Nunca mejor dicho porque el piso en cuestión se localiza en una zona de la costa mediterránea donde la temperatura del agua se aproxima a la de una alubiada. Y de hecho, es la única playa en la que la gente mea y se refresca, por lo que en cuanto se percibe la entrada de un bañista con ganas de desalojar, hay llenazo.
Este trueque del siglo XXI, donde siempre puedes encontrar un sofá, caliente o frío, está de moda aunque el lugar no resulte de visita imprescindible. El turista ‘aprovechategui’ llama ecoturismo a un apartamento con geranio, siempre que se lo dejen gratis. Y está dispuesto a hacer turismo sanitario y a que le saquen un riñón, si el hospital se encuentra de Alicante para abajo. Al morroturista eso le parece lo de menos porque otra modalidad que practica con asiduidad para su veraneo low cost es rentabilizar el patrimonio inmobiliario, el de la familia, no el suyo. Ahí tampoco puede elegir destino, pero el check out le sale a las mil maravillas.