Un entierro low cost

No hay manera de diñarla. Y eso que yo ya había encargado mi funeral antes del 1 de setiembre. Más que nada para tener algo adelantado y que no me saliese tan caro. Sí, ya sé que están ustedes más que hartos de oír hablar de la subida del IVA, pero desde que a Rajoy no se les escapan ni los fiambres, ya no puedes ni morirte tranquilo.

A raíz de esta subida de impuestos en los servicios funerarios del 8 al 21%, envié un mail a Leroy Merlin sugiriéndoles que ofrecieran kits de autoentierro para que te montes tú mismo el ataúd y autograbes la lápida. Yo ya la tenía escrita: «Por fin me quedé en los huesos. Aqui yace una gorda, que lo fue».

También propuse a Ikea que contribuyese con un pack low-cost; Cuatro chapas de cumen, un adhesivo pega todo y asunto resuelto. Previamente había pensado en donar mi cadáver a la UPV, como es abundante tendrían todo el aula para trabajar a gusto, aunque me dio un poco miedo que en el ínterin impusieran una tasa de donaciones también a los que cediesen su cuerpo a la ciencia. Lo tenía todo planeado. Porque, para más inri, la subida del 8 al 21% en otro artículo de lujo, las compresas y los tampax, fue otro golpe de gracia, duro, muy duro de asimilar, por no hablar de la peluquería… Pero lo dicho, no hay manera de cascarla. Fíjense que llegué a pensar en bajarme por emule el entierro. Pero la verdad al final no me atreví porque éstos, con tal de cobrar, son capaces de resucitar a un muerto.

 

Los cigarritos de la risa de González Pons

¿A qué mola? ¿A qué es chulo el lapsus linguae de Esteban González Pons llamando seis veces a Patxi López lehendakari Ibarretxe? Creo que este mes González Pons y Cristóbal Montoro compiten por ver quién mete más la pata. Y pienso que, al final, habrá photo finish. O el vicesecretario general de Estudios y Programas del PP es un asiduo del Canal Nostalgia, o ha fusilado el mismo discurso que hace cuatro años. En la inopia, oiga, con tanto empeño en equivocar a Ibarretxe con López.

O eso, o que vive aletargado desde el 20 de noviembre, o que el verano le confunde. Aunque cuando uno sale a dar ruedas de prensa, habría que controlar bien lo que se toma, tanto sólido como líquido, ¡hip, hip!, sin olvidar elementos gaseosos, ¿qué dice que tienen esos cigarritos? Tras cuatro minutos de intervención, fue advertido del embrollo y ya se refirió, de forma correcta, al ¿dirigente vasco?

Pero no, no se crean todo lo que oyen. Porque es el mismo señor que dijo que traía tres millones de puestos de trabajo bajo el brazo y confundió crear con destruir. Pero es además el ladrador mayor del reino, el embarullador de masas, ¿cómo se llama el chico ese cincuentón que gobierna en Vascongadas?; el hipnotizador del votante que hace su trabajo y lanza un premeditado mensaje electoral; manipula que algo queda. ¿Pons qué? ¿Patxi quién? Entre capullos y gaviotas nos toman por idiotas. ¡Viva Honduras!

De engrudos, potingues y Mercadonas

La crema de pepino también ha sido retirada de Mercadona

Lo confieso. Me gusta vivir peligrosamente. Me embadurno en el engrudo ese de aceite de oliva que acaban de retirar del Mercadona y tan pancha. Vengo forrada de nitrosaminas y sigo como una rosa. Me unto el potingue de aloe que, para la Agencia del Medicamento es veneno puro, y no me ha mutado el ADN ni nada.

El mundo de la cosmética es altamente cancerígeno con tanta hidratante efecto luminosidad, y tanta loción con colágeno, pero como mis conocimientos en biología son equivalentes a los de Ana Obregón, me paso los parabenos por el forro. Con tanta alerta sanitaria, ahora entiendo porqué el metro huele que apesta; porque todo pichichi quiere respetar el PH neutro de su piel. Desde que Gordillo y sus secuaces perpetraran la masacre donde, en palabras de la Defensora del Pueblo, hubo «robo con violencia contra las mujeres», es muy sospechosa la campaña publicitaria que se le está haciendo a Mercadona. Suena a vendetta contra el señor Roig, al que no le guardo ninguna simpatía por su afición a la laboriosidad de los chinos.

Pero a quién le preocupa… Si no nos hemos muerto con veinte años de exposición a la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob, las famosas vacas locas, si hemos sobrevivido a los virus N5H1 de la gripe aviar, y a las bacterias del pepino asesino, ¿nos vamos ahora a asustar con un poco de bronopol y trietanolamina de nada? Esto es cosa, seguro, de la Merkel, que está empeñada en que compremos en Lidl.

No roben, el Gobierno odia la competencia

Los nuevos Robin Hood del siglo XXI

Terror en el hipermercado, horror en el ultramarino…» Cuando Alaska interpretaba este tema no conocía al camarada Sánchez Gordillo, adalid esta semana de la expropiación alimentaria en dos supermercados. Interior ha dado orden de búsqueda y captura contra sesenta delincuentes de Écija y Arcos de la Frontera que se han llevado sin pagar 24 carros cargados con alimentos básicos valorados en unos mil euros, 20 euros por asaltante.

Es obvio que los bandidos del híper han pecado de pardillos. ¿Cómo se les ocurre ir así, descamisados, sin traje y corbata? y ¿llevarse patatas, lentejas y unas cuantas bandejas de alitas de pollo? ¿Por qué no reventar algo más sofisticado, El Club del Gourmet, por dar ideas? Estas acciones a lo Robin Hood están muy mal pergeñadas.

Hay que robar con gomina, como los de la Gürtell, y malversar millones de euros con un buen traje para poder desfalcar a gusto. Usar clones de Urdangarin, Mata, Fabra, Rato… y tan tranquilos. Al político que roba para dárselo a sus semejantes, al diputado de IU Sánchez Gordillo, le llaman ladrón. Aunque si se lo hubiese quedado para él, para la justicia sería solamente presunto. Vale, que aten en corto a los forajidos del Mercadona, pero que esperen a que actúen los Curro Jiménez del siglo XXI, los parados que se queden sin la prórroga de la ayuda de 400 euros. ¡A ver la que se monta! Personalmente recomiendo que es mejor que nadie robe, que el Gobierno odia la competencia.

Mamandurría

Cohorte de admiradores de Carlos Dívar

Recordando la extinta serie «Los ladrones van a la oficina», esta semana se ha consumado la millonésima pillería. En un país repleto de rateros y timadores de guante blanco, la indemnización que solicita Carlos ‘cara cemento’ Dívar es solo una gota de agua en el océano de la corrupción. Que a la excuarta autoridad del país, a la que pillaron malversando fondos públicos, le quieran dar 208.000 euros en lugar de cadena perpetua, dice muy claro dónde estamos.

A ver qué trabajador presuntamente roba, se va por la puerta de atrás con serias dudas sobre su integridad y encima hay que pagarle doscientos mil euros, el equivalente a la extra de Navidad que le han quitado a 200 funcionarios. ¿A éste que le aplican los 33 o los 20 días de indemnización de la nueva reforma laboral? No, bueno, que debe ser eso a lo que se refería la lideresa Esperanza Aguirre cuando sacó a relucir lo de las mamandurrias. O sea, las prebendas, los sueldos por la jeta, las gangas desmerecidas… lo de Dívar mismamente.

¿Dónde está el ministro de Justicia cuando se le necesita? Pues jugando al despiste con la Ley del Aborto y defendiendo los derechos de los que están por nacer porque a los que están ya vivos les aplica la teoría Andrea Fabra: ¡Que se jodan! Con este espectáculo, el Gobierno todavía pretenderá que Finlandia financie estos desmanes y que Alemania mande al Caribe a la prima de riesgo. Y ahora, queridos lectores, a seguir disfrutando del show de Mariano y sus muñecos.