¡Arde Zorroza! ¡Arde Bilbao!

EL FOCO

Onda Vasca, 1 junio 2017

Zorroza copia

Un incendio es más que un incendio cuando hay víctimas humanas. Y si el incendio provoca la muerte de niños, mucho más. Y si, además, el incendio pone de manifiesto una realidad social casi oculta, llegamos a ese punto en que el incendio no se apaga nunca y las llamas duran días y días. El incendio de Zorroza, que tuvo lugar en las primeras horas del sábado pasado, ha matado a un joven matrimonio y a sus hijos de tres y cinco años. Esa es la dimensión de la tragedia humana, a la que se añade el estado de los heridos, principalmente de los padres y nietos de los fallecidos, uno de los cuales se debate entre la vida y la muerte, prácticamente abrasado. No se habla de otra cosa en la ciudad, bajo la consternación y la clase política, en vez de estar unida frente al drama, se tira los trastos a la cabeza.

Hay cosas que ya no tienen remedio. Nadie va a devolver la vida a esa familia. Pero el suceso tiene un efecto positivo más allá de las desgracias irreparables. En Bilbao se habla de Zorroza, un barrio de las afueras de Bilbao, quizás el más lejano físicamente del centro en dirección a los municipios fabriles de la margen izquierda del Nervión. También Zorroza fue un barrio fabril y muy castigado por la contaminación, cuando las chimeneas estaban junto a las casas de los trabajadores. Zorroza se siente marginada de la transformación de Bilbao. Puede que este sentimiento no sea del todo ajustado a la realidad, pero es lo que sienten muchos vecinos y vecinas de esta zona. El incendio ha agudizado esa emoción. Y las emociones tienden a desplazar a la realidad objetiva. También se instaló este mismo sentimiento de abandono cuando, no hace mucho, un convoy del tren de cercanías mató a una anciana en el paso a nivel allí existente. Esa muerte provocó que hoy tenga un camino de solución con la dotación económica recogida en los presupuestos generales del Estado tras el acuerdo del PP con el PNV.

El incendio de Zorroza nos ha descubierto, o recordado, que Bilbao tiene un problema de infravivienda, no solo en ese barrio. Y que viene de muy lejos. Y que no se ha resuelto. Y que debe atajarse desde la política municipal, en primer lugar; pero también desde la cooperación con los colectivos vecinales y, en este caso, con la comunidad gitana. La zona en la que se produjo la tragedia es básicamente un asentamiento de personas de etnia gitana. Es una realidad consolidada que tiene su propia historia. Podemos consolarnos en la comparación: la infravivienda y los asentamientos alegales o ilegales ocurren en todas las ciudades del mundo, de Nueva York a Copenhague; pero no es una realidad que queramos mantener por mucho que sea una mal generalizado.

La dimensión de la tragedia va a mover muchas conciencias y planes de actuación. El suceso va a hacer que quienes tienen que resolver la cuestión, administración y ciudadanos, se pongan de acuerdo. Y que una vez se hayan apagado los reproches, la ciudad se ponga a trabajar para atajar este problema. No nos engañemos: es un problema complicado y costoso. Y llevará tiempo.

Algunos creen que se trata de coger una excavadora, derribar unos edificios que no reúnen condiciones de seguridad, y construir en el lugar viviendas dignas y habitables. Las cosas no funcionan así. Hay propietarios, expedientes de expropiación que llevan su tiempo, hay garantías legales, hay diálogos y negociaciones, hay presupuestos, hay diferentes administraciones implicadas, hay políticas sociales y, sobre todo, hay personas. Lo esencial es que se defina un plan de actuación a diferentes fases que lleve a resolver un problema que lleva años allí.

Recuerdo que en un pueblo ni muy lejos de allí, en Abanto-Zierbena, tenían un problema similar. Un asentamiento gitano en el barrio de Santa Juliana. Un asunto muy molesto para los habitantes del municipio. Hoy, aquellas casas ocupadas han sido expropiadas y derribadas y hay un plan social para las personas. El proyecto fue el resultado de un acuerdo de varias administraciones y un acuerdo con la gente implicada. Y llevó su tiempo.

En Zorroza deben cambiar muchas cosas. No es verdad que sea un barrio marginado. No lo es. Tiene muchas necesidades, como otros barrios de la ciudad. Tiene este asunto de la zona de La Landa. Y tiene el tren que lo atraviesa en superficie. Y tiene una carretera, ahora menos transitada, que parte el barrio en dos. Pero no es un barrio marginal. A la gente de allí le molesta que se diga algo tan incierto. Pero no es menos cierto que los sentimientos de estar marginados son un hecho. Y que, comparativamente, sienten que la regeneración de Bilbao, tan alabada, no ha llegado allí. Dicen que hay un Bilbao de dos velocidades. Ayer mismo hubo una manifestación muy concurrida que exponía ese sentimiento de abandono. Lo que ha ocurrido servirá para que Zorroza tenga su propio proyecto de regeneración y que la solidaridad de Bilbao llegue de inmediato.

Zorroza necesita un bálsamo. Un consuelo. Un gesto emocional por parte del Ayuntamiento para calmar y sanear los corazones. La trifulca política sobre el incendio ha sido lamentable. No se puede achacar el incendio al Ayuntamiento, como se ha hecho desde determinadas fuerzas políticas. Eso es carroñería política. El incendio tiene mucho de fatalidad y una parte de consecuencia lógica de una situación. Las autoridades están para trabajar por el bien colectivo, no para este espectáculo de reproches oportunistas.

Y en estas estábamos, cuando aparece la figura mediática que faltaba. El abogado Marcos García Montes ha anunciado que defenderá a las víctimas del incendio. Ya saben. Se trata de ese letrado, de monumentales bigotes y ropa cara, que se hizo famoso por defender a Rafi Escobedo por el asesinato de los marqueses de Urquijo. Defendió a Ruiz Mateos, a Jesús Neira, a Santiago Mainar, en el crimen de Fago; a la madre de Rocío Wanninkhof y a María José Carrascosa, la valenciana encarcelada en Estados Unidos por el conflicto en la custodia de su hija. Un tipo mediático. Un caradura. Esto, más allá del circo, no es positivo. Porque Zorroza necesita diálogo, trabajo en común y sosiego, soluciones. Y a este togado le va la marcha. Zorroza es un instrumento. Con este tipo de gente en el ajo, Zorroza y Bilbao entrarán en un bucle de demagogia. Y el incendio continuará hasta quemarnos a todos.

 ¡Hasta el próximo jueves!

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Audio:

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Un comentario en «¡Arde Zorroza! ¡Arde Bilbao!»

  1. Joder, joder!! Dice Blázquez «Esa muerte provocó que hoy tenga un camino de solución con la dotación económica recogida en los presupuestos generales del Estado tras el acuerdo del PP con el PNV.»

    No sé, pero aprovechar una muerte para justificar el pacto del Partido Regionalista Vascongado con los franquistas me parece demasiado incluso para José Ramón.

    Ya no es que el Deia sea como La Razón: es que es peor.

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