¿Quién le pone el cascabel… al coche?

Vromm vrommm! También en los coches eléctricos e híbridos. Porque la UE quiere penalizar el silencio y desde 2021 tendrán que hacer un poco de ruido porque si no, resultan un peligro e incrementan los atropellos. O sea que a partir de ahora, los automóviles deben ir en plan lolailo para que puedan saltarse tranquilos el paso de cebra. Pero ¡si seis de cada diez peatones ni se enteran aunque les pongan un petardo en el culo porque cruzan con auriculares o van pendientes de su móvil! ¡Qué ocurrencia esa de poner ruidos! Eso se arregla atando un cencerro o unos cascabeles a la puerta del vehículo. O con el conductor cantando reggaeton con la ventanilla abierta y llevando de copiloto a Manolo, el del bombo.

En lugar de tender a una ciudad más amigable y con menos contaminación acústica, vamos directos al caos. ¿Qué pasa? ¿Que las bicis están obligadas a emitir alertas acústicas y a que el ciclista silbe a todo trapo? ¿Tendrán que hacer tanto ruido como una Harley-Davidson? ¿Los patinetes eléctricos deben sonar como una Ducati? ¿Terminaremos poniendo claxon al castañero y al carrito de los helados? ¿Y el tren eléctrico? ¿Mejor el de vapor verdad? Claro, se me olvidaba. Que hay que darlo todo mascado para que los conductores y los transeúntes no tengan que preocuparse de ir atentos y mirar antes de cruzar. La próxima medida en aprobarse será que los coches eléctricos echen humo. Al tiempo.

Escaleras mecánicas en San Juan de Gaztelugatxe

En el Everest están a punto de colocar unos dispositivos como en la charcutería de Eroski para coger número. Porque ya solo falta pedir turno. Una foto con una especie de línea de conga en la montaña más alta del mundo ha dado la vuelta al planeta. Colas en las rutas de ascenso al Everest, decían los pies de foto de todos los periódicos. Con esta afluencia, al final acabarán haciendo una telecabina. Había embotellamientos de cientos de alpinistas inexpertos que pagan verdaderas millonadas por llegar a la cima.

Retenciones en el Everest

A este paso, lo siguiente podría ser montar una cordada a la Luna para turistas adinerados. Y una pregunta, ¿cuánta gente cabe en la cima del Everest?, ¿cómo llegan a pisarla los últimos de la fila? ¿empujan a los que están delante? ¿Hay instalado un tobogán por el otro lado para poder bajar? Ya solo les falta que monten un chiringuito en el pico para vender granizados.

Muchos lugares del mundo se han transformado en un parque temático y cientos de destinos están muriendo de éxito. Visitas, por ejemplo, la Fontana di Trevi y vives la experiencia única de sentirte en una colmena sin ser, por supuesto, la abeja reina. La masificación se está volviendo insoportable y terminarán implantando numerus clausus para poder acceder. Puestos a pedir, a algunos domingueros se les puede ocurrir que la Diputación ponga unas escaleras mecánicas en San Juan de Gaztelugatxe. Rementeria, piénsatelo.

La ‘Barik’ de sus señorías

Sus señorías salen «caritas». Al margen del sueldo y los complementos por cargo, los diputados cuentan con diversas asignaciones en especie que nos cuestan un pico. Se acaba de conocer que solo el 25% –la mayoría de Podemos– ha rechazado la ‘barik’ de 3.000 euros de la que disponen para desplazarse en taxi por Madrid. Se trata de una tarjeta personalizada, tipo monedero electrónico, con 3.000 euros al año, que los taxistas van descontando a medida que realizan los servicios.

Además del bono taxi, el Congreso paga a los parlamentarios el transporte en un medio público (avión, tren, automóvil o barco), así como los gastos derivados del aparcamiento en las estaciones de tren y aeropuertos. ¡El sueño de cualquier ciudadano! Sus señorías se han gastado otros 17,6 millones de euros en desplazamientos en territorio nacional en la anterior legislatura, lo que supone 50.287 euros de media por escaño.

Por lo menos ya no tenemos ex presidentes como Monago que viajaba a Canarias dos veces al mes a visitar a una amiga gratis et amore, con billetes que le sufragábamos todos cuando era senador. Pero a cambio debemos apoquinar los viajes en Falcon que hace Sánchez para asistir a conciertos. ¡Un dinerito, oiga! Eso sin olvidar otras muchas dietas, y que les sirven un paquete tecnológico high class con un tableta iPad para jugar al candy crash, un teléfono iPhone para sus cosas y una línea ADSL en su casa.

¡A Dios rogando y con el voto cambiando!

Algunos buscaban las pasadas elecciones un sorpasso y, sin embargo, los comicios solo han dejado una sor presa. El robo de votos a ancianas por parte de una monja en Bilbao el pasado 28-A ha llegado a la Fiscalía y puede suponerle tres años de cárcel. La Junta Electoral de Bizkaia ha decidido enviar a la Fiscalía una denuncia del PSE-EE sobre la hermana que, buscando el éxtasis, fue descubierta metiendo papeletas del PP en los sobres de votación de varias ancianas de la residencia de La Misericordia a las que acompañaba.

¿Sobres y PP? ¡Buf! Estaba cantado que eso solo podía salir mal. Pero si existe este pucherazo divino y el mal hábito (soy consciente del triste juego de palabras), no quiero ni imaginar qué pasará con las cartillas de los pobres aitites. Aunque tampoco hay de qué extrañarse. Si algunas robaron bebés, es peccata minuta que otras roben votos. Si algunas inmatricularon bienes inmuebles sin ser suyos, las que extravían siglas cometen apenas un pecado venial. ¡A Dios rogando y con el voto cambiando!

Para más inri, todos somos conscientes de que algunos hijos e hijas modifican el voto de sus padres mayores seniles o que muchos discapacitados intelectuales –que por primera vez tuvieron derecho a votar–, metieron en la urna lo que sus progenitores les indicaron. Lo que pasa es que el PP no gana ni haciendo trampas. Ni siquiera aunque Maroto se disfrazase de monja.

¿Hijos? No, gracias

La ecuación trabajos en precario más la imposible conciliación laboral y familiar dan como resultado que el 90% de las mujeres vascas menores de 30 años y un 61% de las que tienen entre 30 y 34 años no tengan hijos. Si a eso le unimos la incomodidad que produce su crianza pues el cóctel de baja natalidad está servido. El Instituto Nacional de Estadística acaba de publicar los datos de fecundidad y no son buenos. Pero tranquilos que enseguida llegan Casado, Rivera y Abascal y arreglan la tasa de reposición en un pis-pas. Y si no fuera suficiente, la candidata del PP a la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ya ha planteado considerar al concebido no nacido (nasciturus, en jerga jurídica) como un miembro más de la unidad familiar.

Desde luego, estos patriotas son unos lumbreras. También ZP con los cheques bebé creía que había descubierto la penicilina y no hubo nada que hacer. Porque con la cultura economicista instalada, resulta mucho más barato tener un perro. Además, la edad de la maternidad sigue retrasándose y entre los 35 y los 39 años, el porcentaje de vascas sin hijos se eleva al 40%, trece puntos más que en el resto de España. Así que nos vemos obligados a traer de importación hasta el relevo generacional. Por eso, el Gobierno de Urkullu quiere aumentar la baja paternal a 18 semanas. Pero ¡ojo! No sé si, por mucho empeño que pongan, los 70.000 funcionarios vascos podrán repoblar el país ellos solitos.