Chikilicuatres con móvil

¡Cuánto daño han hecho las tarifas planas! ¿De verdad es necesario que yo me entere de que el señor de al lado es un ruin y un mentiroso que engaña a su jefe, diciéndole que está en el médico mientras compra chopped en Eroski? ¿Es preciso que medio vagón de metro se mimetice con una neska que sufre mal de amores porque su novio le ha puesto los cuernos en un botellón en Atxuri? O que se haga el silencio porque una señora relata que tiene a media parentela con Alzheimer, Parkinson y virus de Ébola y no come, pero nada nada, mientas zampa un donuts.

Ahora todo el mundo llega en cinco minutos cuando está a media hora real de su destino y a todo pichichi maría le ha salido algo urgentísimo mientras toma unos potes. El mundo de las ondas sonoras está lleno de conversaciones vacías, de memos con un apéndice de pantalla táctil y de chikilicuatres de verbo insustancial.

Hay mogollón de víctimas del technology mongering (creo que lo llaman) que tuitean la primera gilipollez que se les pasa por la cabeza y que sufren como posesos si no tienen el último iPhone. Estamos condenados a smartphones de última generación como si la vida se redujera a un trozo de plástico y metal ensamblado por un chino.

Eso por no hablar del mundo de los politonos (algún día el juez Pedraz tendrá que meter mano a este asunto) y de los apps, un remedio eficaz para no mirar a nadie a los ojos, no vaya a preguntarte la hora. Perdón, que ya nadie pregunta, que llevan móvil.

Una detención que trae cola

¡La que ha liado el «chino cudeiro»! Con el chinagate y la redada contra las mafias amarillas que sacaban de España cada mes cinco millones de euros, yo solo me he quedado, lo siento, con la detención del actor de cine X, Nacho Vidal que, al parecer, trapicheaba a lo glande, aunque ya esté en libertad con cargos. Que en el blanqueo de dinero esté implicado un concejal, no sorprende. Es José Borras, un capo de la magia Borrás; ahora hay dinero, ahora no hay. Pero la participación del sucesor del mítico Rocco Siffredi en la operación emperador, que no empujador, es llamativa. ¿Qué hacía? ¿Falsificar bolas chinas?

Aunque quizá los más jóvenes no recuerden el alcance del personaje, yo no he podido dejar de pensar en que bien se lo monta Nacho. Y todo porque hace algunos años, a tenor de una entrevista que le hice con motivo de su libro Confesiones de una estrella del porno, me las hizo pasar canutas. Cuando yo iba, él venía.

¡Qué flipe cuando se presentó diciendo que tenía un marketing muy bueno porque la medida del libro (23 centímetros y medio) era la medida exacta de su pene! Luego continuó con unos cuántos detalles sexuales truculentos y finalizó con lo fácil que le resultaba ligar. «Hoy por hoy España, para mí, es un jardín lleno de flores que puedo coger cuando quiero». Por eso, de verdad, el tema de las mafias chinas traerá cola. Aunque yo creo que, cuando abran el putiferio ese de Eurovegas, los chinos y Nacho Vidal van a parecer hermanitas de la caridad.

Eufemismo rima con cinismo

Al pan, pan y al vino, vino. El ministro Wert quiere españolizar a los alumnos catalanes. Un tipo raro este Wert, sin pelos en la lengua y hablando de forma que le entienda todo el mundo. No sigue la estela de los políticos que tienen términos vedados y pergeñan eufemismos para que todo suene políticamente correcto. Porque los gobernantes son, en general, terreno abonado para las palabras envenenadas y las expresiones tóxicas.

Las administraciones ya no pierden funcionarios ni departamentos, simplemente adelgazan. Las manifestaciones no se restringen, se modulan. Ellos se empeñan en hablar en falsete, decir lo que quieren y maquillar lo que verdaderamente piensan.

Por eso no hay recortes, sino ajustes para racionalizar el gasto público, y se refieren a cuchitriles de viviendas de 35 metros cuadrados como soluciones habitacionales. Al hachazo en los servicios públicos lo llaman reestructuración y al rescate bancario lo califican como línea de crédito. A Zapatero le costo Dios y ayuda decir crisis y antes habló de desaceleración, recesión y coyuntura negativa. Para Soraya Saénz de Santamaria no hay copago sino un recargo temporal de solidaridad. Circunloquios, perífrasis, rodeos, ambigüedades. De hecho, ahora las firmas de alta gama no anuncian rebajas, sino ventas especiales y para la prensa, todas las huelgas tienen un desigual seguimiento porque no sabemos si es carne o pescado. El problema es que eufemismo rima con cinismo.

Los juicios de la España cañí

Hemos tenido la semana pasada un juicio de esos de rechupete en la España cañí. El de la Pantoja y Julián Muñoz, la gitana cantaora y el mesonero que se convirtió en bandolero para forrarse. Es lo que tiene vivir en el país del Lazarillo de Tormes, parece que no pasen los siglos para los pícaros.

Pero a mí, sinceramente, me pone más el de Anna Tarrés, esa señora que llamaba gordas a sus nadadoras, les pedía que se tragaran el vómito y les acusaba de tirarse a todo lo que se mueve, y que ahora mete a juicio a la federación española de natación. Una catalana -si fuera madrileña esto no habría pasado- que es tachada de tirana, déspota, tipeja y hasta lesbiana.

¡Snif! ¡snif! pobres chicas, ellas que se creían que era un juego de niñas y resulta que debían trabajar duro. Tarrés sería en EE.UU. héroe nacional y escribiría un best seller con sus métodos, pero aquí le sale una guardería quejica y llorosa, ¡Mamááá…!, que parece que en lugar de para unos Juegos Olímpicos, se entrenan para el recreo. Hay quien dice que esto pasa por poner los centros de alto rendimiento en Catalunya, que ya pueden ir deportistas del Kurdistán que tienen que aguantar que les hablen en catalán.

Qué casualidad que salga todo justo en el momento que hay que justificar el relevo de una superentrenadora que ha llevado a la natación sincronizada a la cima, partiendo de la nada más absoluta. Personalmente me niego a creer que es mierda todo lo que reluce, aunque sea catalana.

Leña y punto

 

La marca España que Rajoy se está currando en el mundo son pobres buscando comida en los contenedores y policías dando candela. ¡Y luego hablaban de la mala imagen que daba Sánchez Gordillo y sus carritos de súper robados! Los vídeos de las cargas policiales durante la protesta del 25-S Rodea el Congreso han aparecido en los medios de comunicación internacionales y han sido portada en la BBC, Le Monde, The Guardian, CNN o La Stampa, mientras Rajoy presumía de foto en Nueva York con Obama y señora.

Hay que ver cómo cargaba la poli, tipo años 70, cual grises analfabetos apaleando jóvenes parados y perroflautas, oiga, que no eran guerrilleros de Colombia ni sandinistas, o cómo se cebaban contra un peligroso asaltante de 60 años que enarbolaba una subversiva arma, la bandera de Andalucía. Los antidisturbios a porrazo limpio enseñando a los jóvenes no educación física (por lo que corrían) sino historia.

Es difícil entender cómo hay 27 policías heridos, (tan aguerridos con sus cascos, petos, porras, botas y escudos), a menos que sean los secretas infiltrados para reventar manifestaciones. Ojo, de alborotadores no, de golpistas, como dice Cospedal. «¡Que soy compañero, coño!» se oye en el tumulto. Pero lo cierto es que hay más gente en cualquier botellón que en el asalto al Congreso porque somos un pueblo de adormecidos ciudadanos consumidores de realitys de TV, y como decía aquel, una nación de ovejas solo engendra un gobierno de lobos.