, o mejor dicho, de la vista nos ha tocado asistir a la Sociedad de la Imagen, donde rigen los patrones de belleza, moda, estilo de vida, marca de calzoncillos que hemos de llevar y la tableta de chocolate que algunos hace tiempo hemos escondido entre pan y pan bajo varios bollos de mantequilla, configuración idealizada que como nunca tiraniza la realidad real con la que entra en conflicto mil veces más virulentamente que aquellas novelas rosa con las que se distraían nuestras abuelas. Pero el daño que todo esto pueda ocasionarnos como comunidad humana mientras no nos acostumbremos a las nuevas formas de vida con las que nos hemos dotado, es comparable con el riesgo que para nuestro desarrollo supone continuar por la senda de la galopante iconización a la que estamos asistiendo en todos los órdenes de la Existencia cotidiana y que nos dirige al último estadio de la deriva: a la Sociedad del Icono.

Si nunca han faltado pensadores que han relacionado la práctica religiosa con el mantenimiento del orden público, tampoco faltan quienes unen una buena educación con la innecesaria presencia policial para mantenerlo. Algo semejante podría deducirse respecto a la capacidad simbólica y representativa global de una determinada población, que cuanto más educada esté, menor será la necesidad de que todo se le advierta por iconos. Y que cuanto mayor sea su capacidad simbólica-comunicativa, menor será su necesidad de andarse con dibujitos para los que ya tiene conceptos y significados debidamente articulados.

En estos tiempos en los que los niños se educan solos frente al televisor – está claro que mientras sus dos esclavos padres cumplen con la condena de trabajos forzados no pueden hacerlo y en clase, un profesorado carente de vocación que accede a la nómina vía oposición tampoco es su cometido estipulado en el convenio docente firmado por el Misterio de Educación – evidentemente alguien les tiene que decir esas cosas que se aprendían desde crio como “Cede el sitio a una persona mayor” “No pongas los pies en el asiento de enfrente que luego alguien se tendrá que sentar” “No tires la lata al suelo” “Agárrate si no quieres caerte” “Esto es una escalera” que ahora en cambio es preciso señalar con dibujitos en los autobuses donde dentro de poco habrá tantos iconos que necesitaré todo el viaje para descifrarlos.

La moda de las imágenes en lugares públicos viene de antiguo, sin ir más lejos el Código de circulación. Pero hemos llegado a tal extremo, que más que ayudar pueden generar confusión como ese asiento en el que hay dibujada una embarazada ¿Qué significa? ¿Qué al sentarse ahí te quedas embarazada? ¿Qué es un asiento para señoras gordas? Dentro de poco, la gente con prisa, saldrá corriendo por la puerta de emergencia, pondrá una X con espray en el lomo de su perro para entrar en bares y restaurantes, se parará ante las puertas que deba empujar o saludará al vestíbulo, etc.

Yo no sé donde vamos a llegar con los iconos en los espacios públicos o con los emoticonos en las conversaciones de internet. Pero el éxito de las imágenes insertas en los paquetes de cigarrillos para desalentar el consumo de tabaco, me hace sospechar que la técnica va a multiplicarse y en breve veremos hojas de la declaración de Hacienda con una estampa de un calabozo sin necesidad de lema de cuatro palabras – el máximo que un analfabeto funcional puede retener como bien saben los publicistas – De lo que estoy seguro, es que por aquí vamos bien para dejar de leer y escribir, el mejor modo de mantener a la población sin capacidad de reacción y aún sin ganas de reaccionar, salvo para obedecer los estímulos visuales que le rodean.

Porque nos horrorizamos de los típicos carteles con las efigies de los dictadores socialistas que presiden desde lo alto todos los ángulos de los principales espacios públicos en sus países, pero bastaría ponerse a contar los letreros de Coca Cola que inundan nuestras calles para tomar conciencia que estamos viendo la paja en el ojo ajeno y plantearnos seriamente una acometida iconoclasta como la que en su día se emprendiera bajo los auspicios del Emperador Bizantino León III, sólo que en esta ocasión, los Santos y las Vírgenes, lo son todavía menos.

Por un mejor aprovechamiento de los edificios públicos

Hace décadas que vengo reclamando un mejor aprovechamiento de los edificios públicos, sobre todo de Colegios, Bibliotecas y Casas de Cultura, los cuales, durante los fines de semana, fiestas y periodos vacacionales, suelen permanecer cerrados a cal y canto, convirtiéndose en auténticos sepulcros de la tan necesaria educación civil de la que hablara Platón, los Humanistas y los Ilustrados. Máxime, cuando cientos de asociaciones sin ánimo de lucro y por ende sin recursos financieros, demandan espacios donde poder desarrollar sus distintas actividades con un mínimo de seriedad sin tener que reunirse en bares o portales de escalera, verbigracia las asociaciones de vecinos o los jugadores de rol que no sólo los Indignados del 15-M están desprotegidos en sus reivindicaciones a la intemperie. Por eso, este Febrero me he llevado una enorme alegría al enterarme de que la nueva corporación de un Ayuntamiento de una localidad tan sumamente despreocupada de la cultura propia y ajena, como es el otrora bello Castro Úrdales, ha tenido la gran idea de abrir a los vecinos de la ciudad las puertas de su Casa de Cultura los Sábados a la tarde y los Domingos a la mañana, para que aquellos ciudadanos que lo deseen, puedan disfrutar de sus servicios que por lo general sólo parecen reservados a quienes estando en el desempleo o viviendo en la mayor de las ociosidades, pueden permitirse de Lunes a Viernes, el lujazo de ir de casa a la lectura y de la lectura a casa, iniciativa juiciosa que puede observarse en la centenaria costumbre de los Museos de abrir preferentemente durante los momentos de asueto de la población, reservando los grisáceos Lunes como días de descanso de personal, guiados por la motivación de fomentar su visita, diametralmente opuesta a la pícara práctica de las salas de cine que recibidoras de cuantiosas subvenciones a la industria del ramo, fomentan que la gente acuda a ellas, también el Lunes por medio de declararlo “Día del espectador” que en su caso no es precisamente las jornadas de más afluencia que digamos.

Si yo fuera Ministro de Educación y Cultura, aparte de retirar de inmediato todas las subvenciones al arte y de proscribir una entidad como la SGAE, daría la orden de abrir todas esas fosas comunes de nuestra tradición popular y académica para que en ellas tuvieran cabida talleres de escritura, círculos de lectura, video fórum, clases de ajedrez, grupos de meditación, puntos de intercambio, centros de conversación en distintos idiomas, etc. Con dicha medida, además de ofrecer a la juventud las tan cacareadas alternativas de ocio para hacer frente al fenómeno de la drogadicción – con lo que evitaríamos el tráfico institucional de planes y proyectos para su prevención – nos ahorraríamos tener que sufragar la construcción de nuevas instalaciones para alojar el mencionado volumen de actividad, corrigiendo con ello, el actual nivel de despilfarro que supone mantener abiertos edificios infrautilizados comprensiblemente por la gente que no puede acudir a ellos en masa durante la semana en días lectivos y laborales por hallarse cuidando de la casa y la familia, en clase por hallarse en edad de aprender o en el trabajo por ser de condición esclava, y tenerlos completamente blindados a su acceso precisamente cuando la ciudadanía podría disponer de tiempo y ganas de hacer uso de tan costosas instalaciones.

Yo no sé, si lo acontecido en Castro obedece a un acierto meditado, o a un error de calendario por parte de los responsables del área. Pero en cualquier caso, deseo hacerles llegar públicamente mi más sincera felicitación por su resolución y ya sería todo un detalle por su parte, que en el futuro, trasladaran la Biblioteca a un lugar apropiado para su utilidad, que no es bajo la Escuela de Música como en la ubicación actual.

La triple A: Actividad, Austeridad y Ahorro

http://www.youtube.com/watch?v=VyQmAUMMsEI

Nada es casual en esta vida aparentemente fortuita; Hasta el caos se rige conforme a unas reglas. Mas, ha querido el capricho que la máxima nota de las Agencias de calificación AAA, coincida con las siglas de la mundialmente célebre organización de extrema violencia denominada “Alianza Anticomunista Argentina”, también conocida como “Triple A” condenada por los tribunales de aquel país por crímenes contra la humanidad cometidos durante la década de los 70 cuando asesinara a cientos de dirigentes sindicales, líderes políticos de izquierda e intelectuales, que seguramente nada tengan que ver entre si, como nadie se atrevería a ligar al Partido Comunista con el PC que tenemos en el escritorio.

Porque puestos a darle significados a las siglas, a mi modo de entender, una verdadera economía “Triple A” debería basarse en la Actividad que genera toda sociedad para cubrir las necesidades mediatas e inmediatas de sus miembros, cuáles son, las de alimentación, vivienda, vestimenta, transporte, salud y educación, de cuya satisfacción se seguirían las de gestión, seguridad, almacenamiento, distribución, manufacturas y posteriormente, servicios. Por supuesto, esta Actividad debería conducirse, entre otros factores, por aquel que sobresale en la Naturaleza misma de las cosas, a saber: la Austeridad en el empleo de recursos y energía y más aún, en la producción de bienes y de su consumo. Por último, el Ahorro ha de jalonar un sistema económico humano, por cuanto nunca hemos de olvidar que por mucho que avancemos en la técnica de planificación, siempre, habrá variables que escapen a nuestra capacidad de anticipación, por lo que humildemente hemos de ser prudentes durante las vacas gordas cuando las hubiere, porque una cosa es, que la desgracia nos sobrevenga por accidente como sucedía hasta hace bien poco a consecuencia de una mala cosecha o una prolongada sequía y otra muy distinta, que aparezca la bancarrota de todo un país por negligencia de sus gobernantes manirrotos o la codicia sin fin de empresarios especuladores sin escrúpulos.

Mi propuesta de economía “Triple A” consistente en “Actividad, Austeridad y Ahorro” seguramente no coincida con el actual mantra socialdemocratacristianeoliberalconservador de la “Triple C” que impera en la cúpula dirigente del Macropartido PPSOE que busca un mayor Control laboral, de los salarios, del gasto social, de las prestaciones, una más fuerte Competitividad entre la masa de trabajadores para ver quién trabaja más por menos, entre los comercios para obligarles ha vender más por menos y entre las Administraciones para ver cuál otorga más subvenciones públicas a las empresas por cada vez menos arraigo y compromiso social donde se instalen. Y por último, un mayor Consumo conspicuo, superfluo e innecesario para mantener el sistema con los impuestos indirectos.

Un sistema basado en la “Triple C” de “Control del gasto público”, “Competitividad continua” y “Consumo creciente” ha demostrado ser merecedor de calificarse como “Economía basura”. Es posible que la Economía “Triple A” dirigida fundamentalmente por la “Actividad propia” la “Austeridad en la producción y el consumo” y por el “Ahorro previsor” sea más propia de sociedades atrasadas que aspiraban por la subsistencia. Pero es que, la mayoría de la población mundial, nunca ha dejado de hacerlo, aunque les pareciera lo contrario a nuestra pequeñísima mayoría occidental, pues es de Pedro Grullo que la mayoría de una minoría como es la del Estado del Bienestar europeo, por definición ha de ser más reducida que la minoría misma.

Por supuesto, la Economía “Triple A” no permitiría grandes lujos a corto plazo y menos pensiones de 56 millones de euros como la que se va a llevar el Sr. Luzon directivo del Banco Santander, como sucede en las economías de “Triple C”, pero es el precio que se ha de pagar en la globalización, pues es evidente que en un sistema cerrado como el de nuestra biosfera, aunque una sólo lleve a la auto subsistencia, la otra nos encamina al suicidio colectivo, que sería la mejor aportación que el género humano podría ofrecer al Universo, de llegarse a él por el convencimiento de las distintas voluntades individuales, pero no por su propia estupidez.

Intramuros

Muros los hay para dar y tomar. Hay muros psicológicos que aparecen cuando el mundo se divide en Yo y los demás como le sucede al autista; muros económicos que separan a los pasajeros en preferentes y turistas, muros lingüísticos que discriminan a los ciudadanos en nacionales y extranjeros, a los extranjeros en turistas e inmigrantes, a los inmigrantes en legales e ilegales, euskaldunes y maketos, catalanes y charnegos…pero durante estas fechas conmemorativas del cincuenta aniversario del levantamiento del Muro inspirador de los Pink Floyd, toca hablar de esas heridas de cemento que se alzan entre los pueblos sobre las más ocurrentes excusas que quepa imaginar como mantener la Ley, ayudar a la estabilidad social, preservar la paz, garantizar la seguridad, salvaguardar la libertad, proteger la democracia, defender los valores Occidentales, etc, que desde la caída del denominado “Muro de la Vergüenza” lo que parece haberse derrumbado de verdad, no ha sido el Muro, pues desde entonces hay más, sino la vergüenza, pues apenas quedan gobiernos y regiones en el mundo que no cuenten, tengan en construcción o en proyecto, levantar un muro en sus fronteras o dentro de ellas.

Ciertamente, el fenómeno no es nuevo; Pero tampoco su irrupción entre los hombres se pierde en la bruma de los tiempos. Por extraño que resulte escucharlo a quienes creen que la Institución de la Guerra es consustancial a la naturaleza humana – axioma del todo equivocado del que me ocuparé en otro artículo – no siempre fue necesaria su presencia como lo demuestra la Creta Minoica, cuyas poblaciones florecieron sin murallas. Sin embargo, hemos de reconocer, que ya en la Antigüedad, eran célebres los muros de ciudades enteras como el de Jericó que pasa por ser el primero documentado o el de la bella Babilonia descrito por Herodoto, sin olvidar el Muro de Adriano para mantener fuera del Imperio Romano a los Pictos y la famosa Muralla China para evitar a las hordas mongoles.

Así pues, en la historia los muros han servido para proteger los palacios de la plebe cosa que en la Edad Media diera como resultado a los hoy bellos Castillos; para defender los asentamientos urbanos, sus cosechas y ganado, de las díscolas tribus nómadas cuyo enfrentamiento viene recogido en la lucha bíblica entre Caín y Abel; pero también de regiones enteras cuando los accidentes geográficos no colaboraban demasiado, con idéntico resultado, a saber: tarde o temprano, por mucho que las sociedades se crean a salvo en sus enormes “jaulas de oro”, todos los muros caen cuando fuera crece el motivo por el que neciamente se levantaron creyéndolo contener. Antes al contrario: su efecto momentáneo de contención, no hace sino aglutinar su masa externa que cada vez con mayor intensidad como el agua de una presa, ejerce mayor presión sobre la misma haciéndola reventar si antes no se le da una salida negociada para que siga su cauce natural, sea la corriente de agua, sea la humana. Ya lo dice el refrán ¡No se le puede poner cercas al campo! Pero no aprendemos.

Antes de su caída, en Irlanda del Norte (1970) se levantaría una barrera para dividir a la población Católica y Protestante, en Chipre (1974) otra para separar a los Greco-Turco chipriotas y en 1987 Marruecos hizo lo propio para anexionarse parte del Sahara y dejar fuera a sus legítimos habitantes. Pero, como ya he indicado, desde la caída del Muro de Berlín, parece como si a todos les entrara saudade. Un afán constructor ha levantado muros de hormigón, acero, alambre y espino, a diestro y siniestro, como si su nefasto recuerdo o la todavía funesta presencia de su colega entre las dos Coreas desde 1959 no fuera suficiente para enjugarla.

Casualmente, uno de los primeros Gobiernos en ponerse manos a la obra, fue el español que no dudó en emplear esta obsoleta herramienta de contención social levantando dos enormes vallas para evitar la inmigración – perdonen que me da la risa – en Melilla (1998) y Ceuta (2001) medida que pronto fue imitada por los EEUU que interpusieron una gigantesca alambrada en toda su frontera con México y por Israel que añorante de los Campos de concentración a levantado muros y torretas de vigilancia por toda Palestina, para evitar el libre tránsito con Cisjordania y encarcelar a toda la población de Gaza, no sin la ayuda del gobierno egipcio que también ha puesto su granito de arena al respecto en tan faraónico esfuerzo por exterminar a un pueblo como el Palestino. Actualmente hay más de cincuenta “Muros de la Vergüenza” en Uzbekistán, Irak, Brasil…y hay casi treinta proyectos para ponerlos en marcha en Pakistán, Irán, India; El último del que hemos tenido noticia, es iniciativa de Grecia que va a cavar una zanja de 120 Km para separarse de Turquía. A lo mejor les ha entrado el pánico de que este maravilloso crisol de culturas ingrese en la UE y les robe la deuda.

Pero al margen de la contradicción que supone ver como los gobiernos con su mano derecha se empeñan en dividir a los pueblos levantando muros que impiden su comunicación y relación fraternal mientras su mano izquierda firma tratados de libre comercio, libre tránsito de mercancías, libre circulación de empresas y capitales…en nuestras ciudades, igualmente se viene observando una trayectoria similar, sólo que las barreras al objeto de separar barrios y gentes se lleva a cabo mediante pulcros trazados de autovías o líneas del AVE dejando fuera y sin acceso fácil al centro comercial-financiero, a las más oscuras periferias aquellas en que marginamos a los indeseables que viven en chabolas e improvisados campamentos. De continuar apostando por esta tendencia de separar en vez de unir e integrar, dentro de poco, los ciudadanos pudientes habremos de acostumbrarnos a vivir libremente enclaustrados intramuros en nuestros particulares oasis de felicidad urbanos, rodeados de lujo y confort, pero también de verjas, puertas blindadas, alarmas, perros guardianes, cámaras de video-vigilancia, cuerpos de seguridad, para evitar que nos invada la miseria que dejamos fuera. Mas, todo será poco para ponernos a salvo de nuestro peor enemigo: nosotros mismos.

Los ricos viven más. Lo dice un estudio

Según un estudio del CIES de Lisboa, dirigido por Ricardo Altunes, las personas con mayor poder adquisitivo de las sociedades avanzadas, gozan de una esperanza de vida más prolongada respecto a quienes viven en la miseria o en el umbral de la pobreza; Concretamente, de media viven una década más. Para llegar a esta conclusión, los investigadores, aparte de cuantiosas subvenciones europeas pagadas gracias al IVA, han requerido la colaboración de todos los hospitales públicos lusos al objeto de poder contrastar los datos de más de 2.000 historiales clínicos de la generación nacida entre 1920 y 1930.

No sé a ustedes, pero a mi, estudios como el referido me parecen del todo superfluos y hasta peligrosos, pues si las encuestas tan publicitadas por los medios en lugar de recoger la opinión popular, buscan precisamente influenciarla, estas publicaciones no hacen sino confirmar empíricamente la evidencia experiencial del sujeto, cosa que sería de agradecer si a cambio no se pagara el tributo de que mientras la experiencia vital de muchos no puede revocarse por la afortunada excepción de pocos, no así sucede con las investigaciones científicas, de modo que, tarde o temprano, cualquier otro estudio bien patrocinado, puede mantener lo contrario y ya sabemos que mientras la mentira vuela, la verdad se arrastra, siendo las más de las veces que la ensoñación cuenta con una corte de padrinos mientras la ingrata realidad es huérfana, ocurriendo entonces que la verdad padece, aunque no parece.

Como botón de muestra de cuanto les comento, bastará atender a la información difundida por todos los medios europeos; Entre el batiburrillo de la jerigonza científica, el estudio viene a descubrir que las clases altas velan más por una alimentación sana, se preocupan por su salud, tiene hábitos más sanos y moderan más el consumo de tabaco e ingesta de bebidas alcohólicas, motivos estos entre otros, que contribuyen a incrementar considerablemente su longevidad, en comparación con las clases bajas de la sociedad…Y yo que pensaba que ello era debido a que su alimentación era mejor porque pueden adquirir productos sin contaminar, como hortalizas sin fertilizantes, carne sin hormonas, aceite de oliva virgen, pescado sin mercurio, beber agua mineral, zumos naturales en vez de Coca Cola…a que su salud era mejor porque podían pagarse mejores médicos, operarse cuando es preciso sin pasar listas de espera, tener los tratamientos más avanzados, tiempo y dinero para realizarse chequeos periódicos y coger las enfermedades en sus primeras fases…a que viven en lugares saludables, rodeados de vegetación, sin ruidos ni contaminación, sin tráfico, con espacios limpios y amplios donde circula el aire…a que se mueven en automóviles de alta gama de esos que de estrellare a 200km/ sales ileso mientras los hijos de obrero circulan en ataúdes de hojalata donde fallecen los cuatro ocupantes del utilitario yendo a 40Km/hora por chocar contra una farola… y sobre todo porque disimulan en actividades poco nocivas mientras otros trabajan en la mina, en contacto con basura, amianto, todo el día en la carretera…¡Qué cosas tiene la Sociología!

Les auguro que el mencionado Organismo como su autor, dentro de poco anunciarán otra investigación que demuestra que los ricos son más guapos y felices debido a que saben afrontar la vida tal y como les viene dada, aunque de vez en cuando, también lloren.