Cerca de casa tengo una valla publicitaria gigante. Sale un mejillón. Enorme. El slogan dice; «Enamórate de un gallego». Enseguida imaginé un anuncio con una almeja descomunal… seguida del lema; «Enamórate de una gallega»… (y lo que viene a continuación) fresca, con sello de calidad. Imposible, descarté. Desde que Torquemada se apoderó de la publicidad, todo aquello que aluda a chicas y sexo es políticamente incorrecto. Esta misma semana, han denunciado un cartel de un torneo de fútbol femenino. ¿El pecado? Que aparece una mujer en bikini con un balón en los pechos. La alcaldesa (de Motril) asegura que es una imagen poco adecuada de la mujer que excede el ámbito de lo deportivo.
En la piel de toro, se podría ir de extremo a extremo, pisando cabezas de alcaldes imbéciles. Si cada vez que sale un mozalbete sin camiseta o el anuncio de Adopta un tío (una especie de red de citas) las asociaciones masculinas montaran un pollo del quince, no tendríamos espacio para tanta denuncia.
A todo el mundo le ha parecido muy cool este nuevo concepto de marketing para convertir a los hombres en productos de consumo. Pero si la web en cuestión fuera “adoptaunachorba.es”, las quejas sobre la cosificación femenina llegarían hasta Iparralde. Y todo por culpa del ligue cibernético y por la carestía de flirteos y el agotamiento de los escarceos de fotocopiadora. ¡Ah perdón!, que a eso ahora se le llama acoso.