El efecto ‘Santa Claus’

Santa ClausAunque ya tenga superados los sudores fríos de cuando oyó el primer villancico en el centro comercial, y haya salido indemne del síndrome del cuñado coñazo y de la fiebre navideña, hay alguien que siempre vuelve a casa en estas fiestas. Y no son los tíos buenos de las colonias. Es Demetrio Fernández. “La fecundación in vitro es un aquelarre químico de laboratorio”, soltó el otro día este obispo al que le gustan mucho los niños, pero los naturales, no los de tetrabrick. “Cuanto más varón sea el varón, mejor para todos en la casa”, dijo el prelado cordobés. Con un poco de suerte, este sujeto mira el almanaque de la caja de polvorones y descubre que no estamos en la Edad Media. “Todo hijo tiene derecho a nacer de ese abrazo amoroso… y no de una pipeta”, enfatizó.

¿Y de qué aquelarre nació Jesucristo? Porque no parece que hubiera mucho abrazo amoroso entre José y María. Así que hasta ahora, la patente del aquelarre la tenían ellos con el camelo de la concepción “por obra y gracia del Espíritu Santo”. Espero, al menos, que monseñor esté de acuerdo con el creced y multiplicaos porque acabo de leer que la época navideña es temporada alta para las relaciones sexuales, incluso se habla de un “festival de fertilidad” que dispara los nacimientos en septiembre. Que no se entere que existe el efecto Santa Claus,  –cuando los adolescentes eligen tener sus primeras prácticas sexuales con penetración–. Es capaz de emitir una «fatwa» contra Papa Noel.

«Operación fondona»

Las peleas entre la derechona antigua y la derechona hipster me producen urticaria. “¿Es cosa mía o Villacís se ha comido toda una fábrica de bollos?”, escribió el otro día en Twitter el secretario general del PP de Galapagar, Ángel Camacho, para arremeter contra la portavoz de Ciudadanos en el Ayundamiento de Madrid. Enseguida surgió la réplica fácil. Ésa de que no es cuestión de tallas sino de dar la talla. ¡Zasca! Habría que ver el cuerpo escultural y los abdominales tallados en piedra que tiene el susodicho. Además, si se pone ciega o no a bollos de mantequilla será su problema, porque lo importante no es cuántos donuts se zampe, sino quién los paga. Por cierto… ¿Rita Barberá se pagaba sus bollos, no?

Pero sin querer ponerme en plan mojigata llorona, ni tener que cogérsela con papel de fumar porque estemos en campaña, lo criticable es esa manera cutre y despectiva de tratar a las mujeres. Como eso de Operación Menina, en alusión a un plan para convertir a Soraya Saénz de Santamaría en presidenta sacrificando a Rajoy. Sin embargo se refieren a ella menospreciándola, en plan damita de pacotilla. ¿Nadie pone negro sobre blanco el desprecio de la denominación? Si alguien pretende descalificar a Saéz de Santamaría por ser bajita, se descalifica a sí mismo, insulta al género femenino, como si fuera inferior, y accidentalmente ensalza el planeta de los machos alfa que reinan en los debates.

Santa Fátima de los precarios

bañez de virgenQuerida Fátima: Aunque todavía falte para el Olentzero y los Reyes, se nota que usted recibe regalos todo el año, de ahí tanta euforia. Ha augurado una “buena campaña de Navidad” en términos de empleo, con más de 850.000 contrataciones hasta enero y ha anunciado mucha felicidad en las familias. Sí, señora Báñez hay que ver qué feliz está la peña con los contratos basura a tiempo parcial. El empleo de calidad que crean reconforta tanto como ése de octubre, donde se firmaron medio millón de contratos que duraban menos de una semana. La cosa está tan animada que para pagar la extra de diciembre a los pensionistas, Rajoy ha tenido que sacar 7.700 millones de la hucha porque con la gente que trabaja no es capaz de abonarla. Va tan bien que a día de hoy hay menos afiliados a la Seguridad Social que cuando juró su cartera.

Dicen por ahí que la gente trabaja más, gana menos, hace excesos de jornada sin retribución… Sí, ministra, España va bien… para los cuatro de siempre. Señora, cómo se nota que no tiene que comprar la cesta navideña. Claro, no me diga, qué va a hacer si se la regalan. A usted le gusta encomendarse a la Virgen del Rocío para combatir las cifras del paro, pero ésos a los que augura tanta dicha, tendrán que seguir recurriendo al santoral laico, a San Lidl, a San Día o a Santa Ahorramás. O tirar de San Banco de Alimentos. ¡Qué alegría ser pobre!

Que se metan las tildes por donde les quepan

Desde que la RAE sufre Alzheimer, extravía acentos y decide quitárselos a los demostrativos, a algunos diptongos, suprime el del adverbio solo (para diferenciarlo del adjetivo), se inventa el guion sin tilde y decreta que truhan se pone a pelo…, las reformas ortográficas de la Real Academia me la traen al pairo. Me imagino a unos señores echando la mañana como el sesudo Arturo Pérez Reverte y tirando tildes al aire. Pues bien, que se las metan por donde les quepan.

A los jóvenes los cambios no les afectan -total, escriben como les da la gana-, pero a los mayores que habíamos conseguido aprender las reglas ortográficas, nos rebota. Y si uno se gana (mal que bien) la vida con lo de juntar palabras, eso de que se ponga expreso y no sepamos si se trata de un ex reo, un café o un tren, es delirante.

Eso sí, se apresuran a introducir en el diccionario cagaprisas, birra, papichulo… y se modernizan para incluir términos como selfi y pícsel. Tanto reírnos de Belén Esteban y luego resulta que los académicos contemplan almóndiga, aunque lo definan como un vulgarismo. O toballa, que también la aceptan. ¿Para cuándo la cocreta? ¡Hala! como el nivel cultural decae por momentos, pues vamos a ayudar a que toque suelo. ¿Qué será lo siguiente? ¿Eliminar por decreto la h, fusionar la b con la v o la g con la j para que así jitano se escriba como jirafa? A ver cuándo aceptan también “Ejpaña”

Mariano sólo sirve para rellenar la quiniela

Desde que vendemos tan barato nuestro voto, la casta política se dedica al artisteo y al derroche de payasadas yendo de plató en plató. Lo mismo se suben en globo, que bailan hip hop que se disfrazan de lagarterana. La tele es el lugar mediático donde se libra una lucha sin cuartel por hacerse con el espacio público. Todos se apuntan al carro televisivo. Incluso Rajoy, el plasmao, se prodiga por las pantallas, y eso que espanta a la audiencia. Como es bien sabido, si en la otra cadena ponen Pinocho, el personal prefiere el original a la copia.

El presidente del Gobierno impide el debate entre los cuatro aspirantes a La Moncloa en Antena 3 y la Sexta, pero hace de comentarista deportivo de la Champions en Tiempo de Juego. Manda a Soraya a batirse el cobre con el resto de candidatos, mientras él se va a la radio a comentar el fútbol. La imagen perfecta de la España cañí: la mujer cuida de la casa y los niños mientras el hombre ve el partido con los amiguetes.

Pero ¡ojo! que también estará en el programa de María Teresa Campos, Qué tiempo tan feliz, ese espacio donde le pondrán entre la espada y la pared preguntándole qué prefiere; si las galletas María o las Oreo. E irá a la casa de Bertín Osborne que le interrogará a bocajarro sobre si le gusta más el albariño o el ribeiro. Para los problemas, Rajoy, ni está ni se le espera, pero siempre podrá echar una mano para rellenar la quiniela.