Sueño de una noche de verano

https://www.youtube.com/watch?v=7Fm3IyA8jRU

 

Los sueños se cumplen. La literatura, el cine, la poesía no son catálogos de deseos imposibles, sino presagios de la realidad tangible. ¿Y qué es la realidad? Un lugar de paso en el camino hacia tus sueños. La televisión se inventó para contar historias como las de Maialen Chourraut, Michael Phelps y otros seres humanos con igual espíritu de superación. Historias de sueños realizados a costa de no rendirse. La piragüista guipuzcoana alcanzó el suyo en Río con la medalla de oro en la modalidad de aguas bravas, después de que en Londres el destino se lo negara y durante cuatro años ella creyera en sí misma y no se resignase. Una gesta increíble que pudimos vivir en una noche gloriosa, sueño de una noche de verano, como el de Shakespeare. Fue un momento extraordinario de la tele que justifica este medio tan denostado; pero, en instantes como este, tan mágico. Todas las emociones se dieron cita en Maialen, su marido y su niña. Hasta TVE, que parece odiar la televisión estos días de Olimpiadas, hizo una narración perfecta de su triunfo.

  Río es hoy la mayor concentración de héroes del mundo. Phelps, el deportista más condecorado de todos los tiempos, es uno de ellos. Y no por sus éxitos deportivos. Porque el oro de Michael es haberle ganado la carrera a su propia autodestrucción, tras años de adicción al alcohol y vivir cuesta abajo. Es una historia impresionante la de este joven nadador. Y allí está dando valiosas lecciones de lo que debemos hacer en la épica del amor y el reto de existir plenamente. Lo de la judoca Majlinda Kelmendi no es para menos, por haber visualizado con su determinación la existencia de un país perdido, Kosovo, pero tan reconocible como la nación más antigua. Y el drama de la Rusia escuálida y despistada, que carga sobre las lágrimas de Yulia Efimova los pitos del público, cruel con esta víctima del infortunio.

Nadie nace para morir, dicen los héroes. Todo consiste en que las cosas tengan sentido. Y eso, señoras y señores telespectadores, implica rebelión y vencer a nuestro peor enemigo, el miedo.

 

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