Ha nacido una estrella, el ‘morroturista’

simpson turista‘Morroturista’. Dícese de ese tipo que aprovecha que han ingresado a la del quinto en el hospital, y que se ha ofrecido a regarle las plantas, para meter en el piso (en el de la vecina) a tres suizos y luego pedirles un intercambio de residencia. Que le saquea la despensa al tiempo que le saca a pasear al perro. Y que dice que ahora que proliferan los garajes calientes, esos donde el propietario ocupa su plaza por la noche y en las horas laborales la tiene en alquiler, él ha implantado un sistema de camas calientes.

Nunca mejor dicho porque el piso en cuestión se localiza en una zona de la costa mediterránea donde la temperatura del agua se aproxima a la de una alubiada. Y de hecho, es la única playa en la que la gente mea y se refresca, por lo que en cuanto se percibe la entrada de un bañista con ganas de desalojar, hay llenazo.

Este trueque del siglo XXI, donde siempre puedes encontrar un sofá, caliente o frío, está de moda aunque el lugar no resulte de visita imprescindible. El turista ‘aprovechategui’ llama ecoturismo a un apartamento con geranio, siempre que se lo dejen gratis. Y está dispuesto a hacer turismo sanitario y a que le saquen un riñón, si el hospital se encuentra de Alicante para abajo. Al morroturista eso le parece lo de menos porque otra modalidad que practica con asiduidad para su veraneo low cost es rentabilizar el patrimonio inmobiliario, el de la familia, no el suyo. Ahí tampoco puede elegir destino, pero el check out le sale a las mil maravillas.

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