Sin Caganer en el belén

El Caganer de Rajoy, un clásico de estas Navidades
Los tijeretazos han llegado a todo, pero solo a un catalán se le ocurriría recortar a la hora de ir al baño. Lo digo porque la Generalitat ha decidido controlar el uso del papel higiénico en las escuelas con un límite de 25 metros al mes por alumno. A ver: Tres veces al día por veinte días lectivos hacen un total de 0, 41 centímetros de papel de wáter por niño. Si es de cuatro capas, sobra, pero si es de dos (cosa que sería lo normal), entonces tendrá un problema en caso de apretón. Y esperemos que no haya epidemia de diarrea.
La carta de la Generalitat también se cisca en algunos porque habla de consumos desmesurados en ciertos centros, quizá sugiriendo que alguien se lleva el rollo a casa y lo revende.  A los responsables de Educación ya solo les falta imponer este otro copago sanitario.
Pero ¿han tenido en cuenta los gestores de la operación limpiaculos todas las variables? Es decir: ¿Aplicarán un canon a aquellos niños con el trasero gordo que necesiten más cobertura? Si el txiki viene ya con la evacuación hecha de casa, ¿se le bonificará porque no gasta? Y si es una niña, ¿le asignarán más papel? Sin olvidar los peques con vena comerciante que subasten trozos de segunda mano. ¿Tendrán derecho a un extra?
El próximo paso será incorporar a la mochila escolar un kit de toallitas húmedas multiusos. O implementar el uso obligatorio del pañal –desde luego reciclable– hasta el final del Bachillerato. Y por supuesto, suprimir la figura del Caganer en el belén, que da muy mal ejemplo.

El caramelazo del rey mago

Baltasar se quedó blanco al enterarse de la denuncia

Como si de una chirigota se tratara, un juez de Huelva ha dejado libre de cargos al rey Baltasar y ha archivado una denuncia contra el Mago de Oriente por el caramelazo que sufrió una vecina en un ojo durante la cabalgata. De la sentencia se concluye que no se puede juzgar al negrito por lesiones. Si Baltasar hubiese optado, en un alarde de originalidad, por lanzar martillos, si hubiese sido punible.

Tampoco se le puede aplicar la ley de extranjería porque no es una majestad indocumentada. Además, incluso podría haber que apelar al Tribunal Penal Internacional dado que se desconoce la procedencia exacta del susodicho inmigrante. El juez admite, antes de sobreseer el caso, que es un simpatizante del rey porque a él también le trajo regalos. Lo cual, digo yo, le obligaría a inhibirse por cohecho.

La sentencia es para mear y no echar gota y para, por supuesto, enchironar a la tipa que ha planteado semejante demanda aunque sea evidente que cuando le atizó el caramelo en el ojo le fundió las dos neuronas que le quedaban. Además se olvidó de pedir el pasaporte de Baltasar… igual se apellidaba Garzón, las cartillas sanitarias de los camellos, los contratos de trabajo de los pajes y las facturas del IVA de los regalos. Pues yo me voy corriendo a poner una demanda al ratoncito Pérez o a Maritxu Teilatuko porque la última vez que se me cayó un diente no me dejaron ni una triste gominola. Y le recomiendo a la señora que coja sitio en la cabalgata de este año para poder tener los dos ojos iguales.

Con la puerta en las narices

 

Juan Carlos se esconde detrás de unas gafas negras

Al rey le han dado con la puerta en las narices. Su graciosa majestad se ha pegado un hostión en La Zarzuela y desde el miércoles luce unas gafas negras, –a lo Stevie Wonder–, para tapar el moratón. Quizá se las ha puesto Sofi intentando disimular que ha sido un golpe en el ojo izquierdo cuando estaba haciendo un guiño a la República. Este año, Juan Carlos va de mal en peor.

Una intervención en la rodilla, luego otra en su tendón de Aquiles… han tenido al monarca a la virulé. Aunque la intervención que más le preocupa no es la de sus articulaciones sino la de la sociedad que preside su yerno, de la que es vocal su hija, la infanta Cristina. El rey tendrá que permanecer bastante tiempo con lentes oscuras porque el escándalo que protagoniza el duque de Palma, crece por momentos. Los cristales ahumados no le ayudan a tapar la investigación que acecha a Iñaki Urdangarin y su casi segura imputación a causa del presunto desvío de capitales cuando presidía el Institulo Nóos.

El rey de copas no gana para sustos. Tal vez sea el Vega Sicilia fuera del desayuno o quizá el pelotazo de Urdangarin, al que ya se empieza a conocer como Hurtangarin, lo que le está pasando factura. Y como tampoco puede cogerse la baja laboral porque de eso no practica… pues va de presentación en presentación hecho un guiñapo. Con el carrerón que lleva este hombre, a este paso el mensaje de Nochebuena nos lo suelta Froilán.

Invertir en latas de sardinas

Perdido en un mar de latas

Porfa porfa que cesen los mensajes del Apocalipsis económico. Mi marido se ha empeñado en almacenar comida antes de que llegue el Mad Max y ha hecho tal acopio de fabada y berberechos que los botes han rebasado un palé en el trastero y ya solo nos caben en los bolsillos de la ropa de abrigo.

Ha decidido que, para capear la crisis y estar a salvo de primas de riesgo y de los peligros de la eurozona, mejor que comprar acciones o buscar un buen depósito, es invertir en latas de sardinas, por lo que pueda pasar. El otro día, sin ir más lejos, me encontré, al pasar por caja, que había asaltado una góndola del híper y había pillado una veintena de latas de conserva. Atún, navajuelas, almejas, caballa y toda suerte de especies marinas. De todo buen superviviente es sabido que uno de los primeros alimentos que buscaremos entre las ruinas de las ciudades será el laterío.

Creo que, por el rabillo del ojo, vi pasar el código de barras de tres linternas, pilas y varias cajas de cerillas. Igual es que tiene intención de montar un búnker entre la cocina y el pasillo. Aunque yo creo que si por él fuera instalaría una tienda de campaña en el pasillo de los encurtidos del súper y montaría un wc de urgencia junto a los pepinillos y las banderillas, sin olvidar la tele en el lineal de los frutos secos. ¡Buf!, les dejo que ahí viene apremiando con las papeletas y los sobres para ir a votar. Espero que, por lo menos, no estén pringados de escabeche. Si no, van a dejar la urna hecha unos zorros

De mujeres alfa y machos beta

Dos señores barbudos hablan en la tele de conciliar vida laboral y familiar y aseguran que tienen muchas colaboradoras que son señoras de su casa. Nada de particular, si no fuera porque el que lo dice es Rajoy mientras Rubalcaba asiente. Ellos se lo guisan y ellos se lo comen, y no citan la conciliación de sus colaboradores porque no se les supone. No acostumbro a lanzar soflamas feministas aunque me percate de la desigualdad. Hasta en el gobierno de Obama hubo una rebelión de mujeres que se sentían apartadas. Eran jefas de gabinete, asesoras o directivas que explicaban que el círculo intimo del presidente las invisibilizaba.
Muchas veces en el club de los chicos, las decisiones se adoptan tomando unas cervezas o en comidas que se alargan a base de licores. Se hacen amigos en el bar o jugando al paddel y llevan el colegueo a la oficina. Dile a una mujer que ha cumplido con creces su jornada laboral que pierda aún más tiempo tomando un cacharro después de salir a las tantas. Ella piensa en que su pareja se subirá por las paredes, en que los niños harán el pino puente y en esa interina que fuma en pipa.
Pero ellos no se preocupan por el uniforme del colegio, porque la nevera esté llena o porque se ha roto el lavavajillas. Han delegado. Es como funciona el club de los machos beta. Pero ¡ojo! tampoco apoyo las reglas de las dominantes mujeres alfa ni las de esos grupos integrados por féminas, donde no necesitan wikileaks porque son un patio de vecinas.